martes, 14 de abril de 2020

Un pequeño chicle y la Big Data







Un militante político clandestino (1) escribe de memoria en un pedacito de papel, tal hora, tal lugar y un par de señas y contraseñas. Pliega el papel hasta dejarlo del tamaño de un chicle pequeño, lo recubre de varias capas de cinta adhesiva, se lo da a un compañero que se lo lleva a la boca.

El compañero (2) traslada el chicle por la ciudad hasta dárselo a otro compañero (3), que le quita la cinta adhesiva, despliega el papel, lo lee, lo memoriza, le prende fuego, arroja los restos a un wáter y tira de la cadena.

No hay Big Data, no hay Internet, no hay encierro sanitario. Ni siquiera teléfono celular ni, por supuesto, correo electrónico. Hace de esto cuarenta o cuarenta y cinco años, pongamos.

Si a la tal hora en el tal lugar, 1 comparece y 3 no comparece y no hay “ratonera” (no capturan a 1 en ese lugar), 1 debe creer que 2 “cayó” (fue secuestrado) y se tragó el chicle –por eso no hay ratonera–, pero debe creer además que a esa hora los fascistas están torturando a 2 y que 2 está declarando.

El fascismo implica tortura, violencia física, dictadura de lo más terrorista del capital financiero imperialista (Dimitrov dixit). Todo lo que se parezca a eso, es parecido a eso, pero no es eso.  Si a todo le llamamos fascismo, cuando ocurre el fascismo carecemos de categoría política para designarlo con exactitud. El control social por Big Data, satélites, seguridad sanitaria, etc, puede ser autoritario, molesto, abusivo, pero no es, por sí mismo, fascista.

Fascista es el Estado de Piñera, que secuestra, tortura, mata, ciega, para seguir imponiendo el miserable modelo económico y la Constitución de Pinochet, la doctrina militar de la “Seguridad Nacional” al servicio del imperialismo, contraria a la “Defensa Nacional” por soberanía.

El protofascista gobernador Gerardo Morales de Jujuy dijo “…les vamos a poner una faja en la casa. Y le vamos a decir a los vecinos de la cuadra y de la manzana que esa familia, la familia Pérez, García, Morales o la que fuera, está en cuarentena. Y que, si sale, puede contagiar a alguien”. Big data sin Internet y con resabio de pogromos.

2 puede estar resistiendo la tortura, pinochetista o bordaberrista o videlista, en cualquier país del plan Cóndor, pero 1 debe creer que no, debe creer que a 2 lo quiebran los torturadores y por eso 1 no debe volver a los lugares que habitaba. Debe “saltar” (quedar “a monte”).

1 concurre, despistando posibles seguimientos, a un lugar desconocido por 2 (de otro compañero –4–), tras comprobar por contraseña preestablecida, que 4 no ha caído y 1 avisa, a través de 4, a la resistencia, de la caída de 2 y del riesgo de que caiga 3 (si 2 se tragó el chicle, el enlace no llegó a 3, pero 2 conocía una locación de 3 y puede estar declarándola., La organización debe tomar las medidas de seguridad correspondientes a las normas conspirativas, pero si la Inteligencia militar y policial hubiese tenido Big Data,  si hubiese tenido drones y satélites en los tiempos del Cóndor, si nos hubiese aislado sanitariamente controlando la calle y cada reunión, no se hubiese podido resistir de aquella manera. Hubiésemos quedado todos “congelados” y “desenganchados” de esa manera, igual que hubiese quedado 1 si 4 no respondía la contraseña.

El chicle es de grado 1 tecnológico. La faja en la puerta es el grado 0. Hoy la tecnología está a mil y la resistencia sube incluso el umbral tecnológico (en los coletazos de la “Primavera Árabe”,  los gobiernos asediados desconectan Internet).

Todos sabemos y Snowden aportó todas las pruebas fehacientes, que El Gran Hermano orwelliano está omnipresente desde hace al menos un par de décadas, así que todos nuestros datos son públicos, no tenemos privacidad. ¿Cuál es el problema de que se utilice Big Data para defensa de un ataque bélico biológico y para contraataque de seguridad social y sanitaria, con discreción?

Pregunto, aparte de que aquellos tiempos eran mejores sólo en que yo era más joven.

EL DESPISTAJE POR SEGUIMIENTO CIBERNÉTICO

Hoy llegó a Buenos Aires un vuelo con toneladas de ayuda solidaria china en equipos médicos y en cada caja de almacenamiento traían, debajo de las banderas nacionales, inscripta la frase del Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea”. Cuando mandó donaciones a Italia, China lo hizo con un poema de Séneca: "Somos olas del mismo mar, hojas del mismo árbol, flores del mismo jardín". A España con el proverbio: "Las buenas fuentes se conocen en las grandes sequías, los buenos amigos en momentos de necesidad", pero China, además de la poesía clásica, domina el 5G y la inteligencia artificial.

No dudó, cuando se vio agredida en Wuham, de aplicar el seguimiento cibernético caso por caso, hasta cortar la transmisión del virus, pero además de volar en ingeniería, caminó el territorio y ahora la tierra entera.

Los yanquis mandaron Big Data con Steve Bannon para las elecciones, para los Bolsonaro, para las fake news indiividualizadas, caso por caso, segmentadas para el law fare y, en plena pandemia, las únicas coordenadas que están transmitiendo son las de las posiciones cubanas y venezolanas a hostigar en el Caribe y, si les fuera posible hacerlo sin fracasar, a invadir.

Pero aunque Uruguay no es China, aunque nuestro gobierno no quiere a China ni a Rusia ni a Cuba ni a Venezuela ni a nadie que pueda ayudarnos y aunque China nos ayuda igual sin ningún reconocimiento del gobierno que la detesta, no podemos resignarnos a seguir modelos que han fracasado, el inglés que propone Asqueta, o el del patrón Trump, que cada día cambia la consigna.

Podríamos seguir el método chino, que es el exitoso, podríamos hacer lo que hizo Venezuela, que hoy, con 33 millones de habitantes, diez veces más que Uruguay, tiene el mismo número de infectados y de muertos que Uruguay (los que creen que los gobiernos mienten estas cifras por carecer de información, pueden fijarse en la de test realizados –cifra clave– y en el aumento de la cantidad de muertos por cualquier motivo respecto al mismo mes del año anterior. En Estados Unidos ese aumento en marzo fue el doble de la cifra que se reporta de muertos por COVID-19).

Venezuela, aún con desabastecimiento de gasolina, a causa del bloqueo, siguió exactamente todo lo que China le recomendó. Despistaje cibernético y casa por casa, reconversión industrial y de abastecimiento, bienes y servicios garantidos mientras dure la emergencia, la mayor cantidad de testeos y el mayor cuidado al personal de la salud.

Podemos hacerlo. Tenemos industria nacional de software suficiente, tenemos UDELAR, Pasteur, ALUR, MIDES, Sistema Integral de Salud, ANCAP, ANTEL, UTE, todos servicios públicos estatales, Central de Trabajadores única, con programa consecuente y preciso. No tenemos que estar como USA esperando cuál contrato multimillonario, si Microsof o Aple, se quedará con el negocio de la pandemia para proporcionarle el seguimiento por Big Data.

Si se cierran los puertos enemigos, los de quienes mandaron cañoneras a nuestro puerto para imponernos comercio desigual y la coyunda de la deuda, más temprano que tarde debemos recurrir a los amigos.

LA ÚNICA DEMOCRACIA PLENA

Nuestra libertad individual, nuestra privacidad, nuestra democracia, nuestra plenitud, no está en “denunciar” que China enseñó a México y a Venezuela (entre otros), solidariamente y entre todas las solidaridades que les envió, a usar el despistaje cibernético (López Obrador le dio bola parcial y total reconocimiento; Maduro, todo total –ya sabemos que la unión cívico-militar venezolana es totalitaria, je–).

Nuestra libertad, privacidad, democracia parcial e imperfecta es la humildad de sabernos vigilados por todos los poderes.  Somos carne de algoritmos para empresas comerciales, policiales, imperiales, sectarias, logísticas, incluso algunas resistentes al imperialismo, entre las cuales Cuba no es la menor. No depende de redes sociales ni de megavatios de contrainformación.

Hubo un tiempo en que la privacidad podía pasar por el aparato digestivo, protegida por sustracción en un envoltorio de cinta engomada, lúbrica. Hoy puede permanecer en nubes virtuales, saturadas de  datos y una alfiler o una aguja encriptada , desapercibida entre desinformaciones por sobreoferta de perfiles apócrifos o clonados, relacionablles e inabarcables, pero estamos hablando de una privacidad conspirativa, porque naturalmente, hoy tienen más vida privada los árboles que las personas en general.

Hace unos tres años, leí un informe sobre Venezuela de un general ruso que había comandado la asistencia a Al-Asad. No recuerdo el medio. Lo citaba Rebelión. El ruso detallaba los pro y los contra de la República Bolivariana ante una eventual invasión yanqui. Hincaba el pie en los contra. Los pro apenas los reseñaba, pero la reseña terminaba con una frase que me hubiera parecido increíble si no hubiese escuchado, más de una década antes, a un Contralmirante uruguayo que fue agregado militar en Egipto, decirme que después de la CIA, en los años setenta quienes mejor descifraban el mundo eran los cubanos.

El general ruso escribió, “también estamos nosotros y están los cubanos, que son los más competentes”. Se me erizó la piel. Recordé al Che en la entrevista con Liza Howard, cuando ella le pregunta si la indiscipllina militar y la burocracia son los dos principales problemas del gobierno cubano y él le responde, “nuestros dos principales problemas son el imperialismo y el imperialismo”.

No me gusta andar por ahí diciendo que hicimos del Uruguay “la única democracia plena del mundo”, porque nos tituló así el New York Times y el Washington Post. Es un problema nuestro.

Nosotros sabemos que nuestro pueblo no gobierna ni a las distribuidoras de alimentos ni al oligopolio de los medios, ni en el campo (la ARU y afines dice que “dona” lo que le hace poner al gobierno y casi todo se lo hace sacar de fondos esenciales (INIA, INAC) y el gobierno ni derecho a desmentir tiene), ni mucho menos en el capital financiero (porque yo le creo a Astori cuando dice que al capital financiero no lo podemos tocar, sé que no podemos, no tenemos esa fuerza, pero ¿no habrá sido "plutocracia plena" lo que quisieron titular?).

Y sabemos, desde los “Documentos de Santa Fe", que vivimos bajo amenaza, si no bajo tutela, de militares al servicio del Pentágono.

No vayamos a donde más gobierna el pueblo –democracia quiere decir eso, “gobierno del pueblo”–, a donde le expropiaron al Imperio trillones de dólares en proyección a 2030, a decir que 18 elecciones en 20 años son poco, que “Venezuela tiene que ser más democrática”. Todos tenemos que serlo. Y estamos lejos todos.

Procuremos que el Frente Amplio vuelva, pero que vuelva con la garantía de que el multimedio hegemónico con base en El País, no nos va a apretar de nuevo para quitarle deudas y darle nuevos créditos… intentemos volver con más chance de avanzar la democracia.

No pretendo que el yanqui nos declare “amenaza inusual y extraordinaria”, pero cuando analice la Big Data que no diga, mascando chicle de goma, “ouu, estous muchachous soun incouuurregibles”.

Hicimos mérito para que nos tomara el pelo. Quince años sin atrevernos a nombrar al imperialismo por su nombre.

Además, ¿qué cosa vendría a ser la democracia plena, literalmente plena, o sea: máxima, sin límites? ¿Fusilar acaso a los que suscribieron la donación burlesca, por ejemplo? No me parece virtuoso ni plausible. Ni Venezuela, ni Cuba ni China son democracias plenas. Ni lo fue la Rusia de Octubre, porque ni Mao, ni Lenin, ni Chávez ni Fidel eran maximalistas, porque rechazaban el terror.

La única democracia literalmente plena, máxima, sin límite, fue la de Maximilien Robespierre y Saint-Just. Procuremos otra cosa, una democracia más avanzada, progresista, sobre nuevas bases, y dejemos que de la plenitud se encargue Alain Badiou.

Hagamos mérito ahora para volver mejores. Ahora que el lobo no está, que está ocupándose de mentiras menos distendidas pero lo mismo burlonas, diciendo que despliega la flota en el Caribe para que el aumento de la demanda de cocaína por la pandemia en USA, no lo satisfaga un cártel que no existe, en un país que no produce cocaína.

El grupo perseguidor de Bolsonaro (el malla oro en las Rutas de América del Sur para no solucionar la pandemia), es Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Paraguay, Uruguay y Bolivia, causalmente “El Grupo de Lima”, pero Uruguay es un recién llegado a ese grupo perseguidor, todavía podemos rezagarnos bastante y refugiarnos en el pelotón donde tiran los chinos.

Si el gobierno uruguayo dialoga, articula con las fuerzas sociales y políticas, en un mapa cuyas paridades le permiten una fácil salida nacional, si tiene voluntad de hacer sustentable el aislamiento social necesario, "no hay intención de doblarle la muñeca", dijo bien Fernando Pereira.

Ahora, si nos censuran el Primero de Mayo y su orden es seguir reprimiendo a balazo de goma las ollas populares, paliativas indispensables ante el desamparo de los más vulnerados, por un Estado que al gobierno no le dio el tiempo para hacer añicos, si los gallos van a aprovechar la medianoche para sacar la LUC que haga impune la represión…

Ministro de gobierno Jorge Larrañaga, recuerde la señal del plebiscito que perdió, porque va a volver a perder.

Sabemos que está acostumbrado a perder, pero también sabemos que todas sus unánimes derrotas, no fueron batallando contra la Constitución. Mídalo.  Lo que van a hacer es inconstitucional.

Preferimos mil veces ganar debatiendo con tiempo y si es necesario volver a votar su “Vivir sin miedo”, sin miedo a que usted una vez gane.

Usted perdió el plebiscito en que el pueblo no le dijo SÍ a que se hiciera lo que usted ahora quiere hacer igual, lo que ya está haciendo si es orden suya seguir reprimiendo las ollas. Y no nos venga con el ponchazo de Sanguinetti de que "el que gana las generales gana todo", porque se parece demasiado a aquel Almirante que dijo “a los que ganan no se les piden condiciones”.

Wilson profetizó de aquel militar: “la historia no se va a acordar siquiera de su nombre, pero la historia nunca va a olvidar su frase…”. Y la verdad es que recuerdo el grado militar y el apellido pero no el nombre de aquel sujeto y la verdad que es una frase, y una seña, que conviene no olvidar.

Seña, contraseña, lugar y fecha. “Almirante Márquez. La Vuelta Ciclista.  El jueves en el parlamento”. Ahora que es legal, con todo lo que nos costó que lo sea.

No hay comentarios: