domingo, 23 de diciembre de 2012

Populismo y obrerismo en el caso Pluna


Los medios más fuertes, los supuestamente dominantes (pero no siempre domina el más fuerte) –la oposición–, descerrajaron los peores presagios sobre el costo que tendría para el Frente Amplio el caso Pluna. “El más duro golpe al gobierno del Frente en toda su historia.

Hice silencio. En mi opinión la oposición se estaba precipitando. No me sorprendió. Lo que se aproximaba era una prueba. Las actuales editoriales, academias y dirigencias de la oposición han demostrado no saber diferenciar las pruebas históricas de los errores históricos.

Para señalar sólo sus más gruesas confusiones: ellos consideran que la política luisbatllista de la sustitución de importaciones fue un error, cuando fue exactamente una prueba. El error fue –y ellos ni lo registran al expresarse– el desmantelamiento industrial y tecnológico posterior, que empezó antes de la dictadura, que la dictadura lo continuó, pero quienes lo plasmaron terminalmente fueron los gobiernos de Sanguinetti, Lacalle y Jorge Batlle, especialmente el de Lacalle.

La prueba Pluna empezó mal para el Frente Amplio, porque su gobierno carece de dos elementos fundamentales: estrategia política que aplicar y correlación de medios para aplicar una estrategia política.

Nunca tuvo el segundo en la medida necesaria. El primero, con todas las discrepancias que se pueda tener con Arismendi, Trías y Seregni (y que mantuvieron entre ellos), era un entramado de importante envergadura que hoy está deshilachado y menguante.

Cuando López Mena quiso jugar su papel, el gobierno no le dio medios para defenderlo –no los tiene, más allá de su pura pragmática de bloque de poder, sin praxis, sin teoría sobre la burguesía nacional, sólo la intuición discursiva de Mujica o de Tabaré– y la oposición lo desarmó con tres títulos y proclamó su victoria.

Olvidó la oposición –desde su ubicación, los medios más fuertes– que Mujica tiene muchos defectos pero, entre ellos, el políticamente más acertado es su audacia.

La imagen de Mujica en el mundo se ha fortalecido no únicamente por su sincera austeridad personal, sino también porque ésta se combina con las recientes leyes progresistas que ha votado su gobierno y en el caso Pluna, a ese conjunto que la oposición cataloga de “populista”, se ha sumado una resolución que –ganando puntualmente a López Mena para su bloque, que en sí mismo era un precio innecesario, pero las fuerzas así lo determinaron–, los medios forzudos salieron a editorializar de demagógico obrerista.

En la fórmula clásica “el pueblo y la clase obrera” lo importante es la conjunción. La opinión pública, cada vez más independizada en las redes y por la experiencia, percibe la prueba, sabe que ni con Campiani ni con Varig ni anteriormente, se logró transferencia de tecnología ni apropiación industrial (aquellas pautas del viejo Deng, el tío político de Xi Jimping), y que nada aseguraba que se lograse con López Mena (más acá de que no nos es indiferente cómo respondan en la revolución continental -la nuestra es una revolución continental o no es- los distintos apoyos financieros de Mena o de Campiani).

La percepción popular y obrera no ha resultado en el sentido que presagiaban los agoreros de los medios, porque el Frente sigue teniendo espasmódicos reflejos obreristas y populistas que, de vez en cuando, le permiten actuar sin complejos por fuera del canon, pero para logros puntuales de corto alcance. El caso debería motivarlo como fuerza política organizada, pensante, para actuar sobre las correlaciones de medios y para reelaborar teoría.