lunes, 20 de noviembre de 2023

Fernández entrega la banda presidencial a su Frankenstein

 

Trece alertas de la experiencia de Argentina:


1) La derechización la gana la derecha (ya lo habíamos advertido cuando Dilma se tiró al centro y cuando Moreno se presentó de centro y siguió de largo a la derecha).


2) Un candidato que hace toda su campaña en los medios de derecha, es porque les es afín. Magnetto lo sabe, la embajada lo sabe, el pueblo lo sabe y, por su puesto, lo saben Fernández y Massa, clarinistas, más o menos sedicentes peronistas. El peronismo es complejo. Difícil de entender en toda su profundidad. Igual que cualquier otro movimiento político que quiera ser entendido en profundidad con toda su complejidad.


3) Alberto para insultar a un empresario los insultó a todos y, no sólo no pidió disculpas a los otros, sino que terminó permitiéndole a Rocca (Techint) los despidos. Y encima le pagó la mitad de los sueldos, la mayor parte del “gasto”, a todos los grandes empresarios, una transferencia de riqueza del pueblo a la oligarquía, aún mayor que la que efectuó el mismísimo Macri. Lo primero para hacer con las derrotas es leerlas. ¿Qué nos trajo hasta acá?


4) La famosa “grieta” de la TV hegemónica argentina, que en mi barrio se llama lucha de clases y en todo el mundo es estructural, con Milei se va a profundizar. Nunca estuvo cerrada ni lo va a estar mientras haya Imperio. Por eso, cuando Alberto, Solá, Beliz, Cafierito y cia saltaron al lado de Piñera, con Bolsonaro, con Añez, con Vizcarra, con Lacalle Pou, con Uribe y, lo peor, con Bachelet y Borrell, en el voto contra Venezuela en Ginebra, no cerraron la grieta. La cruzaron, igual que Massa cuando propuso “unidad nacional”, con Morales, Larreta, libertarios y al propio Milei, en pleno debate presidencial televisado. La “unidad nacional” es un chascarrillo brincador.


5) Así Massa salió a ganar el voto de Brandoni y de Etchecopar. Por un par de votos de viejos burgueses reaccionarios, perdió la juventud y las villas, que lo percibieron “el político profesional por excelencia”, lo peor que se puede percibir a alguien cuando pasó el dólar de 60 peses a novecientos y la inflación al 135 % anual y creó dos millones más de pobres en poco más de un año de ministro de economía, entre el 40 % de pobres, récord del gobierno de Alberto, con 10 % de indigentes y 60% de pobreza infantil. ¿Y qué esperaban? ¿No perder aunque fuese con un psicópata que prometió terminar de pudrirlo todo de una vez? En los balotajes no se vota a favor. Se vota en contra.


6) Alberto-Cristina-Sergio Tomás (más allá de los discursos de izquierda de Cristina que siempre terminan en candidatos de dercha) profundizaron la crisis económica macrista sin embargos, sin bloqueos, sin medidas coercitiva unilaterales de USA, sin que Venezuela fuera a Ginebra a pedir que sancionaran a Argentina, sin que le secuestraran aviones ni les robaran buques. El desastre de la macroeconomía no se los indujeron, ni a De la Rúa. Al único que realmente desde el norte “le bajaron la palanca” fue a Alfonsín, quien se quebró y concilió. Es una cuestión de clase. Las mismas contradicciones y limitacioneas de las burguesías nacionales.


7)El quiebre de Cristina, más literario, de texto y contexto, trató en subtexto a sus militantes de cornudos, patéticos y ridículos, cuando les dijo “el acuerdo de Guzmán con el FMI es un desastre, vamos a renunciar a la jefatura de diputados para no votarlo y después, en las elecciones, vayan a votar a Massa, que no sólo votó el acuerdo desastre inflacionario sino que fue el principal operador para que la oposición lo votara aprobándolo en el congreso”. La lealtad debería ser recíproca. Pero parece que los dirigentes la conciben sólo de abajo hacia arriba.


8) Esta acción discursiva, se enmarcó en una nueva caracterización, postgramsciana, de la militancia. Literalmente, “la militancia es la gilada que siempre nos va a votar igual enrosquemos a quien enrosquemos a la presidencia”. Fue refutada por la Provincia de Buenos Aries. La gilada no votó a Massa presidente, pero se aseguró a Kicillof gobernador. Los tontos son tontos porque creen que los que no son tan tontos son giles.


9) Magnetto humilló a Alberto. Lo obligó a fingir intento de expropiación de Vicentín, lo obligó a simular reforma judicial, pero lo sacó de las casillas cuando le dijo que aumentaba las tarifas y que tampoco le aceptaba un congelamiento de tarifas en el futuro. Ya había logrado que Alberto avalara toda la deuda de Macri. Y cuando en las elecciones de 2021, la izquierda se convirtió en la tercera fuerza política argentina, Magnetto y además los medios peronistas, la ningunearon, ni la mencionaron, para renombrar en todos los ámbitos al fantoche que había entrado cuarto, hasta convertirlo en la estrella rutilante y más vista de la televisión y de todas las agendas, para que desplazase a la izquierda del lugar de expresión del descontento. Hicieron de Milei un espantanjo y el esperimento les salió bastante fallido. Sólo a Milei podía ganarle Massa, pero sólo a Massa podía ganarle Milei, Finalmente, Frankenstein le ganó a Drákula.


10) Tras hacer suya la deuda con el FMI y condonar políticamente a Macri, Alberto, con el asesoramiento de Beliz. Secretario de Estrategia, antiguo compañero de Alberto en las listas electorales encabezadas por Domingo Cavallo, el ídolo de Milei (listas que incluían a Santilli, el vice de Larreta), Alberto le dijo al periodista Novaresio, que el mejor preparado para gobernar era Massa. Sucesor perfecto, en pleno debate televisivo, Massa acató la orden yanqui de alineamiento incondicional con Israel contra Palestina. No hay por qué asombrarse de que el pueblo comulgue con quien le llama “casta” a la casta. Milei es casta superlativamente, pero al menos durante un tiempo intentó disimularlo.


11)Perón tuvo el gobierno en dos épocas distintas y pudo aplicar la política económica de Gelbard, la Junta Nacional de Granos y el control de precios con Revestido –su Ministro de Hacienda en la primera época–, pudo transformar necesidades en derechos, lema común del Manifiesto y de Eva, la Constitución del 49… Nstor tuvo el gobierno y pudo recuperar el país, liderar lo mejor del continente y dejar planteados los ejes de avance… Cristina tuvo el gobierno y pudo consolidar derechos que faltaban, enfrentar y derrotar la prepotencia oligárquica del macrismo, pero Alberto fue impotente (“lo único que no puede ser el peronismo”, según Tomás Rebor), melifluo, cholulo en su eurocentrismo, por lo tanto colonialista e imperialista, del mismo tipo que Lusteau y que Massa. La diferencia de Milei es que piensa lo mismo pero sin parafernalia. Massa es más yanquicentrista que eurocentrista. En eso se parece a Milei. Y en que ambos son seguidores de Rudolph Giulliani, el abogado de Trump por el golpe de Estado en el capitolio. Pero Massa en el debate presidencial, le ganó a Milei el título de mayor discípulo de Giulliani, “lo apliqué en Tigre y voy a aplicarlo en la nación”. “Me parece bien”, contestó Milei, concesivo, tolerante, consensual incluso, “ pero te estás metiendo en juridicciones provinciales; no violes la ley” (se dio el lujo de un fino cinismo).


12) Victoria Villarroel es aún peor que Milei. El kirchnerismo, que fue constantemente agraviado en los debates ante 30 millones de televidentes, durante más de diez horas, sin que nadie lo defendiera (se ensañaron contra Cristina igual que si estuvieran hablando de Hitler, de algo indefendible y vituperable por sentido común), ha perdido credibilidad. Cuando Cristina haga discursos antiimperialistas, de izquierda, su audiencia se va a preguntar si es para terminar votando a Rubinstein o acaso al propio Milei para que no gane Villarroel en caso de que (es probable) a la agenda, al espectro y a la cultura política argentina, la sigan corriendo a la derecha para que a Milei, lo suceda en la presidencia, quien si no Victoria Villarroel. Crearon un Frankenstein pero en realidad son dos Frankenstein. Ya tienen para el próximo balotaje. Ojalá que no puedan. Ojalá que esté Bregman para contestar “son treinta mil y fue genocidio”. Massa no lo contestó.


13) Lo del principio, pero con especial énfasis para Uruguay: La derechización la gana la derecha. Nos pasó con Daniel Martínez, a nuestra escala, en menor medida, con resultado menos catastrófico y más reñido, pero nos pasó. Son alertas.


jueves, 31 de agosto de 2023

Milei y Bulrich se apuraron

 




Escribo estas líneas cuando acaba de darse a conocer las últimas encuestas que dan a Javier Milei presidente en primera vuelta de las elecciones generales de Argentina en octubre.


En los próximos días, los coincidentes pronunciamientos de Milei y de Patricia Bulrich respecto a los BRICS+, pueden estar arruinándole al macrismo la jugada. Ambos fueron taxativos: “estamos alineados con EEUU e Israel y nos vamos a ir de los BRICS+”.


¿Y si Estados Unidos quiere que Argentina no se vaya de los BRICS+?


Massa puede consolidarse el mejor candidato de la embajada. Lo escribo ahora, cuando todas las encuestas dan presidente a Milei a más tardar en segunda vuelta, en noviembre.


Desde que se anunció que la XV cumbre BRICS se realizaría en Johanesburgo, Sudáfrica, del 22 al 24 de agosto, la mayor preocupación que mostraron los medios allegados a los BRICS fue que, entre los 40 países que ya expresaron su deseo de entrar al BRICS+ y los 23 que presentaron petición formal de ingreso colmando los requisitos, fuese a colarse algún “caballo de Troya”, que luego se dedicase a paralizar o, al menos, a ralentizar, el impulso al nuevo orden multipolar del mundo.


BRICS es un mecanismo democrático, a diferencia de los de Bretton Woods. En el FMI, por mal ejemplo, el voto de EEUU vale 16 en 100 y con el 15% se puede vetar cualquier resolución. Es decir, EEUU, de hecho, es el único que tiene poder de veto en el FMI. Es el dueño del FMI y también ése es motivo de confrontación con China, que considera que su aporte al FMI, donde no pincha ni corta, carece de suficiente correspondencia.


En cambio en los BRICS, ahora BRICS+, cada país vale un voto. No trascendieron las deliberaciones a puertas cerradas previas al anuncio del presidente sudafricano, Ciryl Ramaphosa, de que a Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, se han sumado Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Etiopía, Irán, Egipto y Argentina, para formar el BRICS 11, o BRICS plus, o el acrónimo BRICSEIAEAE, pero podemos suponer algunos vetos y trascendieron algunas propuestas ocurridos en esas deliberaciones.


El más señalado por la prensa “occidental” de tener intención de que la cumbre no dispusiera nuevas integraciones, fue India. En realidad la intención de que la cumbre no prosperara la tuvo siempre “occidente”, que “apretó” a varios gobiernos invitados para que no asistieran a Johanesburgo (sin mayor éxito: fueron todos menos Argentina, que tenía a su ministro de economía, Sergio Massa, en Washinton negociando un desembolso del FMI para pagar deuda al mismo FMI y, en parte, pagar a Catar y otros, quienes le prestaron para pagar el anterior vencimiento al FMI, al presidente, Alberto Fernández, pidiendo paz social ante los saqueos organizados o espontáneos en varias provincias argentinas y en el conurbano bonaerense y al canciller, Santiago Cafiero, “a un lado del camino mirando el humo mientras todo pasa”. Se perdieron la foto. O les hicieron perdérsela).


Por supuesto, también procuró “occidente” que India boicoteara las iniciativas de ampliación BRICS+ en la cumbre. Oportunismo no le faltaba. India había aceptado con poco entusiasmo el pedido de Rusia de que le pagase en yuanes el petróleo. India recelaba con razón de la mayor influencia china en el área del sureste asiático y en el mundo, en momentos en que India empieza a superar a China en crecimiento económico y en población. Es posible que el no ingreso al BRICS+ de la pujante economía de Indonesia, por ejemplo, país mayoritariamente musulmán, de fuerte influencia política china, se haya debido al veto de India. Lo mismo el no ingreso de Pakistán.


Pero India fue ampliamente compensada por sus asimetrías actuales con la integración de Egipto y de Emiratos Árabes Unidos al BRICS+, dos países recientemente visitados por el primer ministro indio Narendra Modi, donde India goza de relaciones privilegiadas históricamente. Recordemos que con Egipto, en tiempos de Nehrú y de Nasser, ambos países fueron fundadores y puntales del Movimiento de los No Alineados y sus vínculos se han mantenido muy estrechos en el tiempo. De EAU y de todo el Consejo del Golfo, India es tan importador de petróleo como China. Casi lo mismo de Arabia Saudí y de Irán. El área de influencia de India salió fortalecida con estas incorporaciones, seguramente ya previstas, con anticipo diplomático chino sin la menor mezquindad, en la reunión bilateral que el 21 de agosto mantuvieron Xi Jinping con Ramaphosa en Johanesburgo antes de que la cumbre comenzase. Xi y su comitiva llegaron con antelación, en yunta con Sergéi Lavrov, el G2 Chinorrusia.


También Rusia impuso un veto con suficiente adelanto. En este caso a Macron, que pidió participar en calidad de observador en la cumbre de Johanesburgo. Putin le dijo que no se vistiera, que no iba. Pero María Zajárova dejó en claro, que no por eso se impediría el ingreso o la visita de países “occidentales”, sino sólo a aquellos que tienen a Rusia sancionada. Obvio.


Brasil y China, los dos socios comerciales principales de Argentina, apostaron con riesgo y fuerza por igual, logrando consenso para el ingreso de Argentina al BRICS+, pero a la vez en Johanesburgo, el presidente de Brasil, Lula, el de China, Xi y el canciller de Rusia, Lavrov, se reunieron cada uno aparte, con Luis Arce, presidente de Bolivia, que podría sustituir a Argentina en caso de que el 10 de diciembre Milei sea presidente y se mantenga en sus 13.


De todos modos, acaso la reunión más importante de la cumbre de Johanesburgo, fue la bilateral entre Xi y Modi, quienes anunciaron caminos de solución a todos sus diferendos, incluso a las disputas territoriales fronterizas. Porque esto viene a completar la creciente pacificación que se está dando en Asia suroriental, Asia central y ahora muy especialmente en Asia occidental, juntando por primera vez en un mismo bloque, el BRICS+, a Arabia Saudí e Irán, muy recientemente restablecidas las relaciones diplomáticas entre ellos, terminada la guerra de Yemen entre ellos y coincidentes de reincorporar a Siria a la orgánica musulmana (de más de mil ochocientos millones de habitantes), todo por oficio de la diplomacia conducida por Wang Yi desde Beijing. Durante siglos, pero más intensamente en los sesenta años más recientes, “occidente” se dedicó a destruir Asia occidental. Rusochina se está dedicando a reconstruirla desde hace un par de décadas y está ganando la partida.


En octubre de 2024 se celebra la XVI cumbre BRICS en Kazan, tercera ciudad de Rusia, capital de Tartaristán, región de mayoría musulmana, aunque en Kazán conviven en números similares cristianos ortodoxos y musulmanes. Allí, si nadie se opone, se va a integrar al BRICS+ a otros tantos países tal vez, pero con casi toda seguridad, entre ellos, Kazajistán, Venezuela, Bolivia (si no entró antes) y el mecanismo multipolar, que ya logró el objetivo de controlar el precio del petróleo y el de la autosuficiencia en la cadena de suministros, pasaría a contener en su ámbito, más del 90 % del petróleo del mundo. Eso no es sólo petróleo. Es también Petroyuan. O, ya en 2024, moneda común del BRICS+, en sistema de transferencias internacionales multipolar alternativo al SWIFT, para reemplazar setenta años de acostumbramiento al Petrodólar por moneda de referencia. La desdolarización comercial lleva tendencia exponencial desde el inicio de la Operación Militar Especial de Rusia en el Donbás y en Novo Rosiyia (el dólar era nomás “una divisa respaldada en armas”, que dijo Paul Krugman, premio Nobel en 2008), pero desdolarizar también el sistema de transacciones (que se está haciendo hasta el momento de modo bilateral para monedas nacionales, también tendencia exponencial) y reemplazar la moneda de referencia del principal comoditie, es requisito para desdolarizar las reservas. Todo a su tiempo y en su orden.


Ya Sergéi Glacyev, el ministro de macroeconomía para la Unión Económica Euroasiática está trabajando en ello. Impedirlo no va a ser tarea de Egipto, por mucho que se haya especulado antes de la visita de Modi a El Cairo y de Al Sisi, presidente de Egipto, a San Petersburgo, a reunirse con Vladimir Putin, donde seguramente se transó toda una hoja de ruta para que la elusión del canal de Suez por el Corredor Norte Sur de Rusia-Irán-India, no perjudique al país de la pirámides. Podría ser en cambio, tarea de Milei (sistémico a lo exógeno, tal cual dice Rafael Bayce).


Sólo tendría que asumir la presidencia diciendo: “estamos alineados con EEUU e Israel y en consecuencias vamos a preguntar en la embajada qué hacer respecto al BRICS+”.


Y los gobernantes yanquis van a ver si no les conviene más un caballo de Troya en BRICS+ que evitar créditos del Nuevo Banco de Desarrollo (el banco del BRICS ampliado), presidido por Dilma Rousseff, a Argentina, banca multilateral que, a diferencia del FMI, no es injerencista, no se mete en la política ni en la planificación económica de sus países miembros.


sábado, 12 de agosto de 2023

El viejo topo asoma en el Sahel

 

Manifestación de apoyo a Tchiani en Níger

Marx tiene categorías literarias predilectas para caracterizar políticas. Una es inglesa, el robinsonismo; otra francesa, el tartufismo. Para la revolución en sí, reserva Shakespeare. En el Manifiesto del Partido Comunista, usa, para presentar la revolución, dos comparaciones que hace El Bardo: el padre de Hamlet con el fantasma (que en el Manifiesto recorre el mundo) y a Robin Goodfellow, en Sueño de una noche de medioverano, que alude al viejo topo de la historia y en el Manifiesto es el papel de la Revolución en ella.


Pero referido precisamente al colonialismo europeo, su referencia literaria es Tartufo. Escribió Marx en el New York Daily del 16 de septiembre de 1857. “El Times de Londres carga las tintas (contra los cipayos de India) no solamente por pánico. Proporciona a la comedia un tema en el que Moliere mismo no había reparado, El Tartufo de la venganza. (…) John Bull (equivalente de Macron) necesita estar inmerso en gritos de venganza hasta las orejas, para hacer olvidar que su gobierno es el responsable del mal que se incubaba y de las dimensiones colosales que ha permitido que adquiera”.


¡Golpe de Estado!”, “¡Autoritarismo!”, “¡Devuelvan la democracia!”, grita el presidente francés y amenaza a Níger, primero con una invasión de cipayos, luego con caza propio violando cielo nigerino, reportado el miércoles por Niamey y yihadistas liberados por tropas francesas, del mismo reporte. El martes para mayores gritos de venganza, se hizo presente en Níger la funesta Victoria Nuland. El gobierno no la recibió pero la vicesecretaria de Estado de Biden dio instrucciones a las tropas yanquis en el terreno.


Lo mismo grita Biden, “para hacer olvidar que su gobierno (igual que el de Francia) es responsable del mal que se incubaba y de las dimensiones colosales que ha permitido que adquiera”. Sin embargo, Marx se equivoca en que Moliere no reparó en los tartufos de la venganza. Acaso no en su comedia, pero los tenía bien presentes en su propia vida.


Tartufo es el más célebre de los hipócritas y falsos moralistas, un personaje y el nombre de una comedia de Moliere, que hace 44 años vi ensayar y protagonizar a Luis Cerminara. En aquellos años, Cinemateca estaba exhibiendo la película Moliere, de Ariadne Moutchkine y tenía una escena en Versalles donde Moliere, encargado por Luis XIV de los fuegos artificiales de una fiesta, le soporta al rey grititos de venganza ante su pasividad rebelde y le contesta, falsedad a falsedad, “oui, Lui, Lui”, mientras piensa otras cosas. Moliere detestaba los fuegos artificiales.


El Moliere de la Moutchkine, el verdadero, fue casi un director de murga por la vida trashumante que llevaba de tablado en tablado, a marcha carreta, hasta que sedujo a Luis XIV, “oui, Lui, Lui”. Entonces pasó su genio a ser el todavía obsesivo amante de un teatro dedicado a la vida aún entre las intrigas de la corte y aún si, para eso, él mismo tuvo que emplearse en parte en el tartufismo. Tartufo era toda la hipocresía de Francia, del clero, de la nobleza, pero en la escena final aparecía la orden de “Lui, Lui” para condenarlo.


Recientemente vi en Alfabeta, el Moliere de Laurent Tirard, con la magnífica actuación de Fabrice Luchini en un pasaje de Tartufo, pero Tirard se vale de la obra de Moliere, desempolvando pasajes de sus comedias y mostrándolo humano, creíble, a costa de un inverosímil brillo de época que Moutchkine destruye en las seis horas de rigurosa biografía de Moliere en su propia época, cuando tenía razones y daba motivos para ser perseguido por la iglesia, recelado por la corte y tartufeado por el rey. No se puede decir que el Moliere de Tirard sea el de la Francia de Macron. Tiene crítica de las clases que Moliere criticaba y un abordaje libre y desprejuiciado de la psicología de sus personajes. Pero sí que es de Macron la Francia de este Moliere. Salí del cine pensando “qué lindo sería vivir en el siglo de Moliere en el Reino de Francia”, como aquella multimillonaria yanqui que a la salida de Lady sing the blues declaró que si volviera a nacer, querría nacer negra en el barrio de Billy Holliday.


El tartufismo de las recreaciones occidentales de la historia, sobre todo cuando refieren al racismo, es históricamente insuperable.


Hoy el Tartufo indignado y vengativo ante las acusaciones en su contra de Burkina Faso, Mali, Guinea, Argelia, Mauritania, el Saharaui y ahora Níger, entre otros del Sahel, primero dice que sus 1.500 tropas sumadas a las 1.200 de Estados Unidos en Níger y a varias ramales de Alkaeda, armadas de última generación con decenas de miles de dólares y euros en armas que iban (algunas quizás en principio fueron) supuestamente a Ucrania, pero, a través del mercado negro terminaron en la frontera de Níger con Burkina Faso y con Mali, “restaurarán la democracia” (Macrón le hace bullying a la democracia).


Pero sin ningún apoyo popular manifiesto, todas las fuerzas neocolonialistas fueron superadas por el ejército Nacional del general Abdurahaman Tchiani, el 26 de julio, cuando instaló un “regimen autoritario” (lo “descansan” al autoritarismo) en Níger.


Enseguida los “no solamente gritos de pánico” crecieron de volumen. Dijeron que las manifestaciones multitudinarias en toda esta semana de apoyo a Tchiani, que nunca tuvo Bazum (su predecesor cipayo), quien ganaba elecciones que tenía que repetir cada año por fraudulentas y cada año volvía, con falsa devoción, a hacer el fraude sin ningún apoyo popular, “serán aplastadas por una coalición de estados del oeste africano antes del domingo 6 de agosto”. El viernes 11 Francia, en comunicado oficial del Ministerio de Exteriores, dio luz verde a la invasión, apoyando una resolución de Nigeria del 10 de agosto que moviliza tropas de reserva .


Llegaron los Wagner a Níger la semana pasada. Tchiani llamó a movilización general, pasó el 6 de agosto, el 7, el 8, el 9... y esta prolongación de la guerra de Ucrania, que fue, a su vez, prolongación de la guerra de Libia, está esperando los hipersónicos que la saquen del Sahel a París-New York. ¿Qué les advirtió Putin sobre la guerra moderna?

Macron “necesita estar inmerso en gritos de venganza hasta las orejas, para hacer olvidar que su gobierno es el responsable del mal que se incubaba y de las dimensiones colosales que ha permitido que adquiera”. Lleva décadas saqueando Níger. La multinacional Orano-Areva no tuvo reparos en dejar al aire libre millones de toneladas de lodo radiactivo que contaminan el agua potable. Por ejemplo, la mina de Cominak en Arlit, en el Sahara, explotada por Areva-Orano durante cuarenta años y que lleva dos años cerrada, vertió unos 20 millones de toneladas de lodos radiactivos, cuyas partículas se dispersan al viento con todas las terroríficas consecuencias que conlleva, pero las casas de barro de los trabajadores de las minas, una vez que cierran, nos cuenta Ermelinda Malcotte, activista de derechos humanos desde Bruselas, en Data Urgente, “son destruidas por los franceses para no dejar evidencia para un juicio”. Que la radioactividad se esparza por todos los rincones de Níger donde casi dos mil trabajadores mineros desocupados se están buscando la vida nuevamente.


Mientras tanto, Tchiani cortó la salida de uranio hacia Francia, donde el combustible nigerino alimentaba el 30% de las centrales nucleares que dan luz al país galo. En retaliación, París-New York impuso sanciones a Níger que lo dejaron en un 80% a oscuras, porque la neocolonial británica Nigeria las acató y, en cuarenta años de saquear el uranio nigerino, Francia no permitió a Níger ni una solo central energética. No es raro. África produjo la mayor parte del oro de Europa del siglo y está todo en bóvedas de bancos europeos, mientras en los bancos centrales africanos no hay nada. Cada tanto va Tartufo a darle a África, en “ayuda humanitaria”, alguna migaja del banquete que le roba.


En Níger, la mortalidad infantil es del 11,5 % (tercer lugar del mundo), la esperanza de vida promedio es de 52 años para los hombres y 54 años para las mujeres. Más del 40 por ciento de los niños menores de 14 años trabajan en minas de uranio para Francia, enferman, mueren sin posibilidad de tratamiento. Es el resultado de décadas de explotación estadounidense y francesa de un país repleto de oro, diamantes y uranio.


Moshen Abdelmoumen, periodista argelino, denuncia: “En cuanto a la lucha contra los yihadistas, ¿desde cuándo lucha Francia contra el yihadismo? ¿No es el ex ministro de Asuntos Exteriores de Hollande, Laurent Fabius, quien declaró que Al-Nusra “estaba haciendo un buen trabajo en Siria”? ¿Francia no acogió, supuestamente en nombre de los sacrosantos “derechos humanos”, a los asesinos del pueblo argelino y todavía hoy da asilo a individuos considerados terroristas por el Estado argelino? ¿Quién se manifiesta cuando quiere en las calles de París? ¿No entrevistó recientemente el canal France24, la voz del Quai d’Orsay, al jefe de AQMI?


La Operación francesa Barjan en el Sahel nunca tuvo la intención de luchar contra el terrorismo, solo sirvió para proteger el robo de riqueza por parte de las multinacionales, incluido el oro de Mali. Hace unos días el general Tchiani explicaba muy bien la situación: “Hemos localizado a menudo a los terroristas, pero cuando pedimos atacarlos para eliminarlos, el presidente Bazum (hoy preso) nos dijo que primero pidiéramos permiso a los franceses. Pero nuestros soldados caían en el frente y Francia no hacía nada… Decidimos hacer lo mismo que Mali y Burkina Faso”.


Usted no deduzca nada. ¿Cuándo Níger es autoritarismo? y ¿cuándo es democracia? Biden y Macron se lo van a decir.


¡Qué semejantes tartufos de la venganza se perdió Marx para sus crónicas del colonialismo!

domingo, 6 de agosto de 2023

El método Hiroshima

 


Cuando Estados Unidos era el país dueño de los cielos, capaz de imponer las zonas de exclusión aéreas que le convenían y de bombardear desde los cielos cuanto les convenía, el 6 de agosto era algo más que la conmemoración de la primera bomba atómica lanzada sobre una ciudad, la de Hiroshima, en 1945, lanzada por EEUU, y la otra, tres días después, sobre Nagasaki, dejando doscientos diez mil muertos en el acto e infinitas generaciones de niños afectados en sus formaciones por la radioactividad (otros hablan de 110 mil: La cifra es lo de menos, tanto una como otra cuentan lo mismo —un genocidio, un crimen de guerra, la eliminación de mujeres, niños, viejos y demás población civil, y los otros animales que también vivían en aquellas ciudades. Es la conmemoración del inicio de un método existencial.


La bomba atómica sobre Hiroshima fue militarmente innecesaria en absoluto para derrotar a Japón, que ya estaba vencido, tal cual este año reconoce una película de Hollywood sobre el principal científico encargado de engendrar la bomba, “Oppenheimer” de Christopher Nolan, que hoy está en boga. En su reseña de la película para la revista El cohete a la luna, Marcelo Figueras dice:


Porque Hitler murió a fines de abril del ’45 y Alemania se rindió a comienzos de mayo, pero la Casa Blanca y el poder militar no aflojaron su presión en pos de la bomba. Y Oppenheimer comenzó a entender que apuntar los cañones hacia Japón era la excusa práctica, dado que la isla proseguía su ofensiva bélica, pero que la verdadera razón de la presión era en primer término la Unión Soviética —a pesar de que circunstancialmente eran aliados— y, en último, la supremacía mundial. Frenar el carro a esa altura debe haber sido materialmente imposible, y además Oppenheimer había echado sobre el paño verde de la apuesta su prestigio científico.


El día de la bomba sobre Hiroshima quiso mostrarse triunfal delante de los trabajadores de Los Álamos y alzó las manos entrelazadas encima de su cabeza “como un campeón de boxeo”, dicen, mientras se lo vitoreaba. Entre las cosas que atinó a decir, una fue: “Qué pena que no alcanzamos a usarla (a la bomba) contra la Alemania nazi”. Porque a esa altura intuía ya que volar por los aires a Hitler y a los SS hubiese sido algo muy distinto de pulverizar a un montón de japonesitas y japonesitos. Sospecha que se volvió amarga días después, cuando de forma por completo innecesaria una segunda bomba borró Nagasaki del mapa”.


La película no muestra el bombardeo del lado de sus víctimas. Su centro son las tribulaciones del científico. La humanidad ha producido Auschwitz y el cine lo ha mostrado; lo ha mostrado del lado de sus víctimas; ha producido Hiroshima y lo ha poetizado, “Hiroshima mon amour” o lo ha psicologizado, “Oppenheimer”, pero del lado del victimario. Mientras nos horrorizamos una y otra vez, en una sana reacción moral, ante las cámaras de gas, nos parece natural este método de exterminio. Porque Hiroshima es el método elegido por el vencedor estadounidense y sigue vigente.


Gunther Anders escribió en 1958 que las bombas atómicas lanzadas sobre Japón produjeron un hombre nuevo y fundaron una época radicalmente distinta, sin precedentes y sin vuelta atrás: Santiago Alba lo describe así: “del "todos los hombres son mortales" del estado natural y del "todos los hombres son eliminables" del lager se ha pasado, sin posibilidad de retorno, a la premisa silogística de la nueva era: "la humanidad entera es eliminable". Podemos decir, de hecho, que la humanidad no existía antes de Hiroshima; podemos decir que la Humanidad es el resultado de la bomba. Al contrario de lo que pretende Costanzo Preve, la Humanidad no produjo Hiroshima sino que es un producto suyo: antes había clases, naciones, individuos y la Humanidad constituía apenas el Sujeto ilusorio bajo el que se trataban de emborronar diferencias irreconciliables. La bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, con su latencia de Holocausto, constituye a la Humanidad por vez primera, pero como objeto de amenaza, como unidad negativa susceptible de destrucción. Ni la globalización ni la televisión ni la revolución tecnológica: desde el 6 de agosto de 1945 existe la Humanidad; desde el 6 de agosto de 1945 —mucho antes de la invención de internet— todos vivimos ya en el mismo mundo. Y sólo porque ese mundo, dure lo que dure, estará siempre a punto de desaparecer”.


Ahora que, gracias a Assange y a través de su sacrificio, disponemos muy mediatizadamente de los cables que las filiales del cielo le enviaron a éste en los últimos años, tenemos unas cuantas piolas enjabonadas para tratar de treparnos, en un juego muy entretenido hasta que nos derriben con sus bombas verticales.


Fidel Castro tuvo razón desde un comienzo (leyendo, tal vez, otras filtraciones). En cuanto comenzaron las revueltas en el mundo árabe en 2011, pronosticó que la OTAN bombardearía Libia y se apoderaría de sus pozos petroleros. Cuba tiene fama de operar el mejor servicio de inteligencia detrás de la CIA (y en África, quizás, delante). Y antes Irak. Y después Siria, la Boabab (la mayor bomba después de “La Super”, la atómica) sobre Afganistán. Guernica, Durango (los primeros bombardeos aéreos) y el barrio judío de Varsovia (el primero discriminado a civiles; los tres por la luftweff nazi) revisitados sobre las capitales de Donest y de Lugans desde 2014, que entonces no tenían ni una sola batería antiaérea.


Cuando los cielos eran de Estados Unidos, fue con los bombardeos a Belgrado (1995 y 1999), que la OTAN comenzó a juntar a Rusia con China. Rusia, susceptible al carácter eslavo de los bombardeados, era previsible que reaccionara oponiéndose a su entonces aliado norteamericano, y China fue bombardeada en su propio territorio porque fue planificadamente destruida en el bombardeo la embajada china en Belgrado. Pero la OTAN debía reciclar su industria de armamentos y no había guerra fría para justificarlo. Había que bombardear Belgrado, aunque fuese militarmente igual de innecesario que Hiroshima, casi igual que Nagasaki, porque Nagasaki, ya probados tres días los efectos de la bomba, fue el comienzo del método Hiroshima. Aunque éste acaso fue inaugurado pocos meses antes, con el bombardeo indiscriminado angloamericano a Dresde, cuando ya Alemania se estaba por rendir en Berlín al Ejército Rojo.


En nuestro continente aplicaron el método a Ciudad de Guatemala en 1954, a Plaza de Mayo, Buenos Aires, 1955, a Panamá, 1989 y Kennedy fue asesinado por haber llegado tarde a aplicar el método a La Habana (pensando que con Bahía de Cochinos alcanzaba), por haber llegado cuando ya Cuba mostraba misiles soviéticos a 150 kilómetros de Estados Unidos.


La disuasión atómica está siendo superada por la disuasión hipersónica. Tendencialmente, ante una saturación misilística hipersónica no hay tiempo para respuesta ni convencional ni atómica. La velocidad puede ser más letal que la radioactividad. Por el momento la delantera hipersónica la lleva el campo multipolar, particularmente Rusia, China e Irán. Los cielos no son más de los aviones de la OTAN si no de la amenaza de los misiles hipersónicos rusos, chinos e iraníes, de hasta veinte veces la velocidad del sonido, de largo alcance, intercontinentales, de más de 18 mil kilómetros de trayectoria no lineal y por lo tanto, de momento, imposible de interceptar..


Aún así, quizás todavía no pueda la mayoría global asaltar los cielos que Estados Unidos esté perdiendo a la vez que decae su hegemón, pero la Humanidad en sí -y ahora amenazadamente también para sí-, existe y, en todo caso, los dioses o destinos, tal cual escribió Juan Rulfo, "nos han dado la tierra".


"La tierra y el camino".

viernes, 21 de julio de 2023

UN IMPUESTO A CHINA

 


La lucha de clases existe”, ha dicho Warren Buffet, uno de los mayores inversores de Wall Street. “La estamos ganando los ricos”, agregó.


Teniendo en cuenta que China terminó de sacar a ochocientos millones de la pobreza. No le quedó ni un solo pobre para festejar el centenario del Partido Comunista (PCCH) el 1 de julio de 2021. así que cantaron el “arriba los pobres del mundo”, el primer enunciado del himno “La Internacional”, como debe ser, como una bella historia del pasado, Warren Buffet tiene razón. “La estamos ganando los ricos”.


Si todo el pueblo chino sacó a todo su proletariado de la pobreza, guiado por éste, es porque cambió las relaciones de producción primero y, después, avanzó seguro en la confrontación al imperialismo, que es bastante más vasta que una competencia franca entre Estados.


Cuando China logró suficiente capital de Estado acumulado para desarrollar capacidades productivas más avanzadas que “occidente”, advirtió Deng Xiao Ping: “Enriquecerse es glorioso. Vamos a generar millones de multimillonarios y vamos hacia una sociedad donde todos estemos medianamente acomodados, pero jamás vamos a permitir que se forme una burguesía”.


En “occidente” no quisieron entenderlo. Dijeron que China se había vuelto capitalista, “neoliberal” incluso, que la historia había terminado.


En China, por su cultura marxista (el milenario “Imperio del Medio”, con todas sus peculiaridades filosóficas confucionistas, taoístas, budistas e incluso católicas, es la única civilización donde en política domina un pensamiento originalmente europeo, puesto que Marx, descendiente de judíos, nació en Prusia, mientras que en “occidente” siguen dominando atavismos indoeuropeos o teológicos asiático occidentales no marxistas), con todos los sincretismos religiosos que tenemos por doquier, y también en China, allí se sobreentiende que el carácter de clase tiene tres estadios: origen, situación y partido, siendo la toma de partido el fundamental. Deng no tuvo necesidad de explicarlo.


Si no se puede formar un partido burgués, ni una cámara empresarial burguesa, ni un club de bochas burgués (ni de ping-pong, digamos, peculiarmente), no hay burguesía, aunque ya es el país más rico del mundo, que el 1 de octubre de 1949, cuando triunfó la revolución, era, del par de centenas de la ONU, el último de la lista, el más empobrecido del mundo.


Aquel año la echaron de la ONU porque los imperialistas no reconocieron la República Popular. China defendió su revolución, “con 70% aciertos y 30% errores” pero con el Ejército Popular de Liberación enfrentando atentados, sabotajes y bloqueos de los neocolonialistas japoneses y occidentales que hasta grandes hambrunas le costó. Recién veintidós años después, a prepotencia de trabajó, obligó, logró que la reintegraran a la ONU.


Entonces ahora, que es tan rica como es, al presidente francés, Emmanuel Macron, se le ocurrió, hace dos semanas, anunciar que propondrá en el próximo G-20 (en Delhi) instaurar un impuesto mundial a la riqueza de las empresas en blanco y al tráfico marítimo de mercancías. Es decir, un impuesto a China. La mayoría de los países del G-7 aceptaron pero China se opone.


Una sarta de propagandistas del Atlántico Norte vocifera que “al negarse a un impuesto mundial, los chinos están demostrando que no son socialistas sino capitalistas y neoliberales" (?) Sí, sí, sí. El ascendiente liberal lo tenemos todos los marxistas (“neoliberal” es el capital financierista; eso no es liberal). Y son socialistas y comunistas. Pero no son boludos.


Mirá si van a aceptar un impuesto mundial al comercio marítimo que el 60 % es de ellos, y a las grandes empresas, que las mayores son de ellos. No son monjes copistas medievales para andar chupándose el dedo.


A Macron, en una entrevista con France Info en la que estaban defendiendo este impuesto, le preguntaron por qué no lo implantaba primero en Francia. "No funciona si lo hacemos solos", dijo. No le preguntaron qué es lo que sí hace solo y funciona.


Mathieu Plane, economista del Observatorio de Condiciones Económicas de Francia (OFCE) señaló en un informe, que "los perdedores en la política económica del gobierno de Macron se encuentran entre los más pobres, los desempleados y los jubilados". La OFCE estimó que el 5% más vulnerable de la población francesa vio su nivel de vida reducido en 240 euros al mes por persona, mientras que el 5% oligarca vio que el suyo aumentó en 2.905 euros por persona.


En cambio en China rigen “las tres distribuciones” teorizadas por el economista Li Yining en los años 90, impuestos, exenciones y contribuciones redistributivos.


La revista Forbes, afirma que (en cumplimiento de estas distribuciones) “la policía antimonopolio de China impuso una enorme multa a Alibaba, del empresario Jack Ma (miembro del PCCH), de US$ 2.800 millones, equivalente al 20% de los ingresos operativos de la empresa en 2021. Sin embargo, esa suma no fue nada en comparación con la "contribución" de US$ 18.600 millones -casi el doble de los ingresos de explotación de Alibaba en el año- que Pekín (así le dice Forbes) arrancó posteriormente a la empresa para apoyar la campaña de ‘prosperidad común’ de Xi Jinping”.


Forbes presenta esto como una persecución, pero es sencillamente la rutina operativa redistributiva del Estado chino.


Meng Wanzhou, comunista china gerenta general y financiera de Huawei, la mayor empresa tecnológica del mundo, secuestrada por Canadá hace tres años y encarcelada por orden de Washington, que el 27 de septiembre de 2021 volvió a China, donde tuvo un recibimiento apoteótico sin parangones (acaso el de Los Beatles cuando volvieron a Londres después de su primera gira por Estados Unidos), es la jefa de la empresa que, aún siendo propiedad no estatal de sus trabajadores, transfiere al Estado más dinero que Alibabá e, incluso, más que la gigante tecnológica, Tencent, que en 2021 ganó unos 24.700 millones de dólares, de los cuales 18.900 millones fueron transferidos al Estado (76%). Ni te cuento aportes a rentas generales de las 11 mayores empresas estatales,.


¿Por qué esos empresarios privados no deslocalizan sus capitales hacia donde no les quiten tanto dinero? Porque en realidad no son rigurosamente privados, vendrían a ser paraestatales, del riñón del PCCH y del EPL. La revolución china no sólo sustituyó importaciones. También sustituyó empresarios.


Y es que los chinos tienen fama de pacientes. Es más: adjetivada, la máxima paciencia posible es considerada en el mundo “una paciencia china”. Pero ni se les pasa por la mente “esperar con paciencia el derrame de riqueza”. Sin la conducción enérgica del Estado y del Partido, “el beneficio a toda la sociedad de la riqueza que genera” nunca llegaría.


Y por otra parte, a las pequeñas y medianas empresas no las asfixian. Al contrario: A veces ni las fiscalizan hasta que crecen. Para ellas los recortes de impuestos y tasas, los reembolsos de impuestos y los pagos diferidos se situaron el año pasado en China en 4,2 billones de yuanes, según anunció el 31 de enero de este año la Administración Nacional de Impuestos. Esto también incluye 2,4 billones de yuanes en reembolsos del impuesto sobre el valor agregado.


A lo largo de 2022, más de 4,2 billones de yuanes se sumaron a las reducciones de impuestos y tasas y a los reembolsos de impuestos, junto con un paquete de políticas para proporcionar apoyo fiscal y estabilizar la economía.


"Según nuestra encuesta basada en 100.000 fuentes fiscales clave, la carga fiscal por cada 100 yuanes de ingresos comerciales para las empresas se redujo en un 2,7 % en 2022. El sector del transporte, que fue el más afectado por la pandemia, experimentará en 2023 una disminución del 15,4 %, mientras que la hostelería verá caer la presión fiscal en un 14,2 %", dijo Wang Daoshu, director adjunto de la Administración Nacional de Impuestos de China.


Las autoridades también declararon que las pequeñas empresas y microempresas chinas recibieron 9,9 millones de préstamos bancarios por un total de 2,3 billones de yuanes, lo que supone un aumento anual del 33,9 %”, informó CGTN.


En fin, la oposición de China al impuesto de Macron con nombre y apellido (República Popular) ha generado indignados rechazos en la prensa occidental, pero dudo bastante de que a los chinos les importe demasiado.


Daniel Barrios, un día entre bambalinas de Legítima Defensa, nos contó que cuando Jaime Pérez, siendo Secretario General del Partido Comunista de Uruguay, visitó China, se reunió con el ya anciano Deng, por entonces Presidente de la Comisión Militar del Comité Central del Partido Comunista de China, en tiempos de la crisis de Tiananmén de 1989. Jaime, entre muchas cuestiones que trataron, le preguntó por la imagen en occidente de una acción enérgica al respecto.


Deng le contestó: “camarada, todavía me acuesto cada noche pensando qué tienen para comer al día siguiente mil millones de chinos.,, ¿te parece que puede preocuparme el qué dirán de nosotros en occidente?”


Supongo que el traductor chino escogió esas palabras, porque pensó que los visitantes no entenderían el sentido metafórico del antiguo adagio guang'anés, “me chupa un huevo”.


No hay que ocultarlo, en China el sistema financiero es estatal (ése es el verdadero liberalismo). Los Warren Buffet están prohibidos. Sólo está permitida su máscara, que sólo engaña en “occidente”.


La lucha de clases existe y la estamos ganando los ricos”, dice Buffet. Se enmascara engañador. Se disfraza de rico, cuando en realidad es un burgués, lobista financierista, cuyo dinero no es riqueza, sino plusvalor potenciado por la especulación financiera orgánica de Wall Street, es agente del empobrecimiento económico de los pueblos que generan la verdadera riqueza, el valor (tiempo de trabajo socialmente necesario). Wall Street es socialmente innecesario y pernicioso.

domingo, 16 de julio de 2023

ABRAZO DE GOL


 


Del libro Abrazo de gol y otros cuentos de fútbol, de José Luis González Olascuaga, Rumbo Editorial, 2016.



Era invierno entresemana. Entresemana en invierno de aquel año, el único bar abierto donde tomar un café en La Floresta era el restorán Alfredo. Era además una soleada tarde de invierno entresemana. Solo dos clientes en Alfredo. El brasileño Bruno Freitas que nunca había estado en el local, ni en La Floresta ni en Uruguay y el parroquiano un servidor.

Bruno Freitas se había desembarazado de una voluminosa mochila de periodista de la legua, había extraído de ella un grabador, un block de notas y una lapicera, para anotar con precisión algunos nombres de personas o lugares que tuviese dudas de cómo se escribían. La pregunta que le había hecho a un servidor fue bastante retórica. “Estoy escribiendo un libro sobre Moacir Barbosa. Usted conoció bastante a Ghiggia, ¿conoce algo de Barbosa?

Yo había visto la película de Ana Luiza Azevedo sobre Barbosa en el festival Atlantidoc, el verano anterior. La película que abre con, cierra con y usa como leiv motiv la imagen del portero de Brasil yendo derrotado a buscar la pelota al fondo de las redes. Había oído de labios del propio Barbosa, cómo la Confederación Brasileña de Deportes no lo dejó entrar a Maracaná, el 16 de julio de 1989, en la final de la Copa América, a pedido del cuerpo técnico brasileño, por el gol que le hizo Alcides Edgardo Ghiggia cuarenta años antes. “En Brasil no hay pena de muerte. La pena máxima es de treinta y cinco años –declaró Barbosa–, pero yo ya cumplí cuarenta años de condena y sigo preso por aquel gol…”. Al final de la película Barbosa, de 70 años largos, confiesa: “desde el 16 de julio de 1950 hasta hoy, no he pasado un sólo día de mi vida sin dejar de pensar en esa jugada”.

Conozco –dije a Freitas–, lo que dijo Ghiggia: "a mí me contaban los goleros que el palo de uno siempre es difícil", que Barbosa no tuvo toda la responsabilidad en ese gol. Barbosa no podía evitarlo, porque al centro del ataque y por detrás de la pelota, libre de marca, ingresaba Míguez, pidiéndole el pase a Ghiggia. Y detrás de Míguez, Schiaffino. Si Barbosa no daba el paso adelante era fácil gol de Míguez. Si lo daba y dejaba el metro que dejó entre él y el palo, era gol de Ghiggia que encaró sesgado con pelota dominada. Tanto es así, que cuando se abrazan festejando el gol de la victoria, Míguez le dice, ¿por qué no me la pasaste?, ¿no me oíste que entraba sólo y te la pedía? Ghiggia le contestó: “dejála ahí que ahí está bien”.

Pero todo Brasil le echó la culpa a Barboza –insistió Freitas, más sorprendido y curioso que desilusionado–. El pobre Barbosa no podía ni siquiera entrar a un bar a tomar algo, porque la gente se iba para no tratarlo… Algunos le echaron la culpa tamben a Bigode, pero fueron los menos…

Tampoco Bigode tuvo toda la responsabilidad –respondí– A Bigode, Julio Pérez y Ghiggia le hicieron el dos–uno en los dos goles (Uruguay ganó 2 a 1 remontando el resultado), y en el primero Ghiggia tocó atrás a la entrada de Schiaffino, por eso Barboza pensó que la segunda vez haría lo mismo. No debió intentar adivinar. Debió cubrir su palo, pero era un gol de todos modos. La mayor culpa pudo haber sido de los volantes brasileños colapsados por la dinámica de Julio Pérez durante todo el partido, pero eso si hubiesen tenido conciencia del juego, que evidente no la tenían, ni ellos ni los técnicos ni los comentaristas ni los hinchas…

La culpa la tuvieron los dueños del circo. Le hicieron creer a doscientos mil espectadores y a un total de treinta millones de brasileños, que para ganarle a Uruguay, y por goleada, bastaba con atacar y jugar bonito. Cuando en realidad, para salir campeones, les alcanzaba con empatar (Brasil llegó a esa final con un punto sobre Uruguay).

Ese relato se mantuvo por cinco décadas, Barbosa pagó por siempre.

El uruguayo había sido demasiado tajante. Cuando acompañó al escritor brasileño a tomar el COPSA hacia Montevideo, donde el brasileño seguiría la pesquisa para su libro, un servidor pensó que ya no sabría más del nuevo biógrafo de Moacir Barbosa. Quiso contemporizar un poco, volviendo a centrarse en lo que a Freitas le importaba. “Créame que Ghiggia no miente. Los uruguayos nunca entendieron la condena a Barbosa”.

Moacir Barbosa murió el 7 de abril del 2000, repudiado y probre, pero lo velaron cincuenta años antes, la noche del 16 de julio de 1950 y al día siguiente lo enterraron bajo el arco de Brasil en Maracaná; más exactamente, a un metro del arco, a ese metro que no cubrió cuando Ghiggia encaró sesgado y desde ese día, de alguna manera, cada tarde algún brasileño, periodista, hincha, técnico o jugador, se puso una camiseta celeste con el 7 en la espalda, para hacer el gol entre la tumba y el palo, en ese metro donde Ghiggia la metió. Son ritos, leyendas, símbolos…

Este ritual se cumplió puntualmente, día a día, hasta que una vez, una tarde de abril del año dos mil, justamente cuando se publicó la autobiografía de Ghiggia, todos vieron que el que se ponía la camiseta celeste para tomar carrera era un narigón cargado de espaldas, no muy alto, de bigote, igualito a…

¿Pero usted no es?… –le preguntaron.

Yo soy el silencio de Maracaná –respondió–. El Papa, Frank Sinatra y yo –ironizó.

Las graderías volvieron a enmudecer al ver de quién se trataba.

Alcides, que él mismo es como dicen de él que jugaba, generoso al prodigarse, preciso con el centro, justo en la definición, quiso compartir con Barbosa el gol, porque allí donde él lo cobró al contado de una vez y para siempre, por velocidad, precisión e inteligencia, allí a Barbosa ese gol le costó la vida entera. Allí: en el corazón de la gente.

Aquella tarde de 2000, con su testimonio, Ghiggia tiró la doble pared con Julio Pérez y cuando llegó al lugar exacto desde donde había pateado aquel 16 de julio, se la tocó al medio a Oscar Omar Míguez, que entraba solo y definió de cachetada, fácil, sencillo, sobrado (o clavándola en un ángulo, también inatajable, como había hecho Schiaffino en el primero), demostrándole al mundo, y al Brasil entero, que Barbosa, definitivamente, no tenía nada que hacer en aquella jugada.

Entonces Moacir Barbosa saltó de su tumba en vida de cincuenta años y él y Ghiggia se abrazaron como dos amigos de toda una muerte y de toda una vida. Ese gol le pertenecía también a Moacir, aunque a él se lo habían hecho.

Y fue a Barbosa a quien, abrazándolo, Ghiggia le dijo: “no vayas más a buscarla, Moacir: dejála ahí que ahí está bien”. Y Barbosa le hizo caso.


sábado, 8 de julio de 2023

De esta agua has de beber



Un chiste de corruptos cuenta que un gobernador de un distrito de un país X visitó a uno de otro y éste, mostrándole un pequeño embalse en un río, le dijo: “¿Ves ese embalse? El 50% de la inversión está en mi barrio privado”. Algunos meses después, en visita de reciprocidad, volvieron a encontrarse ambos gobernadores y el ahora anfitrión, mostrándole a su huésped un río donde no se veía ningún embalse, le dijo, “¿ves ese embalse?”. “No veo ningún embalse”. “El 100% de la inversión está en mi barrio privado”.


Chiste aparte. ¿Dónde está la inversión que no se hizo en Casupá? Dice Mujica que está en los balances fiscales de los gobiernos del Frente y en el del actual, que todos somos culpables. “Los uruguayos nos dormimos. La responsabilidad es compartida”. Por ende, no cabe que protestemos. A llorar al cuartito, calavera no chilla, etc, etc.


A veces, muchas veces, muchos dirigentes de izquierda parecen estar convencidos de que la razón la tiene la derecha, sobretodo a la hora de gobernar, mayormente en los temas en que ésta más ha construido sentido común, la seguridad, la “ideología de género”, “al capital financiero no se lo puede tocar porque si osamos perjudicarlo nos convierte en Venezuela”,” tenemos que cuidar, por sobre todas las cosas, la estabilidad” (¿cual?) Y a veces están convencidísimos de que la razón la tiene la derecha hasta en algún pequeño detalle en que admite o coopta cierto enunciado de izquierda. ¿Cuántas veces hemos oído a dirigentes de izquierda argumentar que tal o cual cosa la dijo Fulano, “insospechable de populista o de izquierdista”. Pienso que debería ser al revés, que si Fulano es insospechable de populista o izquierdista, para la izquierda debería ser sospechoso que tal o cual cosa la diga él.


El ejemplo uruguayo reciente más contundente de que a esa esquizofrenia de sus dirigentes el pueblo no la acompaña, ocurrió durante la pandemia. La dirección del FA dijo, y sigue diciendo, que el gobierno estuvo bastante acertado en el combate a la COVID, pero el pueblo castigó al gobierno con 800 mil firmas y descontándole guarismo en un plebiscito. El gran envión en las firmas coincidió exactamente en el tiempo con los 6 mil muertos con COVID, en dos meses, en el país más fácil del mundo para controlar una epidemia. Récord sólo superado ahora, que hace dos meses está saliendo agua salada de las canillas del país con más agua dulce del mundo por habitante.


En aquella ocasión de 2021 Lacalle Pou dijo que preguntarse si nuestras muertes por COVID eran evitables “es contrafáctico”. Y efectivamente fue un insuceso contrafáctico, o más precisamente afáctico, infáctico, porque evitarlas no se hizo, pero preguntárselo es científico. Lo mismo podría decirse de si Casupá era imprescindible. Tiene de contra, de recontrafáctico, que tampoco se hizo.


Se apropió así Lacalle Pou (y se puso al frente de la teoría, “no tomar una decisión es una decición”) de uno de los conceptos que, con términos novedosos, se ponen de moda desde la intelectualidad genérica, permeando especialmente a la izquierda de los espectros políticos, en este caso con la palabra “contrafáctico”.


Eso que planteás es contrafáctico” te tiran ahora algunos compañeros, si planteás cualquier condicional de una historia o si la conjugás políticamente en modo subjuntivo. Y es curioso, porque el antónimo que proponen no es “fáctico” sino “pragmático”.


Claro que nuestros planteos fueron, siguen siendo y quién sabe hasta cuándo (pienso hasta que se extinga el Estado o, más probablemente, hasta el holocausto nuclear o ambiental), contrafácticos. La ciencia es dialécticamente contrafáctica. Porque los hechos no son. Los hechos van siendo en la medida en que el ser humano en su relación con la naturaleza los va haciendo. Y “los hechos son tozudos” decía Lenin, pero Lacalle Pou lo superó de facto, “lo no hecho es más tozudo aún”.


Alcanzaría por ejemplo con decir, “el imperialismo es un hecho”. Punto. Cerrá el orto. Liquidá el pensamiento dialéctico y empobrecé la praxis de la historia. Pero a Rosa se le antojó criticarlo, ¡qué falta de pragmatismo!, ¡qué mujer contrafáctica!


Si adoptamos el modo cortesano vamos a quedar de hecho con las manos atadas”, es un condicional de un relato, porque los hechos se suceden en pleno desarrollo. Y aunque sea contrafáctico de la “estabilidad” de las cúpulas, es una verdad absoluta, concreta.


Y cuando Marx (insospechable de no ser comunista) no se cansó de escribir hasta la muerte, con todas las contextualizaciones y los giros e intensidades que necesitó, incluso literalmente, que la Comuna de París debió dirigir sus armas, de una, contra Versalles, para evitar “en los hechos” que Versalles la ahogara en sangre (la obra política del Marx posterior a La Comuna puede resumirse en el desarrollo pormenorizado, dialéctico e histórico de este concepto), estaba poniendo en modo subjuntivo la taxativa fáctica del capitalismo. Porque La Comuna no fue en armas a Versalles. No ocurrió. Mejor dicho y hecho: ocurrió en sustancia recién 46 años después.


Lacalle Pou es el capitalista fáctico de los no hechos, siempre que los hechos contrafácticos impliquen las dos palabras más execradas por el “neoliberalismo”: “gasto” y “público”. Y si van juntas, peor. Alfie les baja el pulgar. A la espera de vacunas más caras, o a la espera de oportunidad privatizadora del agua que cumpla con el plan de negocios que tiene por programa este gobierno.


Pero la realidad es que no somos culpables todos los uruguayos de cuanto no se hizo, porque de la que no se puso para no hacerlo, el 0 % está en los barrios populares. Tenemos derecho al pataleo.


Y ya decía Obdulio: “si le empatamos a la realidad, podemos ganarle a cualquiera”. “A cualquiera” incluye a la realidad.


Por gestión de la Intendencia de Montevideo, el gobierno argentino le ofrece al uruguayo sacarlo del apuro con buques de agua dulce, pero el gobierno uruguayo le dice “de esa agua no he de beber”, porque quiere seguir obligándonos a pagar la francesa Danone-Salus que nos saquea desde los años 90. Vamos a volver en noviembre 2024. Para el sentido común que nos quieren imponer, tenemos que volver peores, decididos a rescatar del saqueo neocolonialista nuestros recursos naturales. Y que nadie para no hacerlo ponga de excusa el contexto internacional. Es “contrafáctico”, je. Hace cien años que no teníamos un contexto internacional más favorable para avanzar.

jueves, 29 de junio de 2023

Eco en Aeroparque EL NOMBRE DE LA ROSCA



Dijo Cristina en Aeroparque que el candidato de ella era Wado, pero que Alberto lo vetó porque Alberto quería PASO. Finalmente Alberto aceptó a Sergio de “candidato único”, bajando a Daniel de las PASO, que entonces dijo que Alberto lo había forreado, pero todos aceptaron que Juan compita en las PASO. Osea, que hablan de “candidato único” y al otro candidato, Juan, ni lo nombran, pero, aunque neuróticamente, la Unión por la Patria (UP) tiene PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias). Trataremos de explicarlo.


Evidentemente Alberto Fernández quería a Sergio Massa de candidato único y no a Daniel Scioli, por eso éste dijo que lo usó “de forro” para negociarlo y bajarlo. La exigencia de los gobernadores provinciales de que hubiera candidato único le vino de perlas a Alberto Fernández para la negociación. No aceptó a Wado de Pedro, quien seguramente tendría internas competitivas con Scioli, ambos buenos candidatos, y se aseguró dos lugares en las listas, uno para Victoria Tolosa Paz y el otro para Santiago Cafiero, que de todos modos podía obtenerlos en las PASO, porque Scioli podía alcanzar el piso para obtener representantes. No hay que olvidar los estrechísimos vínculos políticos de Alberto Fernández con Massa, fue su jefe de campaña en 2015 y su cicerone al Frente de Todos en 2019 y lo mucho que lo admira. “El más preperado de todos para ser Presidente no soy yo ni es Cristina. Es Sergio”, dijo, ya siendo Presidente, en entrevista con Novaresio.


El comando de Patricia Bulrich festejó la candidatura de Segio Massa, porque dicen que es gemelo y gran amigo de Horacio Larreta (los tres son grandes amigos: Massa, Horacio y Alberto). A Bulrich le queda que ni pintado para distinguirse en las PASO de Juntos por el Cambio, aunque acudiendo al título de la columna dominical de Horacio Verbitski, sí que les queda pintado “azul claro o celeste oscuro”, el matiz entre Larreta, el Jefe de Gobierno de Buenos Aires y Massa, el Ministro de Economía de la Nación.


Ir a las elecciones generales con un Ministro de Economía que mide 115 % anual de inflación no parece muy sensato, pero los medios oficialistas dejan trascender que “Sergio tiene el mérito de haber evitado la fuga en helicóptero” (comentario en El Destape).


Esta columna ya hizo su pronóstico: la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner era imprescindible para que no gane la derecha. El último lunes de octubre o de noviembre vamos a tener resultados, pero la UP encontró una forma de que no gane la derecha: que gane otra derecha.


Clarín lo sabe, la embajada lo sabe, el pueblo lo sabe y, por su puesto, lo sabe Cristina. Sergio Tomás Massa es el mejor candidato de derecha que puede haber. Esta columna ha atacado varias veces a Yamandú Orsi porque el intendente canario posa de centro derecha, pero debe reconocer que, comparado con Massa, Orsi es el Che Guevara. A sugerencia del columnista Carlos Pagni, Massa puede aplicar el ajuste con el apoyo de Cristina, sin mayor conflictividad. De hecho ya lo está haciendo desde hace seis meses, gestionando el plan del FMI en el Ministerio de Economía.


Los antecedentes huelgan. Massa puso con Mauricio Macri (ambas boletas) a Gerardo Morales en la gobernación de Jujuy, le puso el vicegobernador y fue entusiasta carcelero de Milagro Sala.


Ya en el gobierno del Frente de Todos, Massa siguió insistiendo en que Milagro debe seguir presa “por violenta”. De la brutal represión de Morales a los trabajadores y pueblos originarios Massa no dijo “violenta” No dijo nada. A los kirchneristas enjuiciados, en el envión del lawfare los quería a “todos presos” y a los kirchneristas ya presos “que se pudran en la cárcel”.


Massa se fue a Davos con Macri. Desde 2013 el kirchnerismo le cantaba en cada acto, “no pasa nada… si todos los traidores se van con Massa”. Ahora aparentemente se cerró “la grieta” tan mentada por los medios hegemónicos en Argentina (ésa que en mi barrio se llama lucha de clases). Pero pasa bastante.


Massa se opuso a la 125 y trancó la ley de medios y la reforma judicial. Arregló con el FMI y es su hombre de confianza. En cuanto se supo su candidatura todos los bonos y acciones argentinos subieron unos 10 puntos. Los mercados festejaron. Sobre derechos humanos sus propuestas fueron meter el ejército en las villas, bajar edad de imputabilidad, seguir el ejemplo de su amigo Rudy Giuliani, ex alcalde republicano de Nueva York.


Cristina lo llevó a la ESMA a figurar derechos humanos y él hizo una defensa, para empezar, bastante abstracta, “levantaremos una pared contra los que quieren quitar derechos”. Pero la política del Fondo que él aplica ya está quitando concretamente derechos. Es el regreso del peronismo al menemato, sumado a las “relaciones carnales” de Massa con la embajada que constan en Wikilikes y a sus vínculos con Bill Clinton.


Perón tuvo el gobierno en dos épocas distintas y pudo aplicar la política económica de Gelbard, la Junta Nacional de Granos y el control de precios con Revestido –su Ministro de Hacienda en la primera época–, pudo transformar necesidades en derechos, lema común del Manifiesto y de Eva, la Constitución del 49… Nëstor tuvo el gobierno y pudo recuperar el país, liderar lo mejor del continente y dejar planteados los ejes de avance… Cristina tuvo el gobierno y pudo consolidar derechos que faltaban, enfrentar y derrotar la prepotencia oligárquica del macrismo, pero el poder no es sólo el Poder.


Cristina dijo que no va a ser “mascota del Poder”. ¿Massa vendría a ser un peluche del Poder? De Cristina no. Si Alberto, con cero voto propio, congeló la lapicera, el massismo, que es un sector considerable, la va a usar cuánto… Y cómo.


El Poder también es poder presentar candidato propio, poder impulsar la militancia a que defina del modo plebeyo y no del modo palaciego (en Argentina le llaman “la rosca”; en Uruguay “la rosca” se le llamaba a la oligarquía).


Por fuera de la embajada, se destacan a la izquierda Mempo Giardinelli (reiteradamente citado en esta columna por la calidad literaria de Mempo pero candidato meramente testimonial aunque necesario), el referido Juan Grabois (quien llegado el caso muy hipotético de ganarle la interna a Massa, podría devolverle con un “gracias, Tomasito”, el “gracias, Wadito”, del tuit de Massa de De Pedro) y Bregman-Del Caño, que seguramente triunfarán en las PASO del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), en su competencia del PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas) con el PO (Partido Obrero). Pero no aparecen en los medios ni a palo, aunque el FIT fue la tercera fuerza electoral en 2021, el más reciente antecedente comicial general.


Juan Grabois, ninguneado por Cristina, tal vez tenga más prensa si ocurre que UP no consigue contener el voto indisciplinado kirchnerista, en caso de que se constate una merma en la intención de voto a Massa.


Lo peor de todo eso que sabe a rosca en la acepción argentina, es que el más apropiado nombre de la rosca, en ambas acepciones, es Lago Escondido ( https://joseloolascuaga.blogspot.com/2022/12/se-puede-hoy-proscribir-argentina.html ).