jueves, 29 de junio de 2023

Eco en Aeroparque EL NOMBRE DE LA ROSCA



Dijo Cristina en Aeroparque que el candidato de ella era Wado, pero que Alberto lo vetó porque Alberto quería PASO. Finalmente Alberto aceptó a Sergio de “candidato único”, bajando a Daniel de las PASO, que entonces dijo que Alberto lo había forreado, pero todos aceptaron que Juan compita en las PASO. Osea, que hablan de “candidato único” y al otro candidato, Juan, ni lo nombran, pero, aunque neuróticamente, la Unión por la Patria (UP) tiene PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias). Trataremos de explicarlo.


Evidentemente Alberto Fernández quería a Sergio Massa de candidato único y no a Daniel Scioli, por eso éste dijo que lo usó “de forro” para negociarlo y bajarlo. La exigencia de los gobernadores provinciales de que hubiera candidato único le vino de perlas a Alberto Fernández para la negociación. No aceptó a Wado de Pedro, quien seguramente tendría internas competitivas con Scioli, ambos buenos candidatos, y se aseguró dos lugares en las listas, uno para Victoria Tolosa Paz y el otro para Santiago Cafiero, que de todos modos podía obtenerlos en las PASO, porque Scioli podía alcanzar el piso para obtener representantes. No hay que olvidar los estrechísimos vínculos políticos de Alberto Fernández con Massa, fue su jefe de campaña en 2015 y su cicerone al Frente de Todos en 2019 y lo mucho que lo admira. “El más preperado de todos para ser Presidente no soy yo ni es Cristina. Es Sergio”, dijo, ya siendo Presidente, en entrevista con Novaresio.


El comando de Patricia Bulrich festejó la candidatura de Segio Massa, porque dicen que es gemelo y gran amigo de Horacio Larreta (los tres son grandes amigos: Massa, Horacio y Alberto). A Bulrich le queda que ni pintado para distinguirse en las PASO de Juntos por el Cambio, aunque acudiendo al título de la columna dominical de Horacio Verbitski, sí que les queda pintado “azul claro o celeste oscuro”, el matiz entre Larreta, el Jefe de Gobierno de Buenos Aires y Massa, el Ministro de Economía de la Nación.


Ir a las elecciones generales con un Ministro de Economía que mide 115 % anual de inflación no parece muy sensato, pero los medios oficialistas dejan trascender que “Sergio tiene el mérito de haber evitado la fuga en helicóptero” (comentario en El Destape).


Esta columna ya hizo su pronóstico: la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner era imprescindible para que no gane la derecha. El último lunes de octubre o de noviembre vamos a tener resultados, pero la UP encontró una forma de que no gane la derecha: que gane otra derecha.


Clarín lo sabe, la embajada lo sabe, el pueblo lo sabe y, por su puesto, lo sabe Cristina. Sergio Tomás Massa es el mejor candidato de derecha que puede haber. Esta columna ha atacado varias veces a Yamandú Orsi porque el intendente canario posa de centro derecha, pero debe reconocer que, comparado con Massa, Orsi es el Che Guevara. A sugerencia del columnista Carlos Pagni, Massa puede aplicar el ajuste con el apoyo de Cristina, sin mayor conflictividad. De hecho ya lo está haciendo desde hace seis meses, gestionando el plan del FMI en el Ministerio de Economía.


Los antecedentes huelgan. Massa puso con Mauricio Macri (ambas boletas) a Gerardo Morales en la gobernación de Jujuy, le puso el vicegobernador y fue entusiasta carcelero de Milagro Sala.


Ya en el gobierno del Frente de Todos, Massa siguió insistiendo en que Milagro debe seguir presa “por violenta”. De la brutal represión de Morales a los trabajadores y pueblos originarios Massa no dijo “violenta” No dijo nada. A los kirchneristas enjuiciados, en el envión del lawfare los quería a “todos presos” y a los kirchneristas ya presos “que se pudran en la cárcel”.


Massa se fue a Davos con Macri. Desde 2013 el kirchnerismo le cantaba en cada acto, “no pasa nada… si todos los traidores se van con Massa”. Ahora aparentemente se cerró “la grieta” tan mentada por los medios hegemónicos en Argentina (ésa que en mi barrio se llama lucha de clases). Pero pasa bastante.


Massa se opuso a la 125 y trancó la ley de medios y la reforma judicial. Arregló con el FMI y es su hombre de confianza. En cuanto se supo su candidatura todos los bonos y acciones argentinos subieron unos 10 puntos. Los mercados festejaron. Sobre derechos humanos sus propuestas fueron meter el ejército en las villas, bajar edad de imputabilidad, seguir el ejemplo de su amigo Rudy Giuliani, ex alcalde republicano de Nueva York.


Cristina lo llevó a la ESMA a figurar derechos humanos y él hizo una defensa, para empezar, bastante abstracta, “levantaremos una pared contra los que quieren quitar derechos”. Pero la política del Fondo que él aplica ya está quitando concretamente derechos. Es el regreso del peronismo al menemato, sumado a las “relaciones carnales” de Massa con la embajada que constan en Wikilikes y a sus vínculos con Bill Clinton.


Perón tuvo el gobierno en dos épocas distintas y pudo aplicar la política económica de Gelbard, la Junta Nacional de Granos y el control de precios con Revestido –su Ministro de Hacienda en la primera época–, pudo transformar necesidades en derechos, lema común del Manifiesto y de Eva, la Constitución del 49… Nëstor tuvo el gobierno y pudo recuperar el país, liderar lo mejor del continente y dejar planteados los ejes de avance… Cristina tuvo el gobierno y pudo consolidar derechos que faltaban, enfrentar y derrotar la prepotencia oligárquica del macrismo, pero el poder no es sólo el Poder.


Cristina dijo que no va a ser “mascota del Poder”. ¿Massa vendría a ser un peluche del Poder? De Cristina no. Si Alberto, con cero voto propio, congeló la lapicera, el massismo, que es un sector considerable, la va a usar cuánto… Y cómo.


El Poder también es poder presentar candidato propio, poder impulsar la militancia a que defina del modo plebeyo y no del modo palaciego (en Argentina le llaman “la rosca”; en Uruguay “la rosca” se le llamaba a la oligarquía).


Por fuera de la embajada, se destacan a la izquierda Mempo Giardinelli (reiteradamente citado en esta columna por la calidad literaria de Mempo pero candidato meramente testimonial aunque necesario), el referido Juan Grabois (quien llegado el caso muy hipotético de ganarle la interna a Massa, podría devolverle con un “gracias, Tomasito”, el “gracias, Wadito”, del tuit de Massa de De Pedro) y Bregman-Del Caño, que seguramente triunfarán en las PASO del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), en su competencia del PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas) con el PO (Partido Obrero). Pero no aparecen en los medios ni a palo, aunque el FIT fue la tercera fuerza electoral en 2021, el más reciente antecedente comicial general.


Juan Grabois, ninguneado por Cristina, tal vez tenga más prensa si ocurre que UP no consigue contener el voto indisciplinado kirchnerista, en caso de que se constate una merma en la intención de voto a Massa.


Lo peor de todo eso que sabe a rosca en la acepción argentina, es que el más apropiado nombre de la rosca, en ambas acepciones, es Lago Escondido ( https://joseloolascuaga.blogspot.com/2022/12/se-puede-hoy-proscribir-argentina.html ).


sábado, 3 de junio de 2023

Cien años de mister K

 


si quieren justicia, denuncien judicialmente al que dio las órdenes. Miren que está vivo y sigue dando órdenes”, dijo Guido Manini Ríos cuando Henry Kissinger cumplía 98 años el 27 de mayo de 2021.


Se refería sin duda al Secretario de Estado que, a través de cualquiera de sus subalternos, le obsequió a Gavazzo el encendedor que el torturador se jactaba de que era un regalo con la inscripción indeleble, “al Coronel José Gavazzo, la CIA”, el mismo Secretario que ordenó, por escrito, en documento hace una década desclasificado, de las notas tomadas en reunión con el director de la CIA, Richard Helms, el martes 15 de septiembre de 1970, “hacerle aullar de dolor la economía a Salvador Allende” y sigue haciendo aullar de dolor la economía de todo pueblo con gobierno digno, que no se quiebra en la tortura de las sanciones y bloqueos ni en el alfombrado de Washington. Y es verdad, Henry Kissinger físicamente sigue vivo. El sábado cumplió cien años y no le regalamos el cedulón del juicio por el Plan Cóndor ni recibió el encendedor con la inscripción de la CIA que seguramente ya le regalaron hace más de sesenta años.


La estrategia de Kissinger en Chile fue efectiva: continuar la guerra económica y psicológica antes de la solución final. El 21 de septiembre (de 1970), el embajador Edward Korry le envió a Kissinger un reporte oficial : “No permitiremos que ni una tuerca ni un tornillo llegue a Chile mientras Allende sea presidente. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para condenar a Chile y a todos los chilenos a la mayor miseria que sea posible”. (ante cualquier coincidencia con la Venezuela bolivariana, quedan expuestos la solidaridad de Lula, el cinismo de Boric y la cancillería de éste puesta por la embajada).


Para facilitar el plan, Kissinger solicitó colaboración a su viejo amigo, David Rockefeller, director general del banco de la familia, el Chase Manhattan Bank (luego JPMorgan Chase), y uno de los principales bancos en Chile. Nixon cortó los créditos de aquel país, pero no las ayudas millonarias a la oposición. (…) El 6 de julio de 1971, Kissinger informó que la Casa Blanca le ha encomendado eliminar al nuevo gobierno de Bolivia, liderado por un militar con tendencias izquierdistas llamado Juan José Torres. Kissinger considera que la nueva Asamblea del Pueblo donde obreros, mineros, campesinos y universitarios participan por igual, es una de las mayores amenazas inspiradas por los soviéticos, por lo cual era necesario ayudar a la oposición con dinero y propaganda. La conclusión: “antes teníamos un líder a quien apoyar [general René Barrientos] y ahora tenemos un auto en marcha y estamos en la búsqueda del conductor”.


Casi al mismo tiempo, el secretario ejecutivo del Departamento de Estado Theodore Eliot comunicaba de forma confidencial que Washington estaba preocupado por la posibilidad de que (en Uruguay) el nuevo partido de izquierda, el Frente Amplio, pueda ganar la intendencia de Montevideo y no quería un nuevo Allende, “aunque sea en una alcaldía”. Echando recurso a una estrategia más indirecta que la usada en Chile, Washington intervino en el proceso electoral, como lo hizo a lo largo de las décadas anteriores, propagando información conveniente, plantando editoriales en “diarios prestigiosos” e infiltrando las fuerzas de represión locales. Aunque lejos de la violencia desatada por generaciones en las repúblicas tropicales, en Uruguay también se contaba con la excusa perfecta del combate a un grupo subversivo llamado Tupamaros, surgido años después de la intervención de la CIA en uno de los países más independientes y democráticos del continente. El memorándum a Henry Kissinger informaba sobre las buenas posibilidades de su candidato preferido, Juan María Bordaberry, aunque también advertía que en Uruguay “el fenómeno de los Tupamaros es básicamente una revolución de la clase media en contra de un sistema que no ofrece oportunidades de participación”. (Jorge Majfud, “Frontera salvaje”).


Para las cruciales elecciones de 1971, Washington y Brasilia ya se habían encargado de que el Frente Amplio obtenga una mala votación y que el Partido Blanco (el partido de Nardone, ayudado por la CIA una década atrás, pero ahora posicionado unos pasos hacia la izquierda con su candidato Wilson Ferreira Aldunate) pierda las elecciones. Luego de meses de recuento y de denuncias de fraude, el candidato del Partido Colorado, ahora en manos de la derecha militarista, resultará vencedor. Juan María Bordaberry obtendrá unos pocos miles de votos más que Wilson Ferreira y se encargará de entregar el país a la dictadura militar dos meses antes del golpe en Chile. Este mismo año, en la Casa Blanca, Richard Nixon, Henry Kissinger, Vernon Walters y otros funcionarios de Washington le agradecen personalmente al dictador brasileño Emílio Garrastazu Médici por su intervención en las elecciones en Uruguay, por su liderazgo en la represión de los movimientos sociales de América Latina y por el bloqueo de Cuba como miembro de la OEA” (Ibidem).


A mí me gustaría agradecer ahora a la banca Rockeffeller el financiamiento a través de George Soros y la Open Socciaty para juzgar lo financiado por ella misma a través de Kissinger y de la Escuela de las Américas y sus instrucores en tortura, siempre y cuando se excluya a éstos de la condena, pero, miro las fotos de los nuestros en mi cartelera de escritorio y no puedo. Sería burlarles la causa, rebajarla. Está escrito que no los mataron por decir, “quiero un mundo mejor”. Eso se lo garpan a cualquiera. Los mataron por gritar “¡yanquis go home!” Esa no se la bancaron ni al Topo Gigio cuando trajo a Silvio Rodríguez por primera vez a la televisión argentina.


Kissinger sabe, mejor que nadie, que la vida le obligó a conocer el total descalabro de su obra. Su teoría del G2, hoy Chinorrusia o Rusochina, no tiene marcha atrás. Ve, aún con lentes oscuros y ojos gastados, mejor que nadie, que el Estado que él lideró con mano de hierro en sus profundidades, se está empatanando en Ucrania. El 5 de marzo de 2022, ya aconsejó, ordenó, negociar y entregar los territorios rusos de Ucrania, pero el capital es mister Hyde y no hay doctor Sheckyll ex secretario de Estado que lo detenga en su pulsión destructiva, así cumpla cien años o los doscientos años de la doctrina Monroe (1823-2023). De hecho, el imperio hegemónico impuesto en 1944, no va a alcanzar a cumplir los 100 años que mister K ha cumplido. El imperio más fugaz de la historia.


Si le regalamos el cedulón por el plan Cóndor le va a provocar nostalgia de sus buenos tiempos. Mejor otro gobierno del Frente Amplio para el año que viene y éste sin “unidad de las Américas” (sin esa consigna de Orsi). Sería nuestra forma de condenarle doscientos años de impunidad.