jueves, 31 de agosto de 2023

Milei y Bulrich se apuraron

 




Escribo estas líneas cuando acaba de darse a conocer las últimas encuestas que dan a Javier Milei presidente en primera vuelta de las elecciones generales de Argentina en octubre.


En los próximos días, los coincidentes pronunciamientos de Milei y de Patricia Bulrich respecto a los BRICS+, pueden estar arruinándole al macrismo la jugada. Ambos fueron taxativos: “estamos alineados con EEUU e Israel y nos vamos a ir de los BRICS+”.


¿Y si Estados Unidos quiere que Argentina no se vaya de los BRICS+?


Massa puede consolidarse el mejor candidato de la embajada. Lo escribo ahora, cuando todas las encuestas dan presidente a Milei a más tardar en segunda vuelta, en noviembre.


Desde que se anunció que la XV cumbre BRICS se realizaría en Johanesburgo, Sudáfrica, del 22 al 24 de agosto, la mayor preocupación que mostraron los medios allegados a los BRICS fue que, entre los 40 países que ya expresaron su deseo de entrar al BRICS+ y los 23 que presentaron petición formal de ingreso colmando los requisitos, fuese a colarse algún “caballo de Troya”, que luego se dedicase a paralizar o, al menos, a ralentizar, el impulso al nuevo orden multipolar del mundo.


BRICS es un mecanismo democrático, a diferencia de los de Bretton Woods. En el FMI, por mal ejemplo, el voto de EEUU vale 16 en 100 y con el 15% se puede vetar cualquier resolución. Es decir, EEUU, de hecho, es el único que tiene poder de veto en el FMI. Es el dueño del FMI y también ése es motivo de confrontación con China, que considera que su aporte al FMI, donde no pincha ni corta, carece de suficiente correspondencia.


En cambio en los BRICS, ahora BRICS+, cada país vale un voto. No trascendieron las deliberaciones a puertas cerradas previas al anuncio del presidente sudafricano, Ciryl Ramaphosa, de que a Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, se han sumado Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Etiopía, Irán, Egipto y Argentina, para formar el BRICS 11, o BRICS plus, o el acrónimo BRICSEIAEAE, pero podemos suponer algunos vetos y trascendieron algunas propuestas ocurridos en esas deliberaciones.


El más señalado por la prensa “occidental” de tener intención de que la cumbre no dispusiera nuevas integraciones, fue India. En realidad la intención de que la cumbre no prosperara la tuvo siempre “occidente”, que “apretó” a varios gobiernos invitados para que no asistieran a Johanesburgo (sin mayor éxito: fueron todos menos Argentina, que tenía a su ministro de economía, Sergio Massa, en Washinton negociando un desembolso del FMI para pagar deuda al mismo FMI y, en parte, pagar a Catar y otros, quienes le prestaron para pagar el anterior vencimiento al FMI, al presidente, Alberto Fernández, pidiendo paz social ante los saqueos organizados o espontáneos en varias provincias argentinas y en el conurbano bonaerense y al canciller, Santiago Cafiero, “a un lado del camino mirando el humo mientras todo pasa”. Se perdieron la foto. O les hicieron perdérsela).


Por supuesto, también procuró “occidente” que India boicoteara las iniciativas de ampliación BRICS+ en la cumbre. Oportunismo no le faltaba. India había aceptado con poco entusiasmo el pedido de Rusia de que le pagase en yuanes el petróleo. India recelaba con razón de la mayor influencia china en el área del sureste asiático y en el mundo, en momentos en que India empieza a superar a China en crecimiento económico y en población. Es posible que el no ingreso al BRICS+ de la pujante economía de Indonesia, por ejemplo, país mayoritariamente musulmán, de fuerte influencia política china, se haya debido al veto de India. Lo mismo el no ingreso de Pakistán.


Pero India fue ampliamente compensada por sus asimetrías actuales con la integración de Egipto y de Emiratos Árabes Unidos al BRICS+, dos países recientemente visitados por el primer ministro indio Narendra Modi, donde India goza de relaciones privilegiadas históricamente. Recordemos que con Egipto, en tiempos de Nehrú y de Nasser, ambos países fueron fundadores y puntales del Movimiento de los No Alineados y sus vínculos se han mantenido muy estrechos en el tiempo. De EAU y de todo el Consejo del Golfo, India es tan importador de petróleo como China. Casi lo mismo de Arabia Saudí y de Irán. El área de influencia de India salió fortalecida con estas incorporaciones, seguramente ya previstas, con anticipo diplomático chino sin la menor mezquindad, en la reunión bilateral que el 21 de agosto mantuvieron Xi Jinping con Ramaphosa en Johanesburgo antes de que la cumbre comenzase. Xi y su comitiva llegaron con antelación, en yunta con Sergéi Lavrov, el G2 Chinorrusia.


También Rusia impuso un veto con suficiente adelanto. En este caso a Macron, que pidió participar en calidad de observador en la cumbre de Johanesburgo. Putin le dijo que no se vistiera, que no iba. Pero María Zajárova dejó en claro, que no por eso se impediría el ingreso o la visita de países “occidentales”, sino sólo a aquellos que tienen a Rusia sancionada. Obvio.


Brasil y China, los dos socios comerciales principales de Argentina, apostaron con riesgo y fuerza por igual, logrando consenso para el ingreso de Argentina al BRICS+, pero a la vez en Johanesburgo, el presidente de Brasil, Lula, el de China, Xi y el canciller de Rusia, Lavrov, se reunieron cada uno aparte, con Luis Arce, presidente de Bolivia, que podría sustituir a Argentina en caso de que el 10 de diciembre Milei sea presidente y se mantenga en sus 13.


De todos modos, acaso la reunión más importante de la cumbre de Johanesburgo, fue la bilateral entre Xi y Modi, quienes anunciaron caminos de solución a todos sus diferendos, incluso a las disputas territoriales fronterizas. Porque esto viene a completar la creciente pacificación que se está dando en Asia suroriental, Asia central y ahora muy especialmente en Asia occidental, juntando por primera vez en un mismo bloque, el BRICS+, a Arabia Saudí e Irán, muy recientemente restablecidas las relaciones diplomáticas entre ellos, terminada la guerra de Yemen entre ellos y coincidentes de reincorporar a Siria a la orgánica musulmana (de más de mil ochocientos millones de habitantes), todo por oficio de la diplomacia conducida por Wang Yi desde Beijing. Durante siglos, pero más intensamente en los sesenta años más recientes, “occidente” se dedicó a destruir Asia occidental. Rusochina se está dedicando a reconstruirla desde hace un par de décadas y está ganando la partida.


En octubre de 2024 se celebra la XVI cumbre BRICS en Kazan, tercera ciudad de Rusia, capital de Tartaristán, región de mayoría musulmana, aunque en Kazán conviven en números similares cristianos ortodoxos y musulmanes. Allí, si nadie se opone, se va a integrar al BRICS+ a otros tantos países tal vez, pero con casi toda seguridad, entre ellos, Kazajistán, Venezuela, Bolivia (si no entró antes) y el mecanismo multipolar, que ya logró el objetivo de controlar el precio del petróleo y el de la autosuficiencia en la cadena de suministros, pasaría a contener en su ámbito, más del 90 % del petróleo del mundo. Eso no es sólo petróleo. Es también Petroyuan. O, ya en 2024, moneda común del BRICS+, en sistema de transferencias internacionales multipolar alternativo al SWIFT, para reemplazar setenta años de acostumbramiento al Petrodólar por moneda de referencia. La desdolarización comercial lleva tendencia exponencial desde el inicio de la Operación Militar Especial de Rusia en el Donbás y en Novo Rosiyia (el dólar era nomás “una divisa respaldada en armas”, que dijo Paul Krugman, premio Nobel en 2008), pero desdolarizar también el sistema de transacciones (que se está haciendo hasta el momento de modo bilateral para monedas nacionales, también tendencia exponencial) y reemplazar la moneda de referencia del principal comoditie, es requisito para desdolarizar las reservas. Todo a su tiempo y en su orden.


Ya Sergéi Glacyev, el ministro de macroeconomía para la Unión Económica Euroasiática está trabajando en ello. Impedirlo no va a ser tarea de Egipto, por mucho que se haya especulado antes de la visita de Modi a El Cairo y de Al Sisi, presidente de Egipto, a San Petersburgo, a reunirse con Vladimir Putin, donde seguramente se transó toda una hoja de ruta para que la elusión del canal de Suez por el Corredor Norte Sur de Rusia-Irán-India, no perjudique al país de la pirámides. Podría ser en cambio, tarea de Milei (sistémico a lo exógeno, tal cual dice Rafael Bayce).


Sólo tendría que asumir la presidencia diciendo: “estamos alineados con EEUU e Israel y en consecuencias vamos a preguntar en la embajada qué hacer respecto al BRICS+”.


Y los gobernantes yanquis van a ver si no les conviene más un caballo de Troya en BRICS+ que evitar créditos del Nuevo Banco de Desarrollo (el banco del BRICS ampliado), presidido por Dilma Rousseff, a Argentina, banca multilateral que, a diferencia del FMI, no es injerencista, no se mete en la política ni en la planificación económica de sus países miembros.


sábado, 12 de agosto de 2023

El viejo topo asoma en el Sahel

 

Manifestación de apoyo a Tchiani en Níger

Marx tiene categorías literarias predilectas para caracterizar políticas. Una es inglesa, el robinsonismo; otra francesa, el tartufismo. Para la revolución en sí, reserva Shakespeare. En el Manifiesto del Partido Comunista, usa, para presentar la revolución, dos comparaciones que hace El Bardo: el padre de Hamlet con el fantasma (que en el Manifiesto recorre el mundo) y a Robin Goodfellow, en Sueño de una noche de medioverano, que alude al viejo topo de la historia y en el Manifiesto es el papel de la Revolución en ella.


Pero referido precisamente al colonialismo europeo, su referencia literaria es Tartufo. Escribió Marx en el New York Daily del 16 de septiembre de 1857. “El Times de Londres carga las tintas (contra los cipayos de India) no solamente por pánico. Proporciona a la comedia un tema en el que Moliere mismo no había reparado, El Tartufo de la venganza. (…) John Bull (equivalente de Macron) necesita estar inmerso en gritos de venganza hasta las orejas, para hacer olvidar que su gobierno es el responsable del mal que se incubaba y de las dimensiones colosales que ha permitido que adquiera”.


¡Golpe de Estado!”, “¡Autoritarismo!”, “¡Devuelvan la democracia!”, grita el presidente francés y amenaza a Níger, primero con una invasión de cipayos, luego con caza propio violando cielo nigerino, reportado el miércoles por Niamey y yihadistas liberados por tropas francesas, del mismo reporte. El martes para mayores gritos de venganza, se hizo presente en Níger la funesta Victoria Nuland. El gobierno no la recibió pero la vicesecretaria de Estado de Biden dio instrucciones a las tropas yanquis en el terreno.


Lo mismo grita Biden, “para hacer olvidar que su gobierno (igual que el de Francia) es responsable del mal que se incubaba y de las dimensiones colosales que ha permitido que adquiera”. Sin embargo, Marx se equivoca en que Moliere no reparó en los tartufos de la venganza. Acaso no en su comedia, pero los tenía bien presentes en su propia vida.


Tartufo es el más célebre de los hipócritas y falsos moralistas, un personaje y el nombre de una comedia de Moliere, que hace 44 años vi ensayar y protagonizar a Luis Cerminara. En aquellos años, Cinemateca estaba exhibiendo la película Moliere, de Ariadne Moutchkine y tenía una escena en Versalles donde Moliere, encargado por Luis XIV de los fuegos artificiales de una fiesta, le soporta al rey grititos de venganza ante su pasividad rebelde y le contesta, falsedad a falsedad, “oui, Lui, Lui”, mientras piensa otras cosas. Moliere detestaba los fuegos artificiales.


El Moliere de la Moutchkine, el verdadero, fue casi un director de murga por la vida trashumante que llevaba de tablado en tablado, a marcha carreta, hasta que sedujo a Luis XIV, “oui, Lui, Lui”. Entonces pasó su genio a ser el todavía obsesivo amante de un teatro dedicado a la vida aún entre las intrigas de la corte y aún si, para eso, él mismo tuvo que emplearse en parte en el tartufismo. Tartufo era toda la hipocresía de Francia, del clero, de la nobleza, pero en la escena final aparecía la orden de “Lui, Lui” para condenarlo.


Recientemente vi en Alfabeta, el Moliere de Laurent Tirard, con la magnífica actuación de Fabrice Luchini en un pasaje de Tartufo, pero Tirard se vale de la obra de Moliere, desempolvando pasajes de sus comedias y mostrándolo humano, creíble, a costa de un inverosímil brillo de época que Moutchkine destruye en las seis horas de rigurosa biografía de Moliere en su propia época, cuando tenía razones y daba motivos para ser perseguido por la iglesia, recelado por la corte y tartufeado por el rey. No se puede decir que el Moliere de Tirard sea el de la Francia de Macron. Tiene crítica de las clases que Moliere criticaba y un abordaje libre y desprejuiciado de la psicología de sus personajes. Pero sí que es de Macron la Francia de este Moliere. Salí del cine pensando “qué lindo sería vivir en el siglo de Moliere en el Reino de Francia”, como aquella multimillonaria yanqui que a la salida de Lady sing the blues declaró que si volviera a nacer, querría nacer negra en el barrio de Billy Holliday.


El tartufismo de las recreaciones occidentales de la historia, sobre todo cuando refieren al racismo, es históricamente insuperable.


Hoy el Tartufo indignado y vengativo ante las acusaciones en su contra de Burkina Faso, Mali, Guinea, Argelia, Mauritania, el Saharaui y ahora Níger, entre otros del Sahel, primero dice que sus 1.500 tropas sumadas a las 1.200 de Estados Unidos en Níger y a varias ramales de Alkaeda, armadas de última generación con decenas de miles de dólares y euros en armas que iban (algunas quizás en principio fueron) supuestamente a Ucrania, pero, a través del mercado negro terminaron en la frontera de Níger con Burkina Faso y con Mali, “restaurarán la democracia” (Macrón le hace bullying a la democracia).


Pero sin ningún apoyo popular manifiesto, todas las fuerzas neocolonialistas fueron superadas por el ejército Nacional del general Abdurahaman Tchiani, el 26 de julio, cuando instaló un “regimen autoritario” (lo “descansan” al autoritarismo) en Níger.


Enseguida los “no solamente gritos de pánico” crecieron de volumen. Dijeron que las manifestaciones multitudinarias en toda esta semana de apoyo a Tchiani, que nunca tuvo Bazum (su predecesor cipayo), quien ganaba elecciones que tenía que repetir cada año por fraudulentas y cada año volvía, con falsa devoción, a hacer el fraude sin ningún apoyo popular, “serán aplastadas por una coalición de estados del oeste africano antes del domingo 6 de agosto”. El viernes 11 Francia, en comunicado oficial del Ministerio de Exteriores, dio luz verde a la invasión, apoyando una resolución de Nigeria del 10 de agosto que moviliza tropas de reserva .


Llegaron los Wagner a Níger la semana pasada. Tchiani llamó a movilización general, pasó el 6 de agosto, el 7, el 8, el 9... y esta prolongación de la guerra de Ucrania, que fue, a su vez, prolongación de la guerra de Libia, está esperando los hipersónicos que la saquen del Sahel a París-New York. ¿Qué les advirtió Putin sobre la guerra moderna?

Macron “necesita estar inmerso en gritos de venganza hasta las orejas, para hacer olvidar que su gobierno es el responsable del mal que se incubaba y de las dimensiones colosales que ha permitido que adquiera”. Lleva décadas saqueando Níger. La multinacional Orano-Areva no tuvo reparos en dejar al aire libre millones de toneladas de lodo radiactivo que contaminan el agua potable. Por ejemplo, la mina de Cominak en Arlit, en el Sahara, explotada por Areva-Orano durante cuarenta años y que lleva dos años cerrada, vertió unos 20 millones de toneladas de lodos radiactivos, cuyas partículas se dispersan al viento con todas las terroríficas consecuencias que conlleva, pero las casas de barro de los trabajadores de las minas, una vez que cierran, nos cuenta Ermelinda Malcotte, activista de derechos humanos desde Bruselas, en Data Urgente, “son destruidas por los franceses para no dejar evidencia para un juicio”. Que la radioactividad se esparza por todos los rincones de Níger donde casi dos mil trabajadores mineros desocupados se están buscando la vida nuevamente.


Mientras tanto, Tchiani cortó la salida de uranio hacia Francia, donde el combustible nigerino alimentaba el 30% de las centrales nucleares que dan luz al país galo. En retaliación, París-New York impuso sanciones a Níger que lo dejaron en un 80% a oscuras, porque la neocolonial británica Nigeria las acató y, en cuarenta años de saquear el uranio nigerino, Francia no permitió a Níger ni una solo central energética. No es raro. África produjo la mayor parte del oro de Europa del siglo y está todo en bóvedas de bancos europeos, mientras en los bancos centrales africanos no hay nada. Cada tanto va Tartufo a darle a África, en “ayuda humanitaria”, alguna migaja del banquete que le roba.


En Níger, la mortalidad infantil es del 11,5 % (tercer lugar del mundo), la esperanza de vida promedio es de 52 años para los hombres y 54 años para las mujeres. Más del 40 por ciento de los niños menores de 14 años trabajan en minas de uranio para Francia, enferman, mueren sin posibilidad de tratamiento. Es el resultado de décadas de explotación estadounidense y francesa de un país repleto de oro, diamantes y uranio.


Moshen Abdelmoumen, periodista argelino, denuncia: “En cuanto a la lucha contra los yihadistas, ¿desde cuándo lucha Francia contra el yihadismo? ¿No es el ex ministro de Asuntos Exteriores de Hollande, Laurent Fabius, quien declaró que Al-Nusra “estaba haciendo un buen trabajo en Siria”? ¿Francia no acogió, supuestamente en nombre de los sacrosantos “derechos humanos”, a los asesinos del pueblo argelino y todavía hoy da asilo a individuos considerados terroristas por el Estado argelino? ¿Quién se manifiesta cuando quiere en las calles de París? ¿No entrevistó recientemente el canal France24, la voz del Quai d’Orsay, al jefe de AQMI?


La Operación francesa Barjan en el Sahel nunca tuvo la intención de luchar contra el terrorismo, solo sirvió para proteger el robo de riqueza por parte de las multinacionales, incluido el oro de Mali. Hace unos días el general Tchiani explicaba muy bien la situación: “Hemos localizado a menudo a los terroristas, pero cuando pedimos atacarlos para eliminarlos, el presidente Bazum (hoy preso) nos dijo que primero pidiéramos permiso a los franceses. Pero nuestros soldados caían en el frente y Francia no hacía nada… Decidimos hacer lo mismo que Mali y Burkina Faso”.


Usted no deduzca nada. ¿Cuándo Níger es autoritarismo? y ¿cuándo es democracia? Biden y Macron se lo van a decir.


¡Qué semejantes tartufos de la venganza se perdió Marx para sus crónicas del colonialismo!

domingo, 6 de agosto de 2023

El método Hiroshima

 


Cuando Estados Unidos era el país dueño de los cielos, capaz de imponer las zonas de exclusión aéreas que le convenían y de bombardear desde los cielos cuanto les convenía, el 6 de agosto era algo más que la conmemoración de la primera bomba atómica lanzada sobre una ciudad, la de Hiroshima, en 1945, lanzada por EEUU, y la otra, tres días después, sobre Nagasaki, dejando doscientos diez mil muertos en el acto e infinitas generaciones de niños afectados en sus formaciones por la radioactividad (otros hablan de 110 mil: La cifra es lo de menos, tanto una como otra cuentan lo mismo —un genocidio, un crimen de guerra, la eliminación de mujeres, niños, viejos y demás población civil, y los otros animales que también vivían en aquellas ciudades. Es la conmemoración del inicio de un método existencial.


La bomba atómica sobre Hiroshima fue militarmente innecesaria en absoluto para derrotar a Japón, que ya estaba vencido, tal cual este año reconoce una película de Hollywood sobre el principal científico encargado de engendrar la bomba, “Oppenheimer” de Christopher Nolan, que hoy está en boga. En su reseña de la película para la revista El cohete a la luna, Marcelo Figueras dice:


Porque Hitler murió a fines de abril del ’45 y Alemania se rindió a comienzos de mayo, pero la Casa Blanca y el poder militar no aflojaron su presión en pos de la bomba. Y Oppenheimer comenzó a entender que apuntar los cañones hacia Japón era la excusa práctica, dado que la isla proseguía su ofensiva bélica, pero que la verdadera razón de la presión era en primer término la Unión Soviética —a pesar de que circunstancialmente eran aliados— y, en último, la supremacía mundial. Frenar el carro a esa altura debe haber sido materialmente imposible, y además Oppenheimer había echado sobre el paño verde de la apuesta su prestigio científico.


El día de la bomba sobre Hiroshima quiso mostrarse triunfal delante de los trabajadores de Los Álamos y alzó las manos entrelazadas encima de su cabeza “como un campeón de boxeo”, dicen, mientras se lo vitoreaba. Entre las cosas que atinó a decir, una fue: “Qué pena que no alcanzamos a usarla (a la bomba) contra la Alemania nazi”. Porque a esa altura intuía ya que volar por los aires a Hitler y a los SS hubiese sido algo muy distinto de pulverizar a un montón de japonesitas y japonesitos. Sospecha que se volvió amarga días después, cuando de forma por completo innecesaria una segunda bomba borró Nagasaki del mapa”.


La película no muestra el bombardeo del lado de sus víctimas. Su centro son las tribulaciones del científico. La humanidad ha producido Auschwitz y el cine lo ha mostrado; lo ha mostrado del lado de sus víctimas; ha producido Hiroshima y lo ha poetizado, “Hiroshima mon amour” o lo ha psicologizado, “Oppenheimer”, pero del lado del victimario. Mientras nos horrorizamos una y otra vez, en una sana reacción moral, ante las cámaras de gas, nos parece natural este método de exterminio. Porque Hiroshima es el método elegido por el vencedor estadounidense y sigue vigente.


Gunther Anders escribió en 1958 que las bombas atómicas lanzadas sobre Japón produjeron un hombre nuevo y fundaron una época radicalmente distinta, sin precedentes y sin vuelta atrás: Santiago Alba lo describe así: “del "todos los hombres son mortales" del estado natural y del "todos los hombres son eliminables" del lager se ha pasado, sin posibilidad de retorno, a la premisa silogística de la nueva era: "la humanidad entera es eliminable". Podemos decir, de hecho, que la humanidad no existía antes de Hiroshima; podemos decir que la Humanidad es el resultado de la bomba. Al contrario de lo que pretende Costanzo Preve, la Humanidad no produjo Hiroshima sino que es un producto suyo: antes había clases, naciones, individuos y la Humanidad constituía apenas el Sujeto ilusorio bajo el que se trataban de emborronar diferencias irreconciliables. La bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, con su latencia de Holocausto, constituye a la Humanidad por vez primera, pero como objeto de amenaza, como unidad negativa susceptible de destrucción. Ni la globalización ni la televisión ni la revolución tecnológica: desde el 6 de agosto de 1945 existe la Humanidad; desde el 6 de agosto de 1945 —mucho antes de la invención de internet— todos vivimos ya en el mismo mundo. Y sólo porque ese mundo, dure lo que dure, estará siempre a punto de desaparecer”.


Ahora que, gracias a Assange y a través de su sacrificio, disponemos muy mediatizadamente de los cables que las filiales del cielo le enviaron a éste en los últimos años, tenemos unas cuantas piolas enjabonadas para tratar de treparnos, en un juego muy entretenido hasta que nos derriben con sus bombas verticales.


Fidel Castro tuvo razón desde un comienzo (leyendo, tal vez, otras filtraciones). En cuanto comenzaron las revueltas en el mundo árabe en 2011, pronosticó que la OTAN bombardearía Libia y se apoderaría de sus pozos petroleros. Cuba tiene fama de operar el mejor servicio de inteligencia detrás de la CIA (y en África, quizás, delante). Y antes Irak. Y después Siria, la Boabab (la mayor bomba después de “La Super”, la atómica) sobre Afganistán. Guernica, Durango (los primeros bombardeos aéreos) y el barrio judío de Varsovia (el primero discriminado a civiles; los tres por la luftweff nazi) revisitados sobre las capitales de Donest y de Lugans desde 2014, que entonces no tenían ni una sola batería antiaérea.


Cuando los cielos eran de Estados Unidos, fue con los bombardeos a Belgrado (1995 y 1999), que la OTAN comenzó a juntar a Rusia con China. Rusia, susceptible al carácter eslavo de los bombardeados, era previsible que reaccionara oponiéndose a su entonces aliado norteamericano, y China fue bombardeada en su propio territorio porque fue planificadamente destruida en el bombardeo la embajada china en Belgrado. Pero la OTAN debía reciclar su industria de armamentos y no había guerra fría para justificarlo. Había que bombardear Belgrado, aunque fuese militarmente igual de innecesario que Hiroshima, casi igual que Nagasaki, porque Nagasaki, ya probados tres días los efectos de la bomba, fue el comienzo del método Hiroshima. Aunque éste acaso fue inaugurado pocos meses antes, con el bombardeo indiscriminado angloamericano a Dresde, cuando ya Alemania se estaba por rendir en Berlín al Ejército Rojo.


En nuestro continente aplicaron el método a Ciudad de Guatemala en 1954, a Plaza de Mayo, Buenos Aires, 1955, a Panamá, 1989 y Kennedy fue asesinado por haber llegado tarde a aplicar el método a La Habana (pensando que con Bahía de Cochinos alcanzaba), por haber llegado cuando ya Cuba mostraba misiles soviéticos a 150 kilómetros de Estados Unidos.


La disuasión atómica está siendo superada por la disuasión hipersónica. Tendencialmente, ante una saturación misilística hipersónica no hay tiempo para respuesta ni convencional ni atómica. La velocidad puede ser más letal que la radioactividad. Por el momento la delantera hipersónica la lleva el campo multipolar, particularmente Rusia, China e Irán. Los cielos no son más de los aviones de la OTAN si no de la amenaza de los misiles hipersónicos rusos, chinos e iraníes, de hasta veinte veces la velocidad del sonido, de largo alcance, intercontinentales, de más de 18 mil kilómetros de trayectoria no lineal y por lo tanto, de momento, imposible de interceptar..


Aún así, quizás todavía no pueda la mayoría global asaltar los cielos que Estados Unidos esté perdiendo a la vez que decae su hegemón, pero la Humanidad en sí -y ahora amenazadamente también para sí-, existe y, en todo caso, los dioses o destinos, tal cual escribió Juan Rulfo, "nos han dado la tierra".


"La tierra y el camino".