viernes, 25 de diciembre de 2020

Covid 21

 


Quieren resignarnos a convivir con el virus y le llaman a eso “libertad”.

 

Quieren resignarnos a la vigilancia biopolítica, a la sociedad de la supervivencia, porque no pueden librarse y librarnos del virus; las contradicciones entre factores de poder económico se los impide.

 

Entonces te dicen que la Covid es una gripe fuerte, que se registran más muertos por accidentes de tránsito que por Covid. Y te hacen entrar en pánico, pero no en pánico de la pandemia sino de las restricciones para no colapsar.

 

Si quisieran meternos miedo a la subsistencia de la Covid nos mostrarían los hospitales, las muertes, la espantosa agonía de estas muertes, igual que nos muestran los videos de seguridad de las rapiñas, asaltos, tomas de rehenes, cien y mil veces cuando quieren que berreemos por “seguridad”. 


Igual que mostramos la agonía del SIDA en su momento (de cuarenta años de periodismo puedo recordar cientos de ejemplos, pero el del SIDA es especialmente asociable a esta pandemia), para que el público usase condón. 


Los yanquis prohibieron que los medios mostraran los muertos en Vietnam en cuanto vieron la reacción del público. Pasaron de las imágenes a los números, mucho más indolentes. Y de la Covid los números son engañosos, porque los accidentes de tránsito y el cáncer y la gripe común no tienen la proyección contagiosa exponencial de una pandemia. Los números que deberían mostrar, si quisieran que exigiésemos liberarnos del virus, son las proyecciones, apuntaladas con imágenes que no están mostrando. Entonces, ¿qué es lo que quieren?, ¿Qué es lo que sí muestran?

 

Cuando mostraron sus cadáveres en la guerra contra Vietnam, comenzaron los movimientos exigiendo la paz... Luego de eso, los yanquis nunca más mostraron sus muertos. Aprendieron: Cuando pasan videos de las guerras contra Afganistán, Iraq, Libia… siempre es de noche o con imágenes desde un avión que vuela tan alto, que sólo ves una pequeña nubecita de polvo cuando caen las bombas. Nunca más mostraron cadáveres o pedazos de cuerpos ensangrentados volando por el aire. Hasta que apareció Assange y Wikileaks para informarnos de verdad. Por eso van a matar a Assange. Lo están matando. 


De la Covid te dan números congelados, día tras día, lugar por lugar, tantos números sin proyección que al final nada tiene que ver con la realidad, con el horror de la muerte o con el respirador artificial, al final los números ni siquiera cuentan. Nos inyectan teorías conspirativas absurdas, protonazis, inconsistentes. ¡Déjense de joder! ¡Si China, Vietnam y otros pudieron librarse del virus en un par de meses y vivir normales y crecer económicamente mejor que normales en casi todo el año, háganlo ustedes, idiotas y no inventen estupideces! Es fácil, basta con parar de arrodillarse ante los poderes corporativos, ante los “malla oro”, pero no pueden. Entonces quieren que nos resignemos, que sólo reclamemos por presuntas “libertades individuales”.

 

En la película QUEIMADA con Marlon Brando, un revolucionario negro, cuando Brando le pide que se escape, contesta: "SI EL INGLÉS ME PERSIGUE, YO ME ESCAPO". "SI EL INGLÉS QUIERE QUE ME ESCAPE, YO ME QUEDO".

 

De eso se trata. Quieren que convivamos con el virus porque esta situación de restricciones tal cual las manejan económicamente, les sirve. Para eso incitan a que nos enfoquemos contra las restricciones y no contra el virus y contra el manejo económico de las restricciones.

 

Están complicados. El grupo de Hanoi (RCEP), constituido el mes pasado, incluye a Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Australia, más todo el ASEAN, o sea: toda Asia oriental. Se plantea 0 arancel para 2040, Van camino a una sola economía para toda Asia. Porque se suma el Foro de Shangai, que incluye el 16 más 1 de Europa central y oriental y Eurasia. Sinorrusia es un solo país desde 2014 y Alemania no acepta que los yanquis le bombardeen los gasoductos de Gasprom. La ruta de la seda va a llegar hasta Portugal, mientras en el Pacífico el Grupo de Lima se desmorona. Lo que le queda al Pentágono es publicitar inútiles alianzas militares o de inteligencia, firmadas contra invasiones chinas que nunca van a ocurrir. Por eso las corporaciones mediáticas declararon ganador a Biden sin esperar los resultados oficiales. Piensan que todo esto se hubiese dado menos rápido si Obama cumplía su agenda de acuerdo transpacífico (aunque los chinos entrasen con arancel 0 a USA desde las fábricas que tienen en otros países del ASEAN; hoy el transpacífico es proyecto chino y se llama Cptpp) y de acuerdo transatlántico (aunque Europa siguiera garroneando subsidios). Están bien complicados.

 

El primer mes, y antes aún, cuando el virus estaba en China, mostraban la muerte catastrófica, porque pensaban que el año nuevo chino iba a llegar antes de que los chinos se libraran del virus y se iba a propagar desde el centro, Wuham, con 3 mil millones de viajes en cuarenta días de vacaciones por el fin de año, para el 12 de febrero (año nuevo chino). Era el final devastador de China. Así lo mostraban, pero pasaron de las imágenes a los números cuando el virus resultó incontrolable en Occidente. La Covid dejó de parecerle catastrófica a Trump, a Bolsonaro y a la propia OMS. En las redes, el virus era un invento. O ni siquiera un invento. No existía. Un relato del “comunista Rockefeller” (¿?).

 

¿No lo previeron? Yo pienso que sí. Una vez destruida China, iban a destruir a Trump. Lo escribí en abril, “es un ataque a China pero es un tiro por elevación a Trump”. ¿Por qué? Porque Trump estaba aislando a USA por un cálculo cortoplacista que le estaba dando resultado. Su antiglobalismo perjudicaba a sus aliados pero recuperaba un poquito la economía yanqui, un 3,5 de crecimiento le permitía ser reelecto. La posición del imperialismo a mediano plazo se debilitaba. China había ganado la globalización 2 a 1 (tratado por tratado), pero la desglobalizacilón estaba ganándola por paliza, encimando a todas las posiciones económicas de USA fuera de USA (en Europa, en el sudeste asiático, en Africa, incluso en América Latina…) e incluso en USA. Ni que decir en China, donde el Estado compró a precio de quiebra varias transnacionales en febrero-marzo.

 

Los números no mienten. Mienten los que hacen los números. Un millón de muertos no impresiona porque es similar al número del cáncer, menos al de los accidentes del tránsito, pero si contra la Covid no se hiciese nada, sus números treparían rápidamente a cientos de millones (precisamente porque la mortandad es sólo del 5 % o menos; una enfermedad de alta mortandad mata al huésped virósico y se autodestruye. Esos números y sobre todo, sus imágenes, son lo que esconden, para que no les exijamos que la terminen. Ellos quieren aplanar la curva con el sacrificio de la economía del pueblo y de las libertades del pueblo. No quieren, porque no pueden, librarse del virus, pero China ya lo eliminó en su país y Sinorrusia va a eliminarlo en el mundo. Puede llevarle un par de años, pero va a haber vacunas accesibles, aunque es probable que en un sólo año el número de muertos llegue a tres millones.

 

En Uruguay se vino el brote (que se hubiese evitado fácilmente siguiendo el plan estricto de Vázquez-Erlich-Fernández Galeano, con ingreso universal durante las cuarentenas que fuesen necesarias; porque aquí los recursos estratégicos todavía están en manos del pueblo. El Sistema Nacional de Salud que legó el FA es muy fuerte y la densidad de población es bajísima; además teníamos acceso pleno a los fondos de contingencia internacionales, que nuestro gobierno está reservando para cuando haya una pandemia o una crisis (¿?). Prohibieron todos los espectáculos públicos y todas las actividades donde la transmisión de la epidemia es baja, mientras siguen abiertas aquellas donde según los propios expertos asesores del gobierno, la transmición es alta  

 

La hicieron con la pega. El teatro los jode y los recontrajode el carnaval. Está muy pero muy jodida la situación de las salas y este gobierno (que de las vacunas no ha hecho ningún anuncio en concreto) apuesta a que se fundan, bajando a la mitad el subsidio a FUTI de épocas normales. También confiscó en los hechos el ahorro de capas medias, siendo el gobierno uruguayo, entre todos los gobiernos del mundo, el que menos asistió económicamente en la emergencia, y el que encima aumentó tarifas e impuesto, bajando el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones y dejando a la buena de Dios a los trabajadores informales.

 

Si no quiere empezar el año resignando, firme contra la LUC. Porque va a ser necesario protestar y a las leyes represivas y antisindicales de la LUC, que ya colmaron de arbitrariedades la actuación policial, se suma ahora la discrecionalidad, en el mismo sentido, del artículo 38 de la Constitución reglamentado.

 

Y recuerde. Si el inglés quiere que me queje de las consecuencias, voy a atacar las causas.

 

Estamos en un estado de guerra permanente, híbrida (convencional e irregular, especialmente irregular y, sin duda, además biológica). Baste ver los presupuestos que se dedican a todos los factores de esta guerra, pero… ¡cuidado con las imprudencias de la prudencia!... el que sacrifica el placer pierde esta guerra. Es una de las características de su irregularidad. Se combate decisivamente en el terreno de los mapas deseantes. El capital concentrado está condenándonos a una sociedad de la supervivencia. El capital está perdiendo. Y no soy optimista. Cuando se ve perdido se lleva el planeta entero a su tumba. 

 

domingo, 6 de diciembre de 2020

Serio y responsable

 

 


 

Se nos murió Neruda, se nos murió García Márquez, se nos murió Picasso, se nos murió Cortázar, se nos murió Chaplín, se nos murió Chávez, se nos murió Fidel, se nos murió Voltaire, nos mataron al Che y nos mataron a Allende y a John Lennon, a Rosa Luxemburgo, a Olof Palme, a Torrijos y a García Lorca...; se nos murieron Gardel y el Diego, todos ellos, por revolucionarios, perseguidos hasta la muerte y atacados después, pero la muerte fue el momento en que todos, incluso quienes los mataron, eligieron para empezar a cooptarlos ya sin que las nuestras pudieran resistirse y responder. “Mentira ese lamento”, dijera Lepera.

 

En Paraguay se nos murió Artigas, en Paysandú nos fusilaron a Leandro; de pie, ha muerto Batllle, ha muerto Lenin, también Mao y Ho Chi Ming, se nos murió Seregni y hoy, se nos muere el Taba. “Quiero que me recuerden como un Presidente serio y responsable”, dijo. Fue más que eso, pero esa fue su última voluntad. Así que ahí le va. Justo el martes, le decía a mi hija, médica, “con el Taba de Presidente, de esta pandemia salíamos con cero muerto y en dos meses afuera bailando”. Eso lo sufrió nuestro líder con toda su responsabilidad. Lacalle fue a hacerse una selfie con él pero fue a no darle bola. “La responsabilidad es siempre revolucionaria”, decía Eduardo Bleier. Y la responsabilidad es lo que más cansa.

 

EL FRENTEAMPLISTA SOCIALISTA TABARÉ

 

Mala parte de su trabajo como periodista estrella de El País, el talentoso Carlos Maggi la dedicó a demostrar que “Tabaré Vázquez nada tiene que ver con los socialistas europeos, porque el programa del FA es opuesto a los de la socialdemocracia”. Según Maggi, quien representaba en Uruguay la sabiduría política de la civilización era Julio María Sanguinetti. Algo de cierto había en que el Sangui era el preferido de tipos como Felipe González, pero se trataba de una certeza fugaz, como fue momentáneo el amor que el “Isidoro” sevillano les tributara a José Díaz y al Polo Gargano (cuando le llamo Isidoro no es por Isidoro Cañones, el “botarate” personaje de Dante Quinterno, sino porque “Isidoro” era el nombre clandestino de Felipe González). Cuando todavía le llamaban Isidoro, los socialistas uruguayos tuvieron algo que ver con el diseño desde Barcelona de la plataforma de lanzamiento del nuevo PSOE. Antes  que una hechura de Billy Brant, como han sostenido sus biógrafos oficiales, para desmarcarlo, con Bernstein, de los rescoldos revolucionarios que portaba Tierno Galván (por ni mencionar a Largo Caballero, Arniches, Indalecio Prieto…), “Felipillo” fue el producto de un crisol de experiencias políticas, entre las que pudo contar, probablemente, la de nuestro imprescindible José Díaz. Pero en años de lobby del  Partido Colorado en la Internacional Socialdemócrata y del afianzamiento de inversiones estratégicas españolas en América, Felipe González iba del aeropuerto de Carrasco a la estancia de Anchorena, sin pasar por ninguna Casa del Pueblo y se dejaba usar ideológicamente por el Sangui contra sus antiguos patrocinadores de izquierda. Al Frente Amplio, si te he visto no me acuerdo. 

 

Tabaré Vázquez fue una expresión de ese socialismo nacional uruguayo, que supo estar contra la guerra imperialista del 14, siguiendo a Jean Jaurés. Por seriedad y responsabilidad, trascendió su papel de Comité Central del Partido Socialista, para ayudar a salvar al Frente Amplio de la secesión del 89, cuando la escisión del PGP (el más votado de la coalición en 1984) y del PDC (el más votado en la anterior, 1971), pareció por un instante que nos condenaría a un rol meramente testimonial.

 

Tuve con Taba coincidencias y discrepancias, ni más ni menos que con los otros dirigentes de nuestra fuerza política, porque las personas somos todas distintas y nuestra fuerza está en la unidad de la diversidad. Así que voy a tomarme la licencia de recordarlo también en el humor (que es la más seria de las disciplinas). En diciembre de 2004 le ofreció a Jorge Batlle la embajada en Washington. Cuando éste se lo creyó, le aclaró que era un chiste. Serio y responsable.

 

LOS VIEJOS ENEMIGOS

 

La última voluntad de Voltaire fue que no le llevasen un cura para una extremaunción que lo enemistase con el diablo. “No es momento de hacerme de nuevos enemigos”, dijo, cuando todos los reinos e iglesias lo aborrecían. Tuvo ese humor seriamente responsable.

 

El Taba fue amigo de Chávez y de Fidel (especialmente de Chávez), pero no va a salir Macron a decir que esas amistades marcaron la derrota de Vázzquez, tal dijo de Maradona. Tabaré Vázquez fue líder sereno, serio y responsable. Elegido por el pueblo para que le concitara consensos especiales que le permitieran dirigir. Cumplió a cabalidad, desde su deslumbrante campaña del 89 a Intendente (“llegó Perón”, me dijo Legnani al oído cuando el Taba arribó al acto final, demorando diez minutos en poder bajar del auto y llegar al estrado, ante la aglomeración de esperanzas y uruguayos), hasta hoy mismo.

 

Fue masón pero no va a denostarlo el Arzobispo, cual lo hizo en el velorio de Gardel por ser Gardel afiliado por Guigour al Partido Socialista, el Gardel amigo de Palacios y por haber hecho las declaraciones más efectivas de aquella dura campaña a favor de la Ley del Divorcio, “yo no puedo estar a favor del divorcio porque estoy en contra del matrimonio”. Tabaré Vázquez se opuso al aborto con una convicción propia irreprochable comparable a la de Gardel y un fervor similar al religioso de María Auxiliadora Delgado (eterna compañera, que se le fue hace poco) y al de su hijo seminarista, pero acató el primer Presidente nacional frenteamplista, el veredicto popular, imponiendo la Ley de Salud Reproductiva, que salvó vidas y evitó abortos, dañando el negocio de los clandestinos.

 

Ni qué decir del negocio de las tabacaleras yanquis. Le ganó un juicio a Philip Morris.

 

Nuestros enemigos no pudieron destruir el consenso que nuestros grandes artistas concitaron (Gabo, los tres Pablo,  queremos tanto a Julio, Carlitos Chaplín, Idea Vilariño…,) con sus vidas. Aparte del alivio de que las nuestras ya no podían defenderse, nuestros enemigos no tuvieron más remedio que disputar la dirección de esos consensos y la producción de sentidos comunes. Ningún dignatario del mundo, de ninguna gran potencia, ni siquiera entre quienes mataron a nuestros mártires políticos, dijo exabrupto semejante al de Emmanuel Macron, Presidente de Francia, en su mensaje fúnebre sobre Maradona, ni los denostaron en el velorio (Monseñor Francesci a Gardel). Las figuras de consenso, salvo excepciones, gozan de ese momento unánime de lamento, pero tratándose de un político, la seriedad y la responsabilidad se mide en su legado político al preciso momento de morir.

 

Tabaré Vázquez deja un Frente Amplio fuerte y unido, con una generación de epígonos superior a la generación anterior, tal debe ser la evolución de la historia, según la concebía el progresista oncólogo de La Teja, Presidente de Progreso, fiel a la ciencia, compañero Vázquez, hasta la victoria siempre.

 

“¡Aquí no se rinde nadie!”, nos ordenó el Taba en la derrota del año pasado.

 

Los sueños están intactos, ardientes los abrazos de aquel noviembre de 2004, para volver a gritar, en 2024, ¡festejen, uruguayos, festegen!

 

Hoy se sembró el Taba. Junto al Polo, a Cardozo, a Vivián y a Frugoni. En el surco del general Seregni, el trillo de Chiflet, Rodney, Terra, Zelmar, Erro, Bonavita... en la senda del general Artigas, porque Artigas volvió con el Frente, a darle privilegios a los más infelices y no a los malla oro.

 

En lo personal, la certeza de que en la eternidad, la barra del Pistola Marsiscano va a estar hinchando bullanguera por el Taba para que salve siempre su último examen. 

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Maradona: uno siempre está muriendo

 



 

... y sin embargo, así seguirá abriéndose, muriendo, hinchándose y flotando, mientras dure en la noche, su belleza infantil de ingeniería...

Alfredo Zitarrosa

 

 

“Me acuerdo que cuando tenía doce años, había un canchero de Argentinos Juniors que, cuando yo entraba a la cancha, paraba un rato de trabajar, para sentarse en la platea a verme”, le dijo Maradona a El Gráfico, en Italia, en 1987, cuando él era la imagen más vista del mundo. La frase causó tal impacto global, que ese canchero tuvo sus diez minutos de fama internacional, televisión, radio, revistas. Uno de los periodistas que llegó hasta su modesta vivienda a preguntarle, para un video, si se daba cuenta que Maradona lo veía verlo -quizá el recuerdo más reciente que Maradona tuvo de una mirada pública sobre su imagen verdaderamente propia, la de sus doce años, la de su belleza infantil de ingeniería; acaso por eso lo mencionó en El Gráfico-. “No –contestó el canchero-; nunca me di cuenta; yo lo veía a él”.

“¿Y él nunca se acordó de usted para ayudarlo?”, preguntó el periodista.

Entonces el canchero le devolvió a Maradona su última imagen pública verdaderamente propia.

“¿Si me dio plata querés decir? Noooooo… Mi vida está paga por haberlo visto”.

 

Uno está muriendo y naciendo siempre, pero cuando alguien nos pagó la vida por haberlo visto, es mentira que esa imagen se murió y, sin embargo, andan diciendo que murió Maradona.

 

Que digan lo que quieran. Fontevechia, de Perfil, publicó la muerte de Maradona en tapa de la revista Noticias, ya en 1993. Y desde entonces, con mayor o menor verosimilitud, estuvieron matándolo siempre. Yo recuerdo que durante el Mundial 2010 leí  que Maradona había dicho en la conferencia de prensa "¿quién es Uruguay? ¿vino al Mundial?". Durante tres días lo leí ochenta veces en Facebook y en correos y lo escuché ochocientas en todos lados a donde fui, siempre en medio de descargas furibundas de uruguayos contra Maradona. Cuando se enteró, Diego dijo que no lo dijo y los periodistas se pusieron a buscar en todas las conferencias de prensa del mundial, más allá de la indicada, y en todas las entrevistas que dio y hasta en lo que mandó por Internet y no está. Si tengo que medir a Maradona por quiénes lo odian y cómo lo odian, por quiénes lo aman y cómo lo aman, no puedo dejar de recordar la página más esclarecedora de toda nuestra historia: el libelo de Cavia contra Artigas. No hay un tercer rioplatense al que hayan odiado tan expresamente así las oligarquías. Ninguno. Ni el Che al que Diego lleva tatuado en el hombro.

 

Y hasta ahí nomás llega la comparación, pero no deja de tener lo suyo y voy a recordar una, a cuenta de un par más, de las varias buenas, muy buenas apiladas de Artigas (y en cuestiones bastante más cruentas que el fútbol) que a Maradona, como gambeteador, lo dejan hecho un poroto. Digo "hasta ahí" porque el Diego tuvo buenas y malas. Don José, en mi opinión, una sola mala, que fue en cuestión amorosa.

 

En 1812, Francisco Javier de Viana, al servicio del gobierno de Buenos Aires, está colaborando estrechamente con Manuel de Sarratea en sus hostilidades burocráticas contra Artigas. Dentro de ese clima, Viana le escribe a Artigas: ‘El excelentísimo señor general en jefe (Sarratea) me encarga diga a V.S. que hace 25 días salió de Paysandú, conduciendo pliegos para el general (Diego de) Souza, un teniente de dragones de la Patria y 25 soldados del propio regimiento. Y como no ha regresado aquel oficial, le tiene cuidadoso por su tardanza. Espera (por tanto), que al paso que V.S. dirija sus marchas, (averigüe) por medio de sus partidas avanzadas y trato con los indios, alguna noticia que pueda tranquilizar las sospechas a que ha dado lugar la demora del expresado oficial’.

 

La contestación de Artigas, después de haberle indicado al Caciquillo que retuviera a ese piquete, cabe en estas pocas líneas: ‘Ya lo he hecho averiguar entre los indios, pero ellos sólo me dicen que han (matado) muchos portugueses galoneados, pero sin advertir (sin fijarse) si tienen el uniforme de nuestros dragones…’.

 

“Yo les pido a los napolitanos que mañana (en la semifinal mundial en Nápoles Italia-Argentina) hinchen por Italia; pero que exijan que los otros 364 días del año también los consideren italianos”. Por cierto que al día siguiente los napolitanos no le hicieron caso; llenaron el estadio de banderas argentinas y del Nápoles, con la leyenda “forza, Diego” y gritaron a rabiar el gol de penal, sobrando, con el que Maradona dejó a Italia afuera de la final de su Mundial en Roma. Nunca nadie le hizo perder tanta plata a la FIFA, que ya tenía vendido Italia-Alemania sin parangón.

 

Después de eso a Maradona lo echaron de Italia. Fueron a buscarlo con las cámaras del Lawfare hasta una cama de un apartamento en Caballito, lo que no le han hecho ni a Cristina Kirchner y, cuatro años después, el imperialismo escenificó un tribunal orwelliano para ocultar que Diego ganó el mejor de sus mundiales, en USA.

 

A Maradona le aplicaron siempre el doble rasero clásico de la FIFA. Todos los que están en el juego saben que aquella orwellliana conferencia de prensa con que la FIFA escenificó la expulsión de Maradona del Mundial de Estados Unidos como si fuese la Asamblea de las Naciones Unidas anunciando la paz definitiva en el mundo, fue una terrible farsa.

 

No porque Maradona no se haya dopado para mejorar su rendimiento. No se sabe, no se puede asegurar, ni de él ni de ningún deportista, de ninguna persona, en ninguna circunstancia, en ninguna competencia de este mundo. Ya que es lógico pensar (pongámoslo así) que la droga está diez años por delante del antidoping (el doping paga más). Sino porque sí se sabe, y se puede asegurar, que para mejorar su rendimiento deportivo no se drogó con efedrina. Se puede demostrar que la FIFA aplicó doble rasero, cuando en otra instancia de ese mismo Mundial por “positivos” similares, a otros dos futbolistas, uno de ellos brasileño, ni siquiera los amonestó y en el Mundial 86, a un español lo suspendió por un partido. A Maradona lo suspendió por un año y medio.

 

Por eso soy de los que no podía escuchar el programa de Ricardo Piñeyrúa, 13 a 0, porque cuando oía en su cortina de apertura que “los que admiran a Maradona por lo que hizo adentro de la cancha y no afuera, tienen el decodificador para escuchar este programa” yo tenía que correr el dial, porque expresamente no tengo el decodificador. Y no solo ni tanto por las opciones explícitamente políticas que hizo Diego (que tampoco le salieron gratis), sino porque formó un sindicato internacional de futbolistas, denunció a Havelange por tráfico de armas, pleiteó contra la superexplotación económica de los jugadores por la televisión que los hacía jugar al mediodía con cuarenta grados y ganó. Y fue el único famoso que cuando cayó preso por drogas junto a dos desconocidos, declaró que la había cortado él y a la postre, ha salido constantemente en los medios de comunicación contando el perjuicio que le causaron las drogas.

 

Si sigue habiendo derecho a soñar con un mundo donde ni siquiera en el fútbol las cosas valgan más que los seres humanos que las producen, se lo debemos también, en parte, a Maradona. Pero no es por eso que lo considero el mejor futbolista que vi. Para mí, los mejores técnicos de los mundiales filmados son Rinus Mitchels y Carlos Salvador Bilardo y no coincido, en casi nada, con ninguno de ambos afuera de la cancha.

 

Se dice que Pelé fue más completo que Maradona. Pero si por eso, Zidane fue más completo que Pelé. No solo fue ambidiestro, hábil, técnico, cabeceador, pasador, elegante, excelente lector del partido, sino que además marcó con una técnica de marca casi tan depurada como la de Thuran o Makelele o Cannavaro. Pero yo creo que Maradona fue mejor que Zidane porque Maradona es un genio. Y si el fútbol es, como lo definió Dante Panzeri, “la dinámica de lo imprevisto”, el mejor futbolista que quedó filmado es el Pelusa. Consta.

 

Los mundiales están filmados íntegros desde 1958 hasta hoy. De antes solo pude ver algunas secuencias del 54 y la película del mundial del 50 que exhiben en el Museo del Fútbol, que alcanza a recopilar unos treinta minutos de filmación. A mí también me juraron por todos los dioses que el mejor futbolista de cualquier época fue Scarone (don Osvaldo Heber Lorenzo me lo aseguró de un modo tan categórico, que no me animé a pedirle que lo argumentara). Pero yo tampoco vi jugar a Scarone y sobre si fue mejor el fútbol de antes o el de ahora, opino lo mismo que Obdulio Jacinto Varela. “Era mucho mejor el fútbol de antes”, dijo Obdulio. “¿Por qué?”, le preguntaron. “Porque yo era más joven”, contestó.

 

El que me dijeron Óscar Omar Míguez y Julio Pérez que fue el mejor jugador del equipo de Obdulio, Juan Alberto Schiaffino, me explicó que cuando él llegó a Italia, en 1954, el técnico del Milan medía lo que corría cada jugador por partido, que esas mediciones se siguieron haciendo y daban que, promedialmente, un jugador de 1994 corría cinco veces más que el de 1954. Hoy debe correr, por lo menos, ocho veces más (por su mejor preparación física, pero sobre todo porque se lo requieren las actuales tácticas. Es decir que las canchas son ocho veces más chicas. Es decir que el jugador tiene ocho veces menos espacio y menos tiempo para ejercer y lucir sus habilidades. Esas jugadas de bordadora que le vemos a Maradona en sus mundiales no tienen comparación entre las que están filmadas. Lo más parecido son los sucesivos regates de Garrincha, siempre en su punta. Pero Maradona las hizo en espacios mucho más reducidos. Y Zidane, Forlán, Messi y Griesman lo superaron en eso. Messi definitivamente.

 

El formalismo truculento que queda es que Pelé ganó más mundiales. Pero mal.

 

En el 70 Uruguay bajó a Guadalajara cuando le tocaba a Brasil, por calendario prefijado, subir al Azteca. El Brasil de Pelé nos “robó” ese mundial en la FIFA. En el 90 lo robaron a Maradona. Ya en la Liga italiana, donde Diego, como no hay nada comparable, sacó con diez más, tres veces campeón (y campeón de Europa), a un cuadro chico del Sur, que nunca más figuró. A Diego aquel año, lo estaban matando a patadas en Italia para sacarlo del Mundial. Entonces se escapó del campeonato italiano y se escondió en Corrientes hasta que empezara el Campeonato Mundial. Igual lo machacaron y tuvo que jugar casi todo el torneo con el pie izquierdo más grande que el zapato, porque no había con qué deshincharlo. Calzó un número más y desatado y aun así fue el decisivo para llegar a la final, con el apile y el pase de gol contra Brasil y la definición contra Italia (sobrando, como que era de Buenos Aires, esa cueva de napolitanos y los napolitanos deliraban y Garibaldi se revolvía en su tumba), comiéndole el hígado a Havelange y a la televisión italiana (Pelé jugaba en el cuadro de Havelange; ganar con el caballo del comisario es fácil; el tema es cuando te echan hasta al kinesiólogo como a Argentina en aquel Mundial y Codesal tiene que inventar un penal, porque si no, deshecho, con diez suplentes y Maradona rengo, Argentina lo ganaba por penales).

 

Y llegó el Gran Mundial de Maradona, el de la efedrina. El jugador decisivo fue Romario, el crack brasileño que se animó a decirle a la BBC que Maradona fue mejor que Pelé. Y el propio Romario sabe que alcanza con mirar los dos partidos que jugó Diego y hacer la proyección lógica para comprender que estábamos ante el mejor mundial del Pelusa. Pero el show de ese mundial, lo que le hizo ganar la televisión norteamericana (negocio supremo del mismo, en un país donde el fútbol ni fu ni fa), fue precisamente la sustancia hallada en la orina de Diego. Schumacher, el golero de una selección alemana campeona del mundo, declaró que a todo el equipo lo “pinchaban” (no salía en el control). Lo mismo declaró Julio Jiménez de todos los clubes con que jugó la Libertadores. Tampoco salía el esteroide anabolizante que se daba Ben Johnson, según confesó, desde diez años antes que el antidoping lo detectara en Seúl. Y le habían hecho controles en Estados Unidos y en todo el mundo. Al contrario: Si alguien resistió “que me sigan tratando como a las máquinas de Fórmula Uno que son los futbolistas en Europa” se llama Diego Armando Maradona. No le cortaron las piernas porque no lo alcanzaron –Maradona vivió siempre en otro cielo y en otro infierno–. Pero si le hubieran impedido a Hemingway seguir escribiendo después del desarrollo de París era una fiesta, todos hubiésemos sabido, con leer los primeros capítulos, que nos habían robado el final de su mejor novela.

 

En comparación con Pelé, un par de definiciones bellas dentro del área, nada más. El mejor jugador de los mundiales 58 y 62 fue Garrincha. Que en el segundo Pelé no haya podido jugar no incidió en el resultado. Sí incidió que en el 58 no jugaran los mejores futbolistas de aquel año, Sívori, Angelillo, Schiaffino y Abaddie. En el 66 nos robaron a todos, es verdad, a Brasil también. Pero yo dirimo por las competencias entre nosotros. Uruguay fue campeón sudamericano de ese bienio y Peñarol de América (y del Mundo) de ese año. A Pelé en el Centenario lo borramos como siempre. Ese año Santos no llegó a definir la Copa. Dicen que el mejor equipo era el River Plate de Ermindo Onega, pero el mejor fue el Peñarol de Rocha porque le ganó bien la final. El año anterior, el 65, sí llegó Santos a definir en semifinal con Peñarol y el partido decisivo fue en el monumental de Núñez. Ganó Peñarol y la tapa de El Gráfico fue con Pelé de espaldas y Sasía de frente: “Fuimos a ver un a 10 y terminamos viendo a otro”. En el 70, en mi opinión, en la de Rivelino y en la de Maradona, el mejor jugador brasileño era Rivelino y el decisivo fue Jair. En cambio cuando Maradona ganó, ninguno de sus compañeros puso en duda que el equipo era Diego y diez más. A menos que tomemos en serio la genial broma que le hizo el Negro Enríque cuando fue a festejar con Maradona el gol a los ingleses con la mano (el segundo; el primero fue con el puño), “¡qué pase que te di, Pelu!”.

 

Se la había dado en la mitad de la cancha y de toque corto.

 

Sinceramente, esa de “Pelé o Maradona” ya es una polémica vieja. Como aquella que muchos planteaban en los años cuarenta, “¿Gardel o Magaldi?”. Dentro de sesenta años, a lo sumo se seguirá discutiendo si Maradona nació en Toulousse o en Tacuarembó.

 

Así que no me vengan con que se murió. Cientos de miles de personas están en la calle en plena pandemia. No lloran, no bajan la cabeza, no se persignan. Cantan "y ya lo ven, y ya lo ven, el que no salta, es un inglés". "Olé, olé, olé, Diego, Diego". Llenan las plazas, las inmediaciones del Obelisco porteño, rodean las casas de Diego, la de Fiorito, la de la Paternal y la de Devoto. Gritan para que despierte. Rezan para que se recupere. Nadie lo llora. Encienden velas frente a los sanatorios donde alguna vez se recuperó. Rodean la morguera que lo lleva a la casa fúnebre. Demoran su llegada. No sea cosa que en realidad lo empiecen a velar y entonces Diego se les muera, se nos muera, y tengamos, después de doce horas, que ponernos todos a llorar.

 

Vamo’ arriba. Este es un juego de equipo.

 

El menos dotado del equipo campeón en México 86 se llama José Luis Brown, el “Tata”. Hace dos años contó en entrevista con Víctor Hugo Morales, que, saliendo a la cancha para jugar la final, se detuvo a subirse las tobilleras y al pasar, Maradona le tocó un hombro y le dijo, “vamo arriba, Tata, que si vos jugás bien yo juego bien”.

 

No le dijo “si vos jugás bien yo la descoso”. Le dijo la verdad. Porque si Brown o cualquiera no jugaba bien, no ganaba el equipo y si el equipo no hubiese ganado, Maradona no hubiese jugado bien por mucho que la descosía. ¿Sorprende que Fidel, el peor del mundo, el que sacó del bolsillo alto de una guayabera que llevaba puesta, su mano vacía para mostrarla diciendo “éste es todo mi patrimonio”, haya confiado tanto en Maradona, al punto de regalarle su chaqueta de Comandante en Jefe? 

 

Vamo’arriba, que si nosotros jugamos bien, el Diego juega bien... o sea: le ganamos a todo.

sábado, 21 de noviembre de 2020

Se desgasta Gramsci en nuestra América

 



Ayer, 17 de noviembre de 2020, Luis Arce Catacora posecionó a los nuevos comandantes de las Fuerzas Armadas de Bolivia.

 

Los oficiales ocuparon sus asientos del salón de la Casa Grande del Pueblo, frente a la mesa que presidía el acto, con Arce en su investidura de Presidente de la República, David Choquehuanca en la suya de Vicepresidente, Andrónico Rodríguez, Presidente del Senado y Freddy Mamani, Presidente de la Cámara de Diputados. En los flancos, dirigentes de los movimientos sociales, de la Central Obrera Boliviana, de los campesinos e indígenas y de partidos políticos con representación parlamentaria.

 

Estaban todos. Todos menos quien no es ya “todos” en Bolivia. Arturo Murillo había huído a Miami.


Todos y el Presidente del MAS, Evo Morales, desde el Trópico de Cochabamba. 


Contó Leandro Grille en Legítima Defensa, que hace un año en El Chapare, Evo tuvo presente la llamada de Fidel Castro Ruz a Hugo Chávez Frías, el 11 de abril de 2002 cuando los golpista de PRISA tenían secuestrado al Presidente de Venezuela. "Tenemos poco tiempo para hablar -le dijo Fidel a Chávez-. Sólo te digo que no te inmoles. Confía ciegamente en el pueblo". El 13 de abril el pueblo venezolano recató a su comandante Chávez y comenzó a afianzar su poder. Creer o reventar.


Aquella fe ciega del "confía ciegamente" que profirió Fidel es clarividente y científica, por paradoja. Lenin explica que, en última instancia, la energía desatada de las masas revolucionarias en movimiento, no puede ser dimensionada por cerebro alguno. 

 

¿QUIÉN ES “TODOS”? ¿QUIÉN ES “LA UNIDAD”?

 

Antonio Gramsci, sardo muerto en Roma en 1937 pocas semanas después de haber sido liberado de una cárcel de Mussolini en Turín, que padeció desde 1926, escribió bastante sobre la cuestión de la hegemonía cultural y de la dirección política. Nos dio categorías para pensar. Entre ellas, la que llamaba “guerra de posiciones”, en término eufemístico, militar, que burlaba la censura en sus Cuadernos de la Cárcel, contra “guerra de movimiento”, “bloques históricos”, “bloque de poder”, en los flujos y reflujos de la sociedad civil. O sea: poderes blandos sobre los que había anticipado estudios  ya en El Nuevo Príncipe, considerando, con preocupación, que la entonces reciente Revolución Rusa se había dado sin una previa hegemonía sobre la sociedad civil, “y ese cambio de hegemonía precisa de la acción cultural en varios ámbitos: en la escuela, en la prensa, en las asociaciones culturales…”

 

En el exacto momento de la Revolución de Octubre, Gramsci había titulado atrevido, osado, genial, La Revoluvión contra El Capilal. La revolución contra el libro de Marx, El Capital, así, con mayúsculas iniciales y en cursiva propia.  Fue un título provocador que Lenin celebró proponiendo poco después a Gramsci a la Presidencia de la Internacional Comunista. El juego de asociaciones connotativas nos lleva del libro más célebre de Marx, a su autor y de éste a “La revolución contra el imperialismo” (que es el subtexto del título). El texto describe, sin medias tintas, que Lenin hizo la revolución en un eslabón débil de la cadena imperialista, cuando Marx la había previsto inicial en los países más desarrollados por el capitalismo.

 

Del mismo modo, hoy Gramsci connota poder blando hegemónico o dirigente y bloque de poder histórico y cultural. Titular “El desgaste de Gramsci” es copiar su ardid provocativo; en este caso para referir específicamente al desgaste de la hegemonía del lawfare en nuestro continente, pero los propios conceptos de este enunciado son inentendibles sin Gramsci. Al igual que Lenin con su teoría del imperialismo es inconcebible sin El Capital de Marx y el propio Gramsci sin Lenin es medio mudo (Rodney Arismendi dedicó uno de sus últimos editoriales de la revista Estudios a demostrar fehacientemente que fue con Lenin con quien más conversó Gramsci en sus Cuadernos de la Cárcel, aquellos que, en edición de Nueva Visión, tomados de la de Valentino Guerratana, leíamos gracias a Mirta, encargada  de la librería Ruben, de Tristán Narvaja, a fines de los 70, cuando tener ese libro y no tan escondido que lo ofrecía en secreto a los jóvenes que comprábamos González Tuñón o Falco, podía costarle la vida.

 

“Por la unidad de Bolivia” dijo el nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas bolivianas, Jaime Zabala. El fantasma de la dirección política ablandaba el poder. "Ya es tiempo de dar oportunidad a nuestra patria; hemos sido atacados por la naturaleza con los incendios de 2019, hemos estado inmersos en una inestabilidad política, social y económica (eufemismos para referir a la dictadura), y seguimos atacados por la covid-19". "La unidad nacional, la estabilidad, el interés colectivo y la integración son la vía para dejar atrás el odio y la intolerancia". “La organización de las Fuerzas Armadas descansa en su jerarquía y disciplina militar, están sujetas a sus leyes y reglamentos militares y como organismo fundamental e institucional no realiza acción política en el Estado".

 

Asistimos así al poder duro construyendo poder blando, ambiguo y oblicuo, porque el Poder es poder, obvio, tautológico, pero el Poder también es que el enemigo no pueda.

 

En su libro Evo, el líder indígena Presidente del Movimiento al Socialismo-Instrumento para la Soberanía de los Pueblos, Evo Morales Ayma, cuenta que “la embajada” (yanqui) quería que enviase las Fuerzas Armadas contra los policías que cercaban la Casa Grande del Pueblo en La Paz en noviembre del año pasado. Eso hubiese provocado un baño de sangre que la embajada hubiese utilizado de relato para el golpe tal cual quería darlo pocos meses después. Evo se negó a la confrontación armada en esas circunstancias y le quitó así a la embajada el relato, le quitó un poder que resultaría decisivo.

 

El comandante Zabala no pronunció “pueblo” ni “democracia” en su discurso., Recurrió a la argucia de una neutralidad que las fuerzas armadas nunca tuvieron ni pueden tener, porque su “acción política en el Estado”, depende de quién las esté neutralizando, dirigiendo. En la ocasión, el presidente Arce, Capitán General de las Fuerzas Armadas de Bolivia, a turno seguido, le reclamó a Zabaja bloque de poder y bloque histórico, en términos bien precisos y categóricos.

 

Abogó por unas Fuerzas Armadas "cohesionadas con el pueblo" y capaces de "garantizar la estabilidad de nuestro gobierno elegido por voluntad soberana". "Hoy tenemos el gran desafío de que el pueblo boliviano vuelva a confiar en las Fuerzas Armadas –dijo Arce enfático–. Estamos seguros que, trabajando juntos, vamos a lograr ese objetivo y avanzar para salir de la crisis y devolverle al pueblo boliviano la esperanza" (bloque de poder estable). Y también trajo a la memoria los nombres de David Toro, Germán Busch y Gualberto Villarroel, a quienes definió: "grandes líderes militares cuya participación fue determinante porque surcaron profundos procesos de cambio estructural que quedan en la memoria colectiva del pueblo" (bloque histórico actuante).

 

Arce cambió a todos los comandantes de las Fuerzas Armadas y de la Policía. Ya el Ministro de Gobierno de Evo, Carlos Romero, quien estuvo preso durante la dictadura de Añez, había publicado listas de los policías traidores a la patria que se amotinaron (especialmente de Santa Cruz) y denunciado la alta traición de Yuri Calderón, el Jefe de Policía del golpe.

 

En entrevista de Freddy Morales para Telesur, Evo narró algunos de los incidentes militares posteriores a la victoria electoral de Lucho Arce. El general Orellana pretendió marchar sobre La Paz y fue detenidos por un general del MAS (cuyo nombre Evo, en la entrevista, se reservó). Orellana en su proclama a los oficiales acusó al MAS de varias falsedades y de algo que, en su comentario, Evo dejó en suspenso: formar milicias comunales. También habló Evo del ingreso a las Fuerzas Armadas de indígenas de El Chapare y de El Alto.

 

Lo cierto es que el poder duro militar y económico (la Presidencia de Lucho, ex Ministro de Economía de Evo, es una garantía de continuidad del Proceso de Cambios) se va a consolidar por y para el pueblo en el centro territorial de América del Sur. Muchas veces insistió esta columna en el eje de la fecha comicial boliviana, porque estaba segura de que el MAS ganaría arrasando, determinando en los procesos periféricos, con todo su peso puesto en el desenlace electoral. El golpe de Almagro había nacido moribundo, sin base social y sin relato, a merced de la contraofensiva, pero ésta, con la actual correlación de fuerzas –y quién sabe luego–, tiene otro problema que resolver tras acabar con la dictadura: desmoronar el poder blando que mantuvo tres horas los resultados de las elecciones ocultos, por orden de los dueños de los canales televisivos, esperando un plan de Arturo Murillo, que no funcionó.

 

Vuelven las radios comunitarios, vuelve el canal público, crece InterBolivia, la red de resistencia en redes, Ecos Latinos y vuelve, con fuerza mayor Telesur, que tuvo el “honor”, cuando combatió el golpe, de que Guaidó se hartara de ser “Presidente Encargado” de Venezuela” y se autoproclamara “Presidente de Telesur”. No es chiste, aunque fue tal cual. Chirolita jugando a Mister Chapman en una trama de Jean Genet.

 

¿Alcanza? No. La democratización de los poderes no electos (mediático y judicial, fácticamente plutocráticos), no debe esperar a que a Lucho le inventen un hijo no reconocido o cualquier otro de los 30 procesos truchos que armaron contra Evo. El 55,1% de los votos y los dos millones de bolivianos que recibieron bajo palio la caravana de Evo, incluyendo al millón o millón y medio (es difícil estimar el número porque la multitud ocupaba tres quilómetros de largo y unos cien metros de ancho ante el estrado en Chimoré, Cochabamba), son fuerza suficiente para asegurar que el lawfare ha fastidiado a nuestros pueblos y corre la misma suerte que enterró al plan Cóndor. Ahora asegurar es que la correlación de medios refleje la de votos.

 

El regreso de Evo fue el más apoteósico de nuestra historia continental. Superó al de Perón. Allí, Andrónico Rodríguez, el sucesor en las seis federaciones del Trópico de Cochabamba, le dio la bienvenida, con una sola línea para el Estado Plurinacional, "la revolución democrática cultural". Si Gramsci estaba en el hermano Álvaro García Linera abrazado al hermano Evo, estaba también en los ecos del discurso de asunción de valor más absoluto y de mayor profundidad filosófica que se haya oído, el de David Choquehuanca, el del saber originario indígena, entendido por el sardo y por las tesis del peruano Mariátegui.

 

PERÚ: NO VENGAN YA CON LAWFERES

 

El desgaste de la estrategia yanqui de la judicialización de la política para operaciones mediáticas en nuestro continente contra los dirigentes ya históricos de los gobiernos de izquierda, se ve en el deshilache de las “causas” contra Cristina Kirchner y contra Lula, se aprecia con el Partido de la Revolución Ciudadana de Rafael Correa encabezando las encuestas en Ecuador, sin credibilidad a las tramoyas mediático judiciales contra Correa, absurdamente proscripto y contra el Vicepresidente Jorge Glas, injustamente preso, se completó en Perú cuando el Congreso manejado por la embajada quiso seguir jugando al lawfare para cambiar presidentes y poner ministros que le extendieron veinte años de contrato a Telefónica, usufructuando una Presidencia provisoria de cinco meses.

 

El pueblo peruano salió a la calle y reafirmó la voluntad de toda nuestra América para no dejarse robar su destino.

 

El domingo Brasil votó contra Bolsonaro. En San Pablo y en Porto Alegre definen candidatos apoyados por Lula. Guillerme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad y Manuela Dávila, del Partido Comunista de Brasil, respectivamente. En Chile crece el clamor de que renuncie Piñera, luego del 80 % de votos contra la constitución de Pinochet-Guzmán. En Colombia, Bogotá está tomada por las protestas de estudiantes e indígenas para frenar las matanzas del régimen de Duque. Cada vez más “todos” somos el pueblo y la “unidad nacional” es la unidad popular.  Si por "dejar atrás el odio y la intolerancia" Zabala se refirió a la impunidad de las masacres en Sacaba por francotiradores desde helicópteros, con armas sustraídas del cuartel policial y de Senkata por efectivos policiales y militares, entre otras violaciones a los derechos humanos, se equivoca de "todos" y de "unidad nacional".  


A Bolivia le llegó en noviembre, su 13 de abril bolivariano, su 19 de junio nico, su 26 de julio barbudo. En hora buena, porque América del Sur tuvo varios ciclos de hegemonía popular y nacional sobre la sociedad civil, batllismo, peronismo, Goulart, Allende, Haya, Gaitán, Correa, el propio Evo, entre tantos otros, y hoy es hora de que la hegemonía se dé con la posterior "Revolución contra El Nuevo Príncipe", con el viejo y vigente principio marxista de la esencia del poder del Estado, "destacamentos armados y cárceles", diríamos además ahora el Internet de origen militar, aviones supersónicos, satélites orientadores de coordenadas, drones populares y nacionales de Patria Grande. ¡Jallalla América La Nuestra! ¡Kausachun América La Nuestra!   

 

 

domingo, 8 de noviembre de 2020

Los enfoques sobre Biden

 


Los dos eran peores, pero Biden era más peor para algunos y Trump para otros.

 

Para Putin era más peor Biden. Fue Obama el que empezó con el Maidán, las “sanciones” a Rusia en 2014 y el golpe en Ucrania. Allí Biden jugó un papel protagónico. Mientras Trump contó con el FBI tuvo a Biden contra las cuerdas con el affaire ucraniano. Por su parte, cada vez que el Partido Demócrata sufrió filtraciones de sus negociados culpó a Rusia de haberlo hackeado, mientras el Departamento de Estado USA seguía rodeando a Rusia de más y más misiles. Finalmente, tras la arrolladora victoria electoral de Zelensky en Ucrania, buen vecino de Rusia, Trump consiguió pruebas contra la conspiración del hijo de Biden en Ucrania, pero ni Fox lo levantaba ya con entusiasmo. El poder fáctico, el Estado Profundo estaba dictando sentencia. Siempre y en principio contra Bernie Sanders (por descontado) y en seguida a favor de Biden. Es cierto que el Deep siguió acosando muy especialmente al gasoducto del báltico de Rusia a Alemania en tiempos de Trump, pero Putin sabía que cuando Trump retiró las tropas yanquis de Siria, el Deep las mandó volver. “No es contigo”, le decía Putin a Trump, “es con todos los que ocupen tu lugar y peor que peor Biden”.

 

Para Irán era peor Trump. El disfónico del reality show se retiró del 5 + 1 y le declaró la guerra a Irán al proclamar su autoría del asesinato de Soleimani en Irak. Además tiene lazos filiales con Netanyahu y hasta le inventó un “Acuerdo del siglo” fantasioso. Biden fue el principal operador senaturial demócrata para invadir Irak, pero difícilmente tras la difusión orquestada de las burlas de Obama al teléfono de Macron sobre Netanyahu, Obama hubiese trasladado la embajada a Jerusalén, tal lo hizo Trump.

 

También para Cuba era peor Trump. Obama pensó más en los intereses del Imperio, muy desgastado internacionalmente por el estancado bloqueo a Cuba, que en la cuestión electoral. En cambio Trump se jugó a extremar las “sanciones” a más no poder, impidiendo incluso las remesas, para asegurarse el voto gusano en La Florida, un seis por ciento residente en Miami, pero desde hace un tiempo con algunos puntos más de los escuálidos, que todos juntos no bajaron del 85 % a  favor del Partido Republicano entre esas colectividades, consolidando una holgada vitoria de Trump en un Estado donde en otras ocasiones estuvo reñido.

 

Para China cualquiera de los dos peores le daba lo mismo. Si volvían los globalistas (Biden) volvía a ganar China (más que antes), si seguían los antiglobalistas (Trump) seguía ganando China (también más que antes). No es que les chupen un huevo pero, salvo la militar, las otras amenazas (comercial, financiera…) se las toman con calma. Con enérgica paciencia todas.

 

Para Venezuela también, cualquiera de los dos peores era lo mismo porque cualquiera de los dos es el peor mismo. Desde George W. Bush hasta hoy, cada nuevo Presidente de EEUU fue peor para Venezuela. Eso no va a cambiar. Venezuela es desde la Revolución Bolivariana la mayor piedra en el zapato de USA.

 

LOS ENFOQUES DE LAS CORPORACIONES

 

A Biden lo votó gran parte del capital financiero, casi todas las corporaciones mediáticas, las tecnológicas, las operaciones de las encuestadoras y, crecientemente, sectores del medio oeste y del norte decepcionados con el incumplimiento de Trump de su promesa electoral de volver a poner de pie fuertemente la industria o de colocar sin dificultades los granos (tuvo dificultades con China; se puede hablar de un voto decisivo chino por cautelosos cumplimientos de la fase uno del acuerdo de enero, luego de que en los meses más intensos de campaña electoral, el Deep vendió misiles a Taiwán).

 

A Trump lo votó otra gran parte del capital financiero, el lobby energético, gasífero y petrolero, el lobby del gobierno de Israel y, crecientemente, sectores de la población afro (con más de un 10 por ciento de trasiego de votos hacia los republicanos) y latina (con más de un treinta). Esto se explica, además de por los muy minoritarios grupos ya mencionados conspiradores contra Cuba desde hace sesenta años y contra Venezuela desde hace veinte, por efecto, paradójico, del discurso xenófobo de Trump. Muchos negros y latinos se sienten fundamentalmente ciudadanos yanquis y temen la llegada torrencial de inmigrantes que les disputen puestos laborales.

 

Muchos dicen que Trump tuvo una gran votación. Superior a la de 2016 y contra todos los pronósticos y aún mayor oposición del lobby mediático, ya que está vez la única gran cadena que supuestamente lo apoya, Fox, tuvo menos fervor y las tecnológicas censuraron parte de la campaña Steve Bannon. Es discutible. Ciertamente las cinco grandes cadenas, incluida Fox, cortaron el discurso de Trump post electoral denunciando fraude y lo sacaron del aire, o lo vapulearon editorialmente (caso CNN), lo que demuestra, más allá de que que Trump estuviera mintiendo o no con su denuncia (sustancialmente Trump no miente menos que Bush y sucesores cuando transportaron a las cadenas televisivas en sus tanques al invadir Afganistán e Irak), dónde radica el poder real o dónde se expresan en primer término los poderes fácticos de la economía real. El mediático no es el cuarto poder. Es el primero y si quiere mandar “que cierre el culo” al mismísimo Presidente de USA, lo manda.

 

Es así desde hace al menos un siglo, desde los sucesos en que basa Orson Welles su genial Citizen Kane. Por eso es surrealista que se discuta la parte referida al control hegemónico en la nueva Ley de medios en Uruguay, suponiendo “independencias de periodistas y redactores de ‘información’” o canales del interior “alternativos”, o “puede haber líneas editoriales”, entre la ingenuidad y el relativismo kantiano con que lo hicieron en Legítima Defensa. La subordinación del poder político al mediático en Uruguay es tan antigua que ya tallaba, con suficiente antelación para actuar con sentido común, desde hace sesenta años, cuando un gobierno blanco repartió las tres señales de la naciente televisión comercial al aire, entre los dueños de las tres radios hegemónicas, aunque dos de ellos eran colorados y sólo uno blanco.

 

La Ley de medios frenteamplista fue un amague de tocada de hombro, postergado diez años en veremos y cinco en reglamentaciones y no usufructuada en su único aspecto relativo al poder (la concesión de Mujica de un canal al aire al PIT-CNT). la actual Ley del gobierno, es un ataque gravísimo a ANTEL, pero en materia de dominio de mensaje y control de agenda, el oligopolio hizo siempre lo que quiso y lo que ahora expresa, al prestar displicente desatención al tímido dedo con que el Frente gestualizó su “tengo que fingir un poco que quiero tocarte” es un “salí de ahí, sacá de encuadre ese dedito ridículo” ni siquiera dicho, desdeñosamente sonreído con una breve mirada sobre el hombro.  

 

¿QUÉ PUEDE HACER BIDEN?

 

Algunos analistas sugieren que ha nacido el “trumpismo”, porque para 2024 el magnate inmobiliario puede volver a hacer campaña postulándose a Presidente, pero estas ventajas de rivales pusilánimes por el insípido camino del medio, no va a tenerlas siempre. De hecho, fue Sanders, con su exacto pronóstico de lo que Trump haría (declararse ganador y protestar fraude) quien ha hecho nacer algo nuevo en USA desde hace una década, que algún día se va a resumir en victoria.

 

Si es por sus teorías conspirativas protonazis, el “trumpismo” nació en entreguerras del siglo pasado y el auge de esas teorías en el mundo actual son apenas expresión de que no tienen contrapeso de “sociedad de bienestar" imperialista alguna, de que no hay New Deal ni Doctrina Truman, ni Plan Marshall, si siguiera Alianza para el Progreso, que pueda el imperialismo proponer megaendeudado como está, para la neoglobalización que plantea ya un nuevo Bretton Woods pero sin sistema SWIFT. Se anuncia que el Presidente del Tesoro de Biden va a ser el CEO de Black Rock. “Abandonad toda esperanza…”

 

Biden no puede volver a los acuerdos Transpacífico y transatlántico que Trump estropeó, sin hacerse cargo de los arrolladores avances chinos en estos cuatro años en la nueva ruta de la seda, especialmente en este año en que la del gigante asiático es la única gran economía que crece y bastante.

 

Biden no puede, no tiene manera de volver atrás la consolidación de la unidad sino-rusa, los gasoductos hasta Alemania en el Norte y Turquía en el centro, el avance financiero digital chino y el fortalecimiento militar cualitativo ruso y hasta de Corea ante las bravuconadas de Trump.

 

Puede, sí, volver al Pacto Climático de París y al acuerdo con Irán, al desenfreno acrítico del gasto militar y al guerrerismo “excepcionalista” de Obana (no olvidemos que el Partido Demócrata es el gran partido doctrinario imperialista de USA; aunque aparezca un tanto progre y liberal en lo interno no rehúye ninguna posibilidad de invadir otros países), pero su nombre actual no es Bond y Sean Connery ha muerto. Gran actor más allá de fama, la figura de Connery remite a un pasado que no ha de volver.  

   

jueves, 22 de octubre de 2020

Las enseñanzas de la resistencia boliviana

 

Arce y Evo 


La fuerza social que desplazó a Banzer del gobierno, aupando a Tuto Quiroga (un año), luego a Gonzalo Sánchez de Lozada (el año siguiente), luego a Carlos Mesa (menos de un par de años) y después a algún otro aún más fugaz que los anteriores, para finalmente establecer en 2005 a Evo Morales Ayma, fue, básicamente, la misma.

 

Hubo dos programas y dos tácticas en todas las instancias de ese proceso. Siempre y en todo el mundo la dialéctica de lo diverso se impone. La táctica democrática, el modo plebeyo, que cuanto más amplia es la unidad y convergencia que concita, más profunda la libertad de manos y expresión del pueblo. Y la táctica elitista, el modo palaciego, que da espaldas al pueblo que no olvida, pero sustituye a quienes lo traicionan.

 

Así fue abril y octubre del 17, así Chiang y Mao, así, volviendo a América, Lucio Gutiérrez y Rafael Correa en Ecuador. El mismo movimiento indígena, desde un mismo signo de izquierda y del mismo modo multitudinario movilizador, fue reemplazando representantes, hasta encontrar con quien cumplir sus tareas democráticas y antiimperialistas.

 

Álvaro García Linera, el Vice de Evo, en varias entrevistas y en su ponencia en el Paraninfo de la UDELAR, explicó el proceso de unidad de los movimientos sociales indígenas con los de izquierda, la construcción de la fuerza social de la revolución boliviana primero y luego política en la concreción del MAS.IPSP (Movimiento al Socialismo-Instrumento para la Soberanía de los Pueblos).

 

Uruguay no fue una excepción. Primero el Congreso del Pueblo, la CNT, la FEUU… el Frente Amplio se gestó desde abajo, desde el movimiento de la sociedad y el 5 de febrero de 1971, el general Líber Seregni hizo especial hincapié en la fuerza social de la revolución uruguaya, nombrando cada sector, antes que a los sectores políticos. En su certero disparador de la autocrítica, lo recordaba recientemente Oscar Bottinelli, al apreciar que se ha desdibujado esa referencia seregnista.

 

Pero reforzar ese entramado debilitado en sus sectores de capas medias y exclusión social en Uruguay nos lleva, concretamente, al tema medios.

 

ELUSIÓN DEL LAWFARE

 

También Lacalle Pou, en su autocrítica tras su derrota de 2014, dijo que se propondría construir una mayoría social antes que política. El FA no ha sido consciente de hasta qué punto el Lawfare operó en Uruguay en consuno con los planes de USA para todo el continente y sigue haciéndolo. El mayor error estratégico de la historia de la izquierda uruguaya fue su compromiso de hecho con ANDEBU y el diario El País, porque entregó la agenda para la producción de subjetividad y construcción de sentido común que, medrando de los poderes no electos mediático y judicial, configuró la fuerza social reaccionaria.

 

Bastante más evidente, en Bolivia, el lawfare le robó a Evo el plebiscito de 2015, inventándole el no reconocimiento de la paternidad de un hijo que, después de las elecciones, se dio a conocer que no era suyo y el armado de la fake news. Desde entonces el MAS quedó a merced de que los poderes no electos le dieran un golpe más o menos blando, en sucesión de los que dieron a Zelaya en Honduras, a Lugo en Paraguay y a Dilma en Brasil. El golpe ya estaba planeado en el invierno de año pasado, con etapas que culminarían en marzo de este año.

 

El plan era acusar de fraude al MAS, porque sabían que ganaría en primera vuelta, pero, igual que siempre, con los votos que llegan últimos al escrutinio, el rural y el consular. Contaban con la incondicionalidad de Luis Almagro al frente de la OEA, para poner el grito en todas las cadenas hegemónicas y concitar la violencia ultraderechista desde Santa Cruz. Los vasallos de Washington en la Unión Europea (UE) harían eco y, además, prepararon guarimbas de paramilitares y una escalada de desgaste al gobierno, que debía finalizar en marzo, con cualquier magnificado saldo de represión policial, informe Bachelet, anuencia de la UE y el protagonismo de Almagro y de Carlos Mesa que asumiría el “cambio de régimen”.

 

No contaban con la estrategia de elusión del lawfare por parte de Evo Morales. Evitó a toda costa efusión de sangre popular, incluso dejando que los grupos de choque cruceñistas entraran al Palacio Quemado con el delirante Camacho y su blblia gigantesta. El gobierno se retiró a la profundidad de El Alto y luego a la aún más profunda de El Chapare y, previamente, dejó en evidencia la orquestación de Almagro en el golpe y en la violencia fascista desatada por la acusación canallesca de fraude.

 

ALIANZA BOLIVARIANA

 

El MAS sabía que la derecha no puede ganarle elecciones. El MAS tiene un proyecto de Patria Grande que es el único viable para nuestros pueblos. Ningún gobierno sudamericano de la alianza bolivariana perdió elecciones presidenciales, ni el chavismo, ni el correísmo ni el evismo. Tampoco en Centroamérica el sandinismo desde que ingresó al ALBA. Evo tuvo trece años a un Ministro de Economía que no reniega de su formación marxista, Luis Arce Catacora. La mayor dificultad para que todo el movimiento aceptara a Arce de candidato presidencial fue que Lucho es mestizo, no indio, pero en la circunstancia de inhabilitación de Evo, Arce Catacora era un candidatazo en el binomio con el quechua que habla aymara David Choquehuanca, ex canciller.

 

Además la fórmula fue apoyada por el aymara Evo, el tal vez más brillante intelectual del continente García Linera, el dirigente indígena también excanciller Diergo Pary, el quechua dirigente cocalero Andrónico Rodríguez, la ex presidenta del senado Adriana Salvatierra, la actual Eva Copa, las nuevas generaciones del MAS-IPSP.  Y, decisiva, la Central Obrera Boliviana (COB), cuyo Secretario Ejecutivo Juan Carlos Huarachi, minero, también supo manejar los tiempos políticos a contrapelo del plan imperialista, evitó efusión de sangre hasta preparar la contraofensiva, ante la dictadura de Añez-Camacho-Murillo que nunca pudo hacerse de la base social nacional reaccionaria que pretendían Almagro y Mesa, los originales e iniciales dirigentes del golpe según los planes de Washington.

 

Fue la COB la que puso la fecha definitiva para las elecciones, con el cerco de agosto a La Paz, con diez días de cortes de caminos, que obligó a realizarlas.

 

El bolivarismo de la resistencia pudo apreciarse también en el discurso de Andrónico, iniciando la marcha de El Chapare a Cochabanda para luego sumarse al cerco Tupac Katarí. “en la senda del comandante Fidel, del comandante Che y del comandante Chávez”. El principio marxista por excelencia, “las clases dominantes no entregan el poder resignándose a no usar todo lo que tengan a su alcance”, era conciencia del pueblo boliviano desde antes de las masacres de noviembre de 2019.

 

Parte de la aviación masacró población civil en Zenkata, El Alto y antes en Sacaba, Cochabamba. La dictadora J. Añez está respondiendo hoy por 37 muertos y casi 200 heridos en esas masacres. Fue el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Wlliam Kalliman quien pidió la renuncia de Evo, culminando el golpe con la renuncia de Evo “para que dejen de matar a nuestro pueblo”.

 

Ya Carlos Mesa había masacrado civiles ante el cerco de 2005, que lo depuso de la Presidencia. Si no pudieron reprimir más fue porque, desde entonces, Bolivia contó con el apoyo chavista para exigir a las petroleras gringas, española y brasileña el margen justo de ganancia que permitió “el milagro económico”, un “milagro” que fue político, basado en el coraje del MAS y en la certeza de REPSOL Y PETROBRAS de que, si no reculaban, Chávez bancaba la producción de petróleo y el tiempo que llevase volver a ponerla a funcionar en Bolivia.

 

Lo dijo abiertamente el magnate del litio Elon Musk: “dimos el golpe en Bolivia por el litio y vamos a darlo donde haga falta”. El lunes las acciones de su empresa Tesla se cayeron en las bolsas del mundo, pero son declaraciones que conviene no olvidar.

 

Todavía el miércoles, cuando ya el escrutinio oficial proyectaba más del 55% de votos al MAS y menos del 30% a Mesa, la organización de Camacho pedía en Santa Cruz la anulación de los comicios y se había dado la extraña postergación en el conteo (escrutado el 63% del total) de los votos más cercanos, de La Paz, que favorecieron al MAS en más del 60%. O sea, tenían todo preparado para un golpe de Estado al cuadrado, con la militarización de las grandes ciudades, ordenada por Murillo y el ocultamiento de información hasta la medianoche del lunes (la votación había terminado a las cinco de la tarde). Pero es tan abrumadora la avalancha de votos, que ni siquiera pudieron medir fuerzas militares.  Hasta Almagro, cuya renuncia a la OEA ya pidió el Grupo de Puebla, debió reconocer la victoria de sus víctimas.

 

Si Camacho hubiese alcanzado un 20 por ciento, no hubiera entregado el gobierno. Si la diferencia entre Arce y Mesa hubiese sido de menos de veinte puntos, tampoco.

 

Fue por Knock aut. La única forma que el jurado aceptaría la victoria del MAS en ese estadio dictatorial. Ahora toca salir del estadio.

 

UNA FUERZA PACIFICADORA

 

Volviendo al general Seregni. 9 de cada 10 dirigentes frenteamplistas que han salido en televisión citándolo, 9 de cada diez veces, sólo dijeron con él “somos una fuerza constructora, obreros de la construcción de la patria…”. Ha de ser a esta altura, la única frase de Seregni que sabemos todos.

 

Supongo que fue tan escogida debido a su primer término. Algo así: “no te voy a tocar un pelo y menos a destruirte, periodista del… (¿oligopolio?, ¿imperialismo? No. Palabras prohibidas, jamás). Y el segundo término, “obreros de la construcción”, florcitas y pajaritos. Nunca pusimos un obrero de la construcción en cargo de gobierno.

 

Sí, lo digo incluso por Andrade. Para empezar. Tiene la gran ventaja de que no está en la agenda porque le dijeron “sí”; está aunque le dijeron “no”. Es un manos y boca libres significativo.

 

Me alegra que Bottinelli haya rescatado mayor profundidad del hondo pensamiento de Seregni, quien, entre otras cosas también dijo: “paz para los cambios y cambios para la paz”.

 

Una fuerza pacificadora es una fuerza de cambios. Ya se está anunciando en La Paz, el restablecimiento de relaciones con Cuba, Venezuela e Irán, el relanzamiento de la UNASUR, de la CELAC, el retorno al ALBA (Arce, en entrevista con CNN, destacó también el papel de Surinam; el tiempo está a favor de los pequeños).

 

Los revolucionarios perseguidos van a presentarse a los juzgados del lawfare (Evo, solo, tiene más de treinta causas armadas) y van a tomarse su tiempo para democratizar la justicia, pero el bono contra el hambre y la recuperación de los recursos estratégicos que la dictadura enajenó, no admite la menor demora (ya anunció Arce la renacionalización del gas y del litio). Tampoco el saneamiento de las gendarmerías (esto es un 13 de abril para Bolivia; se dispone de información para asegurar lealtad igual que en aquella fecha de 2002 en Venezuela) ni la propiedad de medios para la batalla cultural ni la pronta captura de Camacho, Murillo y Añez por crímenes de lesa humanidad. El Presidente Argentino Alberto Fernández dijo bien: “el pueblo no olvida a los que no lo traicionan”. A los otros tampoco.

 

El respeto a la Whipala, a la pollera, a la Pacha Mama, a la vida, es parte de la lucha por la dirección o la hegemonía en la sociedad civil, autenticando las proclamadas convicciones democráticas, en concreto y en realidad, en la calle y en las urnas.

 

TRABAJAR PARA LA CAMPAÑA

 

El MAS nunca dudó que la salida era unida, concertada desde las bases, movilizada, hacia la fecha electoral.

 

Esta columna insistió desde antes de la pandemia que mucho de nuestra América dependía de la fecha boliviana. Primero fue mayo, luego julio, después septiembre y finalmente el 18 de octubre glorioso que impuso la COB en los cortes.

 

La organización social y política del pueblo estaba enfocada en la campaña electoral y la diáspora enriqueció las posibilidades de eludir el lawfare y derrumbar el cerco mediático. México y Argentina jugaron papeles trascendentes.

 

Bolivia es centro territorial continental. Igual el Congo. Allí organizó el Che Guevara.

 

La semana anterior a las elecciones, la dictadora J. Añez (autoproclamada “Presidente”, colega de Guaidó, el autoproclamado que dijo que seguiría los pasos de ella –que siga haciéndolo–) felicitó a un inocente destacamento militar de jóvenes bolivianos, acusándolo de haber asesinado al Che, el muerto más saludable del mundo.

lunes, 19 de octubre de 2020

La superioridad del gobierno: ¡Salud Bolivia!

 


 

¡Parecía tan fácil capitalizar la peste a favor de los gobiernos! Cadenas televisivas, control social, épica de unidad nacional, talibanes del consenso y mariscales de la victoria, pero resultó que en esta parte del mundo los gobiernos no existían.

 

Quedaba, de tiempos del viejo Batlle, preservado a plebiscitos y a quince años del FA, un poco de gobierno en Uruguay (gobierno con dominio de los recursos estratégicos, gobierno digo), pero había asumido Lacalle Pou que quiere tercerizarlo.

 

Había, en Bolivia, el Movimiento Al Socialismo-Instrumento para la Soberanía de los Pueblos, que en trece años creó gobierno de la nada, pero Almagro le había dado un golpe de Estado para privatizarlo.  

 

En el resto de los vecinos más próximos (Brasil, Paraguay, Argentina, Chile) no mandan nada los gobiernos. Mandan “los mercados” y “los mercados” es una entelequia sin rostro ni domicilio conocido.

 

Tanto puede ser el fazandeiro o estanciero que le prende fuego a la Amazonia o a Córdoba o a Mendoza, para hacer negocio, en sagrado ejercicio de su libertad individual o el magnate pretrolero de Texas que mueve su lobby para no detener ni un minuto las economías, así mueran millones de COVID y, en sus zonas de influencia, nunca se resuelva la pandemia

 

Ni Trump ni Bolsonaro ni Fernández ni Macrón toman las decisiones (nada indica que si las tomasen serían mejores que las que se derivan de las libertades individuales de los mercaderes, pero a los gobernantes, al menos, tenemos a dónde ir a buscarlos). Anunciaron medidas falsas y después, los poderes fácticos les obligaron a abrir casi todo sin haber controlado el virus ni ahí. Hoy están peor que en marzo. Sus economías deshechas y hasta el FMI declara que la única potencia que crece este año es China, con proyección de dos dígitos para el que viene.

 

Macri, en su retorno a las entrevistas televisivas, dijo a guisa de explicación, “yo tercericé el gobierno de la economía”, o sea, tercerizó el gobierno al capital financiero. Pero ya lo había tercerizado Menem, en el sentido Cavallo de Martínez de Hoz y Sourrouille.     

 

Ayer Bolivia recuperó la democracia para volver a formar gobierno y en Uruguay lanzamos la campaña de firmas para el referéndum que evite que Lacalle Pou lo tercerice siguiendo los pasos de su admirado Macri.

 

No vayan a creer. Son grandes acontecimientos. Son bien pocos los países del mundo que tienen gobierno, por eso son pocos los que pudieron desembarazarse del virus en dos o tres meses a lo sumo y autorizan multitudinarias fiestas tecno sin barbijos.

 

Antes se hablaba de la superioridad del socialismo o del capitalismo y es verdad que la mayoría de esos pocos gobiernos los ejercen partidos comunistas, pero hoy apenas se atreven a declararse “en fase democrática de construcción del socialismo”. La superioridad ha demostrado ser más sencilla. Es del gobierno mismo, del gobierno en sí, cualquiera sea, que no sea el totalitarismo del capital financiero imperialista.

 

No importa de qué signo. La cuestión es que tenga soberanía, independencia, etc, etc… que puedas ir puerta a puerta con brigadas que pregunten qué necesita cada uno para hacer una cuarentena de verdad, un par de meses y listo, porque sos propietario de la luz, del agua, de la Internet, de los alimentos, de la salud, de los medios, tenés viviendas, en fin…  tenés gobierno. 


Cuando Azzini firmó el primer stand by con el FMI, Peloduro dibujó a Haedo diciendo, "Así ni gobierno es".

 

Y si un gobierno-gobierno no puede, la culpa es del líder. Por eso Kim Jong Un le pidió perdón a su pueblo por tener un mal líder. Es de suponer que a los primeros que Beijing avisó del virus, fue a Hanoi y a Pionyang. Si Hanoi no tuvo muertos y Pionyang sí, la culpa es de Kim.

 

A Propósito, vi el desfile por el 75 aniversario del Partido del Trabajo de Corea, que trascendió por mostrar un misil gigante y lo que llamó mi atención, fue un destacamento entero con equipamiento para guerra biológica.   

 

Es lógico. Un Departamento de Estado que hace unas décadas arrojó en Corea más bombas que todas las de la “Segunda Guerra Mundial”, tiene laboratorios de guerra biológica en bases militares en el extranjero. Las utilizó con variado éxito en Vietnam y Cuba, pero últimamente ha fracasado con ellas e igual que adelantamos categóricos que Bolivia ganaba el 18 (centro territorial, acierto del Che) y que China la desglobalización fugaz y la nueva globalización, dijimos que si fracasaba la biológica, USA iba directo a la convencional para detener a China. No le queda otra.

 

Xi Jimping, con su doctrina militar defensiva, llamó al Ejército Popular de Liberación a prepararse a resistir en combate convencional el corolario de la hipótesis de conflicto USA, desde que hace diez años, Obama etiquetó “el pivot hacia el Este”.

 

Para eso USA caotizó todo lo posible el planeta, pero especialmente las regiones del planeta por donde pasa la ruta comercial china. Rodeó a China de bases militares y la hostiga en sus mares y cielos. A varios de sus aliados ya los tiene bloqueados desde hace añares y a otros los va bloqueando con cualquier excusa.

 

En los años de Trump, creó o prosiguió guerras en cuanto país cercano a China pudo. Ahora Armenia-Azerbaiyán reanudan hostilidades y Rusia sale a frenarlas, pero finalmente, la guerra comercial y financiera de USA a China va a escalar militarmente. Y es irrestricta.

 

La ruta comercial china sigue avanzando; puente que le rompen, puente que construyen con tren bala, carreteras e infraestructuras energéticas. Los países bloqueados por USA ya son tantos que empiezan a arreglárselas entre ellos, especialmente después que bloqueó a Rusia, cuya potencia militar cualitativa es mayor que la yanqui.

 

Desde la de Corea, en 1953, las guerras USA las pierde o nunca puede terminar de ganarlas. Ahora perdió Bolivia, tras dos masacres y la destrucción de la sociedad. “ganó la democracia, ganó la esperanza”, dijo Luis Arce y ganó por paliza: 53 a 31, por 22 puntos. No rebajó al 48 a 40 que terminó pactista marcando Fernández a sólo 8 de Macri. Arce tiene aire para volver a hacer gobierno.

 

El domingo le toca ganar a Chile, aunque el camino posterior va a ser largo. El año que viene, gana Ecuador (ningún gobierno del ALBA ha perdido una elección presidencial, porque ha quedado demostrado que Evo ganó bien el año pasado y Correa ganó con su candidato Moreno y en 2021 va a ganar contra él). Después Petro le va a dar gobierno a Colombia. Lula va a volver al Planalto y esta vez al gobierno-gobierno..

 

Entonces ¿qué le queda al imperialismo? ¿Guerra nuclear? Es el fin del mundo. Puede. Va a usarla, pero acaso se adelante con el holocausto ambiental, porque ni Trump ni Biden piensan terminar con el fracking. Todo lo contrario. El lobby del fracking y el de la industria armamentista mandan muy por encima del cargo menor que elijan el 3 de noviembre en USA.

 

De todos modos, simbólicamente, al menos por un ratito, es importante que el 3 pierda Trump.