viernes, 27 de mayo de 2022

Armas biológicas investigadas en la ONU

 



En la guerra híbrida que está en curso, conviene que cada país que sufre daños colaterales, sepa de qué se trata el conflicto para poder controlarlos.


Impedir la consideración de hipótesis de conflicto fue el mayor error de los gobiernos que gestionaron mal la pandemia de COVID, entre ellos los de Uruguay y Argentina. No importa que las encuestas les dieran a esos gobiernos 80 % de aprobación en un momento ni que, en el caso de Uruguay, la propia oposición haya aprobado en general, mediáticamente, la gestión.


Aunque se hayan dado otras explicaciones también ciertas, en los retrocesos de base electoral de ambos gobiernos (en legislativas el argentino, en referéndum el uruguayo) determinó la mala gestión de la pandemia. Argentina, que no dispone de los recursos estratégicos de su economía, no aprovechó a recuperarlos sino que, por el contrario, apuntaló su privación de esos recursos. El resultado fue más desigualdad y pobreza. Uruguay tiene el control de los recursos pero no lo utilizó. El resultado fue el mismo, más desigualdad y pobreza.


Si se hubiese considerado el conflicto mundial, la percepción de la población hubiese sido menos voluble y más proclive a resolver en un par de meses con medidas suficientes (las propuestas por Tabaré Vázquez, por ejemplo, casi en solitario, contra la percepción inducida) para recuperar rápido y en V la economía. Ni Argentina estaba preparada para medio año de cuarentenas, ni para dos meses, socabadas por los propios agentes económicos que su gobierno apuntaló, ni se justifica que Uruguay, con todo lo imprescindible en poder del Estado para combatir una pandemia, haya tenido durante dos meses el mayor número de muertos con COVID por habitante.


En cambio los países que gestionaron exitosamente la pandemia, Nueva Zelanda, Vietnam, Islandia, China, Venezuela, Cuba, entre los que controlaron mejor daños en salud y en la economía, informaron adecuadamente a sus poblaciones, sin ocultar la hipótesis de conflicto que hoy adquiere mayor difusión con la denuncia de poco menos de treinta laboratorios biológico-militares de EEUU en Ucrania.

¿Por qué el vendedor de armas que ejerce como jefe del Pentágono, Lloyd “Raytheon” Austin, literalmente rogó, desde fines de febrero, que el ministro de Defensa ruso, Shoigu, respondiera sus llamadas telefónicas?


Finalmente, Shoigu respondió al teléfono. Ahora, uno de mis principales fuentes de inteligencia me confirmaron lo que muchos especialistas sospechaban. Las llamadas eran la consecuencia directa de un auténtico ataque de pánico: “El gobierno de los Estados Unidos por todos los medios quiere frustrar la investigación rusa con la consecuente acumulación de evidencias probatorias, sobre elaboración de armas biológicas de los EE UU en Ucrania”.


La última llamada de Loyd Austin se produjo exactamente después de una declaración oficial rusa ante el Consejo de Seguridad de la ONU el 13 de mayo: “utilizaremos los artículos 5 y 6 de la Convención sobre la Prohibición de las Armas Biológicas para investigar los “experimentos” biológicos del Pentágono en Ucrania”.


La decisión de investigar fue aprobada por el Secretario General Adjunto de la ONU a cargo del desarme, Thomas Markram, a pesar que los embajadores de los países miembros de la OTAN, negaron la evidencia recopilada” (Pepe Escobar, “Death by a thousand cuts: where is the west's Ukraine strategy?” en The Cradle).


Pero no sólo muchos especialistas y no especialistas sospechábamos. Cancillería china, que se ha expresado en el tema generalmente a través del mismo portavoz, Zhao Lijian, informó constantemente a su población desde las hipótesis del origen en Fort Detrick, ya en febrero de 2020, hasta los actuales dossier de la guerra en Ucrania.


EL “CERO CASO” CHINO


China adoptó un método a cargo de investigadores expertos y no del gobierno, que denominó de “cero caso”, poco comprensible en “occidente”, porque puso a todo el país en función de prevenir contagios. Tiene los medios estatales para hacerlo pero además tiene necesidad particular de hacerlo.


Afirma el actual ministro de macroeconomía de la Unión Euroasiática, Segéy Glácyev: “En 1996, cuando me tocó trabajar en el Consejo de Seguridad de la ONU, propuse desarrollar el concepto de seguridad biológica. Porque ya entonces, hace casi 30 años, la genética era una ciencia lo suficientemente desarrollada como para sintetizar virus dirigidos contra personas de cierta raza, de cierto género o, de cierta edad. Esto ha sido posible durante mucho tiempo. Es posible hacer un virus que sólo funcione contra blancos o contra negros, sólo contra hombres o sólo contra mujeres. Y ahora los estadounidenses han dado otro paso. Los laboratorios estadounidenses han estado desarrollando virus dirigidos contra los eslavos. Hacer un virus contra algún grupo étnico, es posible si se conoce el código genético” (observatoriocrisis.com, “...el nuevo sistema financiero”).


China es consciente de que un virus dirigido sólo contra ella, puede sostenerse en la propaganda con cualquier bandera falsa. No es para nada descartable en la actual guerra híbrida. Su método de “cero caso” alerta “no sólo por nuevas variantes que puedan aparecer, sino además por nuevos virus” (Zhao Lijian).


Además la guerra biológica tiene profusos antecedentes otanistas.


Los yanquis usaron agente naranja y fósforo blanco contra Vietnam, la “operación Joy”, "Mangosta", Dengue hemorrágico y otras contra el pueblo y la agricultura cubanos desde los años 60 y “varios virus de origen dudoso” (dice Luis Herrera, el médico cubano creador del Interferón Alfa 2B). Fumigaron selvas en América del Sur, napalm en Indochina... El gas Sarín que la OTAN proveyó contra los kurdos en apoyo a Hussein (bajo dirección de USA) era francés.


Gustavo Veiga, en “Página 12”, agregó a mi rápido repaso de archivo, operación Joy y otras guerras biológicas del imperialismo, el siguiente racconto: “en los últimos sesenta años (USA) fue prolífica en experimentos biológicos para dañar economías, y sobre todo a la cubana (…). A la isla se le inoculó la fiebre porcina y el dengue hemorrágico en los años 60, 70 y 80. El gobierno de John Fitzgerald Kennedy aprobó la Operación Mangosta el 18 de enero de 1962, según documentos desclasficados. Su objetivo era dañar las cosechas en Cuba, además de sabotear su economía por distintas vías. En junio de 1971 se esparció el virus de la fiebre porcina africana, que jamás se había reportado en la isla y demandó sacrificar a medio millón de cerdos. En abril de 1981 se detectaron en La Habana varios casos de dengue hemorrágico. Cuatro niños murieron por esta situación. Se trataba de una cepa nueva del virus Nueva Guinea 1924, serotipo 02, única en el mundo para la época. Había sido procesada en un laboratorio. La CIA siempre estuvo detrás de estos experimentos biológicos.


Cuba no ha sido el único país afectado por esta política. En “su patio trasero”, organizaciones de Estados Unidos les inocularon sífilis, gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual a unos 1.500 guatemaltecos entre 1946 y 1948”. El caso llegó a organismos internacionales y EEUU debió pagar indemnizaciones.


Después de más de dos décadas de ataques biológicos a Cuba, desde los años 80, los yanquis comprendieron que, el Caribe, lo tienen demasiado cerca para ciertos contactos. Es de esperar que, después del mes de diciembre de 2019 en que los chinos demoraron en detectar, en identificar o en reportar sus primeros casos de COVID, comprendan que al mundo entero lo tienen demasiado cerca.


Pero un virus contra una etnia determinada no vuelve. China disuade con su política de cero caso exitosa, cualquier aventura de tal índole, a diferencia de Rusia, que no tuvo una gestión exitosa de la pandemia, pese a haber registrado la primera vacuna contra la COVID, la Sputnik V.


La misma opinión pública rusa que apoya en un 94 % la operación militar especial en Ucrania (operación Z), apenas aceptó las medidas anti COVID en un porcentaje inferior al 60 %.


CUANDO LA CONFRONTACIÓN ESTRATÉGICA SE HACE INEVITABLE


Se puede decir que los profusos antecedentes de uno y la total carencia de antecedentes del otro no es prueba de nada, aunque ese uno, USA, sea el único país que lanzó bombas atómicas y ese otro, China, jamás usó armas biológicas ni fue acusado de hacerlo, salvo en el caso de la COVID, cuando admitió que las instalaciones del laboratorio de propiedad mixta, público-privada, nacional-extranjera, de Wuham, fueran inspeccionadas por la ONU.


EEUU no permitió la inspección en sus fuertes militares. Cuando investigaron en el laboratorio de Wuham los expertos de la ONU no hallaron nada denunciable. Tampoco en Fort Detrick hallarían nada si se les permitiese inspeccionar allí. Las evidencias en esos trances suelen demorar, pero “últimamente, los laboratorios biológicos estadounidenses en Ucrania han llamado mucho la atención de todas las partes. (…) Rusia también ha descubierto durante sus operaciones militares que Estados Unidos ha utilizado estas instalaciones para llevar a cabo planes biomilitares.


Según los datos publicados por Estados Unidos mismo, éste tiene en Ucrania 26 laboratorios biológicos y otras instalaciones relacionadas, sobre los cuales el Departamento de Defensa de Estados Unidos tiene el control absoluto. Todos los virus peligrosos en Ucrania deben almacenarse en estos laboratorios. (…) En las circunstancias actuales, teniendo en cuenta la salud y la seguridad de las personas en Ucrania, en las zonas circundantes e incluso en todo el mundo, hacemos un llamamiento a todas las partes implicadas para que garanticen la seguridad de estos laboratorios (…) Las actividades biomilitares estadounidenses en Ucrania son solo la punta del iceberg. El Departamento de Defensa de Estados Unidos toma el control de 336 laboratorios biológicos en 30 países del mundo bajo nombres como “cooperar para reducir los riesgos de bioseguridad” y “fortalecer la salud pública global”. ¡336, y no me has oído mal! Estados Unidos también ha realizado una enorme cantidad de actividades militares biológicas en la base de Fort Detrick, que se encuentra dentro del territorio estadounidense (Zhao Lijian, portavoz de cancillería china en conferencia de prensa en Beijing).


Cuando uno pretende cooperar (incluso porque su ganancia está en el comercio, donde tiende a ser hegemónico) pero otro decide confrontar militarmente (porque así compensa sus pérdidas comerciales, donde declina), lo inevitable no es la cooperación.

viernes, 20 de mayo de 2022

Cumbre borrascosa en Los Ángeles

 



El conflicto fue exhibido este 2 de mayo de 2002, pero ya fue largamente anunciado por la revista Time desde 2019. No empezó cuando el subsecretario de Estado de Estados Unidos para el hemisferio occidental, Brian Nichols, confirmó que ni Cuba ni Nicaragua ni Venezuela recibirían invitaciones para la Cumbre de las Américas que tiene fecha fijada en Los Ángeles del 8 al 10 de junio.


Nichols argumentó que la decisión se fundamentó en que Cuba, liderada por el presidente Miguel Díaz-Canel, así como Nicaragua, cuyo líder es Daniel Ortega Saavedra, y Venezuela, presidida por Nicolás Maduro Moros, “son países antidemocráticos”. No es una categorización negativa. Sólo la costumbre de Estados Unidos a la contradicción en términos definitorios. Para ellos son “democráticas” las monarquías (las del Golfo y las europeas), idóneas para las cumbres en Washington, al igual que la reciente Cumbre ASEAN-EEUU (15 de mayo), con Myanmar, Filipinas entre otros “liberales”.


"El presidente (Joe Biden) ha sido bien claro en que los países que por sus actuaciones no respeten la democracia, no van a recibir invitaciones", declaró Nichols, agregando, por si no había quedado claro, que "Cuba, Nicaragua y Venezuela no respetan la Carta Democrática". El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien había mantenido hacía una semana una reunión virtual con Biden, para tratar temas migratorios y referidos a la cumbre, manifestó su contrariedad ante esa decisión arbitraria, excluyente y contradictoria. Así se lo hizo saber al pensionista de La Casa Blanca personalmente y lo declaró de inmediato en sus mañaneras. Luego en su gira por Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y precisamente Cuba, AMLO puso énfasis reiterado en su negativa a que hubiese exclusiones en la Cumbre.


"Cuba agradece y comparte preguntas del presidente de México, López Obrador, en La Mañanera: ‘¿Cómo es que convocamos a una Cumbre de las Américas, pero no invitamos a todos? ¿Entonces de dónde son los que no están invitados? ¿De qué continente, de qué galaxia, de qué satélite?’", compartió en su perfil de Twitter, Miguel Díaz-Canel.


Tras la primera alerta de AMLO, comenzaron a sumarse los rechazos a la medida del gobierno yanqui e incluso las decisiones de no asistir a la Cumbre si ni Cuba ni Nicaragua ni Venezuela eran invitados. Primero fueron los países del CARICON (Comunidad de países caribeños) quienes expresaron esta postura. Enseguida Luis Arce, Presidente de Bolivia, Nayib Bukele, de El Salvador, Xiomara Castro de Honduras y el propio López Obrador, quien afirmó “si se excluye, yo no voy”.


TIME SABÍA


Apenas accediendo a la Presidencia de los Estados Unidos de México, López Obrador recibió un duro adelanto de lo que vendría para él de parte de los “Estados Unidos de América” (detalle aparte, en la mañanera del martes AMLO dijo, “nosotros, si no más, somo tan americanos como ellos). La víspera de 2019, la revista Time le dedicó una tapa con con su cara (la foto más de malo que le encontraron a AMLO) con la clásica editorial de vapuleo, advirtiendo: “AMLO, uno de los riesgos geopolíticos del 2019”. Causó revuelo. “Ya lo están matando”, constató Abraham Mendieta, asesor presidencial de AMLO y ni Time ni Mendieta se equivocaron. Time acertó porque efectivamente AMLO confirmó los riesgos que acarreaba para Estados Unidos, al iniciar con su presidencia un nuevo ciclo u ola progresista en América Latina. Mendieta porque ésa sería la tónica de la postura gringa contra AMLO cada día desde entonces.


Tres países se habían mantenido con la llama de la democracia constantemente encendida en los gobiernos del gran ciclo progresista del nuevo milenio. Justamente Cuba, Nicaragua, Venezuela, pero los otros gobiernos progresistas habían caído y Bolivia estaba a un paso del golpe de Estado. Con la llegada de AMLO a la primera magistratura de México, que no había participado del primer ciclo o primera ola, empezaron a sumarse victorias del campo nacional y popular en la región, AMLO amparó a Evo Morales, quien al año siguiente recuperó la democracia en Bolivia y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS) ganó con mayoría absoluta las elecciones e impuso a Luis Arce Catacora presidente. En Argentina la fórmula Fernández-Fernández, ganó por ocho puntos y asumió en diciembre “del 19” y luego siguieron Perú, Chile y Honduras, y sorpresivamente Costa Rica, con proyección de Colombia, Brasil, Uruguay y Guatemala, mientras avanzaban electoralmente el propio AMLO en México (estaduales y revocatorio), Ortega Saavedra en Nicaragua (presidenciales), Nicolás Maduro en Venezuela (regionales), referéndum para la nueva Constitución en Cuba, consolidación de gobiernos progresistas y del ALBA (Alianza Bolivariana de los Pueblos de América) en el Caribe y resurgía la CELAC con el liderazgo del propio AMLO, quien presidió su resurrección.


Pero también estaba en lo cierto el asesor del presidente mexicano. Estados Unidos no dejó de obstaculizar las principales obras de La Cuarta Transformación ni de inmiscuirse en la política interna mexicana vía financiamiento a Claudio X González, al PRIANRD (PRI, PAN, PRD) y exacerbando la problemática del narcotráfico con sus múltiples secuelas.


AMLO hizo diplomacia, firmó el T-MEC con Trump, conversa con Biden, pero no resigna su programa. Va al triángulo de la migración centroamericana a plantear programas que sustituyen al papel de EEUU en la región y le disputa la agenda a sus socios norteamericanos, incluyendo la de esta convocada “Cumbre de las Américas”.


LA OEA EN EL BANCO DE LOS ACUSADOS


Más allá de las excusas de Biden, el verdadero motivo de Washington para excluir a los países que han mantenido todo el tiempo el signo antiimperialista de sus gobierno, aguantando la parada continental en tiempos de reflujo derechista en otros países, es que los tres apoyarían con fuerza, en su participación, la propuesta de México de sustituir a la OEA (y, desde ya, al golpista Luis Almagro, tristemente uruguayo) por una relación sana, en pie de igualdad, entre el Caribe y Latinoamérica unidos y la norteamérica donde hoy es AMLO el mejor consolidado de los líderes.


El objetivo de Washington es imponer una agenda contra Rusia, arrastrar a nuestros países en los efectos más directos del boomerang a las sanciones que impuso la OTAN, e insistir con los cínicos catálogos de democracias que fracasaron por inconsistentes en el fiasco 2021 de “La cumbre por la democracia”, el intrascendente evento que Biden organizó, con más autoexcluidos que excluidos, sin resumir en una declaración que contuviera algún anuncio.


Cuba, Nicaragua, Venezuela, pero también Bolivia, México, CARICOM, Honduras, El Salvador y el propio Brasil, hoy son obstáculos para esa agenda, que puede terminar, igual que la del año pasado, con más autoexcluidos que excluidos, pero, además, los tres primeros son ejemplos vivos de la resistencia a la política agresiva de bloqueos, medidas unilaterales ilegítimas de Estados Unidos, política que la mayoría de los países del continente van a exigir que se termine.


Este martes, no había secado la foto de la Cumbre ASEAN-EEUU que organizó Biden, cuando el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei,anunció en un evento realizado la embajada de México en el Municipio de Palenque, que no concurrirá a La Cumbre de las Américas si se excluye a países de América. Ya sólo falta que organicemos la cumbre en otra fecha, en otro país, e invitemos a EEUU para no excluir a nadie.


En momentos en que la FED sube las tasas de interés, tampoco es tiempo de andar comprando asistencias. Ya para la foto con la ASEAN, Biden puso apenas ciento cincuenta millones de dólares en inversiones en desarrollo en los diez países del sudeste asiático a cuyos mandatarios sólo exigió concurrencia sin ningún objetivo geopolítico. De todos modos no hubiese logrado ninguna declaración contra Rusia, menos aún contra China ni intentó siquiera incorporarlos a un acuerdo similar al planeado antes de la era Trump, con el nombre de Transpacífico.


Ocurre que es más vigente que entonces, la advertencia del economista asesor de trump, Peter Navarro, de que ese acuerdo permitiría a empresas chinas ingresar a Estados Unidos con arancel cero, aumentando la mutua interdependencia. Pasados seis años de la cancelación de los trámites de ese acuerdo por parte de Trump, es de suponer que China tiene aún más penetración que antes en el Sudeste asiático y Biden prefirió la prudencia de unas pocas inversiones directas a pedido y sin contrapartes.


Pero en esa cumbre ASEAN-EEUU al menos no tuvo que cuidarse de las declaraciones de protesta que sí va a oír en Los Ángeles (y las va a oír el mundo) si, finalmente, ante la presión conjunta de nuestra América, no le queda otra que invitar a todos o sesionar sin la mayoría de los principales invitados.


Y algo que no es menor. Se está quedando sin candidato latinoamericano para su objetivo proclamado en la reunión de cancilleres de la OTAN en Berlín (la desmoronada Berlín) de globalización otanista contra China. La nueva “bipolaridad” de “nueva guerra fría”, hasta el momento sólo cuenta con lo que en el Atlántico Norte llaman “comunidad internacional” (EEUU, Canadá, Reino Unido, Europa, Australia, Corea del Sur y Japón, un 12 % del mundo, expresado en un G7 que, de los años 80 a hoy, pasó de representar más del 50% de la economía mundial en los años 80 y más del 46% en 1992, a una cuota que se ha ido a pique posteriormente. En el año 2000, sólo era del 43,6%, bajando al 34,4% en 2010 y al 31,2% en 2020; esto también se aplica a lo que puede llamarse un “G-7 ampliado”, que incluye a Corea del Sur y Australia). La demasiado generosamente mentada “comunidad internacional”.


Es probable que a “La Cumbre” de Los Ángeles vayamos todos y sus alturas borrascosas no logren bastante más que la de la ASEAN-EEUU y la de la OTAN.


Ah… no puntualicé quienes son los miembros del G7. Es fácil recordarlo. Son los tres que conformaron el eje nazi-fascista (Alemania, Japón e italia) más Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Canadá.


Frente a esa estructura -el G-7- que pretende hacer de una razón supranacional, la lógica económica y financiera, la guía del orden mundial, también vale recordar que está la Organización de Cooperación de Shanghái, fundada en gran parte por los países BRICS, el grupo que reúne a China, India, Rusia, Brasil y Sudáfrica, la Unión Económica Euroasiática, la Alianza Regional Integral de Asia, la Unión Africana, los países musulmanes y otros bloques que no acatan las órdenes del G7, y que suman. entre todos, más de 6 mil millones de consumidores.


Es tiempo, para el bien del propio Estados Unidos, que Los Ángeles de Biden pase a ser Los Ángeles de AMLO.

viernes, 13 de mayo de 2022

AMLO y Lula en sus dobles liderazgos

 

Lula segundo acto, Time 2022
"AMLO: uno de los riesgos geopolíticos del 2019, Time 2018

Lula fue tapa de Time. En general las revistas tienen olor a tinta, pero una tapa de Time con Lula face to face you tiene olor a opereta, aún en la edición virtual. Habló durísimo contra Zelenski y eso en la interna británica es contra Boris Johnson, el aparente y en parte real comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas. Aparente porque fue Johnson quien más alardeó y se pavoneó en Kiev visitando a Zelenski. Real porque el diario Le Figaro, el más longevo de Francia, considerado próximo al ejército, publicó un testimonio de militar francés sobre fuerzas especiales de Estados Unidos y del Reino Unido en el mando ucraniano.


Johnson ha perdido las elecciones en Irlanda del Norte y nada menos que con el Sin Féin, el ex brazo político del IRA (Ejército Republicano Irlandés). Es una derrota histórica. Nunca los independientistas de izquierda, desde que se escindió Irlanda en 1923, habían alcanzado la primera magistratura en Irlanda del Norte y hoy lo hacen con Michell O`Neill de Primera Ministra. Además la desaprobación popular hacia su gobierno en todo el Reino Unido ha trepado al 70%. En las municipales del jueves perdió 400 concejales a manos de los laboristas y los demócratas liberales (“¿para qué tanta propaganda?”, se preguntan los mismos que ven caer a Biden a mínimos de 30 % en aprobación a su gobierno).


Así que decidieron cortar el rollo con la cara de Lula. Después de todo es el líder más potente de América porque además de volver a ser presidente de Brasil, en octubre va a integrarse de nuevo al liderazgo BRICS. Esa tapa no quiere decir que Time apoye a Lula en Brasil. Simplemente indica que Lula sigue siendo de buen uso para cualquiera que quiera darse un lavado de cara.


No así para Bolsonaro. “El presidente de la República, Jair Bolsonaro participó de acto con viso antidemocrático en el feriado de 1º de maio. Por la mañana, en Brasília, apoyó a los manifestantes de la Explanada de los Ministerios. Había carteles con pedidos de destitución de todos los ministros del Supremo Tribunal Federal. El presidente también participó de la manifestación realizada en São Paulo, de manera virtual. Bolsonaro afirmó ser el jefe de un gobierno que "respeta a los militares, defiende a la familia y debe lealtad a su pueblo". El acto en la Avenida Paulista fue marcado además por la exaltación de la Policía Militar y del Ejército. (Folha de São Paulo).


En columna de El Estado de São Paulo, Eliane Cantanhêde opinó sobre los discursos de los sectores militares que apoyan a Bolsonaro, “especialmente en las Fuerzas Armadas, son una cuestión clave en las elecciones, pues ante cualquier amenaza de golpe en caso de derrota electoral, si los militares y el Centrão no prospera, es preciso tener mucho cuidado con la masificación del discurso antidemocrático, que nace en el gabinete presidencial y crece como hierva dañina en las redes sociales”. (O Estado de São Paulo, considerado próximo a las fuerzas armadas).


A nosotros, aquí abajo, donde el Sur también existe, nos interesa especialmente ese cuidado y, de lo que dijo Lula en el Time, la moneda común para la CELAC.


Por sí sola, la moneda común no surtiría efecto (una divisa sin banca no hace suficiente), pero viene a completar lo que declaró Lula el 11 de diciembre a la agencia estatal argentina TELAM, “debemos poner en práctica dos de las asignaturas pendientes del gran plan del comandante Chávez, el Banco del Sur y la Organización de Cooperación en Seguridad”. Sobre esto afirmó que, de haber seguido la CELAC el consejo del jefe bolivariano, no nos hubieran dado los golpes de Estado en Honduras (a Mel Zelaya en 2009) y en Paraguay (a Lugo, en 2012). Sobre lo primero, el Banco del Sur, la divisa única viene a completar ahora la idea, en la que Chávez había avanzado hasta el nombre, el “Sucre”, pero no pudo concretarla en la primera oleada del ciclo progresista. Lula propone llamarle “Sur”, menos identitario para más competitivo del espacio del Sur Global y sintonía con la simbología del banco.


El banco y la moneda no reaparecen casualmente. Es momentos de emergencia de un nuevo orden internacional, con Eurasia creando un sistema alternativo al SWFT, de mensajería de pagos internacionales, y una divisa de reserva mundial respaldada por la Organización de Cooperación de Shanghái. Lula citó (o induje el reportaje) el modelo de la UE con la moneda Euro, pero puede haber sido otro pasaje de cuenta a Johnson, éste por el Brexit. Lo cierto es que el planteo de Lula es bien distinto, respeta las soberanías de las monedas naciones y está en franca asociación con el proyecto BRICS de moneda de reserva mundial que con todas las referencias y respaldos necesarios, en economía física real y en monedas soberanas, arbitre una fijación de precios justa, opuesta al SWIFT, no sólo por alternativa, sino por terminar con el comercio desigual, producto de las cañoneras y antesala del negociados de deuda.


AMLO: “SI SE EXCLUYE, YO NO VOY”


Lula le expresó a Alberto Fernández que no quiere gobernar con Macri, pero más allá de las inquietantes vicisitudes argentina, con quien quiere y va a gobernar Lula es con Andrés Manuel López Obrador. Brasil y México son las dos primeras economías de Latinoamérica. México con 1 trillón trescientos mil millones de dólares de PBI, según el FMI y Brasil con 1 trillón seicientos mil millones.


AMLO no sólo sacó la CELAC del ostracismo durante su Presidencia de la misma, echándola a andar, sino que también está disputando el liderazgo de la agenda de Norteamérica. Ya lo había previsto el Time cuando su tapa fue AMLO; "uno de los riesgos geopolítico del 2019".


Es otro doble liderazgo y con más ventaja de la que suponemos en el Sur, porque se trata, el de López Obrador, de un gobierno estable, creciendo electoralmente (pasó de una gobernación a once en las más recientes regionales y para las próximas, de seis, se espera que gane cuatro o cinco, consolidando territorio), con altísima aprobación popular, dirección política definida, coherente e independiente, frente al descalabro estadounidense de la sucesión Obama-Trump-Biden.


México depende de EEUU en cinco de sus seis principales ingresos, pero es recíproco. EEUU tiene otros ingresos pero los que dependen de México son esenciales. Y cuarenta millones de mexicanos viven en EEUU. Ya son la primera minoría étnica, superando con luz a la afro y pronto va a ser la primera mayoría. En tanto el carisma, magnetismo y arraigo de AMLO en sus paisanos es enorme. En la mañanera del martes, en respuesta al gobernador de Texas, Greg Abbott, que acusó a México de invasión, AMLO recordó el corrrido que canta “yo no crucé la frontera; la frontera me cruzó a mí”. En la misma mañanera dejó en claro que “si se excluye a Cuba, Nicaragua y Venezuela de la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, yo no voy; enviaremos en representación a Marcelo Ebrard (el canciller)”.


La decisión de no concurrir a la cumbre si se excluye a estos países ya la habían tomado, valientemente, las repúblicas caribeñas del Caricom la semana pasada: el embajador de Antigua y Barbuda en Estados Unidos, Ronald Sanders, afirmó que los países de la Comunidad del Caribe consideran ausentarse de la llamada Cumbre de las Américas, convocada para el próximo mes de junio en Los Ángeles si se concreta la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua. El Caricom está conformado por 28 países del Caribe (15 miembros plenos, 5 miembros asociados y 8 miembros observadores). Luego se sumaron a la decisión de no concurrir a Los Ángeles si se excluye a países americanos, el presidente de Bolivia, Luis Arce y el de El Salvador, Nayib Bukele.

Ahora, el anuncio de AMLO es un desafío a Estados Unidos desde el propio bloque norteamericano. En el sur a veces olvidamos que México, además de Latinoamérica también es Norteamérica, que es socio de Estados Unidos y de Canadá en el T-MEC, una versión mejorada del NAFTA que Trump rompió para luego acordar con Obrador el T-MEC y, sin embargo, Obrador no cedió a ninguna de las presiones gringas para que detuviera la construcción de la refinería de Dos Bocas, que entra en funcionamiento el 1 de julio en Tabasco y el Tren Maya, construido por la fuerza armada nacional mexicana, con inversión china, que une cinco estados, tres de ellos colindantes con Guatemala: Chiapas, Campeche y Tabasco y finalmente la ley de soberanización del litio. Además los resultados fueron óptimos para la cuarta transformación. Ha batido records en la recaudación de la Comisión Federal de Energía (CFE) y en Pemex.


UNA GIRA SIN DESPERDICIO


Arropado por su amiga presidenta Xiomara Castro en Honduras, acompañado por el presidente Alejandro Giamattei en Guatemala en su reclamo sobre la Cumbre y condecorado con la orden José Martí por el presidente de Cuba Miguel Díaz Canel, Andrés Manuel López Obrador transcurrió su gira por el triángulo de la migración en Centroamérica, Belice y Cuba con su lucimiento previsible y dos encuentros especialmente esperados.


Uno, la reunión en privado con el General de Ejército Raúl Castro Ruz en La Habana. AMLO, por el fraude electoral de 2006 y 2012 no pudo reunirse con Fidel, pero alcanzó a mantener con Raúl un diálogo del que no estuvo ausente la certeza de ambos de evitar o impedir “la reacción de Estados Unidos cuando, de continuar la actual tendencia, en 2050 China produzca el 64 % del PBI mundial y EEUU entre un 4 y un 10 %” (AMLO a Miguel Díaz Canel en la conferencia pública en el Palacio de la Revolución).


Dos, Bukele. Dice un proverbio libanés, que, entre perderse y descubrir algo, la diferencia es saber volver. Bukele era un joven vehemente.

Dijo que la Constitución salvadoreña le autorizaba a entrar con los gendarmes al parlamento de la anterior legislatura donde no tenía mayoría, para que los legisladores le aprobaran un préstamo o ir a buscarlos a la casa si no había quorum.


Imaginen que eso hubiese hecho Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Evo Morales, López Obrador o Luis Arce. Los hubiesen arrojado a la pira de los medios corporativos. La OEA, el Departamento de Estado, Bachelet, hubiesen puesto el grito en la órbita de Marte. Los hubiesen comparado con Idi Amín Dadá, pero Bukele era el niño mimado del Imperio, porque el préstamo, oneroso, que le hacía votar al parlamento ese domingo, era del Banco Mundial. El dinero que Bukele requería era para armamento de policías y fuerzas armadas e inversiones en territorios de maras (bandas), incluido un helicóptero y un buque guardacostas. La frutilla de la torta era el apoyo de Almagro a Bukele. Hostigaba a Nicaragua, renegaba del izquierdista FMLN, de Venezuela, de Cuba... Hacía mandados al yanqui contra Obrador. Bukele era el campeón mundial de la democracia.


¿Pero qué pasó? ¿Por qué empezaron a llamarle dictador y le iniciaron Lawfare y cuando Bukele destituyó a los jueces que empezaban a perseguirlo, se lo encargaron a Kamala Harris y desclasificaron un “documento confidencial” reciente, que lo implica en “corrupción” y “tráfico de mercaderías a Estados Unidos”? Ser amigo de USA es terriblemente peligroso. Bukele sigue siendo un joven vehemente. Tuiteó que los yanquis son “cínicos”, que quieren “que vuelva el –derechista– partido Arena, que todos los salvadoreños saben que es el Partido de la corrupción”, que “no se inmiscuyan en la política interna de El Salvdor”, que “hablan de corrupción pero se trata de geopolítica”, que "Soros está financiando" la embestida contra él.


Sin demora, Bukele le pidió ayuda a China. Obtuvo, de entrada, 500 millones de dólares no reembolsables y mineros de bitcoint, moneda que declaró de curso legal en El Salvador.


Entonces AMLO le dio una mano en esta gira para que Bukele amenace no ir a Los Ángeles precisamente si excluyen a Cuba, Nicaragua, Venezuela, sus antiguos compañeros de cuando Bukele militaba en el FMLN, sin esperar a enterarse AMLO si Bukele se perdió, o simplemente descubrió que los yanquis son cínicos (“no hay que creerles ni un tantito así, nada”, decía el Che) y sabe volver.


El proverbio libanés seguro que Bukele lo conoce porque es descendiente de palestinos.

viernes, 6 de mayo de 2022

¿Es Ucrania “otro Afganistán”?

 

Nicolai Patrushev


Ell 25 de febrero, dije y quedó registrado en Segunda Dosis de Legítima Defensa, que Rusia llegaría hasta Odessa. Vladimir Putin no había anunciado ese objetivo. Sólo la desmilitarización, desnazificación de Ucrania. Algunos estudiosos decían que Rusia se limitaría a liberar la totalidad de los territorios del Donbass reconocidos repúblicas populares independientes. Muchos afirmaban que Rusia ocuparía Ucrania, que parecía lo más probable porque tropas rusas ya cercaban Kiev para inmovilizar allí medio ejército ucraniano en la defensa, mientras se armaba el encierro del Donbass.


Me basé en el antecedente de Georgia, donde, como bien dijo en 2007 cuando Rusia destruyó instalaciones militares de Georgia, Paul Craig Roberts (el Jefe del Departamento del Tesoro durante el gobierno de Ronald Reagan), “Ningún otro país (que EEUU) tiene ambiciones imperiales expansionistas. El gobierno chino no ha ocupado Taiwán, lo que podría hacer si quisiera. El Gobierno ruso no ha ocupado antiguas partes constitutivas de Rusia como Georgia, la cual, llevada por Washington a lanzar un ataque, fue instantáneamente superada por el ejército ruso. Putin podría haber colgado al títere georgiano de Washington y reincorporado Georgia a Rusia, de la que formó parte durante varios siglos y a la que muchos consideran que pertenece.”, pero no lo hizo. No ocupó Georgia ni intentó un “cambio de régimen”.


Rusia no se quedó con Georgia (que yo pensé que ocuparía) porque, a pesar de haber dicho y de pensar Putin que “la URSS implosionó por culpa de una bomba de tiempo que le puso Lenin en la Constitución” (la completamente libre autoderminación de los pueblos), Putin ha ido entendiendo ese principio político y sus derivados militares, pero no sólo Putin, porque no gobierna solo. En reciente entrevista de Rossiyskaya Gazeta al secretario del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, Nikolai Patrushev, caracterizó la “línea óptima de comportamiento” de Rusia, para enfrentar “el colapso del mundo centrado en Estados Unidos”, como “respeto por la soberanía, la identidad cultural y espiritual y la memoria histórica”.


Rusia aceptó el referéndum de Osetia del Sur, autoproclamada república independiente y muy mayoritariamente prorrusa (próximamente, también con un referéndum, es posible que se incorpore a la Federación Rusa), pero no entró en consecuencias prácticas de la discusión histórica sobre Georgia ni impidió la trayectoria internacional de Mijeil Saakashvili, quien pasó de Presidente de Georgia a Gobernador de Odessa, en Ucrania, luego del golpe del Euromaidán, en 2014.


Pensé el 24 de febrero, cuando inició la operación en Ucrania, que Rusia reiteraría el esquema de 2007. Donbass (repúblicas populares de Donestk y de Lugansk, recuperando Mariupol, puerto de Donestk, decisivo sobre el Mar de Azov) y Nueva Rusia (recuperando Odessa, el mayor puerto del Mar Negro junto a Sebastopol en la península de Crimea). Todos esos territorios, al igual que Crimea misma habían sido anexados a Ucrania por Jruchov (primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética entre 1953 y 1964, quien, asunto aparte, era ucraniano y fue primer secretario del Partido Comunista de Ucrania entre 1938 y 1949), no para rusificar Ucrania (porque Kiev fue y se considera el origen de Rusia, “La Rus de Kiev”), sino para “comunizarla”, dijera Putin, para mayor seguridad, porque, aunque habían pasado más de diez años de finalizada la “Segunda Guerra Mundial”, los nazis de Stephan Bandera, apoyados por occidente, seguían saboteando y atentando contra Ucrania, que, además, contaba con las complejidades del territorio de Galitzia, de pasado austrohúngaro, que Stalin le arrebató a Polonia en la guerra.


UNA “INVASIÓN” QUE DESINVADE Y NO DESNAZIFICA


Recomiendo ver el documental de Oliver Stone “Ucrania en llamas”. Está censurado en Ucrania, Europa, Norteamérica, aliados y afines, pero el canal de Cuba, “La mesa redonda”, logró subirlo a YouTube, aunque con algunos defectos en los subtítulos en castellano (también tiene subtítulos en inglés que compensan). La película contextualiza los hechos actuales e incluso las proyecciones electorales tras una muy posible partición de Ucrania tras la guerra. Era la población rusa desde el Donbass a la frontera con Transnitria (la región separatista prorrusa de Moldavia) los que le dieron la victoria al Partido de las Regiones y hacían que el Partido Comunista de Ucrania prácticamente doblegara en votos al partido nazi Svoboda. Después obligaron a Zelensky, para ganar las elecciones, a presentarse con un programa que prometía acuerdo con Rusia, cumplimiento de Minsk (cese el fuego en el Donbass) y dedicación a la economía. Con la partición, Kiev tendría a Sector Derecho o a Svoboda con probabilidades de ampliar el poder fáctico hacia el gobierno. En Crimea obtiene buen resultado Rusia Unida. En Donestk y Lugansk, las repúblicas populares, podría medrar el Partido Comunista de la Federación Rusa, si, en un nuevo plebiscito, esta vez para integrarse a la Federación, los habitantes del Donbass, que habían aprobado la independencia pero también aceptado un estatuto de autonomía en el marco de los acuerdos de Minsk (2015), votan ahora por la integración a Rusia.


Pero si Polonia recupera Galitzia, oeste de Ucrania (“la reunificación histórica” con la que especula, no sin fuertes indicios, el portal de RT), la escalada militar vuelve a colocar a la OTAN en la situación que quiso evitar Rusia con la indivisivilidad de la seguridad. “En reuniones a puerta cerrada celebradas desde que se aceleró la crisis, funcionarios estadounidenses han advertido que la estrategia de Putin para las próximas semanas podría ser redirigir el conflicto hacia Washington”, advertía el New York Times ya el 7 de marzo. Pasaron dos meses, pero en cualquier momento la entrada más formal de la OTAN en Ucrania, puede abrir el escenario señalado por el vocero oficiosos del Partido Demócrata de EEUU. La prueba con éxito, hace dos semanas, del misil ruso intercontinental hipersónico Sarmat, con todos sus componentes fabricados en la Federación Rusa, no deja de ser una amenaza en dirección a Washington, a tiro de sus 18 mil kilómetros de alcance.


Por cierto, todo parece ser cartas en la mesa para negociar. La hipótesis subyacente en el periódico neoyorquino es que EEUU para aceptar indivisibilidad de seguridad le haría pagar a Rusia, a través de la propaganda, el precio político de mostrar su nuevo estatus militar creciente, pero considerando que el precio esperado por EEUU no se pagó en la realidad, sus objetivos evidentes son prolongar la guerra, seguir vendiendo armas y el declarado de “nuevo plan Brzezinski” de transformar Ucrania en “otro Afganistán para Rusia”.


También recomiendo ver la más reciente entrevista de Leonardo Attuch a Pepe Escobar en Brasil 247. Escobar proporciona cifras: “Hasta ahora, en la Operación Z, las fuerzas armadas rusas solo han utilizado: 12% de sus soldados, 10% de sus aviones de combate, 7% de sus tanques, 5% de sus misiles y 4% de su artillería. El dial de dolor está configurado para subir sustancialmente, y con la liberación total de Mariupol y la resolución de una forma u otra del caldero de Donbass”. Además alerta sobre “tácticas desesperadas como una invasión conjunta rumana/ucraniana a Moldavia/Transnistria, con «fuerzas de paz» rumanas que ya se acumulan cerca de la frontera con Moldavia”.


Si se produce la partición (oeste polaco, centro ucraniano, este y sur ruso), no hay desnazificación de Ucrania. Ese “objetivo militar” se continúa en la política. La narrativa mediática hegemónica eurocentrista midió índices de popularidad en la UE y sólo coincidieron con ésta en los primeros quince o veinte días de la controfensiva rusa; baste relevar las encuestas en Austria –que nunca fue prorrusa–, donde el 40 % de la población apoya que el canciller Karl Nahammer abra cuenta en rublos y otro 23% considera a Nahammer “demasiado proucraniano”.


¿QUIÉN AISLÓ A QUIÉN?


Afganistán deparó para la URSS un efecto dominó en sus stans que, sumado a otros muchos factores, contribuyó a un rediseño de Europa central y oriental y de eurasia, pero también determinó la parte del eclesiastés que la propaganda no te cuenta. Tras veinte años de ocupación militar (2001-2021) la OTAN salió huyendo precipitadamente de Afganistán. ¿Por qué? Básicamente por haber quedado aislada. Los talibanes sobrevivieron a la Boabab (“la bomba madre”, la mayor luego de la “Super”) lanzada por Trump y cuando Biden quiso retrasar la salida, ya estaban los chinos y los rusos negociando ayudas al nuevo gobierno.


No hay posibilidad de “otro Afganistán para Rusia”, aunque organizar y armar la yihad nazi en Europa fue tarea cumplida, por si no prevalecía el criterio Patruchev, aunque Ucrania es una planicie agrícola. No tiene un centro montañoso inaccesible.


Más probablemente Ucrania sea otro Afganistán para la OTAN, porque en este caso, además, no es la URSS contra una grande y verdadera revolución (la de Irán, 1979), ni se involucró a pedido a una reciente, mera, simple y no empoderada victoria electoral de izquierda, sino que las milicias populares de las repúblicas del Donbass Lugansk y Donesk– resistieron 8 años sosteniendo control militar en sus territorios ante los ataques de los batallones nazis, incluso a partir del 16 de febrero, contra armamento pesado de la OTAN. Su aceptación de estatuto autonómico en los acuerdos de Minsk era una concesión.


El economista francés Jaques Sapir observa: “mientras que el G-7 representaba más del 50% de la economía mundial en los años 80 y más del 46% en 1992, su cuota se redujo en el año 2000 al 43,6%, bajando al 34,4% en 2010 y al 31,2% en 2020. Esto también se aplica a lo que puede llamarse un “G-7 ampliado”, que incluye a Corea del Sur y Australia. Existe una clara relación entre la impotencia del G-7, las constantes disputas entre sus miembros, y esta pérdida de influencia en el PIB mundial. De hecho, cuando el G-7 expulsó a Rusia en 2014 (antes fue el G-8), probablemente firmó su certificado de defunción.


(…) La opinión pública europea ya no representa la “opinión mundial”, sino simplemente la opinión regional. En cualquier caso, esto es lo que se desprende de la guerra en Ucrania, pero también de los acontecimientos que están teniendo lugar en África, donde la combinación de la influencia rusa y china está en proceso de expulsar a las antiguas potencias coloniales, como puede verse en Malí. En general, esta guerra pone de manifiesto no tanto el aislamiento de Rusia como el de los países “occidentales”. Las consecuencias a largo plazo son importantes.” (observatoriocrisis.com, 24/4).


Es sencillo, las sanciones contra Rusia fracasaron económicamente porque se volvieron contra Europa, pero fracasaron políticamente porque más del 70% de la población mundial habita países que no apoyan las sanciones a Rusia de EEUU-RU-UE y la propaganda yanqui sólo dio cierto resultado al principio en Europa, porque en EEUU nunca detuvo la caída de Biden.


La UE, como territorio estadounidense ocupado, ahora está descendiendo, rápidamente, desde el centro del poder global al estatus de jugador periférico intrascendente, un mercado en apuros en la lejana periferia de la “comunidad de destino compartido” de China” (Pepe Escobar, en “Sentate a ver a Europa suicidarse”, “Sit back and watch Europe commit suicide”, en The Cradle).