domingo, 2 de diciembre de 2018

“Clientelismo” vesrsus moralina burguesa





No es muy difícil para un político mercancía electoral de izquierda hacer autocrítica de verdad sin morir en el intento. Es imposible.



Si partimos de la base de que tenemos que ganar las elecciones éstas, las próximas, las siempre inminentes y cada vez más inminentes siempre, dentro de la correlación de medios que ya existe y no tenemos tiempo ni fuerza para cambiar ya, con el sentido común construido por el enemigo con todos sus medios, masivos y sociales, con su inagotable financiamiento propio, de clase, entonces nuestros principales productos en el mercado electoral, sólo pueden hablar para la tribuna, haciendo la “autocrítica” que los medios y el sentido común mediáticamente creado les exigen.


No sólo es lo único que pueden decir, sino que es lo que deben hacer, porque las elecciones es imprescindible ganarlas en la cancha que se jueguen.



Sin embargo, por debajo de la plutocracia mediática, de su poder de compra en el mercado judicial y hasta legislativo, avanza o debería avanzar si es que el tiempo está a favor de los pobres, una democracia menos incierta, donde la izquierda tenga su voz propia, su propio centro y no el “centro” que la derecha le pone en la agenda cada vez más a la derecha.



Para avanzar esa democracia es necesario desmonetizar los eufemismos y usar categorías científicas revolucionarias. Cuando la izquierda era oposición, usó con necesaria demagogia la expresión “clientelismo” para atacar un aspecto del antiguo cambio estructural que produjo el modelo batllista desde principios del siglo pasado –con parte del Partido Nacional en su bloque de poder, e incluso militares y hasta a veces la policía-, pero no debió la izquierda atarse las manos a esa crítica-crítica, por mucho que la hizo y tuvo que hacerla. Era una acusación de coyuntura.



El antiguo mecanismo del Pepe Batlle y luego de Luis para que la categoría política pueblo  identificase sus conquistas con “el poncho de los pobres” (como definió el Pepe Batlle al batllismo), había devenido corruptela barata, pero eso no significa que no haya que identificar las conquistas con quienes las lograron. Por el contrario. Y mucho más cuando se trata de una izquierda en el gobierno, porque el sentido creado por el enemigo juega para naturalizar las conquistas en “derechos” y hacerlas pasar por la “neutralidad” del Estado, que es, siempre, un instrumento de opresión de clases.



Hoy muchos de nuestros dirigentes muestran asombro de que mayorías –sobre todo de capas medias- favorecidas por gobiernos progresistas en nuestro continente, terminen votando por los enemigos más acérrimos de esas capas y sectores de clase, pero ¿dónde estaba la tarjeta del dirigente medio que le aclarara al votante bombardeado por la ideología televisiva que su prosperidad no era fruto exclusivo de su “mérito” personal ni de un dios pentecostal u otro cualquiera –el de los católicos derechureros de la época del Pepe, por ejemplo, que fue anticlerical, pero selectivo, como Artigas, porque Artigas rechazó a los curas porteñistas y los echó rompiendo airadamente relaciones con las autoridades del clero secular porteño y Batlle (cuyo gabinete era preponderantemente masón), trajo de vuelta a los jesuitas, pero sin concesiones en la separación entre Estado e Iglesia)?


¿Dónde estaba el cartel del club político –que Batlle quiso que fuese soviet- o del comité de base del FA, para hacer pasar debajo de la consigna de la fuerza política del pueblo que las conquistó, las conquistas de esa categoría política, sin que la oligarquía las naturalizase como una casual deriva del Estado?


Y lo más determinante: ¿Dónde estaba el diario “El Día” que durante medio siglo hizo contrapeso, el símil de nuestra época al poder de aquel diario –es decir un canal de televisión que hiciera auténtica contrahegemonía como opción de gobierno con cierta cuota de poder?



Y para peor, muchos de nuestros dirigentes se pasaron dirimiendo por los medios masivos del enemigo, las disputas internas del FA que debieron haber fortalecido la estructura de bases de nuestra organización, tramitándolas en exclusiva.



Después resulta que lo único que nos queda para confrontar con el relato y la construcción de sentido de los misiles mediáticos que posee en propiedad el imperialismo y la oligarquía monopolizando la censura, es precisamente esa estructura de bases frentistas que, por intereses o apretes personales a que fueron sometidos por los medios hegemónicos, muchos de nuestros dirigentes, dejaron hecha un escarbadientes.



Deberían aprovechar estos días de asambleas y congreso del FA (“la historia de la libertad es la historia de las asambleas”) para hacer al menos en nuestro ámbito, prácticamente ya furtivo, una autocrítica sincera, sin la moralina burguesa parcializada que les inyectó la agenda de los dueños de los canales abiertos, la misma que hoy siguen los canales públicos.


Hicimos una gestión para ganar con el 90 % de los votos, pero no avanzamos la democracia en término de poder popular y nos puede costar el propio gobierno.


martes, 13 de noviembre de 2018

¿Vale la pena impedir tropas yanquis en Uruguay?



El juegueo es bastante burdo. “El gobierno” (lo pongo entre comillas por aquella frase que Peloduro puso en boca de una caricatura que dibujó de Haedo cuando éste, integrante de la presidencia colegiada blanca del 59, había dicho, ante los primeros acuerdos con el FMI. “Azzini es el gobierno” –Azzini era el ministro de Economía, el que firmó esos primeros stand by de nuestra historia; con esa frase, el que se puso banda presidencial estaba supuestamente delegando su función en el Ministro; la frase que escribió Peloduro saliendo de la boca de Haedo fue: “así ni es el gobierno”; lo que Haedo había dicho tan textual como que no lo escribió, acaso para que lo sobreentendiera Peloduro). 

Desde aquel 1959 ni gobierno es el uruguayo y hubo que sumarle las instrucciones a militares uruguayos a torturar, recibidas en la Escuela de las Américas. No es el gobierno pero es algo y a veces algo lo bastante importante para valorarlo absolutamente como el mal menor posible. 

“El gobierno” -decía- envió dos proyectos al parlamento. Uno para que autorice tropas yanquis en Uruguay operando hacia Argentina, proyecto que no tiene todos los votos del Frente Amplio y necesita votos de la oposición que está dispuesta a dárselos (por los yanquis está dispuesta a entregar a la madre). 

Y el otro una cortina de humo, un pedido para autorizar tropas de otros países llegado el caso, pedido que no tiene fundamento, porque los que nos meten la pesada son los yanquis, no otros, pero sirve para que la oposición la vote en contra disimulando el contubernio, a costa de que el Frente no quede tan proyanqui o avasallado.

Por supuesto que si Vázquez pudiera evitarlo lo evitaría, pero tendría que pagar un precio. Uruguay es un país mucho más vulnerable de lo que parece a las presiones imperialistas. Entre las cadenas de medios y las de abastecimientos pueden dejarnos en dos días y con una sola llamada telefónica, sin el absolutamente valorable mal menor del Frente Amplio en “el gobierno”, si es que ya no lo decidieron.

¿Vale la pena pagar ese precio entonces? Para Guillermo Chiflet era una cuestión de principios. Lo señaló cuando el Frente aprobó las maniobras militares conjuntas con USA, la intervención en Haití y se fue del Senado para respaldarlo con el pellejo, como corresponde a un principio. 

Para mí los principios son tres (más de tres es imposible que no se contradigan, salvo que, como sugería Marx –Groucho-, se los pongas tan altos para pasarles fácilmente por abajo). 

El primero es la libre autodeterminación de los pueblos (la democracia concreta en esta fase de la historia, porque como acertó a decir Haddad en su campaña, la soberanía popular está indisolublemente ligada a la soberanía nacional y su libre expresión de todos los derechos humanos, conquistados o no, aunque una vez conquistados pasan a ser conquistas y deben ser defendidos como tales). 

El segundo es que la clase opresora recurre siempre a todo lo que tiene al alcance para no perder sus beneficios. 

Y el tercero es ganar.

En ese orden.

¿Vulnera la soberanía nacional la instalación de tropas extranjeras en nuestro territorio? Herrera decía que sí y Batlle (Luis) decía que le preguntaran a Herrera. “Yo gobierno la mitad del país, la otra mitad Herrera”, le contestaba al embajador USA y sometía la autoridad al parlamento, pero para que le votara en contra como finalmente ocurría, 

Hasta que en 1958 Batlle perdió por radio de Chicotazo y Herrera por muerte propia ganando las elecciones para que lo traicionaran al pie del cajón.

¿Por la patria todo vale la pena? La obra plástica más escandalosa del arte soviético, después de que fue censurado Melevich, se realizó y expuso terminada la que “occidente” llamó “segunda guerra mundial” y los rusos “la gran guerra patria”. Era una representación de los veintiséis millones de soviéticos que murieron para salvar al mundo del nazismo, bajo la leyenda: “¿valió la pena?” 

¿No era mejor resignarse a la derrota? Ahora que la resignación de los pueblos se ha vuelto desde el pensamiento único la principal estrategia del imperialismo, digo que en aquel caso concreto mis tres únicos principios estaban en juego punto por punto. 

1) La URSS había sido invadida por los nazis (alemanes, austriacos, polacos, ucranianos, croatas, húngaros, incluso unos cuantos rusos blancos que se habían replegado en 1923 y hasta la división azul del petiso mandón gallego con apoyo del fascio italiano, el imperio japonés y todas las potencias colonialistas del pacto de Munich, y los nazis habían ganado tiempo con el pacto Molotov, en vez de perderlo como pretendió Stalin –coincido con el análisis que de esa situación hizo el mando militar de la revolución cubana-. 

También digo, con Fidel, que sin los errores y horrores del stalinismo la victoria le hubiese costado a la URSS bastante menos. “Una tragedia del siglo XX –dijo Fidel- fue que Lenin no vivió veinte años más” o, como escribió Batlle y Ordóñez en enero de 1924. “No hay entre los dirigente de la revolución rusa ninguno de la estatura mental de Lenin que pueda sucederlo”. 

2) El imperialismo recurrió a la forma más terrorista de su dominio financiero, el fascismo, usando todo lo que tenía a su alcance para no perder sus beneficios y 3) había que ganarle.

No tomemos las cosas tan a la tremenda. Aquí ni siquiera tenemos poder popular dominante. El viejo Batlle no consiguió imponer los soviets. No lo hemos tenido nunca desde la derrota de Artigas, aunque nuestra democracia tuvo avances, retrocesos, quiebres y por largos períodos, avances muy avanzados. El actual es un período de mucho avance que se estrella ante una correlación mediática pésima para el pueblo. Al punto que con muy buenas gestiones, el FA puede el año próximo perder la mayoría, peligrando incluso su “gobierno”. 

Pepe Batlle definió a batllismo de él como “el pueblo contra la oligarquía”, porque la economía seguía imponiendo el gobierno real de unos pocos ante el batllismo que se plantaba como “el poncho de los pobres”. Y cuando así lo definía su principal dirigente fue cuando tuvo nuestro país mayor soberanía nacional que nunca desde que se “independizó”. 

Los yanquis no vienen por todo, pero vienen por lo mismo que en el plan Cóndor y vuelvo a citar a Chiflet: los golpes militares dirigidos por USA en el cono sur fueron para aislar a Argentina. 

Es grave que la historia se repita como farsa, pero es más grave aún en medio de la tragedia que está sufriendo bajo Macri el hermano pueblo argentino. 

Y, finalmente, no enfrentar las consecuencias de negarles a las tropas yanquis el voto en el parlamento, es perder. No tiene ganancia por ningún lado, ni para nuestra patria ni para el Frente Amplio y menos por el lado electoral, que es el que cuenta más de hoy a octubre.

domingo, 28 de octubre de 2018

Resistir y derrotar






El golpe lo dieron en 2016. Fue principalmente mediático como lo fue el mismísimo Plan Cóndor desde sus raíces, anteriores a 1964.

El panamericanismo mediático fue intocable e intocado incluso cuando se integró con mayor peso al partido militar en el bloque de poder fascista.

El plan militarizador de 1964 pudieron concretarlo en los años setenta, aislar a la Argentina para que no tuviera refugio cercano el peronismo, al que el imperialismo no había podido destruir como opción de poder. Perón, pese a la parte de su bagaje ideológico fascistoide, fue considerado por la CIA como su mayor enemigo americano del siglo XX, mayor como enemigo incluso que Fidel, por el potencial histórico y geopolítico de Argentina.

Cuando lograron aislar a Argentina casi completamente, en 1976, para golpearla hasta que no quedara vivo ni un solo revolucionario -"matar a todos" de Harguindeguy-, tras los golpes en Uruguay, Chile y Bolivia, seguían contando con el Paraguay de Stroessner, pero algo había cambiado en la dictadura de Brasil. El general Geisel fue una piedra en el zapato del imperialismo. USA respondió incluso con sanciones económicas a Brasil.

El gobierno militar de Geisel -1974-1979-, a contrapelo de Bordaberry, Videla, Stroessner, Banzer y Pinochet, viró del "neoliberalismo" a un modelo patriótico, desarrollista, con crecimiento estatal como palanca para la soberanía económica. Reconoció a los gobiernos revolucionarios de Àfrica, establecidos tras la revolución de los Capitanes de Abril en Portugal y paranoiqueó al Pentágono sobre las internas militares en nuestro continente.

Hoy ganó Temer, ganó Globo, ganó Trump, ganó el corrupto chantajista Sergio Moro, pero querían ganar con Alckmin, no con Bolsonaro, querían ganar con un partido político fuerza real, pero los partidos políticos que tuvieron fuerza real y apoyaron a Temer -el Socialdemócrata, el PMDB, el Socialista-, fueron percibidos como políticos, en tanto el casi inexistente como partido, PSL, de Bolsonaro, invocó al partido militar.

La resistencia al golpe de 2016 creció con el pueblo rodeando a Lula, con el martirio de Michelle Franco y con los actuales casi cincuenta millones de votos alcanzados por el candidato del PT en circunstancias totalmente adversas por antidemocráticas: Lula preso e impedido de cualquier tipo de participación, las fake news de la caja 2 de Bolsonaro y Moro.

Lo más detestado por el imperialismo y la oligarquía brasileña juntos es el PARTIDO DE LOS TRABAJADORES, que sigue siendo el de mayor bancada parlamentaria, el que tiene los gobernadores de las regiones más proletarias del país y el bastión para un nuevo avance de proyecto nacional y popular que derrote al fascismo golpista, pero lo más detestado no es exactamente lo más temido por el imperialismo y la oligarquía brasileña juntos, que lograron inculcar su odio en determinada categoría de masas, determinada por los medios de comunicación que, sin embargo, en estas elecciones -en ambas vueltas- demostraron, al quemar sus naves, que han perdido posibilidad de precisión.

Llegada esta situación, con cierta similitud a la que tuvimos en Uruguay cuando Bordaberry le robó las elecciones a Wilson, el imperialismo no teme una insurrección del PT, aunque el petismo resiste liberadas sus manos hasta de los medios masivos. En aquel momento el Frente Amplio hizo exactamente lo que tenía que hacer y tiene que hacer hoy el PT; resistir, movilizar, evitar un baño de sangre cuando no da a favor la correlación de fuerza entre gendarmes y unir y converger con todo lo antifascista.

El PT no pudo concientizar al pueblo de sus conquistas ni de la verdadera corrupción de lo humano porque no tuvo medios -tampoco pudo evitar organizar el nefasto Mundial de fútbol-, pero es posible un bloque de poder -e histórico ahora- que sí resista la censura mediática del imperialismo.

El proyecto nacional y popular del lulismo, que se consolidó tan históricamente indestructible como el peronismo, hizo a Bolsonaro amenazar a los militantes de Lula con una variante de la fórmula Harguindeguy: "vamos a destruir al PT; que sus militantes se vayan del país o irán presos", pero alguien le dijo al oído que no conviene que fuerzas armadas que estuvieron con Lula cuando fortaleció empresas del Estado y privadas que compitieron con las yanquis, anden en Planalto cuando vaya a consumar la línea Temer sobre el Presal, Petrobrás y la Amazonia.

La resistencia determina, marca plazo y Etchegoyen no ha de ser todo en las fuerzas. Ganó el fascismo, lo más terrorista del capital financiero imperialista, Globo y Sergio Moro -sin ellos Bolsonaro no existe-; es tremendo revés para toda nuestra América; pero al fascismo se lo resiste y se lo derrota.

domingo, 7 de octubre de 2018

Bolsonaro es Moro: Moro es Bolsonaro







Ambas identificaciones funcionaron en la primera vuelta: "Haddad es Lula: Lula es Haddad" le transfirió casi la totalidad de los votos de Lula a Haddad, casi un treinta por ciento del total, pero para la segunda vuelta, en su discurso inicial, Haddad nombró a Lula recién después que a Ciro, a Boulos y a Marina, su rostro mostró alivio y alegría al pasar a segunda vuelta, al poder señalar a tiempo la elocuencia del peligro fascista, al llamar a la unidad democrática con justicia social por la soberanía nacional "indivisible de la soberanía popular", en tanto que Bolsonaro, con cara de frustración, sólo nombró a Moro. "No van a tirar a Moro a la basura", prometió, a la vez que terminar con el Estado y el aguinaldo y la delincuencia, "aunque no será fácil" reconoció respecto a la delincuencia.

Moro Bolsonaro obtuvo con ese discurso permanente y sus muchas inflexiones: "si tuviera un hijo gay, preferiría verlo muerto", "no voy a violar a esa legisladora del PT porque no merece", casi cincuenta millones de votos. ¿Cincuenta millones de brasileños son enormes empresarios fascistas, preocupados por no pagar aguinaldos, eliminar gays, violar mujeres y blanquear la raza (como se jactó el compañero de fórmula de Moro Bolsonaro)? ¿O es que la plutocracia mediática ha logrado revertir el lema del 68, "la imaginación al poder", por "el poder a la imaginación" de las capas medias?

"Moro" no les promete a las masas neflixadas por o mecanismo mediático lo que no va a cumplir. No. Les promete que si tienen un salario no van a tener aguinaldo y ni siquiera les promete un salario. Les promete falta de Estado que las auxilie. "Moro" es sincero y Globo es convincente, hasta cuando maniobra con una filial de Murdoch para emitir a Bolsonaro como entrevista solista zafando del debate.

Y Bolsonaro tiene razón. Nadie va tirar a Moro a la basura. No es posible tirar a quien ejecutó la prisión-proscripción de Lula, el candidato que ganaba las elecciones caminando, sin ninguna prueba contra lula, a lo que ya es. Moro ya está en la basura porque Moro es la basura. Es Bolsonaro. Con un matiz de diferencia. Bolsonaro es completamente subsidiario. Sin Globo, Netflix y Moro, Bolsonaro no es nadie. Es la credibilidad del imperialismo su único fundamento y ya sabemos, la frase más importante de la historia la dijo el Che: "a los yanquis no hay que creerles ni un tantito así".

En Brasil es posible ver claramente el resultado de la dictadura de los medios, la influencia del sector de evangelistas poderosos y el trabajo de los jueces que han sido preparados en USA. Pero fundamentalmente los primeros, especialmente Globo, que cambió del PSDB a Bolsonaro como una variante posible de la sucesión del golpe a Dilma. El instinto primario fascista estimulado, el adormecimiento de la memoria, el ojo por ojo y diente por diente llevado a su máxima expresión violenta, el ejército sin preparación en la calle, el trabajo constante sobre el miedo... Las sociedades no están sometidas al fascismo sino que participan de este por imposición dictatorial de la plutocracia mediática.

De todos modos Haddad va a ganar la segunda vuelta. La decadencia del imperialismo es inexorable. Que su "opositor" como dijo Bolsonaro, sea el Partido de los Trabajadores lo está demostrando (porque el objetivo principal del golpe fue destruir al PT y no puede). Los demócratas brasileños, El norte de Brasil y el nordeste de Brasil van a poner los votos necesarios para que Haddad gane en segunda vuelta así como ya los pusieron para evitar que Bolsonaro ganara en primera.

jueves, 7 de junio de 2018

Baldomir, un amigo generoso

Ayer murió Antonio Baldomir. Cementerio del Norte, panteón de AGADU lleno. La AGADU contrató un nicho alto a donde subieron el féretro mientras los aplausos a él, a sus obras y a su vida no podían resumirse en esos aplausos finales que acompañaron el movimiento del andamio y luego el del cajón entrando al nicho, como si el actor y director hubiese saludado dos veces, al público suficiente para que se hiciera la función, como en un eco en sordina.

Fue la tarde soleada de un día siguiente a la fecha del nacimiento de Federico García Lorca, cuyos versos a nadie, a nadie nadie, ni siquiera a Estela Medina ni a la propia Margarita Xirgu en grabaciones ni a Héctor Alterio en película, entre cientos que oí, a nadie oí decirlos tan perfectos como Toño los decía.

Tampoco he conocido a nadie con un talento tan completo y a la vez autosaboteado como el de Toño, aunque esto suene a mito de crack malogrado que Toño no fue, porque el repertorio, la disciplina, el amor, la amistad y la generosidad pudieron más que el alcoholismo, el tabaquismo y otros suicidios exigentes sin daños a terceros.

Pero de sus obras y de su vida escribí lo que él dijo en un largo relato en la revista Posdata hace más de quince años. Cuando la muerte nos deja solos, sólo podemos escribir de nosotros. Fuimos amigos que disfrutaban al compartir todo su saber artístico (teatro, cine, literatura, música, plástica, muy poquito de fútbol, nada de murga), su sentido exquisito del erotismo, nuestras más coincidencias que matices políticos y no le gustaba que lo llamara maestro. Sufrió más que yo, por su orientación homosexual, la brutalidad del fascismo. Él era un intelectual genérico, de muy personal organicidad. Se identificaba risueño con este tema de Silvio Rodríguez, con quien trabajó en el Chile de Allende:

"Más de una vez me han echado a la calle
por reir donde debo estar llorando.
por llorar donde debo estar riendo,
por callar donde debo estar hablando,
por hablar donde debo estar callado,
por hablar en voz baja de la fe,
por hablar en voz alta del amor.

Más de una vez me han echado a la calle
por no sentir respeto por las flores,
por derramar comida en los manteles,
por darle de mi alcohol a algunos niños,
por desnudar de prisa a mis mujeres.
Más de una vez no tengo diversión:
más de una vez no tengo invitación.

Más de una vez me han echado a la calle
por correr donde duermen los enfermos,
por fumar en los palcos del teatro,
por hacerle una mueca a mi maestro,
por llevar la cicuta en el bolsillo
desde que iba al colegio con un perro,
desde que me rompían la cabeza
por hablar demasiado del horror,
y decirle asesino a un pescador.

Más de una vez al año hago
algo que no se puede hacer,
pateo una piedra, levanto polvo
que da deseos de toser.
Me lleno entonces de optimismo,
algo solemne quiero hablar,
pero la piedra me cae encima
y nunca puedo terminar."

Chau, maestro. Gracias por tanto.

martes, 17 de abril de 2018

Que te vayas vos

Cuando los medios alientan, soterrados o a voces, ¡que se vayan todos! ¿Quién quieren realmente que se vaya?

Se sabe que no se refieren a todos los banqueros ni a todos los dueños de la televisión, ni a todos los monopolistas de las distribuidoras de alimentos, ni a todos los jueces, ni a todos los militares, ni a todos los estancieros, ni a todos los dueños de frigoríficos enroscados al capital financiero, ni a todos los servicios de espionaje imperialistas, no, no se refieren a todos ellos, porque todos ellos en definitiva son unos pocos y generalmente los mismos y porque simplemente son ellos mismos, los medios, sus monopolistas, sus inversionistas y sus supeditores publicitarios. Todos sabemos a quiénes se refieren únicamente, exclusivamente y puntualmente y por supuesto que se refieren, al barrer, a todos los políticos, es decir, a los únicos que vos podés votar...

...pero cuidado: ellos tienen sus propios políticos, que hasta hace quince años eran la mayoría de los políticos en América Lanuestra (en la de ellos, en la autodenominada Estados Unidos de América, son casi todos de ellos). Los medios juegan a que se vayan todos para que se vayan los que los están molestando (a ellos y a la autodenominada) y siempre tienen una muestra de cada palo y si no la tienen la fabrican. Con tal de sacrificar a todos, sacrifican incluso a los suyos, pero para que te vayas vos, para que vos te desalientes, te desilusiones y te resignes y te quedes solito, aislado y en tu casa frente a la tele, a merced de ellos, sin nada que puedas elegir, sin que te importe que el resultado sea volver al neoliberalismo (del consenso de Washington), con el que estabas bastante peor en realidad hace quince años, pero tampoco te va a importar la realidad porque lo único que permiten que te importen es la posverdad que arman en los juzagados para los sets televisivos y la llaman, con una palabra que escrita por ellos es un chiste para reír a carcajadas, "corrupción".

Siempre tienen una muestra de cada palo, te decía, porque es estadísitico (siempre tenés un caso para mostrar entre cien que no muestran) y si no la inventan. Recuerdo cuando Valenti era un objetivo de los servicios (se supo mucho después, tarde, como todo), que trabajaba a comisión para entregar el hotel Carrasco, que había hecho una matufia con diamantes de Angola, que se había ido al exilio de capa media para volver millonario y comité ejecutivo PCU, que coleccionaba objetos suntuarios y se jactaba del mejor auto, la mejor vida, los fetiches del consumo y anécdotas de guarangadas afines. Recuerdo que dijo, "si te condenan los medios, no te absuelve ni el Rey de Borgoña".

También le tocó a Astori, Bengoa, Lorenzo, Banco Central y alguna cosita fuerte que quizás no sacaron porque les perdonó la vida de El País y les refinanció la deuda con el BROU. Después a Mujica, que parecía invulnerable, le dieron a su entorno, más o menos lejano, sin entrarle al MPP, pero sí a la gestión en ANCAP, Alur, ni que hablar Sendic; ahora Tabaré (también tocado por el caso Sendic) y el "Perro" Vázquez, acusados de nepotismo por motivos de seguridad y entre blancos y colorados tuvieron para elegir casitos suficientes para que la campaña pareciera más o menos pareja. "Todos son iguales", pero no tan iguales. Eligieron qué de quiénes y tuvieron todas las cartas del maso. En 1995-96 trabajé en lo que Lacalle llamó “embestida baguala”, coordinando por las nuestras con colegas de Posdata, Brecha, El Diario de la noche y La República, corroborando fuentes como corresponde. Entonces aprendí que la agenda de la corrupción es la que mayor margen de maniobra les da a los dueños de los grandes medios (que monopolizan el derecho a la censura o casi) y a los servicios de las gendarmerías (que suelen ser el noventa por ciento de las fuentes). En la cortita cualquiera puede sacar ventaja de una agenda "moralista" pero, a mediano plazo a la izquierda le conviene que la agenda sea programática.

Así que andate vos, que los votaste, porque a alguno votaste. No votes más. Hacé como en Europa occidental y en EEUU, donde ya la mayoría se abstiene y les va cada vez peor. Al pueblo, se entiende. El 1 % acumula cada vez más. La deigualdad es cada vez mayor y cuando la gente explota, los medios la sacan a la calle un ratito, a gritar "que se vayan todos", a que pierda un poco más la poquita posibilidad de poquitísimo gobierno que tiene, a que se autosuicide un poco más y las ganancias de la oligarquía plutocrática, cada vez más "selecta", sigan creciendo a costa de los televidentes.

Pelo a pelo, si se le reconoce a la plutocracia la potestad de comprar directamente el gobierno ejecutivo y el gobierno legislativo y se cambia este reconocimiento por que la tv abierta, el poder judicial y las fuerzas armadas sean electas total y directamente por el pueblo en las urnas, el pueblo sale ganando con el negocio. Ese gobierno ejecutivo-legislativo desenmascaradamente de mercado, plutocrático, no dura más de dos años. En dos años y un mes tenemos socialismo. Seguro.

Por eso los medios que nadie vota, que los compran los ricos para construir el sentido común que a ellos les conviene o para fundirlos o inmediatamente cerrarlos si alguien en algún medio se les escapó de la línea editorial y les hace alguna ronchita, machacan con que los políticos mienten y son todos iguales de corruptos. Corrupción es el capitalismo y corrupción es no hacer nada contra el capitalismo con tal de que no te escrache en la tele o te meta preso.

Lo que nunca nadie dice es lo que mienten los medios que digitan a los políticos, cuando esos medios mienten todos los días, a toda hora, a cada momento. Los políticos mienten todos, como los actores (a veces, como muchos actores, mienten diciendo verdad o para decir verdad), porque en eso consiste el oficio de político como producto de mercado electoral controlado por las agencias de publicidad, encuestadoras, de desinformación, desinteligencia o, sin eufemismos, represivas militares, llamadas servicios, a su vez controladas por el capital financiero especulativo y buitre que las armó en su interés. Los políticos deben dedicarse a decir lo que la gente quiere oír y la gente quiere oír lo que el sentido común impone y el sentido común lo construyen los medios hegemónicos, unánimemente imperialistas, de pensamiento único imperialista. Los políticos son un blanco fácil, no porque se hayan vuelto vulnerables sino porque fueron construidos por los medios precisamente para desviar el descontento señalando un poder sucedáneo, el gobierno de los políticos. Y cuando la política se escapa de los políticos y hace algún estrago, los oligarcas decididamente los sustituyen por sus propias personas, banqueros, rosqueros de latifundios y frigoríficos, riñoneros de Wall Street, como lo hicieron en el gobierno de Bordaberry en 1972 o como están haciéndolo ahora mismo en Brasil y Argentina (y les llaman "figuras de afuera del sistema"; en cualquier momento agregan a Petinatti).

¡Que paren de estafarnos!. Corrupto es el imperialismo y de sus verdaderos jefes ni siquiera nos dejan conocer sus nombres, los invisibilizan. Sólo el canciller cubano, Bruno Rodríguez, les sacó la máscara en la reunión de Perú y sólo lo vimos por Telesur.

Para O`Globo y Netflix (desde el vacío moral que son los EEUU, como bien dijo Bruno Rodríguez) es corrupto un revolucionario brasileño que sufrió cárcel y tortura bajo el fascismo y luego ha logrado evitarle sacrificios de sangre a su pueblo, financiando leyes para sacar millones de niños de la pobreza, sin dudar en volver a pagarlo con cárcel, condenado por la televisión con sus jueces de telaaraña.

Algún día vamos a filmar El verdadero mecanismo. Bastarían diez minutos de comunicación masiva sin censura para echar abajo las patrañas de los medios yanquis, ingleses y franceses -incluidas sus películas sparring, de bandera falsa; primero te matan para que después empatices con ellos porque algunos se cuestionan por haberte matado-, pero nos tomaremos un par de horas. Y algún día llega. Cuando le preguntaron al Che qué pretendía del imperialismo yanqui, contestó sin vacilar, "nada, nada a favor y nada en contra, nada".

domingo, 15 de abril de 2018

Zuckerberg, Assange y Snowden, los tres






Los congresistas yanquis sentaron a Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, en "el banquillo de los acusados" (una silla con electrodos). Ya era hora.

A fines de los 80 se polarizó la discusión sobre la conveniencia o no para la humanidad del disco interactivo, reciente innovación de entonces. De un lado, el mejor relato de sus detractores lo hizo Paul Virilio y del otro, el más interesante para mí fue el de Félix Guattari.

Guattari en El devenir de la subjetividad predijo que el desarrollo del disco interactivo como redes sociales sería un factor democratizador. Todavía no existía Facebook. Zuckerberg, con sus tres añitos recién cumplidos, cursaba jardín de infantes. Internet no era otra cosa que un proyecto militar del imperialismo que su inventor miraba con recelo, como doctor Jekill a mister Hyde si hubiese leído a Stevenson.

Zuckerberg creció (no muy alto pero bueno para los negocios y la tecnología), creó la aplicación del disco interactivo más democratizadora al día de hoy, la que le devuelve la imagen a miles de millones de personas cumpliendo así uno de los derechos humanos que La Enciclopedia prefiguró, acumuló unos setenta mil millones de dólares en ganancias de Facebook y, lógicamente, expuso la Internet a que los chinos crearan sus propias redes sociales, desarrollándolas "con características chinas" y controladas por ellos mismos (ya se sabe, mister Trump, que los chinos dedican su paciencia a "robar" transferencias tecnológicas).

Imagen siempre tuvimos todos, pero a las masas nadie se las devolvía individualizada. Hollywood en las películas de romanos los ridiculizó (a las masas, a los romanos y a todos los latinos, casi tanto como a los indios y a los rusos; todos éramos Dimitri). El derecho a la devolución de la imagen, a que alguien en la vida te diga lo que vio de vos, de tu propia, personal y singularísima imagen, que te lo diga en tu propio muro, un "me gusta", un comentario, empezó a universalizarse junto con la irrupción en política de miles de millones que antes no participaban. Zuckerberg jugaba en su jardín inocente y doctor Jekill ya no podía destruir a mister Hyde porque ¿algo puede serle peor que dejar libre también ese espacio para que los chinos desarrollen su propia red en otros idiomas?

Entonces los congresistas yanquis sientan a Zuckerberg en el banquillo-silla con electrodos y le dan una devolución para que tenga.

Zuckerberg cada vez se les parece más a Julian Assange y a Eduard Snowden. Estos le entregaron al mundo información discernida. Aquel saturó a la CIA de contrainformación (siguiendo la metáfora de Chesterton, Facebook es donde jamás se encuentra una aguja). No sé cuál de los tres les rompió más las bolas, pero sospecho que Zuckerberg.

viernes, 2 de marzo de 2018

Los convocados de ANDEBU






El gobierno ha recibido un ultimátum. Eso se percibe. Quizás desde que asumió. Era ya el tercer gobierno del FA. El poder, la plutocracia, sintió en particular que el primer gobierno del FA sería un fracaso por sí sólo, que se partiría, que había que esperar simplemente a que la gente se desilusionara, pero el gobierno sobrevivió y el FA llevó a la presidencia a Mujica. Entonces el poder redobló la apuesta en su sentimiento, el fracaso de Mujica sería un ridículo internacional, pero el mundo a Mujica lo declaró sublime, lejos de un fracaso, fue internacionalmente top model. A la tercera mayoría absoluta del FA, con Mujica senador más votado tras su presidencia, el poder la sintió inadmisible.

Uruguay no es un país donde la oligarquía haya sido en el siglo XX tan fuerte como en los otros países de Sudamérica. Arrastró esa oligarquía los pequeños importantes daños que pudo hacerle el viejo Batlle con los blancos independientes y en segundo orden el viejo Herrera hasta fines del gobierno de Luis Batlle. Aún hoy le aquejan de aquella época algunas derrotas bastante significativas, pero ninguna tan afrentosa como la del 1 de marzo de 2015.

En Argentina, probablemente, el poder le planteó a Kirchner, ya de una, el primer día de su primer gobierno, que iba a tolerarlo un sólo período. Tuvo que aguantarle dos más, incluidos los años de "la yegua". Plaza de Mayo sabe mandar desde los tiempos del joven Perón. En Brasil a Lula el poder tuvo que respetarlo a puro pacto, pese al desdén de Jorge Batlle: "el mercado no cree en Lula".

Los primeros momentos del gobierno Obama les dieron a Lula, a Cristina, al propio Chávez y al mundo entero un incierto respiro y nuestra América disfrutó de la incidencia china global y de la emergencia de los BRICS, pero los BRICS eran cíclicos, por devenir en parte de deslocalización de capitales y por no tener un motivo geopolítico determinante y el crecimiento chino (estable, estructural y geopolítico fundamental) tuvo que dedicar sus mayores fuerzas a consolidar la enorme oportunidad de las mejores relaciones sinorrusas de la historia (regaladas por el imperialismo yanqui con las sanciones a un núcleo de la burguesía nacional rusa para intentar frenar los intereses de la UE). China las aprovechó para agregarle a las rutas de la seda un fuerte cinturón, aliado estratégico de Rusia, de gigante aporte en infraestructuras y conectividad, antes que nada en el Ártico, en Eurasia, en Asia sur y nororiental y luego en toda la isla global, de Vladivostok a Ciudad del Cabo. América quedaba más periférica que nunca. Entonces la derecha atacó, pero su ataque en América sólo en el caso de Trump es comparable al de la derecha en Europa occidental.

En Nuestra América la plutocracia se valió de los medios masivos y de poderes judiciales, midiendo con prudencia la correlación de fuerzas a la interna de las gendarmerías y movilizando con creciente violencia a los más ideologizados de los sectores tocados por la crisis. Uruguay no escapa a ese plan, tal como vimos en los convocados de ANDEBU y probablemente sigamos viendo en esas u otras formas, hasta que se dilucide la contienda electoral en Brasil y Argentina, pero no todo es ideología: hasta en sectores de alta burguesía se ha generado conciencia de sus contradicciones con el imperialismo. En una inusual manifestación unitaria, las centrales industriales de los cuatro países miembros de Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) elevaron ante las autoridades negociadoras del acuerdo con la Unión Europea, que deliberan en Asunción, una dura declaración en la que exigen “transparencia” en las negociaciones, plazos y condiciones para que los sectores afectados negativamente por el tratado de libre comercio “puedan transformarse y continuar activos en el nuevo escenario”.

No hay fin de ciclo en nuestro continente. Hubo una oleada popular que experimentó como nunca antes en las vías electorales de avance de la democracia, en dirigir en bloque también a las burguesías nacionales o sustituirlas (con suertes diversas), en enfrentar o conciliar con los medios de comunicación plutócratas que nunca se habían visto obligados a quemar las naves como lo hicieron en estos ataques y, experimentó también, en los países donde, principalmente por historia, se pudo avanzar más -Venezuela, Nicaragua, Bolivia- en crear poder popular y confrontar con el imperialismo.

Por cierto que esa confrontación tiene un precio todavía alto, aunque fue más alto el que tuvo que pagar la pionera Cuba, pero éstas son junto a las de Uruguay, El Salvador y Ecuador, las izquierdas que, en distintas formas, se han mantenido en el gobierno.

La nueva oleada va a tener que aplicar de entrada la democratización de los medios, impulsando las vías electorales también hacia el poder y mejorar aspectos formales de las alianzas para aislar al imperialismo enemigo principal. Para esto va a tener que fortalecer los organismos propios, la CELAC, la UNASUR, en lugar de la oprobiosa OEA, reflotada por el imperialismo en el repliegue popular, donde el gobierno uruguayo ha ido a marcar en estos días, censurando al de Venezuela por llamar a elecciones y amparando por omisión el asesinato diario de dirigentes opositores en Colombia, los golpes en Honduras, Paraguay y Brasil y la masacre perpetua en México. La postura ambigua por la que meses atrás, esperó la elección de la Constituyente en Venezuela para después apoyar la postura macrista en el MERCOSUR contra Venezuela, en la semana decisiva para que los publicistas de Macri definieran las elecciones de medio término en Argentina, se decantó por las concesiones en la OEA.

Ante la embestida, el gobierno del FA resiste retrocediendo a posiciones más seguras. La cara de Fernando Vilar. No muy distinta a la de María Celia Fontaina. Resiste?