domingo, 30 de agosto de 2020

El recurso del boomerang

 



 

 

¿Este tipo es de izquierda?, ¿de verdad?, se han de preguntar mis amigos en las redes, que ven que jamás subo a mi muro nada de todo lo que mueve a la opinión pública supuestamente a favor de la izquierda. ¿No le importa la Operación Océano? ¿No le importa Moreira? ¿No le importa el clientelismo? ¿No le importan los sobornos? ¿No le importa la corrupción? ¿Ni siquiera le importan los derrapes de Puglia?

 

Bueno… me importan mis compañeros. Si ellos suben cosas trato de acompañarlos. Les pongo algún like y hasta algún comentario, pero nunca sigo la agenda.

 

Sólo me importa lo programático, la verdadera política, que es internacional y la agenda alternativa, que es internacional y programática. Decía Vallejo, “perdonen la tristeza”.

 

Si menciono estas cuestiones banas como a Susana Giménez o a quien sea o a lo que sea que esté en el humo, es para disiparlo, hacia lo internacional y hacia lo programático.

 

No sé si se dieron cuenta, pero, por ejemplo, durante el gobierno de Mujica había dos grandes candidatos a renovar los liderazgos del Frente: Lorenzo y Sendic. La agenda los extirpó quirúrgicamente. Independientemente de que hayamos ayudado o no y de que el resultado a mediano plazo sea mejor: Andrade y Bergara,.

 

En tanto cientos de denuncias de corrupciones mayores a los otros partidos, nunca derribaron a nadie mayor.

 

Aprendí, cuando trabajaba de periodista, que esa agenda depende decisivamente de los “servicios” que no son de izquierda, pero los que la definen son los dueños de los medios hegemónicos, los que definen la alta rotación de las “noticias”, llevándose puestas a las redes.

 

La agenda de la corrupción tiene tres objetivos generales. Instalar el “todos son iguales”, hacer pasar por gajes del sistema la esencia del sistema mismo y el recurso del boomerang.

 

Un objetivo particular siempre posible es la extorsión, pero ése ya es terreno de finanzas más directas.

 

Todos los otros “casos Odebrecht”  fueron residuales del que usaron para “O mecanismo”, de Netflix, para sacar al PT del ruedo.  Instalaron el “todos son iguales”, para sacar al que pudo y fue distinto.

 

El caso Epstein fue para encubrir a sus clientes, sus suicidadores, tal vez los mismos que produjeron la serial. ¿Dónde está la cartera, más allá de Trump, el Clinton ya lewinskyniado y el abogado que se puede defender? Hicieron pasar a Epstein por el degenerado del sistema, cuando el sistema captó a Epstein para que a su vez captara adolescentes para consumo de los poderosos esenciales del sistema.   

 

Cada detalle de corruptela del capitalismo, comentado en su mínima anécdota, es una abstracción que encubre la verdad concreta de que la corrupción es el capitalismo en sí, en su actual fase concretamente.

 

Por cierto que he escrito y he subido contra el patriarcado, contra el comercio desleal, contra la estafa de la deuda, es decir: contra el imperialismo y sus antecedentes feudales y esclavistas, pero desde lo que hoy puedo graficar “estilo Legítima Defensa”. Esto es, la estadística implacable de Joaquín Toledo, la programática en conflictos de Rolando Abesrsún, la incursión de Federico Gyurkovits en verdadera política, la contra hegemonía, porque ésa es línea propia, agenda propia.

 

El día que se viralizó el caso Moreira, tuve la satisfacción de que un muy joven dirigente socialista coincidió conmigo. “Esto lo revierten”, me enteré que dijo.

 

No se trata de no contestar tal o cual cosa. Al contrario: se trata de contestarlas únicamente a todas juntas.

 

El antiimperialismo es el niño que jugando a quién más, termina diciendo “yo infinito”. Del infinito no vuelve ninguna denuncia.

 

La dificultad de llegar al infinito son las sanciones, los bloqueos, los cercos mediáticos, pero pueblo que se queda por el camino pierde hasta la opción de gobierno.

domingo, 16 de agosto de 2020

Desde que el mundo no es mundo

 


 

Siempre se dijo “que el mundo es mundo” (“el mundo es limpio”), en latín “caelum, terra, mare et aer, caeelumque sibelus; mundus est mundus”, incluso cuando el “mundus”, sustantivo, para los latinos era un plato orbitado por el Sol y América no existía, pero “mundus” adjetivo, en latín, significa “limpio”. “Inmundus” significa “mugriento”.

 

“La Historia Mundial es un tribunal que juzga al mundo”, decía Hegel, poniendo en tela de juicio si el mundo es limpio o es inmundo, pero aceptando que el mundo es mundo, en sentido tautológico, sin recurrir a su homónimo adjetivo, aunque todavía no se hablaba de “mundialización”, término que precedió a “globalización”.

 

Aquel mundus nunca ha dejado de mundializarse, excepto breves períodos de pestes o catástrofes, que no provenían de una decisión política, pero esta vez… esta vez la peste (COVID-19) irrumpió en la guerra híbrida, antecedida por la decisión imperialista de encerrar las economías. “América first”, no al acuerdo comercial transpacífico ni transatlántico, no al NAFTA, no al pacto 5 más 1 con Irán, no a la UNESCO, casi no a la OTAN ni a la ONU y después de la pandemia, no a la OMS. “¡Paremos el mundo!” o, al menos, “¡Paremos de globalizarlo!”, porque la globalización la está ganando China.

 

Al principio de la pandemia, las corporaciones mediáticas “occidentales” le dieron manija al pánico al virus. Había que cerrarle las fronteras y detenerle a China el comercio exterior, pero el problema cambio de signo pocos meses después, porque China empezó a ganar también la desglobalización (ver Sergio Rodríguez Gelfenstein, Algunas pistas de cara al futuro post-pandemia).

 

China no sólo se liberó del virus, con la experiencia de su secular guerra popular prolongada, sino que lo hizo sin costo social que retrase el objetivo de celebrar el centenario del PCCH, en 2021, con “pobreza cero” y “sociedad medianamente acomodada”. El desempleo, en pandemia, creció al 5%, 2 o 2,5 % por encima del desempleo friccional aceptable y mantiene el dogma del pleno empleo. En Hong Kong evitó desmembramiento territorial (que en desglobalización es un riesgo cierto; lo tienen, entre otros, México (amenazado de balcanización), EEUU (varios estados rechazaron la presencia de los guardias federales y nacionales que envió o quiso enviar Trump para reprimir las protestas de Black Matter Live) y, sin ir más lejos, Argentina, tras las declaraciones del ex gobernador radical mendocino, Alfredo Cornejo, por “la independencia de Mendoza” (quien no lo tome en serio es irresponsable).

 

Los países con fuerte y osada dirigencia estatal de la economía, que decidieron políticamente hacerla valer, salieron rápidamente y con eficacia de los aislamientos sanitarios, recuperaron sus economías y el comercio exterior. Entonces las economías neoliberales (no liberales), que no pueden estabilizarse por falta de gobierno sobre los poderes fácticos, se resignan a reengancharse en un nuevo impulso globalizador, sin haberse librado del virus y más declinantes que cuando el experimento Trump-Brexit, intentó parar el mundo para detener a China.


No pueden con el 5G, ni con las transferencias tecnológicas, ni con Huawei, ni con la energía limpia de Bill y Melinda Gates para China, tras la única visita de un Primer Secretario del PCCH y Presidente de la República Popular China a la casa propia de un par de particulares en América, precisamente en Seatle (en lo de Bill y Melinda). El mismo Xi Jimping que luego no viajó a reunirse en La Casa Blanca con Trump para el protocolar acuerdo de “fase uno” y envió un funcionario jerárquico menor que el esperado por el showman.

 

Desde que el mundo no es mundo sino compartimentos estancos extremadamente desiguales, la manija corporativa mediática “occidental” (el poder blando en que todavía prevalece USA) dejó de girar hacia el pánico a la enfermedad, para hacerlo hacia el pánico a la ciencia. Dejaron de culpar al “virus chino” y comenzaron a culpar a las vacunas y al 5 G.

 

El tribunal de la Historia Mundial que juzga al mundo al día de la fecha, declaró culpable a la innovación tecnológica.

 

Y lo es. El 5 G es culpable de que Internet, 40 veces más rápida, pueda funcionar, ya mismo, sin demasiado costo energético, para a corto plazo, comerciar con moneda dura, convertible en monederos electrónicos sin pasar por el sistema SWIFT y su control del dólar y sus “sanciones”.

 

Y las vacunas son culpables de que, a fines del año próximo ya esté el mundo siendo mundo otra vez.

 

La vacuna rusa, Sputnik V, es la que va a llegar primero, por mayor trabajo muerto invertido en más de un siglo, pero las chinas y la de Oxford (la universidad inglesa que cuenta con el prestigio del Doctorado Honoris Causa de Maradona) también transfieren tecnología (si Rusia lo hace, a Inglaterra no le queda otra; una parte va a producir México y otra Argentina). Ninguna vacuna va a costar más de quince dólares, porque después del anuncio del camarada Xi, de que las vacunas chinas son de patente libre y con mil millones de dólares de apoyo para su aplicación en los países en desarrollo, los yanquis –que anduvieron por el inmundus tratando de comprar patentes y no pensaban cobrar menos de doce dólares por cada dosis–, quedaron embretados.   

 

También tuvieron que arreglar el T-MEC, prácticamente en los mismo términos que el NAFTA. Poco a poco vuelven a la civilización, pero no hay que darlos por vencidos. Siempre les quedan las ojivas nucleares.

 

lunes, 3 de agosto de 2020

La fecha boliviana


 

La Central Obrera Boliviana (COB) puso a la dictadura un ultimátum, 72 horas para derogar la postergación de la fecha de las elecciones nacionales, que estuvieron previstas para el 3 de mayo, se suspendieron por la pandemia, pasaron para julio, luego para el 6 de septiembre y ahora, otra vez con la excusa de la epidemia, pésimamente gestionada por el gobierno golpista, pretende volver a postergar hasta el 18 de octubre.

 

Bolivia, con manifestaciones en El Alto y el llamado a huelga general por tiempo indefinido, está exigiendo que se cumpla con la fecha del 6 de septiembre y ya, sin más, los golpistas devuelvan de una vez el gobierno a la soberanía popular.

 

Para todas las instancias, mayo, julio, septiembre, hubo pronósticos inequívocos de victoria del MAS-IPSP (Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos), que lidera Evo Morales, ex Presidente y lleva a la Presidencia a Luis Arce, su ex Ministro de Economía, porque Evo ha sido proscripto por los dictadores, pero, aún así, las diferencias a favor del MAS en las encuestas son cada vez mayores. Ante esta realidad, se teme que la dictadura esté ganando tiempo para amañar un fraude gigantesco, la única manera que tiene de retener el gobierno si va a elecciones. Ha dado pasos concretos con la designación de un nuevo Tribunal Electoral y las resoluciones de éste, incluida la referida postergación. La persecución al MAS alcanza a la prohibición de difundir encuestas. El Tribunal amenazó con proscribir además a Arce, simplemente por haber aludido a la tendencia de las encuestas.

 

La fecha importa, porque paliar el sufrimiento del pueblo no admite demora, pero importa más acá, en el contexto regional. Puede ser el pistoletazo de salida para el movimiento final de la sinfonía de la política americana. No olvidemos que Bolivia fue la primera en salirse del plan Cóndor, en 1982, precisamente con una huelga general de la COB, que entonces lideraba Juan Lechín Oquendo.

 

“ADAGGIO SOSTENUTO”

 

Así titula Mempo Giardinelli una de sus notas sobre el momento actual del continente. Un movimiento adagio, lento, suave y sostenido, que suele ser el tercero de una sinfonía, precede a un final que puede ser maestoso, retomando el tema de la composición, que en esta comparación sería la fuerte movilización popular que en todos nuestros países, cambió de ritmo con la pandemia, pero no de motivaciones ni de voluntad.

 

Bolivia en particular, centro territorial del Sur de la isla América, de valor geoestratégico similar al de los estados “trumpistas” del centro de Norteamérica, había arrancado a los golpistas la fecha 3 de mayo con la creciente organización de un nuevo “cerco Tupac Katarí”, tras dos masacres de la dictadura (Sakaba, Zenkata) en un escenario rebelde, inestable y de imprevisibles secuencias.

 

El golpe de noviembre había sido denunciado en julio pero el plan golpista no se cumplió al pie de la letra ni mucho menos. El plan descartaba que el MAS ganaría las elecciones de noviembre por estrecho margen, en primera vuelta, con los votos rurales y de residentes en el extranjero que son los últimos en computarse y, como siempre, la oposición acusaría de fraude al gobierno, pero esta vez con cruentas guarimbas exigiendo segunda vuelta primero y luego renuncia, que prepararían el clima para, en creciente intervencionismo (OEA, Grupo de Lima, etc), jugar cartas en la interna de las fuerzas armadas para derrocar a Evo en marzo, asesinarlo y establecer un régimen sin término, para saquearle a Bolivia el litio y otros minerales.    

 

Los golpistas contaban para eso, principalmente, con la estructura del lawfare, especialmente las corporaciones mediáticas, que ya habían usado para ganarle e Evo un plebiscito con las fake news de un hijo no reconocido, que, después de aquel acto electoral de 2016, descubrieron sin pudor que había sido un montaje y en el plan golpista noviembre 2019-marzo 2020, ponían en juego ese poder.

 

Por eso las fases del plan debían sucederse de tal forma que anulasen la capacidad popular de contraofensiva.

 

Pero el diablo metió la cola. La embajada no se esperaba que Evo no detuviese las violentas hordas fascistas que pretendían subir desde Santa Cruz hasta La Paz, conducidas por Carlos Camacho (quien, en el plan original era un personaje secundario; el protagónico era Carlos Mesa). Evo prefirió evitar efusión de sangre popular y retiró su gobierno a las profundidades, primero a El Alto y luego a El Chapare y después a retaguardia en México y Argentina, mientras avanzaba en toda Bolivia la resistencia a la dictadura de clase y racista.

 

La profundidad se mantuvo masista. Cochabamba, con el dirigente emergente y evista leal de El Chapare, Andrónico Rodríguez proyectado senador, bastión donde no pudo entrar la gendarmería dictatorial y El Alto, con su poder de cerco sobre La Paz cuando la COB resolviese recurrir a la historia de Tupac Katarí, el cerco y los bloqueos. Entre los imperialistas cundió la confusión. La OEA fraguó y apuró, al ritmo de la precipitación, un falso fraude electoral de Evo y descerebrado por el odio, Luis Almagro acusó a Evo de “autogolpe”, cuando fue el Comando de las Fuerzas Armadas quien le pidió al Presidente la renuncia.

 

Ahora el New York Times y el Washington Post desmienten a la OEA, demuestran que no hubo fraude electoral masista (cabe pensar que la CIA prefiere que Evo vuelva por elecciones y evitar un desenlace que ponga en mayor riesgo inminente al oligopolio mediático). Almagro califica al New York Times (y, sin nombrarla, en definitiva, a la CIA) de “nazis, stalinistas y castristas”. Y a los golpistas les sobran ambiciones y creen que les falta tiempo, para juntarse tras un candidato único hacia la primera vuelta en septiembre y acaso tampoco hacia octubre. Si pueden, intentarán perpetuarse en el poder.

 

TRUMP SE SUBIÓ AL RECLAMO DE AÑEZ

 

Para no dejarla sola, Donald Trump se subió al pedido de Jannine Añez, la dictadora boliviana, proponiendo postergar las elecciones del 3 de noviembre en USA. El mismo pretexto: ellos no quieren ni pueden ni saben controlar la epidemia, porque los poderes económicos oligárquicos a los que responden, necesitan seguir compitiendo y que las crisis las paguen los pueblos.

 

En Chile, Piñera sigue postergando el plebiscito y reprimiendo a mapuches y a chilenos. La epidemia desatada sostiene el tercer movimiento de la sinfonía pero se está haciendo demasiado largo para las condiciones objetivas y subjetivas del escenario y de la platea. 


En Brasil, Bolsonaro fingió una gripezinha que ahora le toca a su pareja, pero con su conducción genocida está matando médicos y pacientes y pobladores de hambre y de COVID a borbotones. Según las más recientes encuestas, Lula ganaría hoy las elecciones. Faltan dos años y O Globo juega, pero en cualquier caso, no las ganaría Bolsonaro. 


En Uruguay se restringe y derechiza la coalición, mientras la organización popular avanza movilizada. 


Paraguay también se enfrenta a la gestión económica antipopular de la COVID.


El Plan Cóndor Dos parece decantarse hacia un devenir más acorde a la actualidad geoestratégica, contrario al Uno. Esta vez Argentina puede verse presionada desde su entorno, a partir de septiembre, a una correlación de fuerzas que le permita democratizar los medios, aunque sea a disgusto de Alberto Fernández.


“Héctor (Magnetto, Clarín) no me deja mentir”, dijo Alberto borrando con el codo la frase de Néstor Kirchner, “Clarín miente”.