domingo, 5 de abril de 2020

El liberal aristócrata ¡Qué problema con los muebles!




A las estancias y a los palacios no se puede entrar sin buenas carrozas.

Ya le pasó a María Antonieta en la fuga a Varennes, pero si le hubiese hecho la mudanza flestes El gallego, difícilmente la revolución los habría capturado y la cabeza de Luis no hubiese rodado.

Todo empezó el mismo día de la asunción presidencial. Se les ocurrió llevar los muebles del Palacio Santos a La Tahona para que Felipe Borbón tuviese un marco acorde al descendiente de María Antonieta que es y no el banco de plaza, tachonado de tapitas de botellas de requeche, muy hippy, muy Warhol, donde hizo sentar el Pepe a Juan Carlos, sangre de la sangre azul de los monarcas de Anjou.

Después encararon el cambio de muebles en Anchorena. Desde que Bordaberry les quedó demasiado fascista hasta a los propios milicos fascistas y lo sacaron, no ocupaba la estancia presidencial alguien que supiera cómo se amuebla una estancia. Porque debemos recordar que Lacalle Herrera cuando asumió tenía un campito. Su familia materna no podía menos que tenerlo en menos.

Y la residencia de Suárez había que restaurarla. Muy plebeya para un Presidente que asumió reuniéndose con el Borbón, acatando encantado la orden de la embajada de no invitar a Maduro. “¡Mirá si me va a arruinar la gala un chofer de subterráneo!”.

Lo terrible es que el tipo se dice “liberal”. Ha de ser por si Robespierre se lo cree.

Pero el problema, por cierto, es que quiere restaurar todo. Es un restaurador del año 800. Quiere ser Elío, igual que Macri chupándole las suelas al Felipe, “¡Cuánto sufrieron los libertadores al separarse de vuesa merced!” (la cita no es textual, Macri no sabe qué quiere decir merced y de los libertadores ni idea, pero dijo eso, arrastrado y cholulo a la vez).

Y sí, San Martín en Los Andes extrañaba las chaise longue de Versalles. Artigas, rodeado de su guardia personal de charrúas, gobernando la mitad de la Patria Grande desde una carpa, sentado en un cráneo de vaca, recibió a los comerciantes ingleses ofreciéndoles dos sillas que prefirieron seguir parados. A Luis le dijo un asesor que, después de aquella reunión, Artigas lo meó todo a Monterroso porque no le había conseguido unas estilo Luis XV.

Lacayito (es necesario corregir a Diosdado que le llamó lacayo), dice que ahorra doce millones en recortes a sueldos del Estado, pero pensaba gastar 24 millones en muebles y aun así recortar en 900 millones el Estado. Claro, cuando le caiga la ficha –todavía no le cayó–, de que para combatir el virus no alcanza con 400 millones de asistencia a empresarios, porque el aislamiento sólo es posible con salario universal provisorio y suspensión de las tarifas y de los cortes de servicios públicos, se va a querer matar.

AHORA ADEMÁS ES KEYNESIANO

No está mal. Mejor dicho, no estaría mal si no fuese porque se está haciendo keynesiano de escucharle a Arbeleche nombrar a Keynes. Así dijo  Va a estar peor cuando se haga marxista escuchando a Mieres y de la teología de la liberación escuchando a Bartol.

“No soy ortodoxo”, dijo. Por supuesto sin que nadie se lo preguntara, porque las preguntas las agradecen pero no las responden. Van a cada conferencia con un slogan y no salen de ahí. ¿Por qué mandaron ese slogan? Porque en el mundo actual ya ni Macrón puede decirse neoliberal ortodoxo. El presidente francés más neoliberal de la historia, el ex gerente de la banca Rochild, se declara “estatista”. Eso sí, les afana los tapabocas a España e Italia porque donde hubo fuego…

Y USA le afana los tapabocas a Francia, a Brasil y ¡a Alemania! ¡¿Están todos locos?! ¡¿Se creen que los chinos pueden dirigir al mundo si “occidente” se comporta así?! Al final no está tan descaminado Bolsonaro cuando ordena a los brasileños que recen (no deja de ser lo único sensato que dijo en toda su vida).

VOLVIENDO A LOS MUEBLES

Cancillería uruguaya ya apoyó, como era de esperar, el plan yanqui contra Venezuela. Lacayito no oye bien o Talvi sigue hablándole de Teodoro Roosevelt. 

¿A qué mesa va a sentarse en la última cena? ¿Judas Iscariote ya eligió el mobiliario?   

Estaría bueno que al menos eso lo tenga previsto, con los muebles de Suárez y Anchorena. 

Keynesiano o no, va a tener que redistribuir el pan sobre la mesa.

1 comentario:

Informémonos dijo...



Creo que no hay palabras para describr a los miembros de la coalicióm.


Hipocresía y ajenos a la historia.
Ante un pueblo de hinchas polìticos, HaY pocas chances de razonar sin prejucios, ni preconceptos como escribía QUIJANO.