domingo, 19 de julio de 2020

Chocolate y leche



 




Politólogos de distintas latitudes "occidentales", afirman que las elecciones post pandemia están favoreciendo a los opositores y la tendencia es a que los favorezcan cada vez más.

 

Los gobiernos que ellos consideran, están pagando el precio de las malas gestiones económicas de la crisis, que viene de antes de la pandemia.

 

Señalan Francia, Dominicana, País Vasco y Galicia, donde se dieron resultados adversos para los gobiernos centrales. No consideran que Putin ganó con el 78 % y una participación del 65% (pero, vaya a saberse por qué y comparado con qué, todo lo de Putin lo consideran conspirativo y turbio; el régimen autoritario de Wall Street y sus corporaciones no releva elecciones de las democracias menos retrasadas).

 

De varios modos, las encuestas para las próximas elecciones en Bolivia, Chile y USA, vaticinan triunfos opositores.

 

En Bolivia, para el 6 de septiembre, el MAS de Evo Morales, con su candidato Luis Arce obtendría mayor ventaja aún que la que se pronosticaba para mayo, cuando los comicios fueron postergados por la pandemia. La dictadura de J. Añez trata de zafar pidiendo una nueva postergación, pero el New York Times y el Washington Post prefieren que se vaya ahora por vía incruenta. Así lo hacen saber, al acusar a Almagro de fraguar el falso fraude de noviembre y Almagro, desencajado, los llama “nazis, stalinistas y castristas”.

 

¡Qué modales pendencieros los del colocado por Mujica, quien pudo haberlo sacado de la OEA fácil y perfectamente con un par de carajeadas de las suyas, de esas que les dedica a Ortega, Maduro, Cuba, los Kirchner y nunca a Piñera, Uribe y Almagro.

 

Existen palabras escritas a grito pelado, verdades que son puños para que las oiga el mundo entero y existe la esquela de Mujica a Almagro, en tono menor, color de rosa pálido y el sonido de un pétalo al caer, de florista sin voceo, un "adiós" íntimo, personal, con una guiñada cómplice, susurrado secreto al oído para que nadie se meta a desfacer el entuerto. Semejante cortesía para tanto daño cortesano, merece el Premio Nobel, pero, aunque Estocolmo esté entregado a Washington, otros datos políticos no lo favorecen.

 

En Chile, Piñera cayó al 17% de apoyo, el menor de la historia, por debajo de lo que convencionalmente se estima mínimo para sostener cualquier gobierno (20%) y perdería el plebiscito que se había previsto para abril y también se postergó.

 

En USA, Biden le lleva a Trump 9 puntos de ventaja, según siete encuestas del Real Clear Politics, muy por encima del margen de error (3%). Luego volveremos a comentar estos vaticinios, pero contrastan con el de Oscar Bottinelli (Factum) para las departamentales uruguayas. Según Bottinelli, los únicos que estarían en disputa serían los departamentos que gobierna el Frente, excepto Montevideo y Canelones, favoreciendo así un crecimiento electoral del gobierno nacional.

 

Cabe acotar que para 2021, también en Argentina, según la más reciente encuesta difundida por Clarín, sobre imagen en declive de Alberto Fernández, se espera un repunte opositor en legislativas. O sea, el de Uruguay sería un caso excepcional por donde se lo mire, desde izquierda o desde derecha.

 

Bottinelli no es Zuasnábar ni Cifra. Bottinelli es creíble y el dato que da también. Las departamentales y municipales no obligan a los medios hegemónicos a agendar programa de gobierno económico. El oleaje depende de la agenda. Un referéndum puede poner en la cresta de la ola, la gestión económica de la pandemia; pero una elección visiblemente de cargos, no necesariamente va a obligar.

 

En cambio los medios deben aceptar agenda programática, si se ve obligada a enfrentar un referéndum, pero antes de seguir relevando especulaciones, repasemos los resultados donde efectivamente ganó la oposición, con los motivos que pudieron incidir, en los tres comicios realizados en “occidente” desde que se propagó la pandemia. Todos programáticos.

 

En Francia las izquierdas y los verdes, unidas, dieron cuenta de Macron, generalizando las regionales con diversidad de unidades programáticas. No le alcanzaron al gerente de Rothschild las cabriolas keynesianas para contener el descontento social.

 

En Dominicana ganó la oposición de derecha al neoliberalismo de centroderecha, contrariamente a lo que señalaban muchas encuestas con vaticinios de un paso a la centroizquierda (ahora que por fin tenemos un par de horas de televisión, agendemos Legítima Defensa, que le erró al pronóstico, dejándose llevar por esas encuestas, pero fue el único medio que arriesgó el tema).

 

En País Vasco, la mayoría abertzale y yeltzale es cada vez más abrumadora. Bildu (la izquierda abertzale) le comió la mitad de los votos a Unidas Podemos y el PNV también creció. El independentismo vasco tiende a la unanimidad electoral. El resultado para el gobierno de Sánchez e Iglesias fue malo y nefasto, respectivamente.

 

En Galicia triplicó su caudal el Bloque Nacionalista Gallego (la izquierda, soberanista) a costa de Unidas Podemos que se quedó sin representación parlamentaria, mientras el PP mantuvo su caudal y la coalición del gobierno central disminuyó el suyo. Soy de los que nunca se sumaron a los cantos de sirena de esta coalición. Dan testimonio nuestras notas sobre los primeros valedores europeos de Guaidó (Sánchez y Borrel).

 

Las victorias independentistas en Euskadi y Galicia, fortalecen a Catalunya, pero lo cierto es que la marea opositora crece y, más allá de las coyunturas locales, sobre las que podríamos abundar, algo ha de haber tenido que ver la incapacidad del neoliberalismo (incluyendo a su ala más perversa, mal llamada “socialdemócrata”) para resolver las epidemias y sus efectos antipopulares económicos. 

 

EN LEGÍTIMA DEFENSA

 

Una excelente exposición de Joaquín Toledo, en Legítima defensa, sobre el doble discurso del gobierno uruguayo en economía puede darnos una pista de qué tan Zuarnábar y Cifra son las encuestadoras. Lacalle le cuenta al mundo las maravillas del Frente Amplio y en la rendición de cuentas quiere hacerlas pasar por desastre. El gobierno es una agencia publicitaria que satura de fake news lo interno y consigue mil doscientos millones de dólares diciendo la verdad afuera.

 

No es una operación fácil. Sobre todo porque ahora tenemos al menos un par de horas semanales para contestar con llegada bastante masiva para la categoría que hemos venido manejando. También Santiago Soto, ex OPP, sumó su voz contra las falencias de Alfie. Señaló que con las espaldas financieras de Uruguay, el gobierno pudo haber hecho más para evitar el costo social popular de la pandemia.

 

Coincidimos plenamente en el concepto, pero los ejemplos que puso Soto para argumentarlo, fueron en rigor para negarlo. EEUU y Europa, que, sin dudas tienen bastante más espaldas financieras que Uruguay, en proporción a sus finanzias, tanto más que Uruguay por lo social no hicieron.

 

El ejemplo resulta especialmente contraproducente cuando lo pone en “el cheque de Trump” (que un compañero me explicó, además, salió por imposición “demócrata” en el Congreso). EEUU tiene la Reserva Federal. Trump no veta al Congreso y le dice a Jerome Powell “imprimíme tanto” y ya está. EEUU tiene, mínimo, ochocientas veces más espaldas financieras que Uruguay.

 

Comparando posibilidades, Uruguay hizo más que USA. Los ejemplos que debió poner Soto para favorecer su enunciado certero, son países con menos espaldas financieras que Uruguay y mayor inversión social (Cuba, Vietnam, Kerala, entre otros) que además controlan impecablemente la epidemia. Pero claro, si pone de ejemplos a Cuba, Vietnam y Kerala queda como un zurdito de mierda. No parece ser la intención.

 

El compañero Soto acierta al sugerir que la espalda financiera de Uruguay da para la renta básica universal que dicen tratar de aplicar países saqueadores. Mario Bergara fue más allá en su crítica, “la renta básica (que plantearon desde el comienzo de la emergencia el PIT-CNT y el FA) constituiría un porcentaje ínfimo de los fondos de contención”. Coincido con ambos, con Soto y con Bergara.

 

OPOSICIÓN CONSTRUCTIVA

 

Nuestro gobierno resulta desfasado en este siglo de declinación yanqui, y nuestro Frente Amplio hoy tiene un déficit de antiimperialismo tan atroz como nuestra pésima correlación de fuerzas en los medios. Se nos hace muy difícil ser oposición constructiva, porque nuestro futuro no está en el Norte.

 

El modelo usaeuropeo, el de las potencias más colonialistas e imperialistas, nos disciplina en la determinante fundamental de los siglos XIX y XX del lado de la genuflexión ante las armas invasoras. Tecnócratas respetados aprovechan el sentido común construido por los medios hegemónicos al eje París-New York, con un oportunismo que les rindió, pero ya fue: “En uno de sus últimos informes el Instituto Internacional de Finanzas -una de las instituciones con más influencia global por monitoreo de las variables económicas- adelantó que en China la recuperación comenzó a ser en forma de V.

 

Sus indicadores adelantados de actividad arrojaron un crecimiento del 2 por ciento en el segundo trimestre con normalización de la industria y las exportaciones.

 

La calidad de este indicador no puede ponerse en duda por ningún analista con intenciones de desacreditar a China. El Instituto Internacional de Finanzas tiene el patrocinio de los grandes bancos de occidente.

 

Estos datos son la contracara de la otra potencia. Estados Unidos no termina de resolver sus problemas sanitarios y otra vez las voces influyentes plantean que el mercado interno no tiene la capacidad de recuperarse rápidamente en los próximos meses.

 

La semana pasada el premio nobel de economía Paul Krugman fue uno de los más críticos: “El próximo desastre está a pocos días de distancia. Millones de estadounidenses desempleados enfrentan una catástrofe inminente”, resumió el analista financiero Enrique Milan.

 

Por su parte, Ecuador marcha hacia las elecciones de 2021 con clara ventaja del correísmo (aliado a movimientos sociales y especialmente indígenas), ante el gobierno cipayo de Moreno apoyado por todo el espectro neoliberal. Bolsonaro no es opción para 2022 y Moro-FBI también pierde aceptación tras las nuevas revelaciones de The Intercept sobre el fraudulento “Lava Jato”. En cambio el Chavismo, que hubiese tenido que entregar el gobierno en 2018 si la derecha hubiera tramitado pacíficamente su victoria electoral en legislativas, parece difícil que pierda las elecciones del 5 de diciembre, tras bastantes batallas cruciales ganadas, que lo fortalecieron.

 

La grieta de esta realidad la trazó la pandemia, entre los regímenes autoritarios de los “mercados” que se mostraron incapaces de sostener económicamente una cuarentena fugaz y efectiva, no saben cuánto tiempo de vacilaciones seguirán improvisando, mientras los pueblos mueren más por hambre que por COVID, y, del otro lado de la grieta, las democracias avanzadas que ya se recuperaron en V luego de planificar republicanos la acción colectiva eficaz. Vietnam creció el 0,64 el primer trimestre, con un par de meses de distanciamiento pero sin desempleo y proyecta volver al 6 anual. No están financierizados. Tienen gobiernos que mandan. O sea, democracias no meramente decorativas. No hay aprete del totalitarismo dictatorial de los mercados y sus cámaras patronales que se atreva a decirles lo que tienen que hacer.

 

Uruguay, por nuestra parte, bancó bastante colectivamente, porque el FA conservó quince años de gobierno con Estado fuerte. Ahora, con la coalición lacaya “se puso a la derecha del FMI”, tal cual lo definió exactamente Mario Bergara en Legítima Defensa. “El único país del mundo que en plena epidemia subió impuestos y tarifas y el único que, cuando el Fondo Monetario, a contrapelo de su historia, aconseja inversión social estatal, saca de apuro una ley de 500 capítulos en sentido privatizador”. 

 

Puede ser que Bottinelli tenga razón en cuanto a las departamentales, pero en programa nacional e internacional, político, todas las respuestas conducen a la oposición. Objetivamente.

 

Subjetivamente, sin embargo, nos falta mucho para los cambios sustentados en el poder. Cuando el Ministro de Educación cuestiona “el gasto” en alimentación escolar y una directora de escuela pregunta a sus estudiantes quién necesita la copa de leche y quién no, en un país donde la concentración de la riqueza en manos oligárquicas y el consumo de bienes suntuarios son impúdicos, la victoria del imperialismo es apabullante.

 

Y esto, desde el Frente Amplio, puede y debe decirse con la más severa autocrítica. Caímos en el burocratismo de controlar siempre al de abajo y de faltarle el respeto, por temor al ajuste de cuentas nimias con la alternancia gubernamental. Los polimediáticos que ven en esa alternancia la salvaguarda del sistema imperialista, nos la contaron “positiva” para la “democracia”. Entonces, antes de hacer “transferencias” hicimos encuestas. Fuimos a las casas de los pobres a preguntarles si son pobres, porque, si volvían los rosaditos verdosos, nos iban a cobrar las dos guitas que se nos podía pasar en algún “Housseman”. 


Por eso volvieron, porque les temimos al punto que nos hicieron pensar igual que ellos. Y facturan las dos guitas porque no nos perdonan que hayamos bajado la pobreza del 40% a un dígito, pero nosotros les perdonamos la ideología, esa trampa.

 

La maestra rural de mi vieja, la primera maestra rural que hubo en Uruguay, Emilia Burgueño Chury, no les daba la copa de leche a los gurises, porque muchos tenían vaca en su rancho. Iba al pueblo a comprar de su sueldo chocolate y les daba chocolate con leche. ¡A todos!

 

En mi casa nunca faltó la botella de leche, pero yo tomaba la copa de leche en el sótano de la escuela, donde nos la servían después del recreo. Y que le fuera a decirle Da Silveira a mi viejo que yo le estaba sacando esa copa a otro gurí. ¡A mi viejo, que era despachante de aduanas y conocía a los oligarcas!     

 

 

 


jueves, 9 de julio de 2020

¿Firmar or not to be?

El PIT-CNT y el FA están debatiendo si a la LUC se le interpone el recurso de referéndum para derogarla.

 

En principio “al aprobar la Ley de Urgente Consideración, la coalición gobernante ha vulnerado derechos adquiridos. Esta Ley se hizo de espaldas a la ciudadanía que no conoció su contenido durante la campaña. La academia y las organizaciones sociales se oponen a su contenido" (Carolina Cosse). En principio sobran los motivos para juntar firmas que convoquen al referéndum, pero otras voces de nuestros ámbitos consideran “una mala estrategia la convocatoria”, “el riesgo de perder el referéndum y consolidar así la Ley” de Urgente Concesión, “abrir demasiados frentes en tiempo de campañas electorales departamentales y municipales y comienzos de la puja presupuestal”, “desgastar el instrumento plebiscitario cuando el gobierno se guardó en la manga la joya de la corona (ANTEL) para una ley de medios que, aun teniendo los tiempos de discusión debidos, podría ser aprobada por brazos de yeso el próximo año”.

 

¿Referéndum o no? ¿Es ésa la cuestión? El referéndum necesita las firmas y después la mayoría de votos afirmativos. Es una forma de plebiscito muy exigente para quienes lo impulsan. Si hubiese que recurrir dos veces al mismo procedimiento tras las movilizaciones por el presupuesto y las campañas electorales de este año, ¿es posible ganar todo?, ¿es necesario? ¿Con cuáles fortalezas y debilidades contamos?

 

Para empezar, recurrir a un plebiscito o a dos o a ninguno no es estrategia, es táctica. La siguiente duda es, ¿aportan a la estrategia de ganar las mayorías para avanzar, profundizar, cimentar en nuevas bases la democracia o pueden desgastar las grandes líneas estratégicas?

 

Fui uno de los primeros en firmar una de las primeras papeletas del SÍ rosado y se decía ya entonces que un plebiscito nos desgastaría. La realidad demostró que sin el voto rosado el Frente Amplio no hubiera alcanzado la mayoría parlamentaria (que se alcanzó por un margen muy ajustado en 2009 y conozco muchos jóvenes que votaron al FA sólo porque fue el único que ensobró la papeleta rosada). En las generales siguientes “el NO a la baja” le retuvo la mayoría al FA. Sin esa campaña la hubiese perdido, porque fue el voto joven el que definió la elección. Algo similar ocurrió con el referéndum de Larrañaga, aunque esta vez, "el miedo no es la forma" ganó pero no alcanzó para ganar las nacionales. Estos tres ejemplos marcaron cortes generacionales pero ya en 1989, con todo el cuadro en la cancha, si no hubiésemos crecido con el voto verde no hubiéramos ganado nuestro primer gobierno departamental. Y, sin embargo, no pienso que lo más importante de los distintos plebiscitos sea ayudar a tal o cual victoria. Lo principal es el modo de hacer política. Comparado con éste, cualquier resultado es un resultadito.  

 

Fue José Batlle y Ordóñez quien mejor argumentó a favor de los plebiscitos, a pesar de que perdió el más importante (el constituyente de 1917), de la “participación de las masas”, el que pensaba en millones asumiendo la política y no sólo en los cien mil de la política circular.

 

El pueblo ganó las dos consultas sobre derechos humanos, aunque la ley de impunidad no haya resultado anulada por ellas, porque informó, acumuló fuerzas, marcó agenda, verdad y justicia, creció. Perdió cuando dejó que los temas se jugaran sólo en el Parlamento, en la mano que falta, en los matices jurídicos, en las cortes, y, peor imposible, en las agendas del oligopolio mediático, porque lo peor es que los temas se cierren en las cámaras del Parlamento y en las cámaras del oligopolio, sin proyección plebiscitaria. Es quedarse a jugar únicamente en la cancha más chica, más fácil de ensuciar y menos conveniente para los derechos reivindicados, es mermar.

 

La vieja fórmula de convocar al pueblo, “con el pueblo todo”, abre, en el Derecho y en la historia uruguayos, la clave de haber mantenido las empresas públicas de los sectores estratégicos secularmente.

 

Y no olvidemos que fue con un plebiscito que marcamos la derrota de la dictadura, que fue con plebiscitos que derrotamos los peores planes de la política económica de Lacalle y de Sanguinetti y que un plebiscito sobre los derechos humanos en condiciones normales (los dos que hubo no las tuvieron)  hubiese sido y sería, sin dudas, otro cantar. En el 89 había miedo, no sólo en el propósito de los argumentos y en algunos votantes del amarillo. También en parte de los dirigentes del voto verde. En 2009 no hubo papeletas por el NO. Fue el SÍ contra todos, incluso sectores del FA que no ensobraron, en condiciones totalmente desiguales. Aun así, el 48% obtenido fue un crecimiento, una victoria

 

Que mande el pueblo, la plebis, “el modo plebeyo”, que decía Marx y a la revolución antiimperialista le está costando un par de siglos lograr que se concrete por medios electorales ahorrándonos efusión de sangre.

 

¿Puede el referéndum afirmar, legitimar, consolidar la Ley de Urgente Concesión? Sí, puede, pero sabiendo el pueblo un poco más de que se trató, dando la discusión sobre seguridad que no pudimos dar en las generales porque nuestro candidato empezó su campaña en 2018 diciendo que había que cambiar de nombre en el Ministerio del Interior. Sabiendo el pueblo de qué se trata el retroceso para la educación pública que significa el programa de los señores Mir y Filgueiras, que nuestro candidato aceptó en el debate presidencial por grandes referentes amigos en el tema. Es decir, para decirlo con la autocrítica del candidato, tomándonos revancha sin el stress ni la amnesia que tanto nos perjudicaron.

 

¿Abrimos demasiados frentes? Todos los frentes están ya abiertos para recuperar el gobierno, porque todos implican programa, agenda, movilización, organización… Entendamos que la LUC es el programa inicial posible que Lacalle Pou no mostró en campaña. Se presentó al debate con un librillo intrigante, mientras nuestros candidato, con el programa del FA (La Biblia en una mano y La Enciclopedia en la otra) negó su programa. El problema sería ahora quedar en los hechos de manos vacías y atadas, resignados.

 

¿Mejor reservarnos para cuando legislen contra ANTEL? "Cuidate, sos joven”, de tan reservados podemos terminar secretos.

 

“¿Firmar or not to be?” sólo lleva signos de interrogación para provocar desde el título. Firmar, juntar firmas, elegir el modo or not to be… ésa es la cuestión.