martes, 28 de enero de 2020

Documentales, relatos y hechos




Vi la serie documental de Netflix sobre Nisman. Me sorprendió totalmente. Todas las series "documentales" que había visto de Netflix son berretas, baratas, operaciones políticas reaccionarias o meros compromisos facilongos y hollywwodenses posmacarthistas, contra Chávez, contra Trotsky, contra Lula, contra Assange, sobre Luis Miguel, sobre Monzón, sobre Mujica (el Kusturica de Mujica es unas merecidas vacaciones supongo que bien pagas al director), pero en "Nisman, la Presidenta y el espía" pusieron plata de verdad, acopiaron archivo abundante, trabajaron con tiempo, el director Justin Webster puso muchísimo talento y el resultado es una serie documental en serio. El mayor misterio es qué motivó a los dueños de Netflix a producir y subir a su plataforma un producto documental de tan alta calidad.

Creo que encontré la respuesta en otro documental reciente, “La batalla de los Puentes”.

¡Qué hijos de su padre! ¡Encima que los llevaron a un acontecimiento histórico, ¿querían ver?! El 22 de febrero de 2019, un viejo multibillonario inglés se vistió con una remera blanca que decía live Venezuela, vistió igual al Puma Rodríguez, a Maná, a Carlos Vives y a otros veinte productos de alta rotación en las radios latinas (unos escasos veinte millones de dólares de cachet) en un escenario que habían armado en Cúcuta, Colombia, en la frontera con Venezuela, pero el público no pudo verlos.

Frente al escenario un palco vip rodeado de seguridad para Duque, Piñera, la OEA, el Comando Sur yanqui y otros pocos. A un costado el público era abundante pero tan alejado del tablado tipo Rural del Prado y contenido por un vallado, que al principio coreó “¡Richard, Richard…!” (el nombre del viejo financista), mientras oía que éste jugaba al star rock anunciando su actuación, pero cuando empezó la de los famosos, el público tras el vallado empezó a cantar “¡no se ve nada, no se ve nada…!”.

Del otro lado de la frontera, en Táchira, Venezuela, otros macacos, para mí desconocidos salvo La Bersuit, en un escenario tipo Rural del Prado 2, con menos público pero los veía, actuaban con tanta beligerancia como aquellos. Para el 23 estaba anunciado el golpe de Estado y el enfrentamiento en los puentes iba a ser sangriento.

LA MENTIRA TIENE TÁCTICA

Vean el documental “La batalla de los Puentes”. Está en Youtube. Constanza dijo una vez que “Venezuela es la Cuba de las nuevas generaciones”. Nicaragua fue la nuestra. La Batalla de los Puentes es la Bahía de Cochinos de las nuevas generaciones. No les voy a contar el final. Sólo el momento culminante, la toma de asiento de Jorge Arreaza, el Canciller de Maduro, en la ONU. Esperó su turno y cuando le tocó vapuleó a Eliot Abrams, el represente yanqui. “(...) El golpe de Estado fracasó. Como a ustedes les gusta decir ‘read my lips”, bueno, lea mis labios: fracasó”.

Pero lo más interesante es que los colombianos, expertos en falsos positivos, montaron la quema de un camión por la Guardia Nacional Bolivariana. Trump, Duque, Almagro, dieron la fake el 24 con trompetas de juicio final, el 25 los medios contrahegemónicos lo desmintieron con fotos y videos, Arreaza demostró en la ONU, con documentos irrefutables, que al camión lo quemó un guarimbero con una molotov, pero de eso no se entera la gente (¿quién mira la ONU?) Los medios contrahegemónicos difundieron desde entonces las fotos y el video probatorios aumentando la cadena alternativa.  Entonces, diez días después de la quema del camión, el New York Times reconoció la verdad en tapa, publicando las pruebas que todos tenían ya el 24 de febrero, de que le prendió fuego una bomba molotov de un mercenario de Guaidó.

Enseguida que lo publicó el New York Times, lo difundieron todos los otros medios hegemónicos y se supo mundialmente. O sea, el imperialismo prefirió, a cierta altura del avance de la información contrahegemónica, no seguir desgastando a los medios corporativos y fortaleciendo a los alternativos, aunque le costase perder también el relato de La Batalla..... La batalla de los puentes fue además una batalla por la capacidad de construcción de sentido y de las fábricas de subjetividad.

Eso mismo hizo Netflix con la serie “Nissman…”. Es preferible perder un relato que toda capacidad de relatar y ser creído, es decir, de operar. Por eso mechan entre tanto y tanto bagayo, alguna gran película documental específicamente política, “Sowden” de Oliver Stone o “Cuba cameramen” o alguna serie de ficción que parecen anteriores a McCarty.

EL DESAFÍO BOLIVIANO

Ahora falsimedia tiene que estar lo más operativa posible para encarar Bolivia.

Los fascistas que dieron el golpe en Bolivia, dictadura fascista, terrorista militar al servicio del imperialismo, están siendo resistidos con un movimiento de pinzas que incluye cuidar cierto margen de maniobra del espacio parlamentario mayoritario absoluto del MAS, los edificios de organización política, incluso físicos, utilizar todos los reflujos de la sociedad contra el régimen, negociaciones de la ONU, la UE y condena internacional dura en base a los gobiernos de México y Argentina, convergencia democrática amplísima.

Que la resistencia pueda pasar al contraataque depende de las acciones de masas, de evitar el fraude electoral y si una eventual victoria del MAS no es reconocida, de agotar sin desmayo la vía y formas de lucha pacíficas y definir correlación de fuerzas armadas. Esto, fundamental, está resultando lo más complejo, también para el imperialismo y lo está resultando especialmente desde 1975 en nuestro continente, como consecuencia de La Revolución de los Claveles en Portugal en 1974.

Los documentos de Santa Fe, que pretendieron un repliegue fascista ordenado de las Fuerzas Armadas utilizadas en el Plan Cóndor I, tuvieron objetivos de control, de amenaza pero además, de prevención de riesgos.

Fascistas son las tropas de ocupación imperialistas en cualquier país del mundo y lo fueron nuestras Fuerzas Armadas cuando actuaron como verdaderas tropas de ocupación al servicio del imperialismo yanqui y de la oligarquía en su propio país.

Si el imperialismo, en las más recientes décadas, no ha consolidado regímenes fascistas en casi todos los países de Nuestraamérica,  no es porque no haya querido o no lo haya necesitado o porque le alcance con el lawfere, las embajadas y los medios. Es porque en bastantes casos, el lawfare, las embajadas y los medios son lo que le va quedando (que no son poco pero no les están bastando). Si hubiese contado con las Fuerzas Armadas colombianas y brasileñas según los requerimientos fascistas de Abrams, Pompeo y Bolton, el 23 de febrero de 2019, el Comando Sur hubiese entrado al Táchira (de donde no saldrían, pero hubiesen entrado).

Fascistas son las tropas de ocupación imperialistas en cualquier país del mundo y lo fueron nuestras Fuerzas Armadas cuando actuaron como verdaderas tropas de ocupación al servicio del imperialismo yanqui y de la oligarquía en su propio país.

Si el imperialismo, en las más recientes décadas, no ha consolidado regímenes fascistas en casi todos los países de Nuestraamérica,  no es porque no haya querido o no lo haya necesitado o porque le alcance con el lawfere, las embajadas y los medios. Es porque en bastantes casos, el lawfare, las embajadas y los medios son lo que le va quedando (que no son poco pero no les están bastando). Si hubiese contado con las Fuerzas Armadas colombianas y brasileñas según los requerimientos fascistas de Abrams, Pompeo y Bolton, el 23 de febrero de 2019, el Comando Sur hubiese entrado al Táchira (de donde no saldrían, pero hubiesen entrado).

En Uruguay la embajada tiene el relato, los hechos y ahora el gobierno, poder blando y duro. Cuando asumió el primer gobierno del FA, un Director de Cárcel le recordó a un flamante Viceministro: “fuimos la policía de los colorados, de los blancos y vamos a ser la del Frente, pero no olvide que los gobiernos pasan mientras la policía queda”.

Luchamos por un mundo donde no sean necesarios los gobiernos ni la policía. El único que va a quedar es el pueblo, sus hechos y sus relatos.

sábado, 25 de enero de 2020

Putin llegó tarde a Jerusalén






El invento del “espacio vital” y la “solución final” fue atribuido a Hitler para aplicarla contra “la conspiración de comunistas, judíos y masones”, pero existe desde siempre.

“La solución final” consiste en acabar definitivamente con el enemigo, exterminarlo, borrarlo de la historia, como corolario de la doctrina del “espacio vital”: Si Hitler no terminaba con nosotros, nosotros terminaríamos con él, tal como ocurrió. Cuando ocupó Austria, estaba, desde su punto de vista, simplemente completando Alemania, pero cuando siguió con Checoslovaquia, Polonia y Bélgica, argumentó que necesitaba esos espacios para sobrevivir, porque de lo contrario comenzarían a marcarle la cuenta regresiva los enemigos del Tercer Reich, la URSS por el Este, Francia por el Sur y luego todo el resto del mundo –algo así como la “guerra preventiva” de Bush que ni Obama ni Trump pudieron discontinuar y las reducciones a territorios de autonomía palestina impuestas por Israel–; porque los judíos, para Hitler, eran comunistas en tanto se confundían en el proletariado de Europa del Este y Central, pero también los gitanos y los filocomunistas, socialistas, liberales, filoliberales, filomasones y así hasta el infinito. Su espacio vital le obligaba a la “solución final” no sólo con judíos, comunistas y masones, sino con todos los que se opusieran a su Imperio. Pero esta historia conocida fue nada más que una reiteración, la más reciente y famosa, de todos los periplos imperialistas. El nazismo no inventó la “solución final”.

El nazismo fue el primero que no pudo completarla. No pudo ni siquiera con los judíos (aunque mató a seis millones) ni tampoco con los gitanos (que, porcentualmente, fueron los más masacrados). Antes, los invasores anglosajones exterminaron más de ciento ochenta naciones en América del Norte, los diversos imperios europeos otras tantas en África y Asia y si en América del Sur se salvaron algunas, fue casualidad histórico–religiosa. Masacraron las tres cuartas partes de la población americana durante la llamada “conquista”; y en Asia, sólo en la guerra de Manchuria, murieron treinta millones, casi tantos como en la Segunda Guerra Mundial, más que en la Primera, mientras las hambrunas mataban también de a treinta millones en la India o en China, sólo porque Inglaterra resolvía otros destinos para los granos, en la década del setenta del siglo XIX, por ejemplo.

Eran masacres que se consideraba necesarias, según Malthus, porque para la población de aquellas épocas eran porcentajes enormes de exterminio, con los que aparentemente se amortiguaba la explosión demográfica.

LOS INFORMES DE LOS OFICIALES SOVIÉTICOS

Pero la humanidad resultó inderrotable, por mucho que se persiguió a sí misma. Hasta los rusos sobrevivieron, pese a que la desventura nazi les mató 27 millones. Entre ellos sobrevivió Vladimir Putin, quien la semana pasada fue a tributar una ofrenda floral en la tumba común de los millones de resistentes caídos en el sitio a Leningrado, que duró más de ochocientos días. Entre los mártires de la defensa de Leningrado yacen los restos de su hermano, Víktor Putin.

Vladimir llegó tarde al homenaje por el Holocausto en Jerusalén, donde compartió con el Príncipe Carlos y con Macrón, entre otros. Dijo Vladimir Putin, que llegaba conmovido por los testimonios que había leído, dados por los oficiales rusos que habían liberado los campos de concentración (entre ellos del de Auschwitz, liberación de la que se cumplieron 75 años, “Desafortunadamente sabemos el antisemitismo, termina con Auschwitz”, le dijo Putin al Presidente de Israelí). Según Sándor Márai, el célebre escritor húngaro, en su libro de memorias “Confesiones de un burgués”, los soldados del Ejército Rojo que, a terrible costo de vidas, en 1944 desalojaron a los nazis de Budapest (a la que éstos habían entrado bajo palio cuatro años antes) no eran rusos sino “asiáticos” (kazajos, kirsiguis, turkmenos, tayicos, usbekos, quizás), que todos eran soviéticos del Ejército Rojo, pero que rusos, de aspecto ruso y que hablaran ruso, sólo quedaban algunos oficiales. Imaginen meses después cuando liberaron los campos y cuando llegaron a Berlín el 9 de mayo de 1945, la noche en que el general ruso Gueorgui Konstantínovich Zhúkov recibió del mariscal alemán Wilhelm Keitel, firmada en presencia, el acta de rendición oficial de la Alemania nazi.

Al llegar tarde a Jerusalén, Putin canceló la reunión con el Presidente de Argentina, Alberto Fernández, que le había solicitado Cristina Kirchner. “Queda para otra oportunidad”.

A pocos kilómetros, hacinado en una estrecha franja plagada de contaminaciones, el pueblo semita gazatí está a un paso de la inhabitabilidad, mientras sigue explotando demográficamente.

La explosión demográfica se produce con fuerza mayor en los pueblos y etnias más perseguidos y nada tiene de extraño. Es una ley etológica. Las especies fuertes de la naturaleza, leones o elefantes por ejemplo, se reproducen sin explosión (los elefantes suelen tener dos crías por hembra, algunas veces en la agonía, lo mismo que los leones). En cambio las ratas y las cucarachas, se multiplican explosivamente, como reacción natural para evitar el exterminio de que viven amenazadas.

La angustia es un factor de concepción (el antropólogo italiano Luiggi De Marchi señala la explosión demográfica como otro mecanismo de defensa de las especies perseguidas). Sin ir más lejos, se puede ver entre los seres humanos: se multiplica la natalidad de naciones pobres y excluidas, perseguidas y marginadas racial, social o económicamente.

Los distintos ritmos de crecimiento demográfico siguen expresando las persecuciones. Entre nosotros nacen más niños en asentamientos, en villas miserias, en favelas, que en los barrios residenciales; en EEUU crece más la población chicana que la WASP. En Medio Oriente crece más la población palestina que la judía, pese a que en el conflicto que mantienen la relación de asesinados palestinos y asesinados israelíes es en proporción de diez a uno, desde hace cincuenta años. El "Tercer Mundo" crece más aceleradamente que el "Primero". África va a ser en la década del 30 el continente más poblado.

Puede decirse, por ejemplo, que en Estados Unidos los mexicanos están devolviendo la invasión y rescindiendo los contratos de compraventa por Texas y Nuevo México y de ahí la histeria demagógica de Trump y su muro inútil. Y cada vez muere menos gente en el mundo. Las tragedias del bloqueado, bombardeado, invadido Irak y todavía ocupado por tropas yanquis e inglesas pese a que el Parlamento y el Primer Ministro irakíes les ordenaron a los ocupantes que se vayan, las tragedias de los diez Vietnam de las últimas décadas no alcanzaron los números de seis millones de judíos en las cámaras de gas o un millón y medio de armenios degollados por los turcos, por poner sólo dos ejemplos del siglo pasado, sin remontarnos a Atila si se consideran los porcentajes de humanidad existente entonces que alcanzaban aquellas masacres.

EL MUNDO AL REVÉS

Lo que no entiendo, y lo digo desde mi sefaradí Abelenda y desde mi muy probablemente marrano González –porque ningún descendiente de españoles puede estar seguro de no ser judío, pero con apellidos tan aptos, por lo comunes, para camuflar a cualquiera, tengo mayores probabilidades que otros de ser descendiente de marranos– y lo digo también desde mi convicción sionista –porque, aunque comparto lo que dice el manifiesto de los judíos antisionistas de que el sionismo perdió validez desde la forma en que construyó un Estado judío, jamás tuve dudas de que los terroristas judíos que atentaban contra la ocupación inglesa de Palestina, lo hacían cuando no había otra forma políticamente legítima de expresar la resistencia–. Entiendo que todo pueblo–nación tiene derecho a tener su Estado y autodeterminarlo libremente. El judío igual que el palestino, por supuesto. No es tan complejo como “criticó” Alberto Fernández.

Lo que no entiendo es que el costoso y enorme poder que acumulamos los judíos en duros siglos sin Estado (como acumularon poder sin Estado otros pueblos culturalmente milenarios, entre ellos mis también ancestrales vascos), hayamos comenzado a menguarlo desde que incumplimos las resoluciones de la ONU (el marco donde los primeros sueños de Einstein y Ben Gurion habían prosperado –enseguida Einsten advirtió de la deriva nefasta de los dirigentes sionistas–) y lo hayamos seguido menguando con Dayan, Sharon, Nethanayu, con la persistencia en las ocupaciones, con la paradójica recurrencia de la teoría del “espacio vital nacional” por un pueblo que la sufrió.

Israel ha esgrimido el holocausto para en vez de cobrárselo al militarismo imperialista de la guerra que lo provocó, usarlo (a favor de éste) como excusa para vapulear pueblos más débiles que nada tuvieron que ver con aquello, pero en este mundo por enésima vez globalizado, no hay débil que no tenga un socio mayor más fuerte y éste, a su vez, otro aún más fuerte.

El imperio nazi fue el primero que no pudo aplicar la "solución final" y, seguramente ya nadie va a poder, porque la disuasión nuclear lo impide y sólo puede terminar con el planeta entero, con el holocausto de toda la humanidad. Es perverso que pretendan hacerlo en nombre del holocausto de aquellos judíos proletarios comunistas semitas, algunos imperialistas y colonialistas blancos europeos, a los que Putin les llegó tarde, tal vez para apretar su agenda evitando comentarles los discursos, después del suyo en que abogó por sostener una reunión entre los líderes de China, Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia en 2020 para discutir los desafíos globales. “Para otra oportunidad”, como la reunión con Fernández.

EL "ACUERDO DEL SIGLO"

Antes de volver a Moscú, Putin visitó al Presidente Palestino, Mahmoud Abbas y a Putin le siguió  Macron. No así Fernández. Es probable que ya entonces, Putin, Abbas y Macron se hayan puesto de acuerdo en rechazar el "Acuerdo del silglo" que, con bombos y platillos, iba a anunciar poco después Trump, en la Casa Blanca, en presencia de Netanyahu y de nadie más. 

El "Acuerdo", consistía -así, en pasado- porque murió aislado desde que Palestina ni siquiera participó del mismo y toda comunidad internacional lo rechazó, aunque Netanyahy viajó a Moscú para intentar convencer a Putin de que Jerusalen debía permanecer como capital de Israel y que no había que volver a las fronteras anteriores a 1969 ni devolver a Siria los Altos del Golan, mientras Palestina renunciaría a la parte de Jerusalen que establecen para su capital las resoluciones de la ONU y se resignaría a no recuperar los territorios ocupados ilegalmente por Israel y a permanecer como islotes dentro de Israel, sin más fronteras con el mundo. 

Putin rechazó todo acuerdo que no incluya a la parte palestina -a la que Trump ni siquiera le había avisado que habían acordado- y que vulnere las resoluciones de la ONU y del Consejo de Seguiridad.

A Trump le sirvió para su campaña electoral, más allá del fiasco largamente predecible, A pesar del entusiasmo del stablishment demócrata por recibir a Guaidó y amenazar a Venezuela con "aplastar al gobierno de Maduro". A Nancy Pelossi se la vio aplaudiendo enfervorizada su doctrina Monroe y de que a Bernie Sanders ya empezaron por Iowa a robarle las elecciones internas, asegurando una candidatura demócrata apoyada por las corporaciones mediáticas.

Putin llegó tarde a Jerusalen porque quiso -no llega tarde si no quiere- pero Netanyahu llegó tarde a Moscú por cumplir con Trump. Y Putin ya lo sabía antes de iniciar su gira por Oriente Medio. 

miércoles, 15 de enero de 2020

¿Qué van a conservar Lacalle y Talvi?







A efecto de caracterizar al gobierno electo, puede resultar útil desgrabar parte de una entrevista al ex Ministro de Economía de Lacalle Herrera, Ignacio De Posadas, declaraciones que tuvieron bastante tráfico en 2018 cuando Sanguinetti propuso a Lacalle Pou para encabezar una coalición:

Dice De Posadas:

“…Sanguinetti ha sido nefasto para el Uruguay (…) Fue vivo pero eso no quiere decir que haya sido bueno. Leyó correctamente la política pero desaprovechó el primer período, con alguna excusa de que era difícil, y desaprovechó el segundo período mal. (…) A nosotros nos hizo una guerra muy sucia desde el primer día. A la primera excusa que encontró, le sacó el ministro Lagos a Lacalle y a partir de ahí nos serruchó las patas todo el período, todo. Nosotros habíamos mandado una rendición de cuentas con dos artículos y cero gasto y el parlamento empezó a inflar encabezado por los colorados. Nosotros habíamos cerrado con superávit el año anterior y nos venían fabricando un déficit brutal. En un momento llamo a Lacalle y le digo, “mirá, voy a hablar con Sanguinetti para tratar de convencerlo de que ataje (…) Lo fui a ver a la casa. Ahí, a Punta Carretas. Me tragué horas de que me hablara de pintura, que me explicara el posmodernismo y no sé cuántas cosas más. Cuando se le agotó, le dije, “mire, usted cree que va a ganar las elecciones; yo voy a hacer lo imposible para que las pierda, pero si usted cree que va a ganar las elecciones no sigan haciendo lo que están haciendo, porque yo voy a aguantar el gasto todo lo que pueda y lo voy a soltar al final y se la va a ligar el que viene. Es malo para el país. (…) No vengo a discutirle, vengo a razonar, no lo haga…”. Entonces me dijo una cosa que no voy a olvidar jamás, “ustedes no entienden –palabras textuales– ustedes no entienden el Uruguay. Sólo a dos inmaduros como Jorge Batlle y Luis Alberto Lacalle se les ocurre cambiar el Uruguay. El Uruguay es así y siempre va a ser así…”. (…) Sanguinetti no tenía interés en hacer nada de nada… y lo mismo que nos hizo a nosotros se lo hizo a Jorge Batlle.”.

En puridad, caracteriza a Sanguinetti de conservador. La declaración de Posadas tiene un valor científico nulo, salvo como narrativa para evitar un previsto desplazamiento personal en tanto fuese Sanguinetti el conductor político de un modelo de coalición  (mediado 2018), pero la tensión entre el pensamiento de Lacalle y el de Sanguinetti existe.

UN PLAN DE NEGOCIOS NO ES PROGRAMA

Un error nuestro, frenteamplista, en el debate televisivo Martínez-Lacalle para la segunda vuelta, fue anular nuestro programa (que siempre había sido nuestro estandarte y nuestra proa, que nos distinguía positivamente de nuestros oponentes desde el nacimiento mismo del Frente Amplio), minimizando su alcance, en el momento en que nuestros oponentes exhibían apenas un esbozo de acuerdo mínimo, el más endeble de los programas de gobierno explícitos que hayamos enfrentado.  

Otro fue calificar a la reacción de “conservadora”.

La coalición electa para gobernar tiene un ala muy reducidamente conservadora en Sanguinetti y en parte en Manini (quien por otra o la misma parte dirige varios elementos fascistas), pero el Presidente y el Canciller, Lacalle y Talvi, tiene uno un plan de negocios reaccionario a todas las reformas seculares de Uruguay y a muchas que agregamos en los quince años de gobierno frenteamplista, mientras el otro viene con la misión de alinearnos por completo al imperialismo yanqui.

Lo único que van a conservar es el poder económico duro, cada vez más concentrado y saqueador, para hacer negocio financiero.

Que puedan cumplir o no ese plan de negocio, depende fundamentalmente de la respuesta popular concreta (muy pocas veces hemos tenido la iniciativa estando en el gobierno y casi nunca desde el gobierno hemos marcado agenda –no tuvimos medios ni decisión política de tenerlos para hacerlo–, pero no es indefectible que nos sea aún más difícil desde la oposición), depende del alza de la resistencia al poder, cuyo sector duro económico imperialista no ha necesitado gobierno para conservarse y, en definitiva, de que el pueblo vuelva a acumular fuerzas, para retomar el gobierno, esta vez con vocación de poder.   

Debemos recuperar filosofía de la praxis, como afirma Diego Alonso, tantas veces bastardeada en pragmatismo.

También depende de que sepamos trabajar en las contradicciones para aislar al enemigo y para eso necesitamos definirlo con exactitud. Lo más terrorista del capital financiero imperialista, las espinas envenenadas de fascismo que no hemos podido extirpar de nuestra sociedad ni del bloque de poder dominante.

La cuestión de asumir al enemigo pasa por señalarlo, cuando últimamente ni siquiera lo hemos nombrado (con palabra, que no hay hecho humano sin palabras porque el pensamiento es lenguaje. Nuestro slogan de campaña “hechos y no palabras” está más cerca de Millán Astray que de Unamuno).

Es decir, cuando ni siquiera hemos construido relato, cuando en el mencionado televisivo debate (no democrático, como todo lenguaje televisivo), lo más parecido a un enemigo que nombramos, fue “los privilegiados” y privilegiados de uno u otro modo somos todos.

Y en el gobierno del Frente Amplio el pueblo se privilegió.

Un relato es esencialmente un sujeto que, para lograr objetivos, atraviesa obstáculos puestos por un enemigo. Se puede complejizar al infinito y agregar infinidad de elementos para problematizarlo, pero sin enemigo no hay relato y si nuestro enemigo somos todos y particularmente nosotros, no hay enemigo ni relato ni un ápice de asidero en la realidad.

REALIZACIONES ACTUALES ADEMÁS DE MODELOS

Lacalle y Talvi representan algo más concreto que un modelo de país neoliberal (no liberal), representan la realización actual de ese modelo en la verdadera política, que es internacional.

Van a intentar reproducir la realización de ese modelo. Por eso hablar hoy de confrontación de “modelos” o de “proyectos” como lo hicimos desde que somos opción de gobierno y de poder, ya no era plausible en la campaña pasada, cuando teníamos dos realizaciones cara a cara. La de Macri y la nuestra.    

Los De Posadas y los Alfie (reparemos en que Alfie dirigirá la OPP, las tijeras al “gasto”) van a querer hacer de golpe, de ley de urgencia, o de primer presupuesto en su defecto, lo que estiman que Macri demoró en hacer, o sea: lo que Macri hizo pero ellos quieren hacerlo más rápido desde el comienzo, tal como adelantó el futuro ministro Uriarte. Es poco probable que puedan lograrlo pero es lo que van a intentar.

¿QUIEN SE ATA LAS MANOS EN LA COALICIÓN?

A De Posadas, en su crítica a Sanguinetti, se le olvidó considerar subsidiario el juego parlamentario de aquella coalición (más coherente y cohesionada que la del actual gobierno electo), se le olvidó –o nunca llegó a enterarse– que lo determinante fue la lucha popular conducida por el PIT-CNT, el plebiscito contra la privatización de empresas públicas ganado con el Frente Amplio acumulando fuerzas, el bloque histórico de las reformas seculares que incluye a militares patriotas e incluso a militares que en dictadura fascista conservaron alguna de aquellas conquistas públicas debatiendo con Vegh Villegas y Ramón Díaz (el privatizador maestro y factótum de Talvi).

Si la famosa “sustitución de importaciones” del segundo batllismo fue una prueba, el error fue el desmantelamiento productivo, cometido en cumplimiento al FMI imperialista, desde 1959 y, luego, más que por la dictadura, por los gobiernos posteriores a la dictadura, especialmente el de Lacalle.

La crisis de 2002, “la debacle”, con o sin default, fue la consecuencia de esa política yanqui aplicada en Uruguay, durante más de una década con terrorismo de Estado y luego con Documentos de Santa Fe, sobrevolando invisibles e inaudibles pero permanentes. Y de la doctrina yanqui de la “seguridad nacional”, intacta como su aparato represivo.

Hoy el mismo Comando Sur que dictó e impuso aquellos documentos, boceta un Plan Cóndor II no convencional, operado por Almagro y compañía, que es el candidato de Lacalle y Talvi en la OEA. Ser furgones de cola de ese mascarón no paga políticamente. Es ir mal y a contramano del continente y el mundo. Todo tiene su límite y su plazo.

LICENCIA PARA MATAR

Después de lanzar hacia la veda electoral del balotaje, sendas señales aterradoras para que medrara de ellas la militancia frenteamplista movilizada heroica, los “tenientes de Artigas”, que, sabiendo el efecto que causaban, preferían que Cabildo Abierto pudiera ir a más contra un gobierno del FA, el lunes siguiente, a través de Silva en entrevista de VTV, pidieron garantías para salir a reprimir si el nuevo gobierno lo requiriese. Al estilo de Chile con el indulto piñerista previo y de Bolivia, cuya autoproclamada presidenta golpista Añez está imputada en La Haya por firmar esa impunidad para las masacres de Sakaba y Senkata, pero no es lo que diga Silva sino lo que haga Feola, quien, según El Observador, está entrenando en guerra urbana.

Cabildo también “apreta” desde ya al futuro gobierno con el apoyo que pueda dar a las demandas de “Un solo Uruguay”, que el aumento de tarifas anunciado sea para el resto de la población, no para los propietarios rurales y que no se concrete UPM II.

La última coalición rosada duró tres años. Ésta multicolor pinta más fugaz.

Al resistirla somos conservadores de las parcelas de poder popular conquistadas, construidas y defendidas desde hace más de un siglo y de los derechos conquistados durante nuestro gobierno y somos progresistas por antiimperialistas desde que el general Seregni planteó el eje patria o imperialismo, el 26 de marzo de 1971.

CUANDO LOS MEDIOS HEGEMÓNICOS AUTORIZAN LA PALABRA “OLIGARQUÍA”

La palabra que sigue estando rigurosamente censurada es “imperialismo”.

Por ejemplo, en el documental brasileño candidato al Oscar, aparece más de veinte veces la palabra “oligarquía” para referir a los vínculos de la constructora brasileña Odebrecht con todos los gobiernos brasileños de Geisel en adelante, pero la palabra “imperialismo” no se pronuncia ni una sola vez.

En Uruguay la categoría política “oligarquía” tiene larga tradición de combate cultural. Batlle y Ordóñez definió al batllismo “el pueblo contra la oligarquía”. “¿Pero cómo don Pepe? ¿Si oligarquía quiere decir gobierno de pocos y el batllismo es gobierno?”. “Es la economía, estúpido”, había escrito Lenin para que lo repitiera e hiciese célebre un finisecular Clinton contra Bush. El último batllista a quien le oí esgrimir “oligarquía” fue al intendente canario Tabaré Hackembruch.  

Pueblo-oligarquía es un eje fundacional del Frente Amplio para definir las contradicciones fundamentales de nuestro sistema político, pero quedó en desuso en tiempos posmodernos de “pensamiento débil” (y único) que exigía sonidos débiles.

Rescataron el término “oligarquía” las corporaciones mediáticas para denostar a la elite rusa. Había “oligarcas rusos” y “oligarcas ucranianos”, sancionados por Wall Street. Año 2014. Había pasado tanto tiempo vertiginoso, que la palabra parecía volver directamente de la antigua Grecia que la parió.
  
El año pasado Graciela Villar la trajo al recuerdo uruguayo masivo y causó escándalo. Dicha por una compañera evoca la voz de Eva Perón, que la usaba profusamente. Sin embargo los medios aceptaron debatirlo. “La rosca” como se llamó popularmente en los setenta, daba la impresión que aparte de la embajada, la banca extranjera, el latifundio, los frigoríficos y otros pocos enganchados con sus medios a la especulación financiera, incluía una burguesía local que se beneficiaría materialmente de un gobierno neoliberal.

Y es verdad que los burgueses nacionales, mayoritariamente, no alcanzaron a aprender que del neoliberalismo salen esquilmados, sin ninguna seguridad jurídica, con prisiones preventivas para extorsionar delaciones premiadas contra gobernantes progresistas o, directamente, chantajeados para la caja chica de los servicios. Así fue en Argentina, en Brasil y va a ser en Uruguay aunque todas las cámaras empresariales estén controladas por topos oligarcas y la burguesía nacional como sector de clase, si “aquí ya no existe” como sostenía Vivian Trías, “existe y es sumable o anulable” como le discutió Arismendi, quien la definía por hábito y anatomía: “la conciliadora o la entreguista que tiene el bolsillo acá pero el corazón en Washington”.

Es importante saber con precisión dónde se corta. Más importante aún es que el pueblo siga unido y más fuertemente unido en cada lucha porque así determina las relaciones de fuerzas a medir.

Sacando cuentas, si hasta corazones de la zona de la coodinadora I, donde abundan los cuarteles y “boliches del Cerrito”, se perdieron de clase y la cárcel quebró a un CEO que le había arrebatado contratos a los yanquis, no son motivo ninguno para abandonar la batalla en todos los frentes, paso a paso, hasta aislar y derrotar lo más terrorista del capital financiero imperialista. La victoria es un mundo más justo y en paz.

Nuestro paso inmediato va a ser resistir a Lacalle y a Talvi y a los coaligados, respondiendo a la altura del conflicto. Y acumular fuerzas para pasar al contraataque electoral, tal vez antes de lo previsto, quizá en adelanto de elecciones. Tabaré Vázquez vaticinó: “no están preparados para gobernar”. Y hasta pueden ser un estorbo por sus “inmaduras” ilusiones (Sanguinetti dixit) para sus propias pretensiones de conservación.

viernes, 10 de enero de 2020

Izquierda o derecha en “Occidente”




No somos indiferentes a los matices. Seriamente, no fue lo mismo Carter que Bush, ni Kennedy que Johnson, ni son lo mismo Sanguinetti que Manini o Sanders que Trump, pero ante la guerra –y ante ella estamos– no hay matices entre el imperialismo y sus víctimas. “La guerra no es cosa seria porque no es cosa de juego”, nos dijo Platón en sus Leyes..

El mismo Lenin que en 1914 tachó de “socialtraidores” a los partidos de la II Internacional que fueron a la guerra imperialista –entre ellos el laborista ingles de Arthur Henderson–, pocos años después llamó a trabajar junto a los laboristas contra los conservadores en Inglaterra, siguiendo la línea de “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática”, para explicar a las masas que “la dictadura del proletariado es mejor que la dictadura de la burguesía porque la democracia de los soviet es mejor que la democracia de los lores” (sic, en “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”). O del British.

Ahora, en Europa, no es fácil distinguir los caminos de acumulación de fuerzas para una revolución democrática. Los matices existen pero no son lo que se esperaba.   

Acaso en España resulta más sencillo sólo porque la derecha tradicional es post, neo o simplemente fascista (lo más terrorista del capital financiero imperialista), puesta a prueba en Las Azores, aunque la de su alternante bipartidista, el PSOE, haya presidido la OTAN (Javier Solanas) para bombardear Belgrado.  A este contubernio ayudó la indiferencia del PCE de Carrillo, que se aisló y apresuró a marcar tamaño electoral menor tras los nefastos pactos de La Moncloa.

El día siguiente a las elecciones del 28 de abril de 2019, cuando todos daban por segura la formación de gobierno en España, cuando tanto Sánchez como Iglesias aseguraban un gobiernos de coalición, dije que no habría tal gobierno hasta que Sánchez no se viera en el callejón sin salida tras una reiteración de las elecciones. "Cuando Sánchez sea un derrengado despojo al precio de no pactar, es posible y plausible que medie y dialogue con cierta honestidad como Zapatero en Venezuela, pero ahora está en la fase Zapatero en Montevideo viniendo a hacer campaña con alardes de éxito por la baja de la edad de imputabilidad o, más precisamente, como Felipe González cuando venía a entrevistarse con Sanguinetti y pasaba de largo por donde nuestros compañeros Reynaldo Gargano y José Díaz, como seguramente va a pasar de largo Sánchez de Unidas Podemos mientras no se tope con la pared. Su decisión ya está tomada." concluía.

Así fue porque así era. Sánchez lo resumió en su frase de clausura de las negociaciones, tan deudora de aquella de Fellipillo, "prefiero morir apuñalado en el metro de Nueva York antes que vivir sano en Moscú". Y aunque hoy Unidas Podemos de Moscú nada, Sánchez lo sintetizó con idéntico anticomunismo cerril: "No dormiría tranquilo si hubiera formado un Gobierno de coalición con Unidas Podemos".

"Que pruebe a hacerlo en la cama de una celda por haber convocado a un referéndum”, le contestó Quim Torra, Presidente de la Generalitat de Catalunya, dirigente de Ezquerra Rerpublicana Catalana.

Las últimas elecciones no cambiaron sustancialmente los resultados. Reforzaron a Vox por derecha, al independentismo vasco y catalán por izquierda, hundieron a Ciudadanos por donde se lo mire y nada más. Esta coalición obligada, que después de meses de diálogo fracasado se concretó a primera vista de los resultados, es un parto no deseado, con un Presidente condenado al insomnio.

¿Y DONDE ESTÁ EL PILOTO?

Por cierto, Oriol Junqueras y las otras autoridades catalanas encarceladas por el franquismo actual (léase pacto PSOE-PP por el 155 de la Constitución firmada con la pistola de franco sobre la mesa), duermen efectivamente muy tranquilos de consciencia, con la mayoría absoluta de sus compatriotas votando la autodeterminación, la soberanía, la libertad y la independencia de Catalunya. Cuantos más años de reclusión les quieren imponer los fantoches de la Audiencia (13 a Junqueras), más temprano el pueblo catalán movilizado los va a liberar, liberándose definitivamente a sí mismo.

La coalición que Sánchez quería era con Ciudadanos, pero las elecciones clausuraron la posibilidad y hasta la utilidad de obligar a Rivera a aceptarle esa coalición al guaidoísta Sánchez (el primer europeo que proclamó a Guaidó Presidente de Venezuela), para decepción de los poderes económicos oligárquicos, imperialistas y del Borbón, que, sin embargo, siguen siendo los poderes del Estado español.

No somos indiferentes al matiz que pueda pintar Unidas Podemos en alguna parte del gobierno, ni dejamos de celebrar que los de Iglesias hayan roto el bipartidismo hace ya unos años, pero ¿dónde insistirá Josep Borrell, el de las maniobras desesperadas para que la UE no difiriera su pronunciamiento sobre Venezuela el 23 de enero de 2019, el que en la presidencia del desacuerdo señalaba Hong Kong y Xinxiang a la manera gif de Luis Almagro en la OEA?

LA GUERRA ES EL ENEMIGO

Las tropas imperialistas estaban ocupadas en Medio Oriente y todavía no había asumido Obama para pelearse con el mundo entero. La guerra es muy cara al imperialismo, es el aire que respira, aunque últimamente le resulta poco redituable y demasiado costosa.

Con Obama-Hillary se dio el “pivot a Asia” para cercar a China de bases militares yanquis e intentar detener su implacable avance comercial y económico, absurdamente se declaró a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria para a la Seguridad de USA”, escalando la agresión a Nuestramérica, aumentaron las tropas yanquis en Afganistán, no se retiraron de Irak, “sancionaron” a Rusia por defender el Donbas y Crimea del inefable y fugaz Maidán de la CIA, insultaron a toda Europa pero especialmente a Alemania, “fuck Europe”, por no volver a lanzar sus tropas contra Rusia como en tiempos de Hitler, destruyeron Libia, intentaron destruir completamente Siria, todo sin mayor beneficio para nadie que no fuese el complejo militar y el caos para interrumpir o perturbar el trazado de La ruta china de la Seda, el único proyecto global humanista de la actualidad. Lo que siguió fue Trump. El Imperio había fracasado pero podía seguir haciéndolo con un psicópata mayor al frente.

Por su lado, Europa siguió afianzando gobiernos de derecha, más sinceros en su definición. ¿Cuándo la Europa colonialista e imperialista fue otra cosa que la derecha mundial, salvo en parte de su periferia nórdica hasta el asesinato de Olof Palme, 151 días en la República Española o 21 días de Comuna de París? Matices aparte.

Te hablaban de "igualité" mientras ahogaban en sangre a Haití. Pero hoy, con cierto margen para expresar algunas de las contradicciones geopolíticas inexorables que tiene con USA, nuevos líderes de derecha europea, que no firmaron las invasiones a Afganistán, a Irak, a Libia, a Siria, el hostigamiento a Irán, se sienten irresponsables del aluvión migratorio consecuencia de esas invasiones y hasta se atreven a mencionar las causas que lo originaron.

Con matices, los otros líderes europeos, los que provocaron, con sus guerras neocoloniales, la marea de refugiados, los supuestamente moderados de la derecha de siempre, tampoco se responsabilizan, pero además callan.

Los nuevos abren su comercio a China, a Rusia, a Eurasia, sin complejos y sin tanta genuflexión a Trump. Y nosotros caemos en el error de decir que el mundo (porque además seguimos creyendo que Europa es el mundo) “se vuelca a la derecha”, cuando el gasoducto ruso y nórdico es festejado por la Angela Merkel más sonriente de la historia abrazando a Mebvédeb, mientras Putin celebra en Estambul otros mil kilómetros de gasoducto hacia Turquía, Bulgaria, Serbia, Hungría, saltándose Ucrania en ambos casos, por su inestabilidad.

¿Cuál es la izquierda? ¿El banco central de Portugal, regido por un gobierno “socialista” apoyado por el PCP (uno de los partidos más admirables del siglo XX), que, por temor a las sanciones de Trump, no devuelve los millones de dólares que le rapiñaron a Venezuela ni gira los ya comprometidos para trasplantes de médula en Italia, mientras el gobierno italiano, que se autodefine de derecha, cubre los gastos de los trasplantes, aun temiendo la misma ira de Trump y sabiendo que Venezuela no podrá devolverle el dinero hasta que la Reserva Federal lo permita?

¿Izquierda o derecha? El mundo son los 144 países que reconocen a Maduro. La derecha son los 54 países que reconocieron a Guaidó (hoy quedan reconociéndolo, nominalmente, 50;, en marzo se suma Uruguay, en la práctica, ninguno), entre ellos, ese estafador gobierno de Portugal (indigno de sus Capitanes de Abril), que, por orden de Trump, se ha quedado con miles de millones de dólares y sus intereses expropiados por sus bancos al pueblo de Venezuela (más de 6 mil millones en toda Europa). 

¿Pedro Sánchez de Leopoldo López y el Borbón?, ¿el beatle amarillento que asumió en Inglaterra imitando el anaranjado de Trump?, ¿El ultra neoliberal Emanuel Macron, represor de los chalecos amarillos y de la huelga contra el recorte de las pensiones?, ¿el abatatado gobierno griego? Lo más parecido a una izquierda que gobierna en la vieja Europa, es Merkel, insumisa a USA con fina sutileza. Aceptó con responsabilidad un millón de refugiados aunque no fue ella la principal culpable de los crímenes de la OTAN provocadores de los desplazamientos. Nunca hace declaraciones contrarias a Israel (pragmatismo y complejo de la mano), pero el 11 de enero va a estar en Moscú entrevistándose con Putin, también sobre Asia suroccidental y el “Gran Medio Oriente” que nombró el general Sharon, el “creciente árbol de la resistencia” que dijo el Presidente iraní. Un hecho político a favor de la paz más fuerte que las declaraciones.

La paz es el aire que respiramos nosotros pero la historia indica que, cuando el Imperio entiende finalmente que no puede respirar, nos lleva a todos a su tumba. De varios modos es lo que está haciendo el imperialismo desde que existe como última –no superior– fase del capitalismo. Al costo que sea.

Mientras tanto resistimos. Quizás hallemos la manera de atarle las manos al corazón de la bestia.

viernes, 3 de enero de 2020

Trump en impeachment o el ahogado más terrible del mundo





Donald Trupmp tuiteó una bandera de USA para reivindicar la autoría del atentado terrorista contra Irán e Irak en el aeropuerto de Bagdad, con bombardeo aéreo, que asesinó al general iraní Soleimani. Fue la manera en que Trump se hizo reconocer yanqui, porque, pese al matonismo verbal y gestual del presidente de USA, el mundo ya empezaba a dudarlo yanqui. Trump insultaba a cualquiera, empujaba a sus pares para salir en el centro de la foto, bravuconeaba, “sancionaba”, bloqueaba, cercaba (a tantos países que el cerco empezó a aislarlo a él mismo), atacaba cibernéticamente, amenazaba con “fuego y furia nunca vistos”, pero hasta este momento parecía que iba a convertirse en el único presidente de USA que, en todo su “mandato”, no había invadido militar y directamente a otra nación (incluyendo a las indígenas originarias norteamericanas).

La escalada de la guerra de USA contra Irán a la invasión militar directa tiene motivos y objetivos que sólo en parte se relacionan.

Un motivo –el más cercano a Teherán– es Irak. Cuando Bush hijo invadió y ocupó Irak en 2003, al costo total de dos millones de iraquíes muertos, en su gran mayoría civiles, desde la guerra impuesta a Sadam contra Irán, el bloqueo y la horca económica previa a los bombardeos a Bagdad y la represión de la resistencia después, pasando por la invasión devastadora, la ocupación militar sin término desde 2003 y los sabotajes desde que asumió el gobierno chií en Irak, algunos de los objetivos yanquis fueron controlar el petróleo, que no se negociara en otras monedas que el dólar y que fuese USA mismo el que lanzase  una ofensiva militar contra Irán desde la frontera iraquí.

USA logró muy pocos de sus objetivos y esos pocos sólo parcialmente. Por ejemplo, no pudieron usar Irak nuevamente contra Irán, porque al derrocar a Hussein lo que hicieron fue quitarle el gobierno a la minoría sunní  para que se empoderara en Irak la mayoría chií, la misma de Irán, que en poco tiempo estrechó sus relaciones hasta la unidad actual de los gobiernos de Teherán y Bagdad. Tampoco pudieron los yanquis controlar el petróleo a su antojo, porque no tenían todo el control del gobierno  (y el que tienen es en base al hostigamiento) y la resistencia iraquí no cesó nunca, haciendo retroceder al Daesh (creado por USA a partir de su anterior criatura Alkaeda), confinando a los ocupantes a una embajada fortificada con posiciones militares alambradas y encerrados sin chance de ejercer la ocupación efectiva del territorio, por muchos efectivos que sumaron a la agresión en años posteriores y, últimamente, hasta la influencia del dólar está debilitada, porque se le opone “el club de los sancionados”.

Desde 2008, durante la presidencia de Obama, el Departamento de Estado USA intentó sacar un pie del berenjenal de Medio Oriente y “pivotear hacia el Este”, rodeó a China con más de un centenar de bases militares, usó las guerra en todas las regiones primordialmente para interrumpir la Ruta de la Seda (el proyecto chino de conectividad e infraestructuras global, de comercio en igualdad ganar-ganar y cinturón de seguridad para la paz mundial), pero USA siguió dependiendo de petróleo ajeno porque no pudo hacer redituable el fracking.

Obama invadió Libia, asesinó a Gadafi y el “eje hacia el Este” le quedó pendiente a Trump para su juego de aranceles, pero tampoco terminaron nunca de controlar el petróleo de Libia, que en este momento tiene un ochenta por ciento de su territorio en poder del Ejército Nacional Libio, apoyado por Rusia, mientras Turquía envía los restos del ISIS sirio a una ratonera en la asediada Trípoli. Y lo más increíble para los yanquis: no pudieron entrar a Venezuela a saquear petróleo, oro y otros recursos.

Entonces a USA empiezan a sobrarle los motivos para el manotazo de ahogado más terrorista de la historia: una “tercera guerra mundial”. Plan Cóndor 2 en América del Sur, “fuck Europe”, salida unilateral del acuerdo nuclear de todas las potencias con Irán, salida unilateral del acuerdo de París contra el cambio climático, guerra a la OPEP y que se dispare el precio del petróleo para sustentar un fracking que no es redituable a menos de 80 dólares el barril y ya no tiene la capacidad de explotación que tuvo al comienzo, porque el terreno se degrada, aparte del daño ecológico irreversible que produce. Y otro motivo, circense pero igualmente terrible, es el impeachment a Trump.

Trump fue condenado en diputados pero va a ser absuelto en el senado, aunque el precio político que tiene que pagar es alto. Si no lo han boleteado es porque su muerte favorecería en definitiva a Sanders (el candidato demócrata progresista a quien va a ser difícil que puedan robarle otra vez las elecciones en el partido de Biden).

Cada vez que cometen magnicidio propio –lo hicieron tres veces en la historia de USA–, es porque están seguros que a un Kennedy sigue un Jhonson, por ejemplo. Ahora a Trump no le alcanza con su cara de muy poquitititos amigos para que la población yanqui –adicta a la guerra, la más dura de sus muchas drogas– lo vean como al duro republicano que desean votar.

Aunque sabe que cuesta un dineral y puede arruinarle la recuperación económica que en parte logró, Trump necesita guerra. El departamento de Estado ya le quitó los tres halcones horripilantes con que lo había rodeado, Abrams, Bolton –ya renunciados– y ahora Pompeo –el último Jefe de CIA Secretario de Estado, que dejó a Guaidó y López colgados del puente Altamira con un racimo de bananas verdes y para culminar en Ucrania potenció el relato de conspiración de Trump contra Biden, en vez de “servidores del Partido Demócrata simulando operación rusa”–. Ahora asumió directamente el mando el aparato industrial armamentista, Wall Street y los ejércitos gendarmes del imperialismo (la OTAN, aún con reticencias de media Europa). Trump había sacado sus soldados de Siria ante la amenaza turca. Las Fuerzas Armadas lo criticaron públicamente y enviaron contingentes para trasladar los restos del Daesh sirio a Irak e impulsar por enésima vez un intento de “revolución de colores” contra Irán.

La respuesta de la resistencia Irakí fue la multitudinaria toma de la embajada de USA en Irak.

El atentado contra Irán e Irak reivindicado por USA es la jugada apocalíptica más terrible de cuantas ha sufrido nuestro planeta. Porque si se responde atentado estatal contra atentado estatal, el resultado es “guatemallizar el conflicto universal” (muerto por muerto, pero en este caso Estado-nación por Estado-nación), es el corolario fatal de la lección de Gramsci: el pesimismo de la inteligencia.

Todos los imperios en la historia recurrieron a todos sus recursos disponibles antes de caer. El yanqui tiene arsenal nuclear y demuestra que está dispuesto a cualquier cosa para evitar el multilateralismo.

OTRAS RESPUESTAS POSIBLES

Rusia ya anunció su apoyo a Irán ante cualquier medida que tome. También China, Pakistán (potencias nucleares) Siria, Egipto e Irak respaldan las primeras declaraciones de las autoridades de Teherán en el sentido de que “el martirio del general Solaimani reforzará la resistencia iraquí a la ocupación yanqui”, pero USA tiene sus aliados en la región (Israel y Arabia Saudita) que en un contexto de escalada militar llevaría la guerra a las puertas de Europa.

La unión sinorrusa va más lejos. Visto que las resoluciones de la ONU no tienen efecto ninguno sobre USA ni sobre Israel, plantea trasladar la sede de la multilateral a Europa o Asia, retirarla de Washington. No sería meramente simbólico. Europa ya sufrió la migración siria provocada por decisiones de Washington con o sin la OTAN, ya viró en sus relaciones comerciales hacia Rusia (gasoducto báltico, entre otras) y China (socio estratégico de Italia, ya), Merkel es la mayor piedra en el zapato yanqui a pesar de que la UE, que en gran medida conduce Alemania, es más dependiente económicamente de USA que cualquier otra región continental, y Macron, presionado por su pueblo, también enfila hacia la Europa de De Gaulle (de Brest a Vladivostok).

Una guerra en Medio Oriente a las puertas de Europa, multiplicaría el problema migratorio y cohesionaría la isla global euroasiático africana, especialmente a través de Turquía. A pesar de Inglaterra, el paterno aliado de EEUU y de los gobiernos de Portugal y de España, que han sido en las últimas décadas, sin importar los signos de izquierdas o derechas que exhiban, los más arrastrados del mundo ante el imperialismo anglosajón.

En América varias situaciones se definen este año, la continuidad o no de nuestra mayor vergüenza, Almagro, en la OEA, las elecciones en Bolivia, la Constituyente en Chile y los devenires que las acompañen, pero va a seguir sin solución el asedio a Venezuela, más aún por cómo puede impactar en el precio del petróleo la escalada bélica en el golfo Pérsico.

Irán no es árabe. Es persa. No carece de historia civilizatoria dominante antigua ni de consolidado y experimentado antiimperialismo reciente, centenario. No me parece que vaya a tomar una decisión apresurada ni incauta. Preveo que va a aislar a Trump, paso a paso, hasta en el corazón del Imperio. 

Vamos a ver qué se firma el 15 de enero en la Casa Blanca entre Trump y delegados chinos (Xi no concurre en persona), como fase uno de un incierto (e imprevisible como casi toda la deriva de Washington últimamente) pacto para desandar la guerra comercial, que ya es global.

Si los chinos, en etapa de confrontación estratégica con USA, deciden postergar las compras a la agroindustria votante de Trump, la banderita del tuit puede costarle la presidencia más allá del Impeachment. El Estado profundo USA tendría que volver a reacomodar sus piezas visibles.