jueves, 21 de julio de 2022

Mercosur, corredor y después

 


En vez de cumbre, la del Mercosur del jueves en Paraguay fue una especie de interinato, ya que los dos presidentes de los dos países claves del bloque tienen fecha inminente de caducidad, Bolsonaro en octubre 2022 el 2 o el 30 y Alberto Fernández, si no antes, en agosto 2023 (después de las PASO, no compite) y, de todos modos, tienen para celebrar el fortalecimiento de un corredor económico, con récord de comercio interbloque, especialmente entre Brasil y Argentina.


El logro salió ahumado por la agenda publicitaria de Lacalle Pou “TLC con China”, pero precisamente con China, a través de la CELAC (que preside protémpore Fernández) está planteada la consolidación del corredor regional, con integración de países del ALBA (Venezuela, Bolivia, el cuadrángulo del litio Bolivia, Argentina, Chile y Perú, el canal interoceánico de nueva generación en Nicaragua…)


Chile es el centro de entrada financiera china en la región recientemente el Banco Central chileno invirtió 2 mil millones de dólares en yuanes para el fondo Sur-Sur de la Iniciativa de Desarrollo Global y Perú, el centro de entrada comercial, en cuanto estabilice su panorama político y se concrete la carretera trasamazónica de Lima a Brasilia). China ya es el mayor socio comercial y la alternativa financiera para el Caribe y América Latina, pero los avances en ambas direcciones se tensan en la guerra de los corredores económicos que en el mundo se está dando.


En parte azuzada por las sanciones de Estados Unidos y Europa a Rusia desde la Operación Z, pero en general proveniente de un par de décadas atrás, la guerra de los corredores económicos, ha sido el motor de los más recientes movimientos políticos en el planeta.


Lo más nuevo que está ocurriendo en el mundo está en Rusia. La línea Sergéi Glaziev (nacionalización de activos, préstamos en rublos a bajo interés, cobro en rublos de las exportaciones, condicionamiento a la inversión extranjera, fortalecimiento de la conducción financiera del Estado y autosuficiencia económica regional con nuevos polos de desarrollo industrial complementarios al conjunto de Eurasia (la UEEA, China e India, pero también Sudeste asiático, Asia occidental y Turquía) se impuso en el Ministerio de Economía ruso (al ministro Anton Sulianov) y en el Banco Central ruso (a la presidenta Elvira Nabiulina) sin cambios de personal, con cuidado de la unidad del gobierno ruso en momento tan delicado, pero con firme decisión política.


De puño y letra de Glaziev, Ministro de Macroecomía para la Unión Económica de Eurasia (Armenia, Rusia, Bielorrusia, Kirguistán, Kazajistán, Tayiquistán, en consonancia con China), se lee incluso: “el nuevo orden económico mundial estará inspirado en la ideología socialista”. Parece retro pero es totalmente nuevo (ver https://joseloolascuaga.blogspot.com/2022/04/la-ultima-guerra-mundial-segun-glaziev.html)



PASOS CONCRETOS EN CORREDORES LIBERADOS


Un mes antes de la Operación Z, Gazprom se deshizo de su sociedad con Repsol (luego vino el derrame de petróleo de Repsol en el Perú de Castillo). Pocos meses antes, el fallido conato de golpe de Estado a Tokayev con vértice en Astana, produjo la cancelación de las prospecciones petroleras de la estadounidense Chevrón en Kazajistán, la sustitución por Rosnef y Gazprom y hoy las interferencias a la parte que activa la inglesa Shell en los gasoductos en Asia Central.


Hace dos semanas en la cumbre del Caspio, Putin en persona (en su primera salida de Rusia desde el 24 de febrero), en Ashabad, capital de Turkmenistán, despejó la ruta desde el mar Negro hasta el Golfo Pérsico (en la reunión participó por Irán el presidente Ibrahin Raisi, además de sus homólogos kazajo, azerí y, por supuesto, ruso y turkmeno), para suplir la autoimpuesta sanción europea de no permitir barcos rusos en sus puertos, con la dinamización del corredor Rusia-Persia-India (Mar Negro, Caspio, Golfo Pérsico, Océano Índico). El Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC), ya en vigor, se ha estado gestando durante bastante tiempo: el acuerdo Rusia-Irán-India para implementar esta ruta comercial euroasiática más corta y económica a través del Caspio (en comparación con el Canal de Suez), se firmó por primera vez en 2000, en la era anterior al 11 de septiembre.


Ahora faltaba coordinar con Ankara, para la actual coyuntura, el desminado del Mar Negro por parte de Ucrania (en concreto del puerto de Odessa, minado por la fuerza armada ucraniana, porque el de Mariupol, ya fue desminado por la marina rusa). Recip Erdogan, presidente de Turquía, se reunió con Putin (bilateralmente y en cumbre trilateral por Siria, con Raisi, en Teherán, capital de Irán), en el especial momento en que la OTAN burló a Turquía incumpliendo los acuerdos de ésta con el corredor Suecia-Finlandia (por el que pasó el nazismo bajo palio en 1941: Suecia permitió que la Wehrmacht usara los ferrocarriles suecos para transportar (junio-julio de 1941) a la 163ª División de Infantería alemana junto con obuses, tanques y armas antiaéreas y municiones asociadas desde Noruega a Finlandia), para no vetarles el ingreso.


El arreglo en Teherán para la salida del grano ruso y ucraniano por el nuevo corredor fue rápido. Llevó más tiempo ponerse de acuerdo en el tema sirio (Idlib, la intercepción de las tropas yanquis y los recurrentes bombardeos de Israel), pero otros dos corredores económicos estaban en agenda de esta cumbre: los gasoductos turkstream y bluestream y el que fue a negociar la führer de la Unión Europea, Ürsula Van Der Leyen, a Bakú, capital de Azerbaiyán.


Turkmenistán, Uzbekistán, Azerbaiyán, en Asia Central y parte de Asia occidental, son considerados por Turquía proyección de cierto espacio túrquico o “Turkestán” (que iría desde los Balcanes hasta Xinjiang, la provincia más occidental de china). No es poca la influencia de Ankara en Bakú. Si el costo del gasoducto corre por cuenta de Europa es dudosa su factibilidad.


Hoy Europa es un mercado en apuros en la periferia de la comunidad de destino de la economía china. El FMI le predice una caída de 6 puntos del PBI si las restricciones de gas siguen en aumento y las crisis políticas provocadas por la galopante inflación, devaluación del euro (que ha caído por debajo de la par del dólar por primera vez en la historia), el desempleo y la perspectiva de recesión. Ya han tumbado cuatro primeros ministros y sus respectivos gabinetes en dos semanas. El de Boris Johnson en Reino Unido, por la ristra de escándalos y ruina que dejó, el de Kaja Kallas en Estonia, por la salida de la coalición del Partido del Centro, que sería sustituido por el socialcristiano, pero responde a que Estonia está al tope de la inflación en el continente, que no es poco. El de Mario Draghi, en Italia, rechazado por su socio de gobierno, el Movimiento 5 Estrellas (una coalición estrafalaria que no podía terminar mejor) y por la Liga del Norte y Forza Italia, y, en proceso, el primer ministro Kiril Petkov en Bulgaria, con la salida del Partido Socialista, la censura parlamentaria (más que renuncia, destitución). De todos modos con el asentimiento de Bakú o no, suplantar la energía rusa, a Europa le puede llevar un par de años, al menos, con la excepción de aquellos países que siguen comprando en rublos bajo cuerda (cada vez más y en vista de que Estados Unidos también lo hace) y de los que abiertamente se oponen a las autosanciones y ganaron con luz sus elecciones presidenciales y legislativas, Serbia con Alexander Bucic y Hungría con Víktor Orban (para estos dos son vitales los gasoductos rusos que pasan por Turquía).


NO SÓLO DE CONECTIVIDAD ESTÁN HECHOS LOS CORREDORES ECONÓMICOS


Los verdaderos avances en prospectiva del Mercosur no se discutieron a discutir en Paraguay. Son el ingreso ya concretado de Argentina a la nueva ruta de la seda de China, la ampliación de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) precisamente con Argentina e Irán, la multipolaridad de este trayecto de una nueva globalización, con canastas de monedas de los países integrantes del BRICS ampliado, de la ASEAN, de la Organización de Cooperación de Shanghái (Rusia, China, India, Pakistán – cuatro potencias nucleares–, más sudeste asiático y eurasia). Lo nuevo es que se integran países que ya están asociados a estos polos en organizaciones regionales (por ejemplo Argentina a Brasil en Mercosur, Unasur y CELAC, Indonesia al ASEAN (los diez países del sudeste asiático principales socios de China, entre los cuales Indonesia es el de mayor crecimiento actual), Senegal, socio de Sudáfrica en la Unión Africana, pero también nuevas regiones, con Arabia Saudí e Irán en Asia occidental y, siempre misteriosamente, Turquía.


Sin olvidar a México. Con razón dijo Andrés Manuel López Obrador, que en la nueva globalización multipolar “ahora bendito México, que está tan cerca de Dios y no demasiado cerca de Estados Unidos”. México es otro de los dieciséis países con posibilidades muy ciertas de ampliar el BRICS.


No se trata sólo de conectividad, que también. En su triunfante campaña electoral, Lula ya anunció el Banco del Sur y éste se inserta en la Iniciativa de Desarrollo Global, impulsada por China, anunciada por el presidente Xi Jinping en la Asamblea General de la ONU el año pasado. La IDG es un mecanismo de apoyo de la estrategia general de la nueva ruta de la seda, tiene como objetivo la cooperación internacional para el desarrollo, complementando el financiamiento de una gran cantidad de organismos, por ejemplo, el Fondo de Cooperación Sur-Sur, la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el Fondo Asiático de Desarrollo (ADF) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).


Entonces el proyecto euroasiático de nueva moneda de reserva mundial, de nueva mensajería de pagos global y, en definitiva, también de no pago de deudas en dólares o en euros, va tomando forma de mapamundi a excepción de lo que Estados Unidos y Europa llaman “la comunidad internacional” –ellos mismos, más, quizás y sólo quizás, Japón, Corea del Sur y Australia, que cambió de gobierno por uno menos pitiyanqui (firmó un acuerdo con China por las Islas Salomón); o sea, no más de un diez por ciento de la geografía y la población del planeta.


Estas son casi todas buenas nuevas sólo en sí mismas. Sus repercusiones son la desesperación de “Occidente” y un demasiado probable devenir nuclear de sus finalistas apuestas a la guerra.


viernes, 15 de julio de 2022

Los escándalos de Hunter Biden

 


Hunter Biden, hijo del presidente de los Estados Unidos, perdió (o, según los demócratas, le robaron los servicios de inteligencia rusos) una laptop que había dejado a reparar en un local de Delaware.


La máquina resultó una caja de Pandora. Sus archivos revelaron que Biden era accionista en 2014 de la principal gasífera de Ucrania, luego financista de unos treinta laboratorios biológicos de ese país, que manipulaban gérmenes patógenos, que era socio de emprendimientos chinos y traficante de influencias con tecnológicas y otros lobbies. Al parecer los rusos diseminaron pruebas entre medios anglosajones y los escándalos de Hunter Biden han ido apareciendo en periódicos republicanos desde la campaña electoral 2020.


En enero, el New York Times y el Washington Post, de tendencia demócrata, también publicaron partes del contenido de la computadora, quizás para evitar que las usaran los republicanos cuando la campaña estuviese al rojo (el color de los republicanos) vivo, en octubre y noviembre, para las elecciones de medio término.


Pero ahora aparece una serie de fotos y videos de Hunter filmándose a sí mismo en múltiples relaciones sexuales y pesando aparente cocaína. La difundió el New York Post, llegó a Fox y estalló en las redes de EEUU y del mundo.


Joe Biden no va a perder por eso las elecciones de noviembre y las mayorías en el parlamento. Las va a perder por la inflación, el desempleo, la crisis de vivienda, la política migratoria, entre otros motivos sociales y económicos. Las nuevas filtraciones no están dirigidas, en sí mismas al mercado electoral, sino en tanto previas a escándalos más político partidarios, pero impactan en el tema Ucrania, en momentos que lo estaban retirando un poco de agenda, debido a la derrota militar de Zelenski y al desgaste de la propaganda occidental.


El efecto electoral es dudoso, decimos, porque aunque varios portales internacionales titulan “Hunter Biden: drogas, prostitución y negocios turbios”, en Estados Unidos propiamente, estos temas nunca han sido causal de desprestigio seguro. El NYT y el Washington Post publicaron historias sobre el ordenador de Hunter con la preocupación principal en la investigación que “puede llevarle al banquillo”, el tráfico de influencias y la que revela secretos de Estado, los laboratorios de guerra biológica.


El NYT y el WP examinaron la veracidad de miles de correos presuntamente del ordenador del hijo del presidente, donde aparecieron fotos de “Hunter Biden tomando drogas o con prostitutas desnudas”. Estas son las imágenes de más reciente propagación. Mientras, continúa la investigación sobre sus negocios (los del Pentágono, porque está claro que la principal empresa del sector energético estratégico y laboratorios militares son de interés imperial), y se difunde más información sobre los pagos que Hunter Biden hizo por todo el mundo.


Las consecuencias de amantes escandalosos, disolutos o promiscuos, relacionados al consumo y tráfico de drogas ilegales, en Estados Unidos tienen varios bemoles.


El último que dimitió por cuestiones semejantes fue el republicano Paul Wolfowitz (ex subsecretario del Departamento de Estado), que aumentó a 200 mil dólares anuales el sueldo de su amante en el Banco Mundial y recibió el rechazo del sector europeo del Banco a cuya presidencia se vio obligado a renunciar en junio de 2007.


El escándalo Wolfowitz sólo tenía antecedentes mayores en los demócratas Bill Clinton y John Kennedy. Aunque este último no derivó en renuncia sino en asesinato y únicamente trascendió años después.


Wolfowitz había subido a los primeros planos del poder en tiempos de Reagan como planificador político del Departamento de Estado. Luego fue embajador en la Indonesia del dictador Suharto, subsecretario de Defensa en el gobierno de Bush padre y fue uno de los instigadores de la guerra de Irak contra Irán. Durante la Presidencia de Clinton salió del gobierno pero fue asesor de la poderosa industria armamentista aeroespacial Northrop-Grumann. En el gobierno de Bush hijo fue Subsecretario de Defensa, de nuevo. Luego, Bush hijo lo nombró Presidente del Banco Mundial, del que tuvo que renunciar por el “escándalo Shaha Ali Riza”, funcionaria de comunicación social de esa entidad, conocida feminista militante, miembro del National Endowment for Democracy, que, cuando comenzó su relación con Wolfowitz ambos estaban casados con sus respectivos cónyuges. El tipo tenía más de tres millones de muertes encima pero cayó a la larga por un sueldo de 200 mil dólares en un organismo “multilateral”.


Ese escándalo recordó el de la infidelidad de Bill Clinton a Hillary y el de John Kennedy a Jacqueline, aunque este haya sido una carta de cambio entre el FBI y los Kennedy.


LOS PRESIDENTES Y EL PODER REAL


Bob Kennedy, hermano del asesinado presidente, no investigó el asesinato de John porque Hoover (director del FBI) tenía pruebas bajo la manga; Clinton prefirió pagar para ver las cartas sobre la mesa. No le fue nada mal, considerando que 25 años después tuvo tiempo de participar en el affaire Epstein, de prostitución bip y pederastía. Siguen siendo los Clinton los verdaderos titiriteros del elenco político demócrata.


Debe darse a los mendigos de la magia, del encanto, del atractivo y del brillo una nueva clase de heroísmo político. La política de los Estados Unidos sería también su mejor película. Estados Unidos creía en los atletas, en los aviadores, en los contrabandistas de alcohol, y aún en los amantes, en los tiempos en que Valentino murió. Ahora creería en los Kennedy que, gracias a su padre, combinan el tráfico de alcohol con el brillo rutilante de Valentino”, escribió Norman Mailer en “Superman llega al Supermercado”. Esa película de la política americana (la mejor de Hollywood, según Mailer) ya la comentaron avant première Orson Welles en El Ciudadano y Oliver Stone en JFK; pero todavía está en rodaje, y tras el protagónico de Bill Clinton y el semiprotagónico de Paul Wolfowitz, se ha ganado un papel vicario Joe Biden, con balanza con cocaína en primer plano. El título podría ser “en occidente la pesan los dirigentes”.


En la anglicana USA, dos de estos cuatro clanes son católicos romanos, los Kennedy y los Biden, se supone más laxos por religión. Hoover tenía para regalar (o vender) de Kennedy a algún medio masivo las pruebas sobre la relación del Presidente con la amante del capomafia San Giancana, la mediática Judith Campbell, “terriblemente parecida a Elizabeth Taylor”, que John Fitzgerald “heredó” de Frank Sinatra.


Kennedy, en la noche del miércoles posterior a las elecciones que lo ungieron presidente de los Estados Unidos, se reunió a cenar con varios amigos. Entre los tópicos de las discusiones resaltó lo que “Jack” debería hacer primero al frente del gobierno. Uno de los chicos propuso que lo primero que debía hacer era echar a Hoover del FBI y a Dulles de la CIA. Kennedy nunca le hizo caso. No pudo. Dulles se fue después de Bahía de Cochinos y Hoover se mantuvo implacable en su puesto. Según Garry Wills, en su libro “El aprisionamiento de los Kennedy”, el presidente y su hermano Robert podían “enfrentarse a Nikita Krushchov o a la corporación acerera US Steel, pero no a Hoover (…). La extraña pasividad de Robert Kennedy fue notable en la investigación de la muerte de su hermano. No sólo mostró falta de curiosidad por conocer al asesino o a los asesinos, sino que se esforzó por sofocar los rumores de una conspiración. Después del asesinato concedió una entrevista a Willian Manchester, en la que se opuso a la teoría de la conspiración, ocultó el informe de la autopsia y apoyó a la Comisión Warren (la que declaró asesino al solitario repartidor de volantes Lee Oswald, en un documento plagado de anacronismos) sin siquiera haber leído el informe”. Arthur M. Schlesinger, en su biografía, de 1.163 páginas, “Robert Kennedy y sus tiempos”, cuenta que Robert “hizo arreglos con su hermano para que comiera a solas con Hoover cada dos o tres meses”.


(Otra vez Wills) “Judith Campbell entrelazaba su aventura presidencial con los amores de San Giancana, mafioso que estaba bajo permanente investigación por actividades criminales y en connivencia con la CIA para asesinar a Fidel Castro. Por todas estas razones los amores del presidente tenían que acabar en los archivos del FBI”. Según Judith, Kennedy trataba de arreglar encuentros todavía más peligrosos que en un cuarto de hotel. La invitó a volar con él en el avión presidencial. “Pienso que simplemente John amaba la intriga”, dice (y el sexo entre nubes). Y estamos hablando del Presidente de EEUU con mayor poder personal, fortuna familiar de primer rango, control del aparato político y magnetismo de masas impar.


Cuando a Clinton le estalló el “sexgate” (“¿Qué hacías con los pantalones bajos?” tituló el Washington Post) fue por una ex empleada estatal de Arkansas (estado natal de Bill, del que fuera gobernador antes de acceder a la primera magistratura), Paula Jones, que acusó a Clinton de haberle provocado “un fuerte estrés emocional mediante un contacto físico no deseado”. Según la mujer, en una habitación de hotel, en mayo de 1991, Clinton le habría puesto las manos encima, se habría bajado los pantalones y habría pretendido que le hiciera una felatio.


Ese no es el estilo de Billy –coincidieron en señalar Gennifer Flowers, Sally Perdue y Bobbie Ann Williams, ex amantes de Clinton, que aparecieron entonces en todas las primeras páginas de los diarios, menos la del New York Times, bajo el título –paráfrasis del best seller de Bob Woodward y Carl Berstein sobre el Watergate– “Todas las mujeres del Presidente”. Gennifer reconoció haber sido amante de Bill durante años, pero también reveló haber rechazado una oferta de mucho dinero por establecer una denuncia del tenor de la de Paula Jones. El hermano de Jones declaró a la televisión que no creía en la versión de Paula: “Siempre tuvo buen olfato para el dinero”. Pero la credibilidad del presidente terminó de caer cuando Mónica Lewisky lo denunció por la felatio en el salón oval. De todos modos All Gore, vice de Clinton (que ya había terminado su segundo mandato y no podía ser reelecto), ganó las elecciones, perdió la Presidencia por presunto fraude y un sistema de electores mañoso (que persiste) y, veinte años después, Bill Clinton apareció filmado en la casa de Jeffrey Epstein en la isla de Saint James, rodeado de algunas de las menores de edad captadas por éste. Puede verse en un documental de Netflix de hace un par de años. De todos los nombres que silenciaron al suicidar a Epstein por ahorcamiento en su celda individual del Centro Correccional de Manhattan, el de Bill fue el único que no necesitaba cobertura.


LOS SECRETOS DE HUNTER BIDEN, EL FSB Y LA COVID


En 1963, escandalizaba a los británicos la revelación de la relación entre el ministro de Defensa John Profumo (del Partido Conservador) y “su bella amante Cristine Keeler” –agente soviética de la KGB (Putin tenía entonces doce años; no había ingresado todavía al KGB, pero seguro que en la próxima película con esta trama, de Jefe de Cristine van a poner al actor más parecido a Putin que encuentren–. La prensa de entonces trataba a Keeler como a “una diosa del sexo y de la intriga”, que tendría la tarea, encomendada por un incierto médico (el igualito a Putin), de sonsacar al ministro de Defensa una serie de secretos nucleares.


El KGB cambió de nombre a FSB, en tiempos del beodo bersteiniano Boris Yeltsin en la presidencia de Rusia. Vladimir Putin fue director del FSB tras haber comandado el KGB en Leningrado y en la RDA. Que el laptop de Hunter Biden lo tiene la FSB, se infiere de que Donald Trump ha dicho que Vladimir Putin debería presentar pruebas sobre el supuesto tráfico de influencias de Hunter Biden durante su etapa como accionista en la empresa energética ucraniana gasífera Burisma. Y dobló sus acusaciones de corrupción. “Ahora que Putin no es exactamente un fanático de nuestro país, dejen que se explique, ¿por qué la esposa del alcalde de Moscú les dio a los Biden, a ambos, 3,5 millones de dólares? Eso es mucho dinero”, dijo el expresidente.

Pero el caso más grave y acuciante para el Deep State en la cuestión ucraniana de Biden son los laboratorios.


Según la cadena CNN una investigación federal sobre Hunter Biden cobra impulso al salir a flote nuevos detalles sobre sus negocios en el extranjero. Reiteramos: “sus negocios” son demasiado estratégico militares para personalizarlos.


Los posibles cargos para Biden y sus asociados podrían incluir evasión de impuestos, lavado de dinero o violación de leyes de cabildeo foráneas e incluso leyes de armas, ya que un artefacto de fuego que compró fue desechado en un contenedor de basura de Delaware, recordó el canal televisivo.


Por su parte, Fox News emitió un episodio de “Tucker Carlson Today”, en el cual su anfitrión reveló que el programa pudo acceder a una serie de documentos que confirman que el Gobierno estadounidense financió laboratorios biológicos en Ucrania.


Los expedientes, que habría facilitado un antiguo alto funcionario de Washington, argumentan que la Casa Blanca suministró, a través del Departamento de Defensa, recursos para la investigación de ciertos «patógenos letales» en territorio ucraniano.


Según la Fox, algunos de los archivos del laptop de Biden, fechados entre 2007 y 2008, detallan que el Pentágono aprobó el desarrollo de un “proyecto de cartografía multipatógena” para “obtener las firmas moleculares de los patógenos endémicos para Ucrania y trasportar las cepas”, entre otros objetivos.


Tucker Carlson dijo además, que sus asistentes obtuvieron también ciertos documentos de las autoridades ucranianas que contienen una lista de 30 laboratorios biológicos ubicados en ese país que eran financiados por el Departamento de Defensa de Estados Unidos.


También el diario británico Daily Mail aseguró que “Hunter Biden participó en la financiación de una empresa en Ucrania, especializada en investigación de patógenos peligrosos”.


A fines de marzo, el Ministerio de Defensa de Rusia informó que dispone de la correspondencia de Hunter Biden, que confirma su vínculo financiero con los biolaboratorios para usos militares en Ucrania.


En Mayo, Zhao Lijian, portavoz de cancillería china, en conferencia de prensa en Beijing, señalaba: “Las actividades biomilitares estadounidenses en Ucrania son sólo la punta del iceberg. El Departamento de Defensa de Estados Unidos tiene el control de 336 laboratorios biológicos en 30 países del mundo bajo nombres como “cooperar para reducir los riesgos de bioseguridad” y “fortalecer la salud pública global”. ¡336, y no me has oído mal! Estados Unidos también ha realizado una enorme cantidad de actividades militares biológicas en la base de Fort Detrick, que se encuentra dentro del territorio estadounidense”.


Después de haber negado las acusaciones, la ‎subsecretaria de Estado Victoria Nuland –de relevante papel en el golpe de Estado del “Euromaidán” en Kiev, en 2014; quien entonces sentenció “fuck the UE” ante el reparo de que Europa saldría perjudicada– ‎declaró ante el Senado de Estados Unidos, el 8 de marzo de 2022: ‎


‎”Ucrania tiene… instalaciones de investigación biológica. Tememos que las tropas rusas ‎traten de controlarlas. Así que tratamos, con los ucranianos, de garantizar que ese ‎material de investigación no caiga en manos de las fuerzas rusas”.


A todo esto, el profesor Jeffrey Sachs, tras dos años al frente de la Comisión COVID de la revista médica ‘The Lancet’, apunta estos días a un laboratorio biotecnológico estadounidense como origen del SARS-CoV-2.


‎“Estoy bastante convencido de que salió de la biotecnología de un laboratorio de Estados Unidos”. En conferencia GATE de julio, el profesor estadounidense ha explicado que el SARS-CoV-2 no se originó en la naturaleza y ha recalcado que llevan dos años de estudio sobre la pandemia. La COVID-19 “es un error garrafal de la biotecnología, no un error de desbordamiento natural”.

viernes, 8 de julio de 2022

Qué no nos pasó, Cristina

 


El sábado, en Ensenada, en el más reciente de sus siempre brillantes discursos (perdónenme los equidistantes, pero, si nunca la voy de objetivo impostor, con ella soy aún más honesto subjetivo si cabe; desde 2016, cada vez que escribo su nombre, “Cristina Fernández de Kirchner”, agrego “el mejor político iberoamericano desde que murió Fidel”), habló de la relación entre el Estado y la revolución:


La realidad se cambia desde el Estado como hizo Perón, muchachos (…) La gran discusión que se viene en el mundo no es acerca del capitalismo, sino de quién conduce el proceso capitalista. El capitalismo que conduce el mercado y las corporaciones produce exclusión, transferencia de ingresos, pero hay otro capitalismo, que conduce el Estado –y no soy prochina–, que incorporó ochocientos millones de personas al proceso capitalista. O sea, lo que tenemos que entender es quién conduce. Y esto es Perón puro. Perón decía que el proceso capitalista lo tiene que conducir el Estado. Esto también es peronismo. El famoso capitalismo del Estado, la tercera posición, equidistante del liberalismo y del marxismo –no voy a cantar “ni yanquis ni marxistas ni a palo pero nada–, es una construcción absolutamente superadora. No es que tomamos un poquito de la izquierda y un poquito de… No, no, no. Es otra cosa. Presupone la existencia del Estado y del ser humano y de la sociedad organizada mancomunadamente en pos de un objetivo común. De esto que están haciendo en algún otro país muy lejano de acá, el peronismo fue precursor aquí en la República Argentina. Me acuerdo la última vez que estuvimos en China con Xi Jinping, que fuimos a cerrar el tema de represas y de compra de material ferroviario, muchos convenios. Cuando Mao, en el año 49 llegaba a Beijing, acá, en la Argentina estábamos produciendo nosotros locomotoras; en astilleros de Río Santiago, barcos para la marina mercante, nosotros producíamos aviones a propulsión, nosotros hacíamos esas cosas. ¿Qué nos pasó, argentinos? Que en 50 años los que comían cortezas de los árboles y araban la tierra con bueyes, hoy son la primera economía y la primera potencia del mundo, ¡¿Qué nos pasó?! (...)


¡¿Qué no nos pasó, ídola?!, tendríamos que preguntarnos contigo también nosotros, los uruguayos, que 40 años antes que Perón, 45 que los chinos, 10 que los rusos y 5 años antes de que Rosa Luxemburgo publicara el primer tratado sobre el imperialismo última fase del capitalismo, tal cual es, fuimos precursores en poner al Estado a transformar la realidad capitalista (en socialista, sin eufemismos). El Pepe Batlle decía que “todos los socialistas del mundo en Uruguay son batllistas”, que “el batllismo es de izquierda”, separó a la iglesia del Estado, el batllismo les expropió a los ingleses el gas, el ferrocarril, el agua, la banca de seguros, toda la energía, estatizó todo lo recuperado y en los considerandos a la estatización de la banca de seguros, Don Pepe resumió la primera praxis antiimperialista en sentido que luego desarrolló Rosa, tres años antes que Lenin. Los oligarcas (Batlle definió “el batllismo es el pueblo contra la oligarquía”) le llamaron “prorruso”, “sovietizador del Estado y del Partido” (Feliciano Viera), “jacobino” (Manini Ríos) y Batlle les contestó con la más lúcida apología a Lenin que se haya escrito, “¡De pie: ha muerto Lenin!”. Hoy seguimos contando con todos los recursos estratégicos en manos del Estado, pero este gobierno oligarca viene por todo y debemos resistir, porque tampoco a nosotros nos pasó alcanzar el punto de resolución política que alcanzó China.


COMBATIENDO AL CAPITAL”


En China todo el sistema financiero, todo, todito, es estatal. O sea, ¡que vayan a lavar en slotiz! El crimen organizado, lo saben, es el G7.


En China toda la tierra, toda, todita, es estatal, con NEP leninista para producir en diversos colectivos, cooperativos, familiares, empresariales estatales, pero nadie puede rentarla para explotar a otros.


Los chinos son exaltadores, ¿viste?, no del capital sino “del tiempo de trabajo socialmente necesario” (Marx). A lo de ellos le llaman “socialismo”. Y además de populares, nacionales: “socialismo con peculiaridades chinas”, pero vos, dale campeona, llamale como quieras o entiendas políticamente necesario. Me importa que vos le decís al pueblo la verdad (concreta, como es la verdad), “en 50 años los que comían cortezas de los árboles y araban la tierra con bueyes, hoy son la primera economía y la primera potencia del mundo”.


Me atrevo a cuestionarte, eso sí, la persona verbal de “que incorporó ochocientos millones de personas al proceso...” (sacándolas de la pobreza extrema). Yo no lo diría en tercera persona del singular sino en primera del plural. No fue China. Fuimos la humanidad. La especie humana en nuestra mayor proeza de la historia universal. Por eso no somos prochina ni prochino. Sencillamente humanistas.


La consigna que corea el pueblo chino en sus actos masivos, el “Cristina, Cristina, Cristina corazón: acá tenés los pibes para la liberación” del cántico de ellos es: “Sin Partido Comunista de China no habría nueva China”. Sin internacionalismo proletario no habría Partido Comunista de China. “La verdadera política es la internacional” dice Perón.


De libros de Marx (escritos desde más de setenta años antes a la primera presidencia del Pepe Batlle y más de 110 años antes a la de Perón) aprendieron los comunistas chinos que el Estado es esencialmente destacamentos armados y cárceles. “El poder nace del fusil” resumió Mao. Y de “nuestros hermanos mayores soviéticos” (Wang Le) a derrotar a los yanquis en Corea, en Vietnam y donde haya necesidad. “A cada cual según su necesidad...” definieron al comunismo Marx y Engels en el folleto “Manifiesto del Partido Comunista”, de 1848. Les faltó calle y poesía para decirlo más popular y bellamente: “donde hay una necesidad, hay un derecho” (Eva Perón pura; entre los pueblos la pureza también se hereda). No fueron las únicas coincidencias foráneas precursoras del movimiento peronista. La doctrina social de la Iglesia Católica no se inventó en un concilio de Chivilcoy.


En todo caso, derrotar que nos bombardeen Plaza de Mayo, que nos den los golpes del plan Cóndor, de Bordaberry y Videla, es “combatiendo al capital” como canta la marcha peronista, para impedirles a los oligarcas levantar cabeza, aupar a Menem, a Macri o a Lacalle Pou. Exaltar al capital es seguir engendrándolos, porque los engendró el capital.


BRICS Y “ACERCAR EL BOCHÍN”


Mientras Cristina hacía este cardinal “discurso de Ensenada”, municipio de la Provincia de Buenos Aires, una semana después de que la Cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) anunciara en Beijing, presidida por Xi Jinping, el BRICS ampliado con el pedido de Argentina e Irán (entre otros 16 solicitantes), alguien le indicó a Martín Guzmán que era el momento indicado para anunciar vía Twitter la renuncia irrevocable a la titularidad del Ministerio de Economía. La Televisión Pública Argentina, interrumpió la emisión del discurso apagó unos segundos el brillopara “retwittear” a Guzmán, con su foto bajo el título “Último momento”.


Cuando volvió la imagen a Ensenada, Cristina estaba en lo más sustancial del mensaje, para terminar convocando: “…el mejor homenaje que le podemos hacer a Perón es ver lo que hizo y tratar de acercar el bochín un poco, un poquito nada más”.


El acto masivo, un escalón más en la creciente movilización peronista, que ha vuelto a ganar la calle luego de la pandemia, conmemoró la fecha de la muerte del general Juan Domingo Perón, que estrictamente fue el viernes, 1 de julio, cuando el Presidente Alberto Fernández encabezó un acto en la CGT, con presencia de pueblo y de autoridades diez veces menor a la concitada por Cristina.


El domingo, por mediación de Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo, Alberto llamó a Cristina para consultarla sobre la propuesta de nombrar Ministra de Economía de la Nación a Silvina Batakis, ex Ministra de Economía de la Provincia de Buenos Aires, durante la gobernación de Daniel Scioli (2007-2015), actual Ministro de Desarrollo Productivo de la Nación desde junio de 2022.


Silvina Batakis fue avalada por la Vicepresidenta, su designación cuenta con amplio consenso en el gobernante Frente de Todos y se apresta a lidiar desde el Ministerio contra el desastre que dejó el macrismo endeudando al país en cien mil millones de dólares y fugando lo estafado (90 mil millones), y contra la profundización del desastre que supuso Guzmán. Lo publiqué el 17 de septiembre: “El gobierno argentino perdió (las elecciones de medio término) porque tiene (tuvo hasta el sábado) un ministro de Economía con un semestre de superávit fiscal con el pueblo más pauperizado que nunca, una Arbeleche cualquiera, en plena campaña electoral”.


Cristina manejó los tiempos políticos. En 2019 dijo: “puedo ganar sola pero no gobernar”. Y ya había dicho que el gobierno en Argentina era menos del 25 % del poder cuando le tocó gobernar a ella. Hoy, después del plan de negocios Macri y la negación de plan de Alberto (“no creo en los planes de gobierno”), sacá la cuenta…


La situación regional de 2019 era similar a la de marzo de 1976: Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay pronto con gobiernos de derecha, cercándola, aislando a Argentina. Carta a carta, discurso a discurso, bien graduados, fue señalando Cristina el contubernio con Clarín, los funcionarios disciplinados por el lawfafe, la deshonra de Alberto a las promesas de campaña, el desuso de la lapicera presidencial y, ahora, el recuerdo de aquel viaje con Julio De Vido, entonces Ministro de Planificación Federal Inversión Pública y Servicios (2003-2015), a Beijing.


Está gestando condiciones para volver a zafar del FMI (lo hizo Néstor Kirchner en 2006, con apoyo financiero del comandate Hugo Cávez Frías y político del primer ciclo progesista latinoamericano y comercio exponencial con China), porque de seguir con el Fondo que trajo de vuelta Macri, las condiciones son todas a favor del imperialismo y la oligarquía y “dolorosas (Kristalina Giorgieva) para el pueblo argentino“. Sacrificio sin dignidad. El sinceramiento Giorgieva , lo citó Máximo Kirchner, Presidente del Partido Justicialista bonaerense, el jueves en otro acto multitudinario, éste en Escobar. Máximo, dirigente de la agrupación Cámpora, fue uno de los jefes del Frente de Todos que coincidieron con el Frente Izquierda de los Trabajadores en denunciar los acuerdos con el Fondo, renunciando por eso a la jefatura de la bancada del Frente de Todos en diputados.




miércoles, 6 de julio de 2022

El libro sanducero de Alsina

 


Gonzalo Alsina, profesor de historia, es, tal vez, el más prolífico cronista de la resistencia a la dictadura fascista en Uruguay. En coautoría con Gustavo Alsina publicó, “Gol del pueblo uruguayo” “Crece desde el Pie”, “Omar Paita”, “El ‘Negro’ Félix Ortiz” y “Horacio Gelós Bonilla”, libros profusos en páginas de documentación, testimonios y también análisis históricos. Este nuevo libro de Gonzalo es distinto en tamaño, es un libro de mediano volumen, pero más despojado no sólo de páginas sino también de pausas. Alsina logra en “La heroica defensa de la democracia” (crónica de la huelga general en Paysandú) un ritmo de relato vertiginoso, con la misma densidad conceptual y diversidad de testimonios que en sus anteriores obras (o más) pero a la vez con rápidas transiciones, todas bien “puenteadas” por subtítulos frecuentes.


Es, por otra parte, la suya subjetiva, un libro distinto en cuanto su peripecia personal de militante está más presente en los episodios que narra. Si bien es un relato sinfónico, se nota la presencia del autor en cada anécdota, aunque la mayoría no son por él protagonizadas.


La abundancia de anécdotas, el fuerte hilo conductor y el oficio ya adquirido por Alsina, hacen de “La heroica defensa de la democracia” un libro ameno, ágil y sobre todo, entrañable para cualquier uruguayo y especialmente, sin duda, para los sanduceros. Se llama “La heroica” por Paysandú, por su historia más general, que Alsina no deja de glosar y porque es en sí mismo un relato heroico.


La cuestión del heroísmo en narrativa tiene sus bemoles. Se hace difícil de abordar cuando no es un relato de derrota escrito desde la victoria. Lo cierto e insoslayable es que la resistencia ganó y que, por muy humano que sea el tratamiento, el tópico resulta de afirmación, de enseñanza, de experiencia, de disfrute literario, pero no tiene el romanticismo de los derrotados. Y este “pero” no es un reparo. Sólo una conjunción. Se constata particularmente en los momentos trágicos que tampoco son derrotas.


Por cierto, se cuentan fortalezas y flaquezas, aciertos y errores, aprendizajes... Por ejemplo cuando la dictadura propone plebiscitos para seguir o no la huelga en cada fábrica, algunos sindicatos rechazan, se abstienen, no votan para no legitimar a la dictadura; la abstención es muy mayoritaria, pero los poquitos que votan, lo hacen por levantar las medidas y esto sirvió al régimen en su propaganda. En las pocas fábricas donde se votó "robó" proseguir con todas las medidas y esto desbarató la maniobra de la tiranía. Para 1980 lo habíamos aprendido y la decisión fue votar NO.


Es que nada enseña tanto a luchar como la lucha misma, pero la historia ayuda.


El libro cuenta con un excelente prólogo de otras dos notables profesoras de historia, Nelly De Agostini y Carla Bernardoni y fue magníficamente editado por el Plenario Departamental de Paysandú del PIT-CNT.

viernes, 1 de julio de 2022

Para aprender de Ucrania

 



Cualquier hipótesis de conflicto bélico de las Fuerzas Armadas uruguayas es contra un enemigo más poderoso que ellas (hipotético conflicto bélico internacional; no “estados de guerra internos” similares a la derrota político-militar del MLN en 1972 o a la ocupación posterior del país a manera de ejército extranjero, perdida militarmente ante el pueblo desarmado el 27 de junio de 1984 con el paro nacional, ambos “estados de guerra” al servicio del imperialismo yanqui, en las antípodas de cualquier doctrina de defensa con guerra de todo el pueblo). Por lo tanto, y al tratarse también de un hipotético enemigo más poderosos que cualquier país vecino posiblemente aliado e incluso que ambos vecinos aliados, si de uno de los países involucrados en la actual escalada militar en Europa tenemos que aprender, de aciertos y errores, es de Ucrania.


Porque las repúblicas populares de Donest y Luganzk tuvieron bastante para enseñarnos entre 2014 y el 24 de febrero de este año, resistiendo las milicias del Donbás a la fuerza armada regular ucraniana, los batallones nazis y el armamento superior en manos de mercenarios o voluntarios oficiales otanistas, sin apoyo militar ni político abierto de Rusia (aunque sí encubierto), un vecino de tal poder (el segundo poder militar del mundo) que eclipsa una posible alianza de países vecinos de Ucrania ante Rusia, pero una vez que Rusia inició su “operación militar especial” (Andrei Martianov le llama “policial”), por su seguridad y en defensa militar (que legaliza con el reconocimiento a las repúblicas y el pedido oficial de ayuda de éstas y legitima en los referéndum de las las regiones rusófonas y rusófilas de Ucrania), dejó de ser el Donbás un paradigma posible para Uruguay. Nosotros no tenemos ningún vecino del calibre militar de Rusia, que nos auxilie en caso de guerra con una de las mayores potencias militares del mundo.


Tampoco ocupamos pueblos con derecho a libre autodeterminación que se autoproclamen independientes ni es plausible que en caso de ser atacados o contraatacados tengamos que responder con acciones militares al servicio de la propaganda determinada por un golpe de Estado de la primera fuerza militar del mundo. Pero, sin embargo, siempre se puede aprender algo. Además de no votar a candidatos con pinta de traicionar su pacto electoral (Zelenski asumió con inmensa mayoría por comprometerse a cumplir los acuerdos de Minsk).


SI QUERÉS QUEJARTE, QUEJATE”


No es cierto que la élite gobernante europea aprecie más a los emigrantes ucranianos que los afro (el lunes masacraron a 37 afros en Melilla, a cambio para Sánchez Castejón de que los socios del Borbón en Marruecos, que le cuidan la frontera, cuenten con la aprobación del Reino contra el Frente Polisario en Saharaui y, en consecuencia, no cuente España con el esperado gas de Argelia, que respalda al Saharaui; pero eso es porque la opinión pública española protesta más la abundancia de negros que la falta o carestía de gas; a la élite le da todo lo mismo, siempre que la soborne el Pentágono: ahogar las pateras, usar ucranianos de carne de cañón; ir a otra guerra que deje a Europa en ruinas o arruinarla con sanciones autoimpuestas).


El incremento de armamento y de preparación de tropas de Ucrania ya era en febrero suficiente para arrasar la resistencia de los milicianos de Donest y Luganz, plantar armas nucleares (con infraestructura preexistente desde tiempos de la URSS) en Kiev (las anunció en Munich Zelensky, desconociendo el tratado de Budapest, el 19 de febrero) y para estrechar el cerco a Rusia que completaba la OTAN desde hacía treinta años.


La reacción rusa ante ese escenario (que, en los hechos, la confinaba en detrimento de la Organización de Seguridad de Eurasia, de Crimea, de Siria, de Osetia , de Transnitria, del Donbás y en parte de la propia China) hubiese sido costosísima en términos de vidas, de desgaste armamentístico e incierta en sus resultados. Con altas probabilidades de que Rusia terminase balcanizada o totalmente destruida.


Ucrania contaba además con los laboratorios biológicos financiados por Estados Unidos. Quizás estas fortalezas eran mayores que las que esperaba encontrar Rusia (ya había comprobado en el post “Euromaidán” que los batallones nazis eran aguerridos y los ucranianos forzados, pero, personalmente, no pensé que Rusia pensase un resultado tan categórico en respaldo económico internacional. Pensé que el 4 de febrero Rusia se había asegurado en la cumbre de Shanghái, el apoyo de China para cualquiera de las hipótesis razonables en la mesa de arena del mando ruso, según actuara la OTAN, que los había declarado enemigos. Pensé también que Rusia podría contar además con Irán e India quizás, pero el resto era confiarse al tejido económico político realizado principalmente por China en las más recientes tres décadas y en los vestigios del trabajo muerto de La Tricontinental, Los No Alineados de los años 60 y 70 y otros movimientos y eventos Sur-Sur.


Pero el 25 de febrero dije para Legítima Defensa Segunda Dosis que “no vi que Rusia hubiese movido un dedo por el Nord Steam 2” desde que Lavrov examinó a “la semianalfabeta Annalena Baerbock” (Pepe Escobar cuenta). Ángela Dorotea Merkel había sido desplazada de la Democracia Cristiana. Una victoria táctica yanqui era segura en Alemania, aunque de corto plazo.


El mejor sketch de Zelensky fue de apreciación política de Europa. Hizo de que creía que los países de la OTAN vecinos a Ucrania podían llegar a comprometerse seriamente cuando Rusia anunció que sus contragolpes serían contra quien diera las órdenes. Las órdenes, en tanto la Alianza Altántica es con Estados Unidos, las da éste.


No es verdad que en la guerra todo vale. “La guerra es la continuación de la política por otros medios” (Clausewitz). En este caso es la continuación entre “un orden internacional basado en reglas (EEEUU) o “el derecho internacional en el marco de la ONU”. Por eso, a diferencia de la OTAN en Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia, Siria, casi toda África, Asia, Caribe y América Latina, Rusia guardó a toda velocidad las formas. Europa no se había desacoplado militarmente de EEUU, cual pretendió Macron dos años antes y le siguió la “izquierda” alemana, para que una tercera guerra en Europa en poco más de un siglo, resarciese a EEUU de cualquier pérdida menor y se llevase nuevamente puesta a la población de Rusia.


El 7 de marzo, el New York Times advirtió que Rusia pensaba redireccionar balística de Kiev a Washington. No le hubiésemos creído ni un tantito así, si dos semanas después Rusia no hubiese probado y mostrado el “Sarmat”, un sistema de lanzamiento de misiles intercontinentales, de velocidad hipersónica indetectable y alcance de 18 mil kilómetros. Ningún país de “la vieja Europa” se iba a meter de lleno en Ucrania.


Al no haber hecho realidad “la muerte cerebral de la OTAN” (Macron) perjudicaban al amo si mordían. Su tarea fue ladrar y, por supuesto, arruinarse a expensas del aparato armamentista, el gas licuado y el endeudamiento con Wall Street. A Zelenski le dieron lo suficiente para mantener a tope el negocio del aparato industrial armamentista (y del mercado negro en Kosovo y Moldavia para las guerras del Daesh-EEUU en África contra las inversiones chinas y las armas rusas), pero lo insuficiente para que Zelenski parara de quejarse y de pedir más.


Se supo que todo así se haría cuando “la izquierda” ganó las elecciones alemanas apoyada en un discurso “anti-otan”, “verde”, a la vez que anti rusochino. El 25 de febrero dije también para Legítima Defensa Segunda Dosis, “Rusia está redirigiendo hacia el Sur su respaldo energético”.


LOS “VERDES” QUE VENDIERON A LA IZQUIERDA


Michael Hudson, economista estadounidense, en su nuevo libro «El destino de la civilización», ampliamente glosado por geopolíticos de diversas latitudes filosóficas, pero básicamente un remix de “Socialismo o barbarie” de Rosa Luxemburgo, afirma que el mundo en este momento está en un “punto de fractura”.


Dice Hudson que “el Departamento de Estado y la CIA se concentraron tanto en hacerse con el control de los partidos socialdemócratas y laboristas de Europa, prediciendo que la gran amenaza para el capitalismo financiero de Estados Unidos sería el socialismo, que esto ha incluido a los partidos «verdes», hasta el punto que su afirmación de oponerse al calentamiento global ha resultado hipócrita a la luz de la enorme huella de carbono y la contaminación de la guerra militar de la OTAN en Ucrania y de los ejercicios aéreos y navales relacionados”.


¡No se puede estar a favor del medio ambiente y de la guerra al mismo tiempo!” sigue Hudson, “Esto ha hecho que los partidos nacionalistas de derecha estén menos influenciados por la intromisión política de Estados Unidos. De ahí viene la oposición a la OTAN, en países como Francia y Hungría, entre otros”. Y de ahí vino la prosperidad hoy perdida de la entente franco-alemana con la industrialización de Merkel, pero Europa siempre fue un lastre. Así lo entendió Trump cuando empezó de dejar de subsidiarla. La Central y Oriental para la URSS y la Occidental para EEUU, con pocas excepciones. La diferencia fue que EEUU tenía comercio desigual y servicios de deuda de cuatro continentes para financiar el plan Marshall y la URSS estaba en otra.


Alfredo Jaliffe Rahme afirmó en distintas ocasiones que, la potencia que se independice primero de toda energía no renovable y en especial de los hidrocarburos, va a marcar la agenda del mundo. Todas, coincidentemente, hace unos diez años o más, anunciaron plazos bastante parecidos para lograrlo, entre 2030 y 2050. Cuáles pueden cumplir con esos plazos es una de las cuestiones no menores que están en juego en la guerra híbrida en curso.


En el corto plazo, Zelenski armó escenarios para propaganda, con tantos antecedentes de la CIA en el montaje, que equivocó la toma de rehenes para escudos humanos no voluntarios en el Donbás, mientras Rusia lo derrotaba políticamente con asistencia de corredores humanitarios a toda la población mayormente de conciudadanos rusos. A mediano y largo plazo Zelenski hizo de equivocado al pedir a Estados Unidos el mayor poder de fuego. No midió que el negocio yanqui terminaba en la venta de armas de descarte y en la dependencia de Europa hasta más no poder y que nadie se haría cargo del lastre de Ucrania ni de Europa, ni la OTAN ni la Unión Europea ni el G-7. Por el contrario, el G-7 (una especie de politburó del capitalismo) se reunió el domingo en Los Alpes Bábaros y anunció que juntaría 600.000 millones de dólares para contrarrestar en el Sur la Ruta de la Seda china (aunque andá a saber si juntan ni cuánto juntan, mientras China hace más de diez años que ya invirtió). China, a través del portavoz de cancillería Zhao Lijian, celebró el anuncio. “Aporta al desarrollo global -dijo-, no se trata de competir sino de complementarnos”.


Zelensky hizo de que no entendía que, en una perspectiva (improbable) de desgaste al ejército ruso y resilencia posterior a la derrota, subir el umbral tecnológico de la guerra era precisamente lo contrario a lo conveniente para Ucrania.


De los errores, sinceros o calculados, también se aprende, pero para entrenar aciertos debemos seguir remitiéndonos a la experiencia de Vietnam, Argelia, Afganistán, en fin… de Zelenski todo lo que no hay que hacer.


En cuanto a contemplar los objetivos tácticos y estratégicos rusos en la contienda, recomiendo la conferencia del coronel retirado Gustavo Vila en el CALEM, reproducida por La Onda, recién iniciada la operación militar especial de contraofensiva, por el norte, el este y el sur a la vez, armando un “caldero” a los batallones ucranianos en el Donbás.


Vila se anticipó bastante pronto en mi deducción del resultado que el coronel estadounidense Richard Black anunció el 18 de junio: “Ucrania ha perdido la guerra: pero la guerra termonuclear aún amenaza”.


El martes, miércoles y jueves los jefes del “gran reseteo” se trasladaron de Los Alpes a Madrid para la conferencia de la OTAN. El martes Turquía cedió al ingreso (solicitado sin referéndum populares, por las dudas) tanto de Finlandia como de Suecia (que apoyaban a los independentistas kurdos), a cambio de que apoyen todas las acciones de Turquía en contra del PKK (Partido de los Trabajadores del Kuridistán), compartan inteligencia, permitan extradiciones de kurdos y no embarguen armas a Turquía. Queda pendiente el desminado ucraniano del puerto de Odessa con más de diez buques turcos tomados de rehenes. Por lo pronto el aniquilamiento misilístico por parte de Rusia de un arsenal de armamento enviado por la OTAN a Ucrania, que estaba depositado lindero a un centro comercial, reavivó las amenazas otanistas de proporcionar a Kiev balística de alcance a Moscú. De eso a la guerra nuclear son tres pasos.


Suecia ya era el principal socio de la industria armamentista yanqui y su gobierno es una coalición del Partido Moderado, el Partido del Centro y el Liberal Populista (los tres de derecha). Europa ha vuelto prácticamente al mapa político del 41, que es su cara más genuina, pero ya hemos señalado en otras columnas que al menos dos partidos de izquierda gobernantes siguen siendo de izquierda, el Partido Progresista serbio y el Socialista búlgaro (otro podría llegar a ser el Socialdemócrata alemán si tuviese mayoría absoluta). En Bulgaria, el viernes, el parlamente votó una moción de censura al Primer Ministro kiril Petkov. En un mes, si no cambian las correlaciones de fuerzas, debe llamar a elecciones. No es menor. A Petkov se le achaca no querer pagar el gas en rublos y éste denuncia a la embajada rusa de la movida. Bulgaria es el segundo país, enseguida de Turquía, de los gasoductos Blue Stream y Turk Stream. Le siguen precisamente en el trayecto Serbia, Hungría (que están pagando en rublos) y Austria, que aceptó la fórmula de abrir cuenta en Gazprom Bank de Moscú.


La declaración final de la OTAN nombra a Rusia la “amenaza” del momento pero catalogó a China de “los desafíos sistémicos” mayores y da a Taiwan un reconocimiento de independencia que no coincide con los de ninguno de los actuales 32 miembros de la Alianza en la ONU, pero sí con las provocaciones militares yanquis en el Mar Meridional de China.


El portavoz de cancillería china Zhao Lijian respondió que la OTAN “tiene las manos manchadas de sangre” y añadió que “China nunca ha invadido a ningún país, nunca ha librado una guerra indirecta, ni se ha unido o formado ningún bloque militar (…) Las personas de todo el mundo están conscientes de las grandes oportunidades generadas por el desarrollo pacífico de China. Estas definitivamente no son los desafíos sistémicos descritos por la OTAN”.


Lo de Taiwan tampoco da para aprender nada. Es la misma población casi completamente Han de la China continental, pero 500 veces menos numerosa. Si se llegase a una provocación militar ineludible, China la resolvería en dos días, mientras el traslado de tropas eficientes de la OTAN al terreno demandaría meses.