jueves, 22 de octubre de 2020

Las enseñanzas de la resistencia boliviana

 

Arce y Evo 


La fuerza social que desplazó a Banzer del gobierno, aupando a Tuto Quiroga (un año), luego a Gonzalo Sánchez de Lozada (el año siguiente), luego a Carlos Mesa (menos de un par de años) y después a algún otro aún más fugaz que los anteriores, para finalmente establecer en 2005 a Evo Morales Ayma, fue, básicamente, la misma.

 

Hubo dos programas y dos tácticas en todas las instancias de ese proceso. Siempre y en todo el mundo la dialéctica de lo diverso se impone. La táctica democrática, el modo plebeyo, que cuanto más amplia es la unidad y convergencia que concita, más profunda la libertad de manos y expresión del pueblo. Y la táctica elitista, el modo palaciego, que da espaldas al pueblo que no olvida, pero sustituye a quienes lo traicionan.

 

Así fue abril y octubre del 17, así Chiang y Mao, así, volviendo a América, Lucio Gutiérrez y Rafael Correa en Ecuador. El mismo movimiento indígena, desde un mismo signo de izquierda y del mismo modo multitudinario movilizador, fue reemplazando representantes, hasta encontrar con quien cumplir sus tareas democráticas y antiimperialistas.

 

Álvaro García Linera, el Vice de Evo, en varias entrevistas y en su ponencia en el Paraninfo de la UDELAR, explicó el proceso de unidad de los movimientos sociales indígenas con los de izquierda, la construcción de la fuerza social de la revolución boliviana primero y luego política en la concreción del MAS.IPSP (Movimiento al Socialismo-Instrumento para la Soberanía de los Pueblos).

 

Uruguay no fue una excepción. Primero el Congreso del Pueblo, la CNT, la FEUU… el Frente Amplio se gestó desde abajo, desde el movimiento de la sociedad y el 5 de febrero de 1971, el general Líber Seregni hizo especial hincapié en la fuerza social de la revolución uruguaya, nombrando cada sector, antes que a los sectores políticos. En su certero disparador de la autocrítica, lo recordaba recientemente Oscar Bottinelli, al apreciar que se ha desdibujado esa referencia seregnista.

 

Pero reforzar ese entramado debilitado en sus sectores de capas medias y exclusión social en Uruguay nos lleva, concretamente, al tema medios.

 

ELUSIÓN DEL LAWFARE

 

También Lacalle Pou, en su autocrítica tras su derrota de 2014, dijo que se propondría construir una mayoría social antes que política. El FA no ha sido consciente de hasta qué punto el Lawfare operó en Uruguay en consuno con los planes de USA para todo el continente y sigue haciéndolo. El mayor error estratégico de la historia de la izquierda uruguaya fue su compromiso de hecho con ANDEBU y el diario El País, porque entregó la agenda para la producción de subjetividad y construcción de sentido común que, medrando de los poderes no electos mediático y judicial, configuró la fuerza social reaccionaria.

 

Bastante más evidente, en Bolivia, el lawfare le robó a Evo el plebiscito de 2015, inventándole el no reconocimiento de la paternidad de un hijo que, después de las elecciones, se dio a conocer que no era suyo y el armado de la fake news. Desde entonces el MAS quedó a merced de que los poderes no electos le dieran un golpe más o menos blando, en sucesión de los que dieron a Zelaya en Honduras, a Lugo en Paraguay y a Dilma en Brasil. El golpe ya estaba planeado en el invierno de año pasado, con etapas que culminarían en marzo de este año.

 

El plan era acusar de fraude al MAS, porque sabían que ganaría en primera vuelta, pero, igual que siempre, con los votos que llegan últimos al escrutinio, el rural y el consular. Contaban con la incondicionalidad de Luis Almagro al frente de la OEA, para poner el grito en todas las cadenas hegemónicas y concitar la violencia ultraderechista desde Santa Cruz. Los vasallos de Washington en la Unión Europea (UE) harían eco y, además, prepararon guarimbas de paramilitares y una escalada de desgaste al gobierno, que debía finalizar en marzo, con cualquier magnificado saldo de represión policial, informe Bachelet, anuencia de la UE y el protagonismo de Almagro y de Carlos Mesa que asumiría el “cambio de régimen”.

 

No contaban con la estrategia de elusión del lawfare por parte de Evo Morales. Evitó a toda costa efusión de sangre popular, incluso dejando que los grupos de choque cruceñistas entraran al Palacio Quemado con el delirante Camacho y su blblia gigantesta. El gobierno se retiró a la profundidad de El Alto y luego a la aún más profunda de El Chapare y, previamente, dejó en evidencia la orquestación de Almagro en el golpe y en la violencia fascista desatada por la acusación canallesca de fraude.

 

ALIANZA BOLIVARIANA

 

El MAS sabía que la derecha no puede ganarle elecciones. El MAS tiene un proyecto de Patria Grande que es el único viable para nuestros pueblos. Ningún gobierno sudamericano de la alianza bolivariana perdió elecciones presidenciales, ni el chavismo, ni el correísmo ni el evismo. Tampoco en Centroamérica el sandinismo desde que ingresó al ALBA. Evo tuvo trece años a un Ministro de Economía que no reniega de su formación marxista, Luis Arce Catacora. La mayor dificultad para que todo el movimiento aceptara a Arce de candidato presidencial fue que Lucho es mestizo, no indio, pero en la circunstancia de inhabilitación de Evo, Arce Catacora era un candidatazo en el binomio con el quechua que habla aymara David Choquehuanca, ex canciller.

 

Además la fórmula fue apoyada por el aymara Evo, el tal vez más brillante intelectual del continente García Linera, el dirigente indígena también excanciller Diergo Pary, el quechua dirigente cocalero Andrónico Rodríguez, la ex presidenta del senado Adriana Salvatierra, la actual Eva Copa, las nuevas generaciones del MAS-IPSP.  Y, decisiva, la Central Obrera Boliviana (COB), cuyo Secretario Ejecutivo Juan Carlos Huarachi, minero, también supo manejar los tiempos políticos a contrapelo del plan imperialista, evitó efusión de sangre hasta preparar la contraofensiva, ante la dictadura de Añez-Camacho-Murillo que nunca pudo hacerse de la base social nacional reaccionaria que pretendían Almagro y Mesa, los originales e iniciales dirigentes del golpe según los planes de Washington.

 

Fue la COB la que puso la fecha definitiva para las elecciones, con el cerco de agosto a La Paz, con diez días de cortes de caminos, que obligó a realizarlas.

 

El bolivarismo de la resistencia pudo apreciarse también en el discurso de Andrónico, iniciando la marcha de El Chapare a Cochabanda para luego sumarse al cerco Tupac Katarí. “en la senda del comandante Fidel, del comandante Che y del comandante Chávez”. El principio marxista por excelencia, “las clases dominantes no entregan el poder resignándose a no usar todo lo que tengan a su alcance”, era conciencia del pueblo boliviano desde antes de las masacres de noviembre de 2019.

 

Parte de la aviación masacró población civil en Zenkata, El Alto y antes en Sacaba, Cochabamba. La dictadora J. Añez está respondiendo hoy por 37 muertos y casi 200 heridos en esas masacres. Fue el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Wlliam Kalliman quien pidió la renuncia de Evo, culminando el golpe con la renuncia de Evo “para que dejen de matar a nuestro pueblo”.

 

Ya Carlos Mesa había masacrado civiles ante el cerco de 2005, que lo depuso de la Presidencia. Si no pudieron reprimir más fue porque, desde entonces, Bolivia contó con el apoyo chavista para exigir a las petroleras gringas, española y brasileña el margen justo de ganancia que permitió “el milagro económico”, un “milagro” que fue político, basado en el coraje del MAS y en la certeza de REPSOL Y PETROBRAS de que, si no reculaban, Chávez bancaba la producción de petróleo y el tiempo que llevase volver a ponerla a funcionar en Bolivia.

 

Lo dijo abiertamente el magnate del litio Elon Musk: “dimos el golpe en Bolivia por el litio y vamos a darlo donde haga falta”. El lunes las acciones de su empresa Tesla se cayeron en las bolsas del mundo, pero son declaraciones que conviene no olvidar.

 

Todavía el miércoles, cuando ya el escrutinio oficial proyectaba más del 55% de votos al MAS y menos del 30% a Mesa, la organización de Camacho pedía en Santa Cruz la anulación de los comicios y se había dado la extraña postergación en el conteo (escrutado el 63% del total) de los votos más cercanos, de La Paz, que favorecieron al MAS en más del 60%. O sea, tenían todo preparado para un golpe de Estado al cuadrado, con la militarización de las grandes ciudades, ordenada por Murillo y el ocultamiento de información hasta la medianoche del lunes (la votación había terminado a las cinco de la tarde). Pero es tan abrumadora la avalancha de votos, que ni siquiera pudieron medir fuerzas militares.  Hasta Almagro, cuya renuncia a la OEA ya pidió el Grupo de Puebla, debió reconocer la victoria de sus víctimas.

 

Si Camacho hubiese alcanzado un 20 por ciento, no hubiera entregado el gobierno. Si la diferencia entre Arce y Mesa hubiese sido de menos de veinte puntos, tampoco.

 

Fue por Knock aut. La única forma que el jurado aceptaría la victoria del MAS en ese estadio dictatorial. Ahora toca salir del estadio.

 

UNA FUERZA PACIFICADORA

 

Volviendo al general Seregni. 9 de cada 10 dirigentes frenteamplistas que han salido en televisión citándolo, 9 de cada diez veces, sólo dijeron con él “somos una fuerza constructora, obreros de la construcción de la patria…”. Ha de ser a esta altura, la única frase de Seregni que sabemos todos.

 

Supongo que fue tan escogida debido a su primer término. Algo así: “no te voy a tocar un pelo y menos a destruirte, periodista del… (¿oligopolio?, ¿imperialismo? No. Palabras prohibidas, jamás). Y el segundo término, “obreros de la construcción”, florcitas y pajaritos. Nunca pusimos un obrero de la construcción en cargo de gobierno.

 

Sí, lo digo incluso por Andrade. Para empezar. Tiene la gran ventaja de que no está en la agenda porque le dijeron “sí”; está aunque le dijeron “no”. Es un manos y boca libres significativo.

 

Me alegra que Bottinelli haya rescatado mayor profundidad del hondo pensamiento de Seregni, quien, entre otras cosas también dijo: “paz para los cambios y cambios para la paz”.

 

Una fuerza pacificadora es una fuerza de cambios. Ya se está anunciando en La Paz, el restablecimiento de relaciones con Cuba, Venezuela e Irán, el relanzamiento de la UNASUR, de la CELAC, el retorno al ALBA (Arce, en entrevista con CNN, destacó también el papel de Surinam; el tiempo está a favor de los pequeños).

 

Los revolucionarios perseguidos van a presentarse a los juzgados del lawfare (Evo, solo, tiene más de treinta causas armadas) y van a tomarse su tiempo para democratizar la justicia, pero el bono contra el hambre y la recuperación de los recursos estratégicos que la dictadura enajenó, no admite la menor demora (ya anunció Arce la renacionalización del gas y del litio). Tampoco el saneamiento de las gendarmerías (esto es un 13 de abril para Bolivia; se dispone de información para asegurar lealtad igual que en aquella fecha de 2002 en Venezuela) ni la propiedad de medios para la batalla cultural ni la pronta captura de Camacho, Murillo y Añez por crímenes de lesa humanidad. El Presidente Argentino Alberto Fernández dijo bien: “el pueblo no olvida a los que no lo traicionan”. A los otros tampoco.

 

El respeto a la Whipala, a la pollera, a la Pacha Mama, a la vida, es parte de la lucha por la dirección o la hegemonía en la sociedad civil, autenticando las proclamadas convicciones democráticas, en concreto y en realidad, en la calle y en las urnas.

 

TRABAJAR PARA LA CAMPAÑA

 

El MAS nunca dudó que la salida era unida, concertada desde las bases, movilizada, hacia la fecha electoral.

 

Esta columna insistió desde antes de la pandemia que mucho de nuestra América dependía de la fecha boliviana. Primero fue mayo, luego julio, después septiembre y finalmente el 18 de octubre glorioso que impuso la COB en los cortes.

 

La organización social y política del pueblo estaba enfocada en la campaña electoral y la diáspora enriqueció las posibilidades de eludir el lawfare y derrumbar el cerco mediático. México y Argentina jugaron papeles trascendentes.

 

Bolivia es centro territorial continental. Igual el Congo. Allí organizó el Che Guevara.

 

La semana anterior a las elecciones, la dictadora J. Añez (autoproclamada “Presidente”, colega de Guaidó, el autoproclamado que dijo que seguiría los pasos de ella –que siga haciéndolo–) felicitó a un inocente destacamento militar de jóvenes bolivianos, acusándolo de haber asesinado al Che, el muerto más saludable del mundo.

lunes, 19 de octubre de 2020

La superioridad del gobierno: ¡Salud Bolivia!

 


 

¡Parecía tan fácil capitalizar la peste a favor de los gobiernos! Cadenas televisivas, control social, épica de unidad nacional, talibanes del consenso y mariscales de la victoria, pero resultó que en esta parte del mundo los gobiernos no existían.

 

Quedaba, de tiempos del viejo Batlle, preservado a plebiscitos y a quince años del FA, un poco de gobierno en Uruguay (gobierno con dominio de los recursos estratégicos, gobierno digo), pero había asumido Lacalle Pou que quiere tercerizarlo.

 

Había, en Bolivia, el Movimiento Al Socialismo-Instrumento para la Soberanía de los Pueblos, que en trece años creó gobierno de la nada, pero Almagro le había dado un golpe de Estado para privatizarlo.  

 

En el resto de los vecinos más próximos (Brasil, Paraguay, Argentina, Chile) no mandan nada los gobiernos. Mandan “los mercados” y “los mercados” es una entelequia sin rostro ni domicilio conocido.

 

Tanto puede ser el fazandeiro o estanciero que le prende fuego a la Amazonia o a Córdoba o a Mendoza, para hacer negocio, en sagrado ejercicio de su libertad individual o el magnate pretrolero de Texas que mueve su lobby para no detener ni un minuto las economías, así mueran millones de COVID y, en sus zonas de influencia, nunca se resuelva la pandemia

 

Ni Trump ni Bolsonaro ni Fernández ni Macrón toman las decisiones (nada indica que si las tomasen serían mejores que las que se derivan de las libertades individuales de los mercaderes, pero a los gobernantes, al menos, tenemos a dónde ir a buscarlos). Anunciaron medidas falsas y después, los poderes fácticos les obligaron a abrir casi todo sin haber controlado el virus ni ahí. Hoy están peor que en marzo. Sus economías deshechas y hasta el FMI declara que la única potencia que crece este año es China, con proyección de dos dígitos para el que viene.

 

Macri, en su retorno a las entrevistas televisivas, dijo a guisa de explicación, “yo tercericé el gobierno de la economía”, o sea, tercerizó el gobierno al capital financiero. Pero ya lo había tercerizado Menem, en el sentido Cavallo de Martínez de Hoz y Sourrouille.     

 

Ayer Bolivia recuperó la democracia para volver a formar gobierno y en Uruguay lanzamos la campaña de firmas para el referéndum que evite que Lacalle Pou lo tercerice siguiendo los pasos de su admirado Macri.

 

No vayan a creer. Son grandes acontecimientos. Son bien pocos los países del mundo que tienen gobierno, por eso son pocos los que pudieron desembarazarse del virus en dos o tres meses a lo sumo y autorizan multitudinarias fiestas tecno sin barbijos.

 

Antes se hablaba de la superioridad del socialismo o del capitalismo y es verdad que la mayoría de esos pocos gobiernos los ejercen partidos comunistas, pero hoy apenas se atreven a declararse “en fase democrática de construcción del socialismo”. La superioridad ha demostrado ser más sencilla. Es del gobierno mismo, del gobierno en sí, cualquiera sea, que no sea el totalitarismo del capital financiero imperialista.

 

No importa de qué signo. La cuestión es que tenga soberanía, independencia, etc, etc… que puedas ir puerta a puerta con brigadas que pregunten qué necesita cada uno para hacer una cuarentena de verdad, un par de meses y listo, porque sos propietario de la luz, del agua, de la Internet, de los alimentos, de la salud, de los medios, tenés viviendas, en fin…  tenés gobierno. 


Cuando Azzini firmó el primer stand by con el FMI, Peloduro dibujó a Haedo diciendo, "Así ni gobierno es".

 

Y si un gobierno-gobierno no puede, la culpa es del líder. Por eso Kim Jong Un le pidió perdón a su pueblo por tener un mal líder. Es de suponer que a los primeros que Beijing avisó del virus, fue a Hanoi y a Pionyang. Si Hanoi no tuvo muertos y Pionyang sí, la culpa es de Kim.

 

A Propósito, vi el desfile por el 75 aniversario del Partido del Trabajo de Corea, que trascendió por mostrar un misil gigante y lo que llamó mi atención, fue un destacamento entero con equipamiento para guerra biológica.   

 

Es lógico. Un Departamento de Estado que hace unas décadas arrojó en Corea más bombas que todas las de la “Segunda Guerra Mundial”, tiene laboratorios de guerra biológica en bases militares en el extranjero. Las utilizó con variado éxito en Vietnam y Cuba, pero últimamente ha fracasado con ellas e igual que adelantamos categóricos que Bolivia ganaba el 18 (centro territorial, acierto del Che) y que China la desglobalización fugaz y la nueva globalización, dijimos que si fracasaba la biológica, USA iba directo a la convencional para detener a China. No le queda otra.

 

Xi Jimping, con su doctrina militar defensiva, llamó al Ejército Popular de Liberación a prepararse a resistir en combate convencional el corolario de la hipótesis de conflicto USA, desde que hace diez años, Obama etiquetó “el pivot hacia el Este”.

 

Para eso USA caotizó todo lo posible el planeta, pero especialmente las regiones del planeta por donde pasa la ruta comercial china. Rodeó a China de bases militares y la hostiga en sus mares y cielos. A varios de sus aliados ya los tiene bloqueados desde hace añares y a otros los va bloqueando con cualquier excusa.

 

En los años de Trump, creó o prosiguió guerras en cuanto país cercano a China pudo. Ahora Armenia-Azerbaiyán reanudan hostilidades y Rusia sale a frenarlas, pero finalmente, la guerra comercial y financiera de USA a China va a escalar militarmente. Y es irrestricta.

 

La ruta comercial china sigue avanzando; puente que le rompen, puente que construyen con tren bala, carreteras e infraestructuras energéticas. Los países bloqueados por USA ya son tantos que empiezan a arreglárselas entre ellos, especialmente después que bloqueó a Rusia, cuya potencia militar cualitativa es mayor que la yanqui.

 

Desde la de Corea, en 1953, las guerras USA las pierde o nunca puede terminar de ganarlas. Ahora perdió Bolivia, tras dos masacres y la destrucción de la sociedad. “ganó la democracia, ganó la esperanza”, dijo Luis Arce y ganó por paliza: 53 a 31, por 22 puntos. No rebajó al 48 a 40 que terminó pactista marcando Fernández a sólo 8 de Macri. Arce tiene aire para volver a hacer gobierno.

 

El domingo le toca ganar a Chile, aunque el camino posterior va a ser largo. El año que viene, gana Ecuador (ningún gobierno del ALBA ha perdido una elección presidencial, porque ha quedado demostrado que Evo ganó bien el año pasado y Correa ganó con su candidato Moreno y en 2021 va a ganar contra él). Después Petro le va a dar gobierno a Colombia. Lula va a volver al Planalto y esta vez al gobierno-gobierno..

 

Entonces ¿qué le queda al imperialismo? ¿Guerra nuclear? Es el fin del mundo. Puede. Va a usarla, pero acaso se adelante con el holocausto ambiental, porque ni Trump ni Biden piensan terminar con el fracking. Todo lo contrario. El lobby del fracking y el de la industria armamentista mandan muy por encima del cargo menor que elijan el 3 de noviembre en USA.

 

De todos modos, simbólicamente, al menos por un ratito, es importante que el 3 pierda Trump.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Los últimos días de Alberto Fernández y un cuidacoches del barrio Carrasco.

 


Magnetto lo sabe, la embajada lo sabe, el pueblo lo sabe y, por su puesto, lo sabe Cristina. Alberto Fernández nunca tuvo ni idea. Era el Kerensky ideal. Cuando Cristina lo jugó de candidato presidencial –“yo puedo ganar la elecciones sola pero no puedo gobernar” dijo, ella–, uno de los motivos de no poder gobernar era que en el Frente sin exclusiones que tenía que proponer contra Macri, cargaba un lastre gordo de clarinistas, más o menos sedicentes peronistas, empezando por los traidores que rompieron la unidad del gobierno ante el latifundio y ante el grupo Clarín (Golman Sachs financial), oponiéndose a la 125 y trancando la ley de medios. 


Entre ellos Alberto es el más soberbio, un tipo que para insultar a un empresario los insultó a todos y, no sólo no pidió disculpas a los otros, sino que terminó permitiéndole a Rocca (Techint) los despidos y le paga la mitad de los sueldos, un tipo que por defender al PSOE le paró el carro a Juan Carlos Monedero en conferencia de prensa con agrande de porteño Sarratea (la soberbia es producto de la ignorancia e, ignorante él, pensó, junto a todos los analistas, que la táctica de Cristina había sido una jugada maestra por lo genial, sorprendente y vencedora, pero de Táctica Uno. No saben que Batlle y Sanguinetti fueron dos veces presidentes de Uruguay en el siglo pasado, en gran parte por haber leído mejor a Lenin que los otros candidatos (para bien o para mal). Sin embargo, lo que está haciendo Cristina, genial, sorprendente y vencedora, no es nada fácil. A Mao le llevó cuatro años con Chiang Kaishek. Y Batlle no pudo, desde que lo detuvo Viera, ni con Sosa ni con Serrato y menos con Campisteguy, al perder la oportunidad de la Cerrillada, por la finta acrobática de Herrera Ray Robinson, “que se lleve todo menos la paz”. Recién logró Batlle imponer "dos tácticas", post mortem, con su sobrino Luis, pasado Baldomir, pero Cristina no tiene tanto tiempo. 


La oposición gorila sabe quién es quién. Viene por ella, por Cristina Kirchner, aunque Magnetto tenga que llevarse puesto a su abrazado Alberto (Cristina se lo advirtió: “Clarín te está devolviendo demasiado poco”). La famosa “grieta” de la TV hegemónica argentina, en mi barrio se llama lucha de clases y, en concreto, en toda nuestra revolución continental, se llama contradicción puebloypatria-imperialismoyoligarquía, no hay manera de cerrarla, ni con el gobierno ni con el poder. Nunca estuvo cerrada ni lo va a estar, en ningún lugar del mundo, mientras haya Imperio. Por eso Alberto, Solá, Beliz y cia tenían que estar del lado que están, con Piñera, con Bolsonaro, con Añez, con Vizcarra, con Lacalle Pou, con Uribe y, lo peor, con Bachelet y Borrell, en el voto contra Venezuela.en Ginebra.

 

¿Por qué los últimos días de Alberto? Porque en octubre va a ganar Bolivia (centro territorial), el 18 (iba a ganar el 3 de mayo pero la pandemia postergó, después el 6 de septiembre y postergó Añez para esperar alguna fórmula mágica de la reunión Almagro, Murillo en Washington) y los pueblos tienen que tener las calles ganadas para entonces, desde ya, porque no se sabe si se aguanta hasta el verano que presagian las maniobras del Imperialismo en Ecuador y Bolivia. Argentina hoy está rodeada, pero de inestabilidad. No es la situación del 76. Tiene otra ventaja: los cipayos están bien juntos, desde Macri hasta Gustavo Beliz.

 

Eran un lastre los centroderechistas porque trancando a la cola del movimiento, lo hacían de manera invisible. A la cabeza es evidente que están trancando, ni ley de medios (que dice Mempo Giardinelli que ahora no alcanza, ya la perdimos, tenemos que ir por la propiedad y por Papel Prensa), ni recuperación de recursos estratégicos ni el paliativo impuesto a los ricos que propusieron Máximo y Heller y lo trancan constantemente. Todo trancado pero a la vista.   

 

CLARÍN NO QUERÍA ESTE CORTE

 

Magnetto humilló a Alberto hasta obligarlo a apichonarse bajo el ala de Cristina con el DNU sobre telecomunicaciones. Lo obligó a fingir intento de expropiación de Vicentín, lo obligó a simular reforma judicial, pero lo sacó de las casillas cuando le dijo que aumentaba las tarifas y tampoco le aceptaba un congelamiento de tarifas posterior hasta enero. Ya había logrado que Alberto avalara toda la deuda de Macri.

 

Sin embargo, el diablo metió la cola con la verdadera política, la internacional. El mismo día que volvió el FMI, Alberto (según cuenta Fernando Cibeira en Página 12) con el asesoramiento de Beliz. Éste, actual Secretario de Estrategia fue antiguo compañero de Alberto en las listas electorales encabezadas por Domingo Cavallo, (listas que incluían a Santilli, el vice de Larreta), Alberto acata la orden de votar contra Venezuela.

 

La designada embajadora argentina en Rusia, Alicia Castro renuncia con una carta implacable: “… (esto) no difiere en absoluto de lo que hubiera votado el gobierno de (Mauricio) Macri”. “El Grupo de Lima fue creado durante la restauración neoliberal por un grupo de gobiernos de extrema derecha, alentados y financiados por los Estados Unidos con dos objetivos explícitos: promover un ‘cambio de régimen’ en Venezuela” y “desarticular el bloque regional”. “Por este motivo, no podría seguir instrucciones de Cancillería que no comparto y que considero reñidas con el interés de la Nación”. “Mi posición y mi ideal de construcción de la Patria Grande es hoy, como fue durante los dos gobiernos Kirchner, y seguirá siendo, firme e inclaudicable. Siempre”.

 

EL ARGUMENTO DE VÍCTOR HUGO  

 

Con la fuerza de la movilización –la energía de un pueblo en movimiento, cuando se abre camino, es inconmensurable, tal demostró el chavismo–, desde la izquierda hasta el centro, uniendo la táctica de ganar ahora para gobernar, cuando a Macri ya se le ganó y visto que los conciliadores no resuelven contra el imperialismo, con las líneas estratégicas históricas hacia el poder, va a cumplirse el discurso de campaña, a intervenir los agentes del lawfare, medios y “Justicia”. No hay otra salida.

 

Perón tuvo el gobierno en dos épocas distintas y pudo aplicar la política económica de Gelbard, la Junta Nacional de Granos y el control de precios con Revestido –su Ministro de Hacienda en la primera época–, pudo transformar necesidades en derechos, lema común del Manifiesto y de Eva, la Constitución del 49… Nëstor tuvo el gobierno y pudo recuperar el país, liderar lo mejor del continente y dejar planteados los ejes de avance… Cristina tuvo el gobierno y pudo consolidar derechos que faltaban, enfrentar y derrotar la prepotencia oligárquica del macrismo, pero el Poder no es sólo poder.

 

El Poder también es que cuando tenés que medir destacamentos organizados y armados y cárceles, porque se viene el malón, tenés más que el enemigo. Y tenés que medirlo día tras día; pero en ciertos días, minuto a minuto.

 

Venezuela lo sabe. Abrió una legación de ONU para derechos humanos en Caracas y emprisionó a más de quinientos gendarmes por abusos, en clara señal de que, a diferencia de Colombia, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Brasil y la propia Argentina, Venezuela tiene una política de Estado a favor de los derechos humanos. Lo explicó Víctor Hugo Morales en 750 AM. “El País de Madrid levanta de Clarín, La Nación e Infobae las mismas patrañas sobre Argentina que sobre Venezuela”. Votar contra Venezuela es pegarse un tiro en el pie, agrego yo. Y agrego, el problema de ajustes de cuentas entre bandas que Venezuela, al igual que Nicaragua, viene controlando cada vez mejor, asola a casi todos los otros países del continente, pero especialmente a Argentina, donde la pobreza e indigencia han crecido hasta el paroxismo en estos cuatro y diez meses de macrimo-albertismo. No hay ninguna duda que, en cuanto el pueblo argentino se deshaga del gobierno de traidores, Bachelet va a contar estas “muertes extrajudiciales” , con su doble rasero político, para atacar a Argentina, siempre a las órdenes del Pentágono.

 

El voto de Argentina es igual a la imprecación que escuché una vez, de un cuidacoche a otro, en una cuadra que disputaban en el barrio de Carrasco, donde también yo trabajaba. Patéticamente le gritó “muerto de hambre”. En el caso argentino, el voto de Alberto, además de miserable y patético, fue mendaz. Entre los argumentos del grupo de Lima, que Argentina sigue integrando y acompañando en lo sustancial, está la “inseguridad alimentaria”. Ninguno de los países que integran el cártel de Lima ha hecho, ni remotamente, los avances en seguridad alimentaria que está haciendo Venezuela, aún pese al bloqueo y las “sanciones” criminales de USA.

 

Con dignidad, Mario Secco, presidente del Frente Grande; Eduardo Sigal, referente del Instituto Patria, y el politólogo Atilio Borón (con pormenorizado análisis del fraudulento "informe Bachelet") fueron algunas de las voces más críticas a que Argentina se haya pronunciado contra Venezuela (y contra México, que acompañó a Venezuela, igual que los principales países del mundo, menos USA –los de la UE no pueden ya considerarse principales, excepto Alemania–). También el Partido Comunista, sectores del FIT y otros del Frente de Todos, repudiaron la felonía albertista. Se requiere la unidad sin exclusiones donde los autoexcluidos sean los cipayos del imperialismo yanqui. Hubiese sido terrible acarrear a los sectores que hoy predominan en el gabinete de Alberto, deschavados quintacolumnistas, en posiciones de retaguardia, porque la contraofensiva requiere lealtad en la profundidad.

 

En el 55 Perón no perdió la correlación de fuerzas por no haber entregado a los obreros las armas que consiguió Eva. La correlación que midió para entregarlas a Lucero a que las repartiera entre los “leales” en la fuerza armada, fue la de ese día, bastante anterior, porque ese mismo día se definía el golpe. No iban a esperar a que los obreros se entrenaran e instruyeran con las armas. Seguramente desde entonces existió la amenaza, luego concretada, de bombardear Plaza de Mayo si Perón movilizaba a los obreros, con el retrovisor puesto en 1945. Y seguramente hubo armas caseras en la plaza el 17 de octubre del 45, aparte del apoyo policial y de algunos otros destacamentos. Sin la aviación (no hacía ni diez años de los primeros bombardeos aéreos a civiles en las ciudades vascas de Durango y Guernica, por la aviación nazi a pedido de Franco), aún con el Ministerio de Marina pidiéndoselo, Ábalos no movilizó Campo de Mayo, tuvo que medir un cuerpo a cuerpo que perdía.


Hugo Chávez Frías fue más previsor. En 2002, el golpe de Polanco (PSOE), Cisneros y Carmona, lo resistió y derrotó con la movilización callejera del pueblo ya entrenado, suficientemente resuelta la interna militar.

 

Hoy las calles de Argentina las ganan minorías derechistas, hasta que la izquierda responda, porque treinta mil desaparecidos tienen que pesar más que cualquier diferencia en el bloque histórico.

 

El año pasado, en Buenos Aires, un amigo me decía que la división entre trotskistas y peronistas es insalvable y yo, humilde, bien uruguayo, je, le ponía de ejemplo al Frente Amplio (todavía no habíamos marchado en las elecciones, je), pero no le conté la anécdota de Jaime Pérez, en el penal, cuando un milico gritó ese nombre porque iban a llevarlo otra vez a la máquina. Desde su celda un tupamaro prorrumpió: “¡Vamo’ arriba, Jaime, viva el Partido Comunista!”,  consabiendo la represalia en consecuencia de su aliento. De eso no se vuelve. Puedo putear al Pepe, él putear a Andrade y a Constanza, podemos cagarnos a puteadas, pero de esa unidad no se vuelve. Y ésa es la unidad que el pueblo argentino va a construir sin vuelta. La de quienes fueron salvajemente reprimidos juntos por la dictadura fascista genocida del 76. Y a los traidores y entregadores va a sacarlos también juntos. Decía Batlle que Lenin hizo “las revoluciones rusas” (“locomotoras de la historia”, citaba Batlle a Marx), la del 5 y la del 17; el 17, la de abril y la de octubre. En abril presidió Kerenski y en octubre se consolidó todo el poder a los soviet y Trotsky al Ejército Rojo. En octubre ya se partía la tierra.  Es lo que va a pasar en Argentina en poco tiempo, se va a partir la tierra. Ya está pasando.

 

Ahora, si falla la táctica, la estrategia no puede esperar por tacticismo. La fuerza política del pueblo argentino tiene que avanzar sobre Comodoro Py y sobre Clarín, sin titubeos, sin simulacro. Si Fernández no avanza ni se hace a un lado, el pueblo movilizado tiene que evitar un vacío de poder que propicie otra dictadura gorila o, si no puede evitarla, restarle toda la base posible y preparar la contraofensiva.