lunes, 28 de abril de 2014

¿Qué de "nuevo" vamos de nuevo?

Entre nosotros, los que, refugiados en la vida, podemos tomar distancia, ya se sabe que los medios masivos de comunicación -toda la TV abierta, los diarios y radios que sus canales amplifican-, están actuando como máquinas de producción de subjetividad hacia la derecha. Las "lecturas" que hicieron de las últimas encuestas electorales son, simplemente, una muestra más.

Desde Canal 4 hasta TNU, los "analistas" hicieron pasar por lecturas sus clásicas campañas proselitistas para la construcción ideológica de un marco que condicione el tercer gobierno del Frente Amplio, ya no sólo a los medios masivos sino, además -si lo consiguen-, a eventuales acuerdos restauradores neoliberales con la fuerte bancada que, dicen ellos, lanzados en campaña, tendrá el Partido Independiente.

EL SLOGAN Y LOS HECHOS

La verdad es, como de costumbre, lo opuesto a lo que pregonan esos medios en sus construcciones ideológicas. Los votos que el Frente Amplio puede perder, a los que debería dirigir su atención, no van al Partido Independiente, por mucha subjetividad hacia la derecha que ellos mismos se dedican a producir (el PI puede llegar a ser, en todo caso, un lugar más cómodo para votos colorados y blancos).

Los votos que el Frente puede perder, que está perdiendo, van a ese cinco por ciento (mayor al cuatro que Factum adjudicó al PI) que se pronuncia por el voto en blanco o anulado -en su inmensa mayoría frenteamplistas-, al uno por ciento que hace crecer a la Unidad Popular (con posibilidad parlamentaria que ningún "analista" televisivo señala), aunque está totalmente marginada de los medios masivos (en relación inversamente proporcional al PI, que, desde su formación germinal, el Nuevo Espacio, con veinte años de trabajo muerto -que es un capital publicitario enorme-, aparece en la TV como un cuarto partido a la par, mientras que por la UP ni siquiera preguntaban en las encuestas). Va a la abstención que empieza a pronunciarse como "intención de voto", abstención que es frenteamplista como es de izquierda la abstención en todos los países que tuvieron gobiernos de "izquierda" meros administradores del imperialismo -casi todos los europeos, por ejemplo- y va, eventualmente, a ese once por ciento que anuncia su voto a Constanza, con el apoyo de tres sectores mínimos, que por sí mismos no representan ni el dos por ciento de la coalición y que en parte no es seguro que después vote a Tabaré.

El voto que el Frente puede perder no es un voto converso al "centro" que el trabajo ideológico de esos medios pretende colocar a la derecha. En los hechos que hasta las encuestas registran (alcanza con leerlas sin la mirada sesgada de esos medios): el voto que el Frente puede perder es un voto desertor por decepción de izquierda.

¿CON LA GENTE ÍBAMOS MAL?

Entre el slogan central del Frente en 2004, el de Pepe en 2009 y el actual de Tabaré, lo más significativo que cambió este último es que ya no está "la gente". "Vamos Frente con la gente, es tu tiempo Uruguay" fue el 2004. "Vamos Pepe, Pepe con la gente" fue en 2009. "Vamos de nuevo, que vamos bien", es ahora.

Una de las reglas básicas de la publicidad es que debe conocer el producto que publicita para ofrecerlo por sus verdaderas cualidades. Eso se cumple en este slogan actual, al menos al no mencionar a la gente.

Así como la gente era la gran diferencia del Frente Amplio, histórica y concreta, tanto en 2004 como en la campaña del Pepe, la participación de la gente en nuestra fuerza política hoy ha mermado, porque estamos en una sociedad tendiente a despolitizarse, tendiente a la ideología de la no participación y también el Frente Amplio padece esa tendencia (los motivos tienen anclajes en condiciones objetivas pero además, en decisiones de gobierno de dirigentes de nuestra fuerza política, determinantes de la producción de subjetividad, como el cableado único para el oligopolio en 1994 y la refinanciación a el diario El País en 2005, inolvidables sino imperdonables). Lo que ya no está tan probado en publicidad política, es la utilidad de la abstracción de la propia bondad.

En rigor, Tabaré no tiene que demostrar que es bueno, porque eso, en sí mismo, es refutable como planteaba Sabina ante el slogan perdedor de Aznar "España va bien": "será para él". Lo que tiene que demostrar Tabaré (tan fácil como categórico, contundente e irrefutable) es que, por malo que fuese, los demás candidatos con opción de gobierno son peores que él.

Es cierto que la primera movida de Lacalle Pou marcó cancha, "por la positiva", sabiendo que Tabaré ya hablaba, como es lógico, de la inevitable restauración neoliberal si el Frente Amplio no gana, recordando que "la motosierra" de Lacalle afianzó el triunfo popular en 2009, pero toda pérdida de agenda es pérdida de iniciativa.

Aceptarle el "por la positiva" con el "vamos bien" es entrar en su juego.

VAMOS OTRA VEZ NO ES LO MISMO QUE VAMOS DE NUEVO

Los publicistas de Larrañaga saben cuáles son los votos que el Frente puede llegar a perder -o que les conviene consolidar en definitiva neutrales, en blanco, anulados, indiferenciadores- y hacen jingles con murgas y apelan a cierta subjetividad de centro izquierda, que parte del partido blanco supo tener, con discursos emotivos de Ferreira Aldunate.

El mayor problema de los publicistas de Larrañaga -el drama- empieza cuando Larrañaga tiene que entrar él en la campaña, pero tampoco debemos subestimar. Hasta Jorge Batlle aprendió algo de tantas derrotas y llegó a ser Presidente de la República. Larrañaga podría serlo peor, como también caer al abismo de ese "centro" ficticio.

Confío en Tabaré en el mano a mano pueblo a pueblo y en el debate, sin restricciones mediáticas, con los demás candidatos. También confío en Claudio Invernizzi, más allá de estas preguntas iniciales, como diseñador de campaña. La cuestión de fondo que hago es política.

Percibo que lo nuevo que nuestros dirigentes pretenden con riesgo de perder por ello el gobierno, está a la derecha de la participación y de la construcción del poder de la gente.

También yo temo un escenario donde se cuestione el crecimiento económico por el crecimiento en sí, pero es más probable caer en ese escenario si no aceptamos que las famosas coyunturas internacionales que según blancos y colorados favorecieron a los gobiernos del FA caídas del cielo, nos favorecieron porque hubo confrontación, de izquierda, de gobiernos progresistas que avanzaron el continente en bloque, desde Chávez hasta Kirchner, pasando por el más decisivo, Lula Da Silva, Correa, Evo y ahora Bachelet. Y, peor aún, no es imposible que caigamos en un escenario donde el crecimiento sea usado contra el pueblo y rápidamente neutralizado por un gobierno de blancos, colorados e "independientes" proyanquis y viejoeuropeos.

Precisamente, a cierta retórica proyanqui y viejoeuropea que, en distintos momentos, han compartido discursos de Tabaré, Astori y el Partido Independiente, antes que a un impracticable TLC, interpeló Pedro Bordaberry cuando le "exigió" al gobierno hacia Estados Unidos, la misma actitud que tuvo Juan María Bordaberry para mayor gloria del imperialismo.

¡Vaya novedad! ¡Vaya renovación!

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