jueves, 31 de agosto de 2023

Milei y Bulrich se apuraron

 




Escribo estas líneas cuando acaba de darse a conocer las últimas encuestas que dan a Javier Milei presidente en primera vuelta de las elecciones generales de Argentina en octubre.


En los próximos días, los coincidentes pronunciamientos de Milei y de Patricia Bulrich respecto a los BRICS+, pueden estar arruinándole al macrismo la jugada. Ambos fueron taxativos: “estamos alineados con EEUU e Israel y nos vamos a ir de los BRICS+”.


¿Y si Estados Unidos quiere que Argentina no se vaya de los BRICS+?


Massa puede consolidarse el mejor candidato de la embajada. Lo escribo ahora, cuando todas las encuestas dan presidente a Milei a más tardar en segunda vuelta, en noviembre.


Desde que se anunció que la XV cumbre BRICS se realizaría en Johanesburgo, Sudáfrica, del 22 al 24 de agosto, la mayor preocupación que mostraron los medios allegados a los BRICS fue que, entre los 40 países que ya expresaron su deseo de entrar al BRICS+ y los 23 que presentaron petición formal de ingreso colmando los requisitos, fuese a colarse algún “caballo de Troya”, que luego se dedicase a paralizar o, al menos, a ralentizar, el impulso al nuevo orden multipolar del mundo.


BRICS es un mecanismo democrático, a diferencia de los de Bretton Woods. En el FMI, por mal ejemplo, el voto de EEUU vale 16 en 100 y con el 15% se puede vetar cualquier resolución. Es decir, EEUU, de hecho, es el único que tiene poder de veto en el FMI. Es el dueño del FMI y también ése es motivo de confrontación con China, que considera que su aporte al FMI, donde no pincha ni corta, carece de suficiente correspondencia.


En cambio en los BRICS, ahora BRICS+, cada país vale un voto. No trascendieron las deliberaciones a puertas cerradas previas al anuncio del presidente sudafricano, Ciryl Ramaphosa, de que a Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, se han sumado Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Etiopía, Irán, Egipto y Argentina, para formar el BRICS 11, o BRICS plus, o el acrónimo BRICSEIAEAE, pero podemos suponer algunos vetos y trascendieron algunas propuestas ocurridos en esas deliberaciones.


El más señalado por la prensa “occidental” de tener intención de que la cumbre no dispusiera nuevas integraciones, fue India. En realidad la intención de que la cumbre no prosperara la tuvo siempre “occidente”, que “apretó” a varios gobiernos invitados para que no asistieran a Johanesburgo (sin mayor éxito: fueron todos menos Argentina, que tenía a su ministro de economía, Sergio Massa, en Washinton negociando un desembolso del FMI para pagar deuda al mismo FMI y, en parte, pagar a Catar y otros, quienes le prestaron para pagar el anterior vencimiento al FMI, al presidente, Alberto Fernández, pidiendo paz social ante los saqueos organizados o espontáneos en varias provincias argentinas y en el conurbano bonaerense y al canciller, Santiago Cafiero, “a un lado del camino mirando el humo mientras todo pasa”. Se perdieron la foto. O les hicieron perdérsela).


Por supuesto, también procuró “occidente” que India boicoteara las iniciativas de ampliación BRICS+ en la cumbre. Oportunismo no le faltaba. India había aceptado con poco entusiasmo el pedido de Rusia de que le pagase en yuanes el petróleo. India recelaba con razón de la mayor influencia china en el área del sureste asiático y en el mundo, en momentos en que India empieza a superar a China en crecimiento económico y en población. Es posible que el no ingreso al BRICS+ de la pujante economía de Indonesia, por ejemplo, país mayoritariamente musulmán, de fuerte influencia política china, se haya debido al veto de India. Lo mismo el no ingreso de Pakistán.


Pero India fue ampliamente compensada por sus asimetrías actuales con la integración de Egipto y de Emiratos Árabes Unidos al BRICS+, dos países recientemente visitados por el primer ministro indio Narendra Modi, donde India goza de relaciones privilegiadas históricamente. Recordemos que con Egipto, en tiempos de Nehrú y de Nasser, ambos países fueron fundadores y puntales del Movimiento de los No Alineados y sus vínculos se han mantenido muy estrechos en el tiempo. De EAU y de todo el Consejo del Golfo, India es tan importador de petróleo como China. Casi lo mismo de Arabia Saudí y de Irán. El área de influencia de India salió fortalecida con estas incorporaciones, seguramente ya previstas, con anticipo diplomático chino sin la menor mezquindad, en la reunión bilateral que el 21 de agosto mantuvieron Xi Jinping con Ramaphosa en Johanesburgo antes de que la cumbre comenzase. Xi y su comitiva llegaron con antelación, en yunta con Sergéi Lavrov, el G2 Chinorrusia.


También Rusia impuso un veto con suficiente adelanto. En este caso a Macron, que pidió participar en calidad de observador en la cumbre de Johanesburgo. Putin le dijo que no se vistiera, que no iba. Pero María Zajárova dejó en claro, que no por eso se impediría el ingreso o la visita de países “occidentales”, sino sólo a aquellos que tienen a Rusia sancionada. Obvio.


Brasil y China, los dos socios comerciales principales de Argentina, apostaron con riesgo y fuerza por igual, logrando consenso para el ingreso de Argentina al BRICS+, pero a la vez en Johanesburgo, el presidente de Brasil, Lula, el de China, Xi y el canciller de Rusia, Lavrov, se reunieron cada uno aparte, con Luis Arce, presidente de Bolivia, que podría sustituir a Argentina en caso de que el 10 de diciembre Milei sea presidente y se mantenga en sus 13.


De todos modos, acaso la reunión más importante de la cumbre de Johanesburgo, fue la bilateral entre Xi y Modi, quienes anunciaron caminos de solución a todos sus diferendos, incluso a las disputas territoriales fronterizas. Porque esto viene a completar la creciente pacificación que se está dando en Asia suroriental, Asia central y ahora muy especialmente en Asia occidental, juntando por primera vez en un mismo bloque, el BRICS+, a Arabia Saudí e Irán, muy recientemente restablecidas las relaciones diplomáticas entre ellos, terminada la guerra de Yemen entre ellos y coincidentes de reincorporar a Siria a la orgánica musulmana (de más de mil ochocientos millones de habitantes), todo por oficio de la diplomacia conducida por Wang Yi desde Beijing. Durante siglos, pero más intensamente en los sesenta años más recientes, “occidente” se dedicó a destruir Asia occidental. Rusochina se está dedicando a reconstruirla desde hace un par de décadas y está ganando la partida.


En octubre de 2024 se celebra la XVI cumbre BRICS en Kazan, tercera ciudad de Rusia, capital de Tartaristán, región de mayoría musulmana, aunque en Kazán conviven en números similares cristianos ortodoxos y musulmanes. Allí, si nadie se opone, se va a integrar al BRICS+ a otros tantos países tal vez, pero con casi toda seguridad, entre ellos, Kazajistán, Venezuela, Bolivia (si no entró antes) y el mecanismo multipolar, que ya logró el objetivo de controlar el precio del petróleo y el de la autosuficiencia en la cadena de suministros, pasaría a contener en su ámbito, más del 90 % del petróleo del mundo. Eso no es sólo petróleo. Es también Petroyuan. O, ya en 2024, moneda común del BRICS+, en sistema de transferencias internacionales multipolar alternativo al SWIFT, para reemplazar setenta años de acostumbramiento al Petrodólar por moneda de referencia. La desdolarización comercial lleva tendencia exponencial desde el inicio de la Operación Militar Especial de Rusia en el Donbás y en Novo Rosiyia (el dólar era nomás “una divisa respaldada en armas”, que dijo Paul Krugman, premio Nobel en 2008), pero desdolarizar también el sistema de transacciones (que se está haciendo hasta el momento de modo bilateral para monedas nacionales, también tendencia exponencial) y reemplazar la moneda de referencia del principal comoditie, es requisito para desdolarizar las reservas. Todo a su tiempo y en su orden.


Ya Sergéi Glacyev, el ministro de macroeconomía para la Unión Económica Euroasiática está trabajando en ello. Impedirlo no va a ser tarea de Egipto, por mucho que se haya especulado antes de la visita de Modi a El Cairo y de Al Sisi, presidente de Egipto, a San Petersburgo, a reunirse con Vladimir Putin, donde seguramente se transó toda una hoja de ruta para que la elusión del canal de Suez por el Corredor Norte Sur de Rusia-Irán-India, no perjudique al país de la pirámides. Podría ser en cambio, tarea de Milei (sistémico a lo exógeno, tal cual dice Rafael Bayce).


Sólo tendría que asumir la presidencia diciendo: “estamos alineados con EEUU e Israel y en consecuencias vamos a preguntar en la embajada qué hacer respecto al BRICS+”.


Y los gobernantes yanquis van a ver si no les conviene más un caballo de Troya en BRICS+ que evitar créditos del Nuevo Banco de Desarrollo (el banco del BRICS ampliado), presidido por Dilma Rousseff, a Argentina, banca multilateral que, a diferencia del FMI, no es injerencista, no se mete en la política ni en la planificación económica de sus países miembros.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Exelente Joselo !!!

Graciela Andreoli dijo...

Gracias por la Información, ayuda a entender a quienes estamos menos "empapados" en estos juegos de ajedrez