El 18 de agosto el diputado argentino Gerardo Milman, asesor de Patricia Bulrrich, Ministra de Seguridad durante el gobierno de Macri, presentó un proyecto de ley, uno de cuyos co-firmantes es Francisco Sánchez, impulsor del pedido de pena de muerte para la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Los párrafos finales del proyecto presentado por la oposición, fueron una amenaza de lo que el 1 de septiembre ocurrió, el intento de magnicidio contra la vicepresidenta:
La frase que cierra el texto en letras mayúsculas, dice: “sin Cristina hay peronismo, y sin peronismo sigue habiendo Argentina”.
El 17 de noviembre, en el día de la militancia, ante el Estadio Único de La Plata, Diego Armando Maradona, lleno, Cristina Kirchner respondió: “En esa frase estaba condensado el objetivo, el objetivo de siempre: suprimir al peronismo. Simplemente porque sin Cristina hay peronismo posiblemente dividido, enfrentado, inocuo, imposibilitado para cualquier proceso de cambio… Y sin peronismo sigue habiendo Argentina, el viejo proyecto de siempre la desaparición del peronismo".
El 6 de diciembre Cristina, condenada a 6 años de prisión y a inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, demostró que el objetivo va aún más allá: No va a ser candidata. El curso de la liberación se define en la calle y en las urnas, sin dar chance al desprestigio mediático que persigue la condena, por amañada e infame que es.
Pero en la calle y las urnas es donde el pueblo puede ganar. En la mafia judicial y en la mafia mediática es imposible que el pueblo gane. Si quedaba alguna duda, ahí están los obscenos chats de Lago Escondido.
Ni el prevaricato Moro-Dalagnol-FBI, ni ningún otro antecedente de delincuencia judicial en el mundo llega al grado de ruindad de los chats de Lago Escondido, porque a todos los crímenes de los jueces, ministro, agente y empresarios que se deschavan en la discusión sobre la manera de ocultar el financiamiento de Clarín a la Junta del Lago, se suma el porno escatológico y la ramplonería propios del lenguaje y los procedimientos “tumberos”. Y van más allá de la amenaza concretada de Milman.
Los chats no sólo son elocuentes para saber en qué Argentina están, sino también en qué mundo.
Sin Cristina puede haber peronismo inocuo, sin peronismo combativo puede haber Argentina de influencia yanqui, pero el mundo de áreas de influencia no existe más.
Esta Argentina no es la del 55 ni la del 76. Hubo dos cambios de época. Por eso las “filtraciones” o el hackeo de algún pibe autodidacta de la provincia (ironía).
Argentina no puede ser proscripta porque es parte del mundo multipolar. Y el nivel de la banda de Magnetto (Clarín) se quedó en el tiempo prepotente y actualmente impotente de cuando se apropió de papel prensa en la sala de torturas.
Magneto cometió un error o se lo hicieron cometer Luciani y Mola en afán protagonista. Fueron funcionales a la acertada táctica de Cristina. Definir de modo plebeyo y en el momento indicado. “Todo a su tiempo y armoniosamente”, decía Perón.
1955 Y 1976
Un inglés, Alan Freeman, vicepresidente de la Asociación Mundial de Economía Política, Codirector del Grupo de Investigación de Economía Geopolítica y editor de libros de Geopolítica de la Universidad de Manchester, habló al oído de Vladimir Putin en el foro mundial Valdai de Vladivostock y en su ponencia dijo, entre otras cosas sustanciales, que el Sur Global debería crear un nuevo “Kominter”. “el capital actúa globalmente, los pueblos del mundo también deben actuar unidos a nivel mundial”, dijo.
Y agregó: “en 1943 los líderes soviéticos disolvieron el Komintern… ¿Por qué importa esto ahora? ¿Por qué deberíamos preocuparnos por un evento histórico distante y bastante oscuro?…” porque no ha existido una organización de este tipo durante ochenta años y hasta 1943, esa organización existió, independientemente de las críticas que le podamos hacer. “¿Por qué se disolvió el Komintern? Porque en las conferencias internacionales de Yalta y Teherán (entre Stalin, Churchill y Roosevelt) los soviéticos creyeron que los anglosajones permitirían que la URSS se desarrollara pacíficamente si se terminaba con la Tercera Internacional.
En rigor la disolución fue anterior a las conferencias, fue en el momento de la alianza, cuando ya el peso para quebrar al nazismo había recaído en la URSS. ¿Con qué autoridad le habla así un comunista inglés a Putin? Bueno... fue un miembro alemán del Partido Comunista de Gran Bretaña quien le dio a la URSS la bomba atómica, Klaus Fucks. Fue El Círculo de Cambridge (Kim Philby, Donald Maclean, Guy Burgess, Anthony Blunt y John Cairncross),reclutado originalmente por Alekxandra Kolontái, el que avisó inútilmente de la Blitzkrieg, fue un comunista inglés de origen indio, Kim Philby, quién en Moscú formó a Yuri Andropov, jefes de Putin.
“Sin lugar a dudas , esta decisión produjo daños colaterales” señala Freeman, “la disolución del Komintern privó a la clase obrera de la capacidad de confrontar al capital en el escenario mundial”. Entre esos daños estuvo, en Argentina, en los años del primer peronismo, el browderismo (la idea de que una alianza URSS-EEUU llevaría al socialismo). El Partido Comunista de Argentina (tras una fractura que llevó a una tercera parte de sus miembros a integrarse al peronismo) siguió los lineamientos del embajador estadounidense en Buenos Aires, Spruille Braden, al igual que el Partido Socialista (también tras un importante trasvase de militantes hacia el peronismo) formando con radicales y progresistas, la Unión Democrática.
La Argentina del primer peronismo se desarrolló en un mundo que le era internacionalmente hostil. No tuvo apoyo potencial cuando Isaac Rojas bombardeó Plaza de Mayo. Además, Perón tuvo en contra a la Iglesia Católica. Pero aunque hubiese tenido el apoyo de la “Segunda Posición”, la URSS y sus aliados no alcanzaban a un cuarto del PIB de EEUU y Europa Occidental, en una bipolaridad despareja pactada en áreas de influencia.
Fue la crisis de octubre de 1962 en Cuba, la que abrió un espacio propicio a la “Tercera Posición”. Para derrotar la tendencia revolucionaria del segundo peronismo y a sus aliados en los hechos, hubo Plan Cóndor. Guillermo Chiflet denunció el implacable cerco a Argentina que fue cavando el imperialismo, país por país, Bolivia, Uruguay, Chile (ya tenía Paraguay y Brasil) hasta dar el golpe del 76 en una ratonera.
Cierta similitud (todos los vecinos con gobiernos de derecha) encontró Cristina Kirchner en diciembre de 2019 al asumir la Vicepresidencia (“yo puedo ganar sola pero no puedo gobernar en esta situación”) había dicho al formar el Frente de Todos para las elecciones. Hoy la situación no es tal. Argentina no sólo no está sitiada, sino que está a un paso, a pocos meses de integrarse al BRICS ampliado, que hoy mismo ya puso a funcionar una sola tarjeta de pago, en competencia directa con Visa y Mastercard, fusionando el MIR ruso, UnionPay de China, RuPay de India, Elo de Brasil y otros.
A la hora de medir correlaciones de fuerza (viendo en qué fuerza hacen fuerza los que se quejaban de las correlaciones) hoy Estados Unidos y Europa están prácticamente aislados, con menor poder económico que sus adversarios. Y es muy insensato agredir a Argentina rodeada de dos gobiernos antiimperialistas (el principal de nuestro continente y el centro territorial), uno progresista, otro algo desobediente y uno aislado de derecha que se va en 2024 (no hace falta identificarlo).
Y el Papa es argentino peronista kirchnerista.
EL CASO PAKISTANÍ
Concomitantemente al intento de magnicidio contra Cristina kirchner, hubo uno similar contra el reciente saliente primer ministro Pakistaní, Imran Khan, quien, al igual que Cristina, es el líder político más importante y popular de su país. Cristina por sus dos gobiernos y su papel decisivo en el ascenso del gobierno actual y por seguir siendo quien encabeza las encuestas de intención de votos, aunque sin el amplio margen con que lo hace Khan. El caso es que Pakistán, a pesar de la subsistencia de una oligarquía debilitada, está fuertemente condicionado por el mundo multipolar. Cuando Khan vuelva al gobierno va a acelerar un tren bala ya existente. El futuro de Argentina también lo está, aunque el presente lo condicione la deuda odiosa con el FMI. El terrateniente ilegal inglés Joe Lewis, usurpador de Lago Escondido y agente logístico de la ocupación imperialista de las islas Malvinas, está en declive mundial. Sus órdenes y las de Clarín-La Nación-Infobae (“el periodismo unificado razonable”) no son cumplibles y en definitiva, la del juez Ercolini (el de la causa armada contra Cristina sobre vialidad en Santa Cruz, sin una sola prueba de sobreprecio, de dádivas o de que las obras no se hubiesen terminado, que se deschava groseramente en los chats) tampoco.
Para el nuevo organismo que propone Freeman, “su primer deber sería defender los derechos de un Sur Global Multipolar para seguir un desarrollo nacional independiente y soberano.
Sería un nuevo Foro de San Pablo pero mundial, con todas las regiones integradas (algunas que ya alcanzaron imponentes grados de soberanía) e incluso el occidente colectivo.
Esta organización debería ser genuinamente independiente de todos los gobiernos. Además no sólo exigiría el cumplimiento del principio de no intervención: también debería luchar por los derechos de los pueblos a los cuales el imperialismo priva de la soberanía nacional”. Y lo está proponiendo a un 88 % de la población mundial ya integrado de diversas formas a la alternativa. En la oposición a Lewis, Magnetto, Ercolini, Rodríguez Larreta, Macri y el capital financierista.
En el mundo actual es impensable repetir los 18 años de proscripción que sufrió Perón, ni siquiera 18 meses (esto se resuelve antes) y aún sin Cristina va a haber peronismo revolucionario y mientras haya pueblo trabajador va a haber patriotas antiimperialistas y va a haber Argentina con peso propio en el mundo multipolar.
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