viernes, 10 de enero de 2020

Izquierda o derecha en “Occidente”




No somos indiferentes a los matices. Seriamente, no fue lo mismo Carter que Bush, ni Kennedy que Johnson, ni son lo mismo Sanguinetti que Manini o Sanders que Trump, pero ante la guerra –y ante ella estamos– no hay matices entre el imperialismo y sus víctimas. “La guerra no es cosa seria porque no es cosa de juego”, nos dijo Platón en sus Leyes..

El mismo Lenin que en 1914 tachó de “socialtraidores” a los partidos de la II Internacional que fueron a la guerra imperialista –entre ellos el laborista ingles de Arthur Henderson–, pocos años después llamó a trabajar junto a los laboristas contra los conservadores en Inglaterra, siguiendo la línea de “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática”, para explicar a las masas que “la dictadura del proletariado es mejor que la dictadura de la burguesía porque la democracia de los soviet es mejor que la democracia de los lores” (sic, en “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”). O del British.

Ahora, en Europa, no es fácil distinguir los caminos de acumulación de fuerzas para una revolución democrática. Los matices existen pero no son lo que se esperaba.   

Acaso en España resulta más sencillo sólo porque la derecha tradicional es post, neo o simplemente fascista (lo más terrorista del capital financiero imperialista), puesta a prueba en Las Azores, aunque la de su alternante bipartidista, el PSOE, haya presidido la OTAN (Javier Solanas) para bombardear Belgrado.  A este contubernio ayudó la indiferencia del PCE de Carrillo, que se aisló y apresuró a marcar tamaño electoral menor tras los nefastos pactos de La Moncloa.

El día siguiente a las elecciones del 28 de abril de 2019, cuando todos daban por segura la formación de gobierno en España, cuando tanto Sánchez como Iglesias aseguraban un gobiernos de coalición, dije que no habría tal gobierno hasta que Sánchez no se viera en el callejón sin salida tras una reiteración de las elecciones. "Cuando Sánchez sea un derrengado despojo al precio de no pactar, es posible y plausible que medie y dialogue con cierta honestidad como Zapatero en Venezuela, pero ahora está en la fase Zapatero en Montevideo viniendo a hacer campaña con alardes de éxito por la baja de la edad de imputabilidad o, más precisamente, como Felipe González cuando venía a entrevistarse con Sanguinetti y pasaba de largo por donde nuestros compañeros Reynaldo Gargano y José Díaz, como seguramente va a pasar de largo Sánchez de Unidas Podemos mientras no se tope con la pared. Su decisión ya está tomada." concluía.

Así fue porque así era. Sánchez lo resumió en su frase de clausura de las negociaciones, tan deudora de aquella de Fellipillo, "prefiero morir apuñalado en el metro de Nueva York antes que vivir sano en Moscú". Y aunque hoy Unidas Podemos de Moscú nada, Sánchez lo sintetizó con idéntico anticomunismo cerril: "No dormiría tranquilo si hubiera formado un Gobierno de coalición con Unidas Podemos".

"Que pruebe a hacerlo en la cama de una celda por haber convocado a un referéndum”, le contestó Quim Torra, Presidente de la Generalitat de Catalunya, dirigente de Ezquerra Rerpublicana Catalana.

Las últimas elecciones no cambiaron sustancialmente los resultados. Reforzaron a Vox por derecha, al independentismo vasco y catalán por izquierda, hundieron a Ciudadanos por donde se lo mire y nada más. Esta coalición obligada, que después de meses de diálogo fracasado se concretó a primera vista de los resultados, es un parto no deseado, con un Presidente condenado al insomnio.

¿Y DONDE ESTÁ EL PILOTO?

Por cierto, Oriol Junqueras y las otras autoridades catalanas encarceladas por el franquismo actual (léase pacto PSOE-PP por el 155 de la Constitución firmada con la pistola de franco sobre la mesa), duermen efectivamente muy tranquilos de consciencia, con la mayoría absoluta de sus compatriotas votando la autodeterminación, la soberanía, la libertad y la independencia de Catalunya. Cuantos más años de reclusión les quieren imponer los fantoches de la Audiencia (13 a Junqueras), más temprano el pueblo catalán movilizado los va a liberar, liberándose definitivamente a sí mismo.

La coalición que Sánchez quería era con Ciudadanos, pero las elecciones clausuraron la posibilidad y hasta la utilidad de obligar a Rivera a aceptarle esa coalición al guaidoísta Sánchez (el primer europeo que proclamó a Guaidó Presidente de Venezuela), para decepción de los poderes económicos oligárquicos, imperialistas y del Borbón, que, sin embargo, siguen siendo los poderes del Estado español.

No somos indiferentes al matiz que pueda pintar Unidas Podemos en alguna parte del gobierno, ni dejamos de celebrar que los de Iglesias hayan roto el bipartidismo hace ya unos años, pero ¿dónde insistirá Josep Borrell, el de las maniobras desesperadas para que la UE no difiriera su pronunciamiento sobre Venezuela el 23 de enero de 2019, el que en la presidencia del desacuerdo señalaba Hong Kong y Xinxiang a la manera gif de Luis Almagro en la OEA?

LA GUERRA ES EL ENEMIGO

Las tropas imperialistas estaban ocupadas en Medio Oriente y todavía no había asumido Obama para pelearse con el mundo entero. La guerra es muy cara al imperialismo, es el aire que respira, aunque últimamente le resulta poco redituable y demasiado costosa.

Con Obama-Hillary se dio el “pivot a Asia” para cercar a China de bases militares yanquis e intentar detener su implacable avance comercial y económico, absurdamente se declaró a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria para a la Seguridad de USA”, escalando la agresión a Nuestramérica, aumentaron las tropas yanquis en Afganistán, no se retiraron de Irak, “sancionaron” a Rusia por defender el Donbas y Crimea del inefable y fugaz Maidán de la CIA, insultaron a toda Europa pero especialmente a Alemania, “fuck Europe”, por no volver a lanzar sus tropas contra Rusia como en tiempos de Hitler, destruyeron Libia, intentaron destruir completamente Siria, todo sin mayor beneficio para nadie que no fuese el complejo militar y el caos para interrumpir o perturbar el trazado de La ruta china de la Seda, el único proyecto global humanista de la actualidad. Lo que siguió fue Trump. El Imperio había fracasado pero podía seguir haciéndolo con un psicópata mayor al frente.

Por su lado, Europa siguió afianzando gobiernos de derecha, más sinceros en su definición. ¿Cuándo la Europa colonialista e imperialista fue otra cosa que la derecha mundial, salvo en parte de su periferia nórdica hasta el asesinato de Olof Palme, 151 días en la República Española o 21 días de Comuna de París? Matices aparte.

Te hablaban de "igualité" mientras ahogaban en sangre a Haití. Pero hoy, con cierto margen para expresar algunas de las contradicciones geopolíticas inexorables que tiene con USA, nuevos líderes de derecha europea, que no firmaron las invasiones a Afganistán, a Irak, a Libia, a Siria, el hostigamiento a Irán, se sienten irresponsables del aluvión migratorio consecuencia de esas invasiones y hasta se atreven a mencionar las causas que lo originaron.

Con matices, los otros líderes europeos, los que provocaron, con sus guerras neocoloniales, la marea de refugiados, los supuestamente moderados de la derecha de siempre, tampoco se responsabilizan, pero además callan.

Los nuevos abren su comercio a China, a Rusia, a Eurasia, sin complejos y sin tanta genuflexión a Trump. Y nosotros caemos en el error de decir que el mundo (porque además seguimos creyendo que Europa es el mundo) “se vuelca a la derecha”, cuando el gasoducto ruso y nórdico es festejado por la Angela Merkel más sonriente de la historia abrazando a Mebvédeb, mientras Putin celebra en Estambul otros mil kilómetros de gasoducto hacia Turquía, Bulgaria, Serbia, Hungría, saltándose Ucrania en ambos casos, por su inestabilidad.

¿Cuál es la izquierda? ¿El banco central de Portugal, regido por un gobierno “socialista” apoyado por el PCP (uno de los partidos más admirables del siglo XX), que, por temor a las sanciones de Trump, no devuelve los millones de dólares que le rapiñaron a Venezuela ni gira los ya comprometidos para trasplantes de médula en Italia, mientras el gobierno italiano, que se autodefine de derecha, cubre los gastos de los trasplantes, aun temiendo la misma ira de Trump y sabiendo que Venezuela no podrá devolverle el dinero hasta que la Reserva Federal lo permita?

¿Izquierda o derecha? El mundo son los 144 países que reconocen a Maduro. La derecha son los 54 países que reconocieron a Guaidó (hoy quedan reconociéndolo, nominalmente, 50;, en marzo se suma Uruguay, en la práctica, ninguno), entre ellos, ese estafador gobierno de Portugal (indigno de sus Capitanes de Abril), que, por orden de Trump, se ha quedado con miles de millones de dólares y sus intereses expropiados por sus bancos al pueblo de Venezuela (más de 6 mil millones en toda Europa). 

¿Pedro Sánchez de Leopoldo López y el Borbón?, ¿el beatle amarillento que asumió en Inglaterra imitando el anaranjado de Trump?, ¿El ultra neoliberal Emanuel Macron, represor de los chalecos amarillos y de la huelga contra el recorte de las pensiones?, ¿el abatatado gobierno griego? Lo más parecido a una izquierda que gobierna en la vieja Europa, es Merkel, insumisa a USA con fina sutileza. Aceptó con responsabilidad un millón de refugiados aunque no fue ella la principal culpable de los crímenes de la OTAN provocadores de los desplazamientos. Nunca hace declaraciones contrarias a Israel (pragmatismo y complejo de la mano), pero el 11 de enero va a estar en Moscú entrevistándose con Putin, también sobre Asia suroccidental y el “Gran Medio Oriente” que nombró el general Sharon, el “creciente árbol de la resistencia” que dijo el Presidente iraní. Un hecho político a favor de la paz más fuerte que las declaraciones.

La paz es el aire que respiramos nosotros pero la historia indica que, cuando el Imperio entiende finalmente que no puede respirar, nos lleva a todos a su tumba. De varios modos es lo que está haciendo el imperialismo desde que existe como última –no superior– fase del capitalismo. Al costo que sea.

Mientras tanto resistimos. Quizás hallemos la manera de atarle las manos al corazón de la bestia.

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