domingo, 7 de octubre de 2018

Bolsonaro es Moro: Moro es Bolsonaro







Ambas identificaciones funcionaron en la primera vuelta: "Haddad es Lula: Lula es Haddad" le transfirió casi la totalidad de los votos de Lula a Haddad, casi un treinta por ciento del total, pero para la segunda vuelta, en su discurso inicial, Haddad nombró a Lula recién después que a Ciro, a Boulos y a Marina, su rostro mostró alivio y alegría al pasar a segunda vuelta, al poder señalar a tiempo la elocuencia del peligro fascista, al llamar a la unidad democrática con justicia social por la soberanía nacional "indivisible de la soberanía popular", en tanto que Bolsonaro, con cara de frustración, sólo nombró a Moro. "No van a tirar a Moro a la basura", prometió, a la vez que terminar con el Estado y el aguinaldo y la delincuencia, "aunque no será fácil" reconoció respecto a la delincuencia.

Moro Bolsonaro obtuvo con ese discurso permanente y sus muchas inflexiones: "si tuviera un hijo gay, preferiría verlo muerto", "no voy a violar a esa legisladora del PT porque no merece", casi cincuenta millones de votos. ¿Cincuenta millones de brasileños son enormes empresarios fascistas, preocupados por no pagar aguinaldos, eliminar gays, violar mujeres y blanquear la raza (como se jactó el compañero de fórmula de Moro Bolsonaro)? ¿O es que la plutocracia mediática ha logrado revertir el lema del 68, "la imaginación al poder", por "el poder a la imaginación" de las capas medias?

"Moro" no les promete a las masas neflixadas por o mecanismo mediático lo que no va a cumplir. No. Les promete que si tienen un salario no van a tener aguinaldo y ni siquiera les promete un salario. Les promete falta de Estado que las auxilie. "Moro" es sincero y Globo es convincente, hasta cuando maniobra con una filial de Murdoch para emitir a Bolsonaro como entrevista solista zafando del debate.

Y Bolsonaro tiene razón. Nadie va tirar a Moro a la basura. No es posible tirar a quien ejecutó la prisión-proscripción de Lula, el candidato que ganaba las elecciones caminando, sin ninguna prueba contra lula, a lo que ya es. Moro ya está en la basura porque Moro es la basura. Es Bolsonaro. Con un matiz de diferencia. Bolsonaro es completamente subsidiario. Sin Globo, Netflix y Moro, Bolsonaro no es nadie. Es la credibilidad del imperialismo su único fundamento y ya sabemos, la frase más importante de la historia la dijo el Che: "a los yanquis no hay que creerles ni un tantito así".

En Brasil es posible ver claramente el resultado de la dictadura de los medios, la influencia del sector de evangelistas poderosos y el trabajo de los jueces que han sido preparados en USA. Pero fundamentalmente los primeros, especialmente Globo, que cambió del PSDB a Bolsonaro como una variante posible de la sucesión del golpe a Dilma. El instinto primario fascista estimulado, el adormecimiento de la memoria, el ojo por ojo y diente por diente llevado a su máxima expresión violenta, el ejército sin preparación en la calle, el trabajo constante sobre el miedo... Las sociedades no están sometidas al fascismo sino que participan de este por imposición dictatorial de la plutocracia mediática.

De todos modos Haddad va a ganar la segunda vuelta. La decadencia del imperialismo es inexorable. Que su "opositor" como dijo Bolsonaro, sea el Partido de los Trabajadores lo está demostrando (porque el objetivo principal del golpe fue destruir al PT y no puede). Los demócratas brasileños, El norte de Brasil y el nordeste de Brasil van a poner los votos necesarios para que Haddad gane en segunda vuelta así como ya los pusieron para evitar que Bolsonaro ganara en primera.

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