miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Hasta cuándo?

¿Hasta cuándo el Partido Blanco y el Partido Colorado quieren seguir pagando precio político por su participación en la dictadura y por su defensa de la impunidad de crímenes de lesa humanidad? Ya perdieron dos plebiscitos con este tema (el del 89 y uno de los del 2009: en política se gana cuando se crece, cuando se decrece se pierde). ¡Les costó el gobierno capitalino, la reelección del nacional y la segunda mayoría parlamentaria! ¿Quieren perder otro más?

El Frente Amplio estaba decidido a cerrar el tema en el parlamento en lo que aparecía como una solución definitiva. Había legisladores opositores dispuestos a darle una mano en el error, pero se confiaron en que el gobierno se perjudicaría solo y el tema se pospuso y –por lo tanto– siguió en la agenda y ahora retoma toda su fuerza porque la prescripción hace indudablemente visible a quién defiende cada cuál, qué soberanía reivindica y con qué intención, la fecha, el tiempo jurídico, hace claramente urgente y perentoria la acción del parlamento. ¿No entiende el diario El País que lo que les conviene –incluso a los sectores más derechistas de esos partidos–, es, ante semejante visibilidad, seguir titulando, sin vacilaciones, con la crónica roja, seguir con el ¿Hasta cuándo? pero de Capusotto?

Sólo el pueblo salva al pueblo y en el Frente Amplio no nos creemos que el pueblo somos sólo nosotros, pero sólo el FA salió al cruce de las prescripciones y eso es acumulación de pueblo segura. Así quedó nuevamente patente en el público al que se está llegando con el tema en este momento y ámbito políticos (que no son los más masivos, pero dan tela para cortar) la historia –y el proyecto– de cada cuál. Y puede que no sea la última.

Porque además, el tiempo como motivo habilita a mantener el tema en la agenda e incluso a llevarlo a una categoría masiva superior, si el Partido Blanco y el Partido Colorado insisten en pagar el precio a todo coste. Hay una propuesta del doctor Alberto Pérez Pérez que culmina en nuevo plebiscito y puede medrar perfectamente de la voluntad suicida de los tres partidos opositores –el Independiente más y más inexplicablemente, estilo Carrió-Lanata–.

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