domingo, 23 de octubre de 2011

Camino Sendic

Cuando oigo a Lucía Topolansky decir que Tabaré es su pollo y que las elecciones hay que ganarlas, no deja de sorprenderme cuánto aprendieron de la vida y de la política los tupamaros. Y encima enseñan.

Hace más de un par de décadas que vienen aconsejando a Euskadi Ta Askatasuna que haga lo que finalmente está haciendo y muy bien, abandonar definitivamente las armas.

El grupo que fundó Raúl Sendic padre no fue el único en esa labor ni el decisivo, otros grupos como el Sinn fein de Gerry Adams o el Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela, que ya habían tomado el camino de abandonar las armas, influyeron más en la decisión, pero quien determinó el cambio de línea de ETA fue Batasuna, tras una amplia discusión en sus bases. Hoy la Izquierda abertzale, de la que forman parte, tiene la mayoría de los alcaldes de Euskadi, obtenidos en unas elecciones municipales de las que pudo participar autorizada recién faltando apenas quince días de campaña electoral y con candidatos totalmente desconocidos, porque fueron proscriptos todos los que anteriormente estuvieron en sus listas o en las de los sindicatos mayoritarios.

No es descartable que el próximo Lehendakari lo defina el voto de Batasuna, Soldu, Bildu, o como se llame entonces la izquierda abertzale. Tampoco que al salir de la cárcel (lo condenaron a dos períodos electorales de prisión) Arnaldo Otegui no siga el destino de Pepe Mujica.

Queda mucha tela por cortar en la resolución de las consecuencias de un conflicto donde ETA mató a casi un millar de personas y una cantidad similar de sus militantes está presa, muchos de ellos lejos del país, en España o en Francia, un conflicto en el que la izquierda abertzale tuvo también sus muertos asesinados por el franquismo o por la monarquía española en tiempos de los Grupos Antiterroristas de Liberación, durante el gobierno de Felipe González y tiene miles de exiliados y proscriptos.

Es deseable que los vascos avancen también en la unidad política de toda la izquierda soberanista, tal como se proponen varios de sus dirigentes y no parece aventurado pronosticar que, tras esta definitiva decisión de ETA en la dirección que Batasuna reclamó hace tiempo, les será menos difícil lograrlo.

En Uruguay la unidad de la izquierda no corre peligro. Las elecciones internas dirán cuál es el mejor candidato y ese representará a todos los frenteamplistas. Aunque Tabaré se haya incinerado como candidato hegemónico del movimiento-coalición, el MPP no renuncia a dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, no renuncia a “la revolución continental latinoamericana” (Rodney Arismendi, Vivian Trías, Raúl Sendic, Juan Pablo Terra, Héctor Rodríguez, Hugo Cores, Líber Seregni dixit), que por gentilicios bien podría llamarse indoafrolatinojudeoeuskoamericana, aunque suena demasiado eufónico y largo. Mejor se llama América la nuestra.

El discurso de la senadora Constanza Moreira indica que habrá para el 2014 una interna bastante disputada. Y nadie más que él sabe lo que hará Tabaré si es que él lo sabe.

Hace cinco años, cuando se habló por primera vez de su reelección, me atreví a vaticinar que Tabaré, sabiamente, no se presentaría a la misma. Hoy no me atrevo a decir que volverá a la actividad política pública y a la Presidencia de la República, pero, vaya o no a votarlo en la interna, se presente o no, Tabaré es mi pollo, siempre que esté en el Frente.

Todos los políticos del mundo como te dicen una cosa te dicen la otra, es parte del oficio de juntar fuerzas. La diferencia del Pepe Mujica es que lo reconoce y lo comparte con su gente en un guiño cómplice (y no se fue al mazo ni se puso suceptible cuando Tabaré, acertadamente, lo trató de “pavo” y de “pontificador” por equivocar declaraciones).

Así como Tabaré habló de Bush en el Monte Sexto (todo una alegoría bíblica), dirá otras cosas muy distintas de Bush en los actos del Frente cuando vuelva, si es que vuelve, pero si la suya fuese (que no creo que lo sea) abrirle el Río de la Plata a una intervención de la OTAN contra Argentina, pedida por Uruguay, no tendrá sus manos libres de la unidad del Frente Amplio y de sus mayorías, a menos que se vaya como Batalla cuando pretendía ser candidato a la Intendencia pero lo fue Tabaré. Y siempre habrá para suplir a ese Batalla, otro Tabaré, que siempre será nuestro pollo. Dos tácticas de la socialdemocracia.

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