jueves, 24 de julio de 2008

Si la vida nos diera de nuevo la oportunidad

Evening es la mejor película exhibida en Uruguay en lo que va del año. Su horroroso título en español “Pasión al atardecer” da otro motivo para la necesaria demanda a iniciar en los tribunales internacionales contra los gerentes de las compañías cinematográficas que siempre nos castigan a los “subnormales” del “subcontinente” “subsajón” con un desprecio racista en reiteración real, aduciendo razones de mercadeo completamente inexistentes. Nosotros nunca titulamos con los peores anacronismos sensacionalistas nuestras obras cinematográficas o teatrales (salvo con alguna intención irónica). Nuestro público odia (y expresa ese odio cotidianamente en sus comentarios) esos títulos que al parecer son decididos en las metrópolis por ejecutivos que descreen que una buena traducción de los títulos que consumen sus pueblos “superiores” sirva para nosotros, ciudadanos del mundo “de segunda categoría”. Ni Hitler pensaba así en ofensa de nuestra inteligencia. Esos directores cinematográficos son herederos del más abyecto, fatuo y ridículamente engreído colonialismo.

Pero vayamos a la película. El director de Evening, Lajos Koltai, hizo un magnífico trabajo con un excelente guión de Susan Minot y Michael Cuinningham basado en una novela de Susan Minot. Fotografía impecable dirigida por Gyula Pados, bajo la mirada de Koltai que fue el director de fotografía de Mefisto, entre otras. Perfecta reconstrucción de época, con el aporte del director de arte Jordan Jacobs y el diseño de vestuario de Ann Roth, así como la deliciosa y funcional música de Jan Kaczmareck. Pero es en el talento de formidables actores y especialmente de dos actrices, Vanessa Regrave y Meryl Streep (la primera una de mis dos o tres actrices favoritas desde Julia y la segunda, una diva que no alcancé a considerarla justamente evaluada en su enorme prestigio hasta verla en Las horas), donde basa su encanto este film que se pregunta, desde la perspectiva de la muerte, por nuestras decisiones en la vida. Cabe acotar que Streep aparece recién al final, pero su escena con Redgrave es para la antología del cine.

El elenco es notablemente parejo. Glenn Close a su altura, Claire Danes en la chica que llega a Newport con sus ilusiones y su carácter sin un matiz de menos ni un gesto de más, Mamie Gummer con su tragedia y patetismo discretamente contenidos, Hugh Dancy espléndido, un joven actor excepcionalmente dotado y Ellen Atkins y Natasha Richardson en un duelo aparte y bien integrado. Patrick Wilson es el único que pierde rueda en ese alegre paseo por la pericia actoral.

La trama: una chica llega a una casa familiar rica para ser dama de honor de la boda de su mejor amiga en el colegio. La historia es contada desde el lecho de agonía de ésta (Vanessa Redgrave) integrando personajes de la boda y sus sucesivas relaciones y familias.

Evening
 cuenta con un casting estupendo (la vida real les ayudó a conseguir que las madres sean creíblemente madres de sus hijas y viceversa, pero también logran que dos actores de distintas edades sean el mismo personaje siempre y consigue para eso todos actores de primer nivel). El film cuenta -y desarrolla sin reducir– una decena de historias personales y de relaciones de amor, concatenadas, todas muy bien resueltas en la ejecución de un sabio guión. La única actuación que deja que desear, por falta de un toque de carisma, es la del personaje Harris. Las veteranas están descomunales y los actores jóvenes, con la excepción mencionada, sorprenden por su maestría. La narración cinematográfica es de un refinamiento visual y sensible, de una perfección técnica y de un experto manejo de los tiempos, inusuales.

La historia que proviene de la novela ya en sí es muy buena, con ricos episodios, vívidas escenas y una trama perfectamente funcional. Pero los detalles y los ambientes que sabe mostrar el director le agregan toda la magia del mejor cine.