viernes, 11 de febrero de 2022

Alberto Fernández se reconcilió con Maradona

 



El 25 de noviembre de 2020, ante la muerte de Maradona, el presidente de Francia Emanuel Macron tuiteó atacando al Diego por haber sido amigo de Fidel y de Chávez.


Hubo un argentino que lo retuiteó agradeciéndole a Macrón su tuit. No fue Macri, No fue Bulrich. No fue Vidal. No fue Larreta. No fue ningún otro de los 45 millones de argentinos ni ninguno de los muertos, ni Sarmiento, ni Mitre ni Sarratea. Ese argentino fue Alberto Fernández.


Si el presidente de Francia lo hubiese dicho en vida de Maradona, el Diego le hubiese contestado. El presidente de Argentina debió contestarle (no en el tono del Diego, pero contestarle) o ignorarlo. Jamás retuitearlo agradeciéndole semejante cobardía. Ni Videla lo hubiese hecho.


Y conste que Fernández y Maradona habían sido buenos compañeros. El Diego le había dado en todo momento un apoyo público categórico valiosísimo. No tenían la relación de idolatría mutua que tuvo el Diego con Cristina, pero se habían llevado bien.


Tiempo después, quise pensar que el agravio a Maradona, a Chávez y a Fidel, compartido con Macron, no fue producto de animadversión del mandatario argentino a los tres revolucionarios odiados por el gerente de Rochild, sino cierto deslumbramiento de Alberto ante presidentes de países más fuertes que Argentina, porque ante Pedro Sánchez le pasó algo parecido:


Por halagar al borbónico diciéndose “europeísta”, le atribuyó a Octavio Paz, con carácter solemne, unos versos bastante cómicos de Lito Nebia.


Pero si la causa de las declaraciones que hizo Alberto Fernández el viernes en el Kremlin dialogando con Vladimir Putin, fue su tendencia a subyugarse por admiración, bendita sea.


El viernes Alberto Fernández contribuyó decisivamente a la paz mundial (tal vez sin proponérselo, pero eso no le quita heroísmo) y por el sentido antiiimperialista frontal de sus manifestaciones se reconcilió con el Diego:


Tranquilo, Papá, después de esto, pa’ trás no pasó nada. Venga un abrazo”.


Alberto le dijo a Putin, públicamente, nada menos que en el diálogo de la cumbre, “estoy empecinado en que Argentina deje de tener esa dependencia tan grande de Estados Unidos y del FMI. Argentina tiene que abrirse camino hacia otros lados... y quiero que sea una gran puerta de entrada de Rusia en América Latina”.


Empecinado”, me gusta. “Empecinado” le decían a Artigas nuestros más “lúcidos” y camaleónicos enemigos. “El empecinado” fue un guerrillero español, Juan Martín Díez, independentista, novelado por Pérez Galdós.


A medida que fui abriendo portales y leyendo las mismas declaraciones de Alberto ampliadas, comentadas, dadas por ciertas, dejé de restregarme los ojos, pero no di la noticia por chequeada hasta que no lo oí por la inconfundible voz cálida del presidente, sin altisonancia pero firme, en Siempre es hoy, el programa que conduce Daniel Tognetti en Somos Radio, la radio de Las Madres de Plaza de Mayo.


Confiado en la nitidez del audio y en el rigor periodístico de Adrián Murano, dejé de pensar que se trataba de una fake de los medios “occidentales”, porque, por supuesto, lo primero que salta en Google es CNN, Fox, New York Times, El País de Madrid, Washinfton Post, otros y recién al final RT, CGTN, Telesur... A Xinhua, a Global Times y a Asia Times tenés que buscarlos especialmente, pero toda la prensa global estaba pendiente de esa charla, aunque sólo se esperaba las frases de ocasión sobre la relación bilateral, la cooperación mutua, un mayor intercambio comercial y la cultura, (Putín mencionó “el cine soviético y ruso” que está llegando a Argentina)… Esas solas frases, en un momento de extrema tensión, en que Moscú ocupa el centro del escenario mundial, ya eran una demostración de que Rusia continua con su agenda pese a las amenazas. Ya era una foto valiosa.


Pero no contaban con que, además, Alberto retomaría el discurso del Che en la sede de la ONU.


Sorprendió y no está demás decirlo: bancar a Maradona siempre pagó un precio. Seguirle el tren (a Mar del Plata), muy caro.


LA REACCIÓN DE LOS REACCIONARIOS


El diario Infobae escribió: “En cinco minutos por reloj, Alberto Fernández quemó el guion diplomático que había estudiado en su viaje de Buenos Aires a Moscú y puso en jaque su acercamiento geopolítico a Joseph Biden y el entendimiento que cerró con el Fondo Monetario Internacional… Alberto Fernández enterró el libreto oficial , y optó por embestir contra Estados Unidos y el FMI”.


Kristalina Georgieva, la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, enseguida pasó factura: en conferencia virtual con medios internacionales, reveló que “hay dos áreas de condicionalidad ¡que te recontra!– estructural incluidas en este acuerdo (preacuerdo entre el FMI y Argentina), cambios en el sistema de impuestos y reducción del gasto público (ajuste)… pero esto no quita que más adelante haya otros cambios estructurales (reforma laboral, reforma previsional)“ y opinando a la manera injerencista de los jerarcas pontificios, “la interna en el gobierno argentino puede perjudicar el acuerdo” ¡wow!–.


Interna” contra el FMI viene a ser la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque oficialista en diputados, explicada en una carta donde Kirchner escribió “la verdad de la milanesa” (Cristina dice) y contagió a Alberto Fernández del coraje que exhibió en el Kremlin. Alberto nunca había hablado ante un auditorio universal tan expectante de sus palabras. Lo que dijo fortaleció notablemente la opción por la paz en el mundo.


Interna” Kristalina a la movilización contra el FMI que comenzó Madres de Plaza de Mayo el 17 de octubre y ya le devolvió al kirchnerismo las grandes avenidas, quitándoselas al macrismo que había aprovechado la situación de epidemia para intentar ganar la calle.


El 1 de febrero, ante Tribunales hubo una concentración masiva para pedir la renuncia de la Corte y el 3 una contramarcha a favor de los jueces macristas. Quedó patente quién talla en el determinante modo plebeyo, eje de las tácticas. La de Hebe y Hugo, el 1, admitió tomas de drones dignas de una multitud. La “contramarcha” no resistió una foto de familia (judicial).


El 8 de febrero la izquierda marchó a Plaza de Mayo contra el pacto con el FMI. 80.000 militantes, Otra multitud. La diputada nacional del Frente de Izquierda, Myriam Bregman, definió: “Decimos no a la impunidad de los responsables de esta entrega de soberanía”. La concentración se replicó en otras 30 ciudades de Argentina.


MÁXIMO KIRCHNER Y “LO DESCONOCIDO” DE GUZMÁN


El 31 de enero, Kirchner renunció a la jefatura del bloque por discrepar con el gobierno y con el Fondo. El ministro de Economía Martín Guzmán justificó el acuerdo con el FMI aduciendo que entrar en mora significaba “caer a lo desconocido”, pero el mundo entero conoce, por experiencia histórica, las consecuencias de no acordar, no pagar, no reconocer, denunciar y repudiar deudas ilegítimas y fraudulentas.


Desde la posterior alza constante en la bolsa de París de los bonos de deuda zarista repudiados por Lenin en febrero de 1918 hasta el hostigamiento a Rafael Correa tras su auditoría de la deuda ecuatoriana con el FMI y el resultante no pago de gran parte y condicionamiento del pago restante y litigio en foros internacionales, pasando por el vía crucis de la República Popular China, excomulgada de la ONU desde 1949 hasta 1971 (y por EEUU hasta 1979) tras Mao haber hecho del no pago de deudas una de sus consignas revolucionarias principales y el propio largo default real argentino al FMI y a privados, entre 2001 y 2005, y decenas de otros casos, el resultado es elocuente.


Los dos primeros grandes defaulteadores antiimperialistas, el país de Lenin en 1918 y el de Mao, con rango constitucional, en 1954, ambos, son hoy, dos de las tres gigapotencias globales. China en particular, hoy es el país más rico del mundo en todos los índices económicos determinantes a considerar. En 1949, China era el más pobre del mundo y en 1917 lo era Rusia.


En cambio los países atados a la coyunda del imperialismo, con elites corruptas y apretadas, no han podido desarrollarse en ningún aspecto. Con el “blindaje financiero del Fondo” (De la Rúa) prometen “lluvia de inversiones” (Macri aunciando el pago a los fondos buitres), pero la realidad es que ni siquiera los amigos de Macri invirtieron, sabiendo que éste iba a contraer la economía para pagarle a los buitres. Sólo los especuladores y golondrinas pasaron por la Argentina sumisa a los estafadores.


En la Argentina de Kirchner sí hubo inversiones, porque al dejar de pagar la deuda repudiada desde sus más remotos orígenes, desde la deuda del Perú que San Martín ordenó no pagar, activó la economía para atraer capitales productivos. Para eso se sacó al Fondo Monetario de encima, para hacer su propia política económica sin tutelas coloniales. Pero Macri trajo al FMI de vuelta, ilegalmente, sin pasar por el Congreso, incumpliendo el Fondo sus propios estatutos con el mayor desembolso de su historia, para financiar, a confesión de parte, la campaña electoral de Macri y sabiendo que los 44 mil millones de dólares serían fugados de inmediato.


La carta de Kirchner alega: “El FMI demuestra que lo importante no son las razones ya que sólo se trata de fuerza. Quizás su nombre debiera ser Fuerza Monetaria Internacional. Y como veo que siempre se interesan por los gastos, podrían ahorrar en economistas caros ya que para hacer lo que hacen sólo basta con gente que sepa apretar prometiendo el infierno si no se hace lo que ellos quieren”.


(…) Algunos se preguntarán qué opción ofrezco. En principio, llamar a las cosas por su nombre: no hablar de una dura negociación cuando no lo fue, y mucho menos hablar de “beneficios”. La realidad es dura. Vi al presidente Kirchner quemar su vida en este tipo de situaciones”.


Lo dicho. “La verdad de la milanesa”.


Nuestros países no son deudores, sino acreedores del llamado Primer Mundo”, dijo Fidel Castro Ruz cuando, a mediados de la década del 80, comenzaba a auditarse la deuda odiosa que contrajeron las dictaduras fascistas del Plan Condor, con sus amos norteamericanos. No hubo entonces condonaciones de deuda, ni quitas ni cancelaciones. “Preferimos que paguen con activos”, declaró Henry Kissinger y empezaron los recortes para fundir las empresas públicas y privatizarlas en liquidación a precio de ganga. En Uruguay, con la LUC, todavía lo están intentando.







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