viernes, 4 de septiembre de 2020

Los aristócratas de Arbeleche

 


Aristos es una palabra griega; quiere decir “mejores”. Cracia es otra; quiere decir “gobierno”. Aristocracia quiere decir “gobierno de los mejores” y “Aristócratas”, los mejores gobernando. Arbeleche es la Ministra de Economía que envía al parlamento uruguayo un presupuesto que le rebaja los salarios y las jubilaciones a todos menos a los que directamente deja sin ingresos, desempleados, pero a los presidentes de los entes les duplica sus caudalosos salarios (suyos de ellos) porque, dice, “ahí necesitamos a los mejores”.

 

No le voy a contestar con Saint Just, que decía que “a los aristócratas tenemos que guillotinarlos nada más que por serlo”, porque la historia tiene todavía bastante que decir sobre si es verdad universal la razón de los jacobinos, pero lo cierto es que les cortaron la cabeza a los señores feudales que, haciéndose llamar aristócratas, gobernaron durante toda la edad media, desflorando a las niñas en las chozas de los campesinos, donde a la puerta colocaban una cornamenta para indicar que estaban haciendo uso del “derecho de pernada” (derecho a desvirgar a toda hija de siervo de la gleba antes que se casara). De la exhibición de esas cornamentas salió la expresión “cornudos” para referirse a los esposos de las campesinas.

 

Tampoco les voy a llamar cornudos a esos cientos de miles de compatriotas que votaron este gobierno y ahora ven las cornamentas de sus ingresos recortados, ajustados a la baja, mientras “los mejores”, que “necesitamos en las presidencias de los entes”, esos aristócratas de “María Antonieta” Arbeleche, duplican sus haberes, detrás y al servicio de los “mejores” financieristas del imperialismo. Voy a llamarles ignorantes. La ignorancia no es un defecto. Es una desgracia radiotelevisada.

 

Voy a decirles que el presupuesto presentado por María Antonieta condena a la fuga de cerebros de los más formados de nuestros jóvenes que, aun queriendo trabajar en el país por menos dinero que en el exterior, aquí se quedan sin trabajo. Y lo hace con el cinismo de sugerir que si no le aumenta un 83 % el sueldo al hijo de Sanguinetti, nos lo va a captar la NASA, arrebatándonos al mejor.

 

Aun suponiendo que fuese el mejor, a criterio salarial, ¿qué puede hacer bien si todos sus funcionarios y casi todos sus conciudadanos somos los peores, según ese criterio?  

 

El menos dotado del equipo campeón en México 86 se llama José Luis Brown, el “Tata”. Hace dos años contó en entrevista con Víctor Hugo Morales, que, saliendo a la cancha para jugar la final, se detuvo a subirse las tobilleras y al pasar, Maradona le tocó un hombro y le dijo, “vamo arriba, Tata, que si vos jugás bien yo juego bien”.

 

No le dijo “si vos jugás bien yo la descoso”. Le dijo la verdad. Porque si Brown o cualquiera no jugaba bien, no ganaba el equipo y si el equipo no hubiese ganado, Maradona no hubiese jugado bien por mucho que la descosía. ¿Sorprende que Fidel, el peor del mundo, el que sacó del bolsillo alto de una guayabera que llevaba puesta, su mano vacía para mostrarla diciendo “éste es todo mi patrimonio”, haya confiado tanto en los peores maradonas y en Maradona mismo?  

 

En noviembre, cuando invadan Venezuela para hacer campaña electoral en USA (ése es el plan de Trump) tenemos las peores baterías antiaéreas para contrarrestarlos bien.

 

Terminó el feudalismo de los aristócratas. También va a terminar el aristocratismo del Imperio.

 

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