sábado, 21 de marzo de 2020

Convencer a Lacalle de la necesidad de cuarentena




Ayer el Sindicato Médico planteó en el Comité Intersectorial de Crisis, integrado por el PIT-CNT, el gabinete de gobierno y los gremios de la Salud, la necesidad de entrar en cuarentena general. Fue la primera reunión del Comité y la propuesta del SMU, a través de su Presidente, doctor Gustavo Grecco, fue recibida por el Ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, quien no dio respuesta ni puso fecha para hacerlo, aunque su equipo de médicos asesores y él mismo son partidarios de ampliar el aislamiento social, en el mismo sentido que lo propone el sindicato. Quien no está convencido de esta necesidad es el Presidente Lacalle.

El SMU ya había declarado públicamente el martes pasado que si se demoraba en tomar la drástica medida podría ser muy tarde.

Uruguay puede entrar en un crecimiento exponencial del contagio. De hecho ayer, viernes, se agregaron 16 casos a los noventa que había el jueves, lo que hace que el factor de crecimiento del contagio, desde que apareció el primer caso, sea a fecha de hoy, mayor a 2,5. Un dato para tomar conciencia de que debe limitarse severamente la exposición al contagio y extremarse la precaución higiénica.

El virus no es una persona, es un arma. Fuimos atacados por un arma con la que se atacó por segunda vez a China, que estaba preparada para el ataque y aun así, le llevó un mes localizarlo, otro aislarlo y dos meses revertirlo, con cuarentana general, estricto control social, inversión estatal sin reticencias y disciplina tradicional de su pueblo. Por cierto, con todas las necesidades del pueblo en cuarentana, satisfechas por el Estado.

Un país seriamente comprometido por su extensión fronteriza con China, que por el momento logró impedir el crecimiento exponencial del contagio fue Rusia. Con cierre total de la frontera, cuarentena en buena parte de su territorio, con estado de sitio y toque de queda. Putin decretó cinco años de prisión, no excarcelable, para quien violase la cuarentena. También, por cierto, con todas las necesidades del pueblo en cuarentana, satisfechas por el Estado.   

CONVENCER A LUIS

Para el pueblo uruguayo, a diferencia del chino y el ruso, ésta es la primera experiencia de respuesta colectiva inmediata ante una tragedia de tamaña envergadura. Ni siquiera ante la dictadura fascista nos preparamos para esto. Y menos preparados estamos mientras más pasa el tiempo y el Presidente vacila.

Estructuralmente, tenemos el país mejor preparado de la región para garantizar la vida en cuarentena, porque tenemos empresas públicas en todos los sectores estratégicos, defendidas en reiterados plebiscitos y elecciones nacionales por el pueblo (incluso en la última, porque todos los programas explícitos descartaban privatizaciones) para que estén al servicio del pueblo.

Pero el gobierno uruguayo es el único del mundo que no suspende ni baja las tarifas y el IVA, sino que los sube y que bajó la ejecución del presupuesto de la Salud al 85 %, con el cuento "El costo del Estado", el mismo día que la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia.

El PIT-CNT y el Sindicato Médico están siendo desoídos en el Comité Intersectorial de crisis, donde la central planteó suspender los pagos de las tarifas de servicios esenciales que respondan a un consumo austero y al teletrabajo, para que la cuarentena sea efectiva.

Medidas imprescindibles a efecto de que aquellos que, por el bien de todos, tienen que estar en su casa, no tengan que salir a ganar el mango. Así de simple.

Los instrumentos están. Por fortuna, Uruguay no precisa negociar con Edenor ni con Edesur ni con Pampa Energía ni con Movistar ni con Telefónica ni con Chevrón, no necesitamos expropiarlos y extenuarnos en volver a ponerlos a funcionar y, sin embargo, este gobierno de Chicago boys toma por realidad su antiguo sueño de prvatizarnos todo y así, de poco nos sirve ser el país, históricamente, mejor preparado, cuando más nos estamos necesitando.

Es esencial cuidar a los que cuidan, a los que desarrollan bienes y servicios. La manera de cuidarlos es que se queden en casa los que están obligados a hacerlo y que puedan hacerlo, porque la infección tiende fácilmente a exponencial si cuatrocientos mil trabajadores informales que tendrían que estar en cuarentena no pueden vivir en esas condiciones y otros cientos de miles, aunque formales están en la misma situación. No se les permite quedarse en casa. que deberían. Los trabajadores de las empresas estatales y los comercios de alimentación, están reclamando, a través de sus sindicatos gremiales que se pueda hacer la cuarentena. Empezando por el Sindicato Médico, la Federación de la Salud y todo el PIT-CNT.

¿POR QUÉ EL GOBIERNO NO ENTIENDE?

Aparentemente, está muy contento con los 1.500 millones de dólares del FMI, el puntapié inicial para cumplir con el plan de negocios. Pierde de vista que la pandemia en Uruguay recién empieza, que dejó pasar demasiado tiempo sin controlar fronteras y dando malas señales. La misma noche del anuncio, Lacalle en una selfie comiendo lemeyún casi abrazado al del carrito. Debería cuidarse y dejarse cuidar. Es el Presidente de la nación en un momento de crisis.

Tiene que entender que su declaración de principios neoliberales en la conferencia de prensa del jueves, es un mercantilismo trasnochado en el preciso momento en que el protagonismo del estado demuestra en el mundo y también en Uruguay, que, cuando se trata de defender la vida, lo que él llama “los mercados” sólo sirve para destruir. No le conviene, ni a él mismo, priorizar la defensa de un relato al que la pandemia le está poniendo fecha de caducidad, antes que acortar los tiempos de una crisis que va a ser de todos modos larga, económica además de sanitaria, mutante como el mismo virus y terminal si deja pasar los tiempos hasta el colapso del sistema.

No va a poder excusarse en que la misa de Sturla fue hackeada por Satanás ni en la mala suerte proverbial de la derecha vernácula; ayer la aftosa, hoy el coronavirus. ¿Qué quieren demostrar? ¿Que son yeta?

El mundo no va a salir de esto con el capitalismo, al menos tal cual lo conoció hasta hoy. De la capacidad de adaptación del Presidente depende su futuro político remoto, pero antes que nada, depende el presente inmediato de la salud de nuestro pueblo.

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