viernes, 8 de octubre de 2021

Lacalle hijo, el Herrera menos evolucionado



La periodista de película yanqui es superenérgica, avasallante, indómita, sobre todo indómita. Cate Blanchett en “Truth” pongamos por caso. Te llega al sistema nervioso periférico.

La verdad es todo lo contrario. Esos “periodistas de investigación” son mascarones de proa. Dan la cara por los “servicios de información e inteligencia”, tranquilos, serenos, obedientes a los dueños de los medios, superobedientes. Son los últimos en enterarse y los únicos en figurar. Son figuretis.

Ahora supongamos por un momento que los empleados de los medios corporativos que los llaman “corporación de periodistas” hicieron algo más que recibir la merca en una oficina (no se usan más los canutos, está todo a la vista porque nadie mira detrás del enfocado periodista, la Open Society Foundations de George Soros financiando la jugada, los propios banqueros de los “paraísos fiscales” proporcionando la documentación escogida por las agencias del Pentágono para la opereta “Represtigio”); en el mejor de los casos agregaron un poquito de redacción.

“Lacalle y Abdo Benítez no; ya cumplieron en la CELAC; nada, ni del entorno, nada; Lasso no dio nombres; él va; también los ya quemados y con fecha de vencimiento más próximo, Piñera, Macri, alguno exótico; no hay que perder el elemento soft”. Pero los rusos... Eso debería haber sido obvio. Los rusos utilizarían lo que les servía, señalando las locaciones de los “paraísos” ahora ocultas, porque ahora no se llama “Panamá Papers”, la intención no es ahora transferir capitales fugados desde Panamá a USA, para joder a Panamá. Ahora la mayoría de las locaciones son USA, por eso se llama mitológicamente “Pandora papers”.

Se juega el represtigio de los medios, Washington Post, New York Times, etc… necesitaban una pincelada de “anti sistema”. No se juega el prestigio de los países centrales. El primer Estado “paraíso fiscal” fue y es Suiza, desde tiempos del lavado del oro nazi, y no hay nada en el mundo occidental más prestigioso que Suiza. Uruguay mismo fue prestigiado por el mote “la Suiza de América”, cuarenta años antes de que Sarkozy, hoy procesado en Francia por financiamiento ilegal de campaña, nos denunciara ante la OCDE por “guarida de evasores” (denuncia que hoy resurge desde otras fuentes). Se juegan las transferencias por miedo a retaliaciones. Y otra respuesta rusa pudo haber sido las caídas de Facebook, Instagram y WhatsApp, negocio para Telegram de Pavel Durov (50 millones de usuarios nuevos) y tremenda demostración de fuerza, o, mejor dicho, de capacidades, para, sobretodo, cambiar o hacer compartir el título uno de la jornada. Primero Silicon Valley, recién después Pandora, Tony Blair y su barakutanga.

En el mismo lodo todos manoseaos, Macri con Mascherano y el “Fideo” Di María, Piñera con Julio Iglesias y con Shakira. Ojos así.

 

 LOS RUBIOS Y AMARILLOS

No hay yanquis en la lista de Pandora Papers. Los políticos de USA no van al paraíso. Tampoco va un TLC de Lacalle con China a la vez que le hace los mandados a USA. “Allá ellos, los rubios y amarillos del norte”, dijo Herrera. Podríamos decir que el fruto cayó a 12 mil kilómetros del árbol de su ilustre bisabuelo.

No lo decimos, porque es una metáfora un tanto “cachi” diría Aznar, desde el nacionalismo español, legado de Lacalle abuelo, el que no era Herrera ni muy bien visto por Herrera o por “lo más granado de” la familia de Herrera. Requeté-Atlas: una sucesión lógica.

Herrera fue nazifranquista en tiempos del nazifranquismo exitoso, cuando la Luftwaffe bombardeaba Guernica a pedido del “Generalísimo”, pero después evolucionó. Votó a favor de la República Española cuando vino su presidente en el exilio, Diego Martínez Barrio (ya derrotada Alemania por la URSS) y profundizó su antiimperialismo yanqui, que lo fue desde 1903, precozmente y lo fue hasta la muerte. Herrera nos advirtió de los males que causaría el imperio yanqui e impidió que en Uruguay hubiera bases militares extranjeras (yanquis en concreto). Cuando el general Jacobo Arbenz, presidente de Guatemala derrocado en 1954 por un golpe del imperialismo precedido de bombardeos aéreos a la capital, acusado de comunista, se exilió en Uruguay, Herrara lo recibió en la Casa del Partido Nacional y dijo “está entrando a nuestra casa la dignidad de América”.

Luis Alberto Lacalle Pou Herrera tiene de Luis Alberto de Herrera, dos nombres, un apellido cada tantos desde el tercero y, por ahora, nada más.

Hasta Lacalle padre tuvo alguna escaramuza nimia con la embajada por la “hidrovía”. Lacalle Pou ni siquiera eso, nada. Juega con la embajada a apretar a Alberto Fernández con un TLC con los comunistas ricos, los que podrían mirar a La Tahona por arriba del hombro, los que andan en Audi, y a los comunistas que andan en autos décadas vetustos, como la cachila de Herrera, les hace injerencia descarada, contra toda la Doctrina Herrera en política exterior.  

En política interna, más pobreza abajo y regocijo arriba. Invirtió un término del saravismo y perdió el otro por el camino del ajuste.

 

EL HERRERISMO DE ERRO

No le voy a negar al herrerismo (ni al riverismo) características que tuvo, por muy batllista que soy y lo soy leninista igual que el Pepe Batlle. El herrerismo y el riverismo fueron movimientos populares. El batllismo no fue un partido de ideas surgido de la victoria militar oficialista de 1903; fue una conversión (política) dentro del mismo partido que albergaba al riverismo. La vinculación de Pedro Manini Ríos (el líder riverista de entonces, abuelo de Guido) con estamentos militares del Partido Colorado, no fue ajena al populismo (jamás uso esta palabra peyorativamente) guaraní misionero del propio Rivera, ni fue antipopular el implacable crítico de la “Triple Alianza” Luis Alberto de Herrera (“El drama del 65”).

Jesualdo, Alberto Methol Ferré, Carlos Real de Azúa, Washington Reyes Abadie, Roberto Ares Pons, Carlos Machado y José C Williman, unos más lejanos a mi pensamiento que otros pero todos críticos, nada maniqueos, sin evasión de complejidades ni indiferencia ante los matices, profundos en sus conclusiones porque incisivos en el abordaje histórico para conocer y prever, no construyeron un artiguismo “revisionista” que invocaba a la “patria grande” y que identificaba a Artigas con “el campo” y a sus enemigos con “la ciudad” (ahora vista como el refugio de “la oligarquía”) para hacerlo de sentido común en la izquierda de los 60 y servir de apoyo al rescate de los perfiles sociales del artiguismo, que sostuvo el herrerista Enrique Erro. Simplemente lo constataron.

Esa constatación chocó con el Artigas hasta entonces oficial, que tampoco fue el del mausoleo de la dictadura fascista, sino que fue una construcción negociada entre el riverismo, el batllismo, el Partido Nacional y los blancos (Batlle nunca confundió al Partido Nacional con el blanco), pero si deslindamos los aportes riveristas y herreristas, de los batllistas, encontramos de este lado más énfasis en el ideario y del lado de Rodó –desde el espacio mediático riverista–, la caracterización de clase de la base social de la revolución artiguista (“indios, negros y gauchos, los pobres del campo”, Rodó). Tema que retoma con potente desarrollo la izquierda con Rodríguez-Tourón-Fernández, Vivián Trías y algunos de los ya nombrados, entre otros.

El huevo de la serpiente y nada menos son los Bordaberry; Domingo, gestor del “ruralismo” de Nardone y luego, a fines de los 60, Juan María, migrante del Partido blanco al Colorado; allí, al amparo del pachequismo, se les agregó otro movimiento político generado en el interior del país, la Juventud Uruguaya de Pie (JUP), resueltamente golpista. El diario La Mañana ahora era hegemónico porque se enroscaba con el oligopolio mediático que todavía hoy padecemos, canales privados de televisión que fueron distribuidos por el gobierno blanco del 59, entre los dueños de las radios con vocación “panamericanista” (imperialista yanqui, la base de ANDEBU). Hugo Manini, nieto de Pedro y hermano de Guido, dirigió el multimedio SEUSA, con El Diario de la noche y La Mañana, hasta que le fue arrebatado por el pachequismo.

La dictadura fascista tuvo en Juan María Bordaberry su ejecutor principal y su expresión programática de ciencia ficción sin partidos políticos, pero con Vegh Villegas de ministro de Economía. Los Chicago Boys (la escuela económica de Ramón Díaz y del renunciado Ernesto Talvi, mal llamada “neoliberalismo” porque ni nueva ni liberal) cumplió su objetivo de endeudar a Uruguay cinco veces más, asegurando nuestra dependencia del imperialismo, pauperizando al pueblo, eliminando todo lo que pudieron las fuentes de poder popular. Para eso fue la dictadura (ya montada en los medios hegemónicos y sus fábricas de subjetividad).

El fascismo ultramontano de Bordaberry, mutado por los militares en el gobierno, pergeñando el proyecto de 1980, fue derrotado por el pueblo en el plebiscito. Por eso no salió la foto de la coalición de Luis, si no trucada en estudio y si pierde el referéndum, se acaba el truco. Hace 40 años que la resistencia marcó la cancha.

En 2019, El 24% por ciento de los votantes de Cabildo Abierto fueron votantes del FA en 2014. Las nuevas derechas engordaron con antiguos votos de izquierda. No tiene novedad. Es histórico.

El fascismo y el nacional-socialismo surgen respectivamente con desprendimientos del Partido Socialista italiano y del Partido Socilaldemócrata alemán.  En la dialéctica vertiginosa de nuestra época las afluencias entre campos políticos suelen darse radicalizadas. Desde siempre las conversiones se rehusaron a ir a la cola, como timoratas y asumieron las posiciones más radicales que pudieran ubicarlas en las delanteras.

Ya en tiempos de las guerras religiosas entre reformistas protestantes y jesuitas de la contrarreforma, éstos defendieron sus jerarquías con la máxima loyoliana “los conversos a la cola” (de haberla aplicado el Frente Amplio nos hubiésemos ahorrado un Almargo y ¿por qué no? un Guido Manini), pero aplicándola a rajatabla Luis Lacalle Pou, el menos evolucionado de los Herrera, que los Manini y que Sanguinetti (contra Sanguinetti votó en el BID a un yanqui, contra Manini desmantela Colonización; es el más reaccionario), está propiciando nuevas conversiones para el nuevo carácter de época del continente y del mundo.

Podemos quedarnos en que la coalición de gobierno es el mismo bloque de poder que apoyó el golpe del rabanito Bordaberry y antes, el del “batllista” Terra, pero no fue el único bloque de poder que el herrerismo y el riverismo integraron. Hubo en Herrera una evolución para la gobernabilidad del segundo batllismo y Erro fue fundador del Frente Amplio en 1971. De sus filas, herreroerristas, surgió Pepe Mujica.

Bolivia demostró, desde centro territorial, que un golpe fascista en toda regla no es sostenible ni en el cortísimo plazo con las correlaciones de fuerza actuales en el ámbito internacional, el de la verdadera política. La involución del “herrerismo” presidencial depara más resquebrajamiento en el gobierno.

1 comentario:

Poesía casera dijo...

Lacalle Pou, gobierna a corto plazo, como eso que dices un TLC con China, para joder al Mercosur y a Fernández.
Todo acto es propio de un milenians ex drogo, inculto que no puede manejar su ansiedad y su propio menosprecio.
Lejos están de aquel Herrera y del propio Erro.

Es para leer varias veces y repensar la historia. Muy buen análisis.