sábado, 10 de abril de 2021

El cuento de Luis que se creyó su propio cuento

Había una vez un presidente que era una agencia de publicidad. No lo dijo el Frente Amplio; lo dice El País en titular y nota uno de tapa: “Lacalle Pou se aferra a la aprobación popular ante el ataque de la oposición”. Para analizar la situación y tomar medidas, el gobierno “revisa a diario reportes detallados sobre la percepción de la gente”.

 

A ver, Luis, supongamos que los números de Zuasnábar podrían llegar a haber sido ciertos alguna vez. Eso quiere decir que existe un porcentaje de uruguayos, que Equipos dibuja mayoritario, que se creyó que lo que hiciste el año pasado respecto a la epidemia, alcanzó, que estuvo bien, que no se pudo hacer con recursos y medidas suficientes para librarnos de la epidemia con sólo seguir controlando las fronteras, igual que una tercera parte del mundo ya se libró desde hace un año. 

 

El problema es que tú creas que alcanzó y estuvo bien sólo porque puedes dibujar que la mayoría de los uruguayos lo creyeron.

 

Si tú lo crees, allá tú. Zuasnábar puede seguir dibujándote mayorías hasta que tú creas que no tomando medidas, “aferrado” a tu propio cuento, la realidad no cuenta, nadie se da cuenta de la realidad, pero un día, o una noche, alguien lo va a decir.

 

Porque ocurre, Luis, que perciba lo que perciba la gente, algunas cosas no son objeto de percepción. Son hechos. Y son hechos políticos, no de mercadeo publicitario. No hay blindaje mediático que te salve de tu propio autoengaño. Al contrario. Todos los medios van a seguir diciendo que Luis va vestido cuando todo el pueblo vea que Luis va desnudo, aunque no lo diga.

 

Ese cuento es tuyo pero no lo inventaste tú. Es el famoso rey del cuento, desenmascarado y desnudo.

 

A esta altura, está difícil hacernos creer que te importa otra cosa que tus banqueros que extraen plusvalía para llevársela en transatlántico. Tan difícil es que no lo percibamos que ni siquiera intentas ocultarlo. No hablas más del “malla oro” (dicho sea, de paso, Luis, está visto que ni siquiera miraste alguna vez el resumen de una etapa de ciclismo: el malla oro no tira del pelotón; va en medio del pelotón protegido por su equipo).

 

Estás jugado a la admiración que le haces sentir a los trabajadores que generan la riqueza por aquellos que se la afanan para llevársela en transatlántico. Los expertos comunicadores que nos gobiernan deberían advertírtelo. Muchas veces se dice: “hasta un niño se da cuenta”. Bueno, hasta un niño se da cuenta que si hubieses tomado medidas según la realidad (desde hace un año) y no según la percepción dibujada por tu agencia, hoy no estaríamos en la catástrofe que estamos.

 

Y cuando un niño se da cuenta, lo dice y cuando lo dice, Luis, ni siquiera tú puedes seguir creyéndotelo y va a taparte un caceroleo que te va a sorprender. 


Porque ya nadie va a querer oír tus cuentos. Y no vamos a ser los frenteamplistas. Va a ser “la aprobación popular” que hoy le haces a Zuasnábar batir errada.

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