domingo, 14 de febrero de 2021

Los secretos del poder invisibilizado

 



 

Desde hace quince años, desde que cubrí para La Onda un evento internacional de altos mandos militares en salones de la IMM, desde la primera presidencia de Vázquez, abro, en correo electrónico, un informe semanal del Observatorio Sudamericano de Defensa y Fuerzas Armadas. Es poquísimo lo que informan sobre este tema los medios y rarísimo que alguna noticia del ámbito militar los medios la repliquen. Por ejemplo, el informe del 9 de febrero de este año, trae sólo tres numerales de Informe Brasil, en PDF, y ninguno tuvo luego seguimiento mediático relevante. Cabe señalar que no por falta de registro de dicho Observatorio, que se presenta minucioso y completo. Esta vez, sin embargo, pensé que ocurriría a corto plazo un seguimiento. El tercer numeral refería a: “Partidos políticos do centrâo querem ocupar cargos de militares nos ministérios”. 

 

Ayer leí en Página 12 que el general Eduardo Villas Böas “reveló que la cúpula castrense conspiró contra la liberación de Lula Da Silva…” cuando fue proscripto para las elecciones presidenciales de 2018, que, según todas las encuestas, iba a ganar en primera vuelta.

 

Pensé que más acá de sus consecuencias (la revelación desacredita aún más a la Corte de Justicia del lawfare que prevaricó el llamado Lava Jato, con el entonces juez Moro cumpliendo instrucciones de EEUU (tal cual demostró Intercept), siendo juez y sobre todo parte y luego asumiendo, sin tapujos, Ministro de Justicia de Bolsonaro, para quien le robó la Presidencia a Lula; ahora Moro es abogado de la empresa yanqui que se ha quedado con los restos del operativo económico antinacional brasileño llamado Lava Jato), más acá de esa consecuencia, la revelación de Villas Bôas sería replicada, pero la única replica que encontré fue en Carta Maior y se titula. “Siêncio, medo y omissâo diante da confissâo do general Vilas Bôas…”. 

 

UN MUNDO DE FANTASÍA

 

Luego estudiaremos el caso concreto de estas operaciones mediáticas y militares en Brasil, pero antes una consideración general. En esta parte del planeta nos quieren hacer creer que vivimos en un mundo desmilitarizado, donde ni las fuerzas armadas ni las mediáticas inciden en los “datos empíricos” que usan en sus debates los polemistas de esta disneylandia, incluso cuando debaten sobre conspiraciones. Parece que sólo Venezuela tiene fuerzas armadas.

 

Estoy aludiendo al reciente debate entre Fernando Andacht y Daniel Chávez sobre si existe una o dos o veinte conspiraciones planetarias sobre el coronavirus. Recurren a “datos empíricos” casi exclusivamente académicos universitarios sobre medicina, cual si una conspiración planetaria pudiese existir sin participación imprescindible y principalísima de servicios de inteligencia, corporaciones mediáticas, mandos castrenses, que son los verdaderos brazos ejecutivos de los poderes económicos y, en menor medida, a veces, gobiernos.

 

No digo que científicos de la medicina no conspiren, pero lo hacen principalmente en instalaciones militares y según líneas editoriales de los grandes medios, si del planeta se trata. A veces los académicos conspiran sin servicios, pero no más allá de la trama de “Uniforme, casaca, camisón”, de Jorge Amado.

 

Y con Jorge Amado volvamos a Brasil. ¿Por qué sale ahora Vilas Bôas a decir que su tuit del 18, amenazando a la Corte si liberaba a Lula, fue de consenso con todos los mandos de tropa en el territorio nacional brasileño? ¿Por qué ahora que hasta el New York Times desarma el Lava Jato y Moro ya no es candidateable y Bolsonaro lo es miserablemente?

 

AQUEL TUIT DE FALSA BANDERA

 

A grueso modo, puede decirse que la embajada yanqui en Brasilia estuvo satisfecha con los golpistas del 64 y con Collor de Mello. Su problema fueron Getulio, Goulart, Geisel y Lula. Los militares nacionalistas tuvieron buena relación con Lula hasta que Dilma los puso en el eje de un intento de cambio de agenda, ante la ofensiva de Globo, pero en 2018 todo el sistema mediático-judicial-político manejado por la embajada había decidido proscribir a Lula. El tuit de Vilas Bôas fue totalmente innecesario. Salvo en operación de bandera falsa.

 

Mi hipótesis es que cuando los militares vieron crecer a Bolsonaro en las encuestas, le toparon fácilmente el Partido al Capitán expulsado y se hicieron con parte del gobierno por una dialéctica implacable. Globo y todo su entramado monopólico atacaba necesariamente siempre al PT y el antipetismo de su prédica no favorecía exactamente a los candidatos ideales del establishment (Gerardo Alckmin el principal del momento) sino a cualquier candidato fascista., a la sazón Bolsonaro  Hoy la disputa es por la sucesión de Bolsonaro y las corporaciones apuestan al llamado “centrâo” para impedir el retorno de Lula. Entonces, releyendo el tercer numeral de aquel informe del Observatorio, de fecha 9 de febrero, “Partidos políticos do centrâo querem ocupar cargos de militares nos ministérios”, podemos descubrir cuál fue la verdadera bandera de aquel tuit y además, por qué los grandes medios no replican la confesión, dejándola morir en 24 horas.

 

Lula está hoy, con vistas al año que viene, 2022, en la misma situación de aquel 2018, pero entre las diferencias de circunstancias que constata Emir Sáder en su columna “Brasil: razones y dilemas de Lula”, no es la menos decisiva que “Incluso en sectores  insospechados de ser lulistas hay consenso para reconocer no solo su inocencia, sino también que hubo un operativo expreso para evitar su elección. Que es una forma de reconocer que hubo un golpe de Estado contra el Partido de los Trabajadores (PT) y que la elección de Bolsonaro fue producto de una manipulación gigantesca”.

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