lunes, 3 de agosto de 2009

La magia cotidiana de Harry Potter

A esta altura de la saga (El misterio del príncipe, sexta película) hay que haber leído todos los libros y visto todas las películas anteriores de Harry Potter, para entender propiamente la historia que se cuenta en el film. Por eso quizás el director opta por los aspectos más cotidianos de lo que cuenta J.K. Rowling en el libro: los partidos de quidditch, el acoso a Ron por una de sus hinchas, los celos de Hermione, el gusto de Harry por un par de morochas. La trama se entiende en sus aspectos más simples.

Pero el de Harry Potter es un mundo literario de muy compleja simbología, es un mundo simbolista como el que cultivaron los poetas de las vanguardias del novecientos, referido a la magia como territorio fantástico. Deudora de El señor de los anillos, Harry Potter cambió la percepción de los superhéroes de las nuevas generaciones. Los superhéroes de antes (Batman, Superman, La mujer maravilla, Spiderman, Los Superamigos) tenían doble vida, epígonos del Zorro y de los viejos novelones de Víctor Hugo. Harry Potter no. El es mago siempre. En la vida de Hogwarts, la magia es algo cotidiano, es lo normal y todos los personajes poseen superpoderes, cada cual los suyos, que se manifiestan de modos muy diversos.

La autora encuentra mecanismos muy ricos de connotaciones para desarrollar su simbolismo. Por ejemplo, el principal de los héroes (Harry Potter) y del amo de villanos (Voltemort) se pertenecen mutuamente en cierta medida, porque sus almas han sido encadenadas por los crímenes del pasado. El desarrollo de los obstáculos que se oponen a los objetivos de los personajes de la historia, tiene mucho de los antiguos conflictos entre sectas medievales o renacentistas, masónicas, oscurantistas, tenebrosas, etc. Tiempos de mayor prestigio ideológico de la magia, que marca incluso las opciones estéticas de Rowling, el tenebrismo de Caravaggio, el barroco de Rubens, y de las películas que en ella se inspiraron.

A eso se agrega la acción de un relato folletinesco que a la imaginación y a la fantasía no les escatima ningún truco. En esta película la acción es menor que en las anteriores de la saga, acaso porque debería apoyarse en demasiados sobreentendidos y porque los hallazgos poéticos de funcionamientos paranormales de la realidad son menos. Quizás porque nos encontramos ya en el desenlace de la historia completa de Harry Potter y no es conveniente abrir nuevos códigos que requieran desarrollo. Por eso el humor de El misterio del príncipe es sólo para iniciados. Los legos no podrán pasar de la sátira de costumbres que propone la cotidianeidad de Hogwarts.

Los viejos actores de la saga excelentes como siempre, un poco más viejos, más maltratados por la magia que en la vida real se parece al maltrato del alcohol. Los jóvenes siempre bien dirigidos y con perfiles propios cada vez mejor marcados.

A Harry le falta ahora un solo año de colegio deberá encontrar el último de los misterios, el de las vidas que se esconden en la muerte, el misterio del príncipe, que en la antesala del final, parece ser un traidor, pero en definitiva es y será el misterio de Snake, el profesor Severus que por intrincada dialéctica se ha transformado en el verdadero protagonista

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