Lo nuevo
nunca es noticia, pero a veces puede no ser demasiado viejo. De hace
exactamente un año. “Si los expropiados
por la revolución cubana perjudican a nuestras empresas por bloqueo de USA,
vamos a expropiar nosotros propiedades de USA para resarcirnos de los daños”,
palabra más, palabra menos, fue lo que le respondió la vicepresidenta de la
Unión Europea, Federica Mogherini a Trump, cuando éste se la agarró con los
aliados de USA que comercian con Cuba.
Si algún
suspicaz toma en cuenta la nacionalidad de Mogherini y piensa la palabra “represalia”,
sepa que la suspicacia puede ir bastante más allá de la nacionalidad de la
persona, porque, en las mismas declaraciones, Mogherini dijo “no ver con buenos ojos que
Italia le haya dado entrada a China en la Ruta de la Seda”. O sea, ambas
nuevas, se habla de expropiaciones e Italia entra en la ruta de la Seda.
Nosotros no vamos a prohibirle a nadie que piensa hoy en la palabra “represalia”.
El mundo ya
se había acostumbrado a que Trump terminase tapando una bravuconada con otra,
mientras lograba acuerdos inmediato para USA, que perjudicaban a sus aliados,
que era a quienes podía perjudicar, para en el corto plazo, crecer un poco, a
costa de “cortar subsidios” (subsidios según Trump, “donaciones” estilo ARU)
que eran en realidad posiciones estratégicas de Washington a mediano plazo.
Entonces la UE le contestó hace un año redoblando las amenazas.
¿Por qué USA
no bloquea a todos los países que comercian con China pese a los reclamos de
los terratenientes expropiados por la revolución china, que son unos cuantos
más que los cubanos, por cierto?
¿Por qué no
se bloquea a sí misma por comerciar con China? (Incluso en plena pandemia ha
mantenido siempre un vuelo diario entre ambos países). Eso sería lo coherente,
si es que no acepta las expropiaciones revolucionarias socialistas en países
soberanos.
Bueno, en
realidad, sí, podemos decir que USA se bloqueó a sí misma, aunque siga
comerciando con China, pero no fue Trump ni la pandemia quien empezó a
bloquearla.
Fue Obama
con las sanciones a Rusia. Echó a Rusia de lleno en brazos chinos y después a
Europa, que se defendió recurriendo a China.
Cuando
estalló la pandemia ya podía decirse que el Club de los Sancionados por USA era
el bloque mayoritario del planeta, que estaba bloqueando a USA sin que nadie
más que USA se lo haya propuesto.
Si el
suspicaz es usted y ya está pensando la frase “reseteo de la economía mundial”,
puede agregarle “destrucción del mercado chino y cierre de todas las fronteras
de la ruta de la seda”. ¿Qué otra quedaba? China ya estaba superando el PIB
USA. En veinte años lo iba a duplicar. Bueno, sí… siempre queda la guerra
nuclear.
ESTA NO ES UNA TEORÍA
En marzo
puse un granito de arena para que los uruguayos comprendiésemos que la pandemia
iba en serio, que había que sustentar un distanciamiento social corporal. El 18
de marzo publiqué https://joseloolascuaga.blogspot.com/2020/03/covid-19-guerra-biologica-elija-su.html
“Elija su teoría
de la conspiración”, el 21 de marzo, “Convencer a Lacalle de la necesidad de
cuarentena”, https://joseloolascuaga.blogspot.com/2020/03/convencer-lacalle-de-la-necesidad-de.html
Por supuesto
que era una “propuesta retórica” digamos, como el calificativo de “inexplicable”
que dio Fernando Pereira a la presentación de la LUC en pleno desarrollo de la
pandemia, porque todos entendemos de qué clase es este gobierno.
Seguí en la
misma línea hasta abril, cuando vi que ya había comprensión suficiente y empezaba
la obcecación de los gobiernos (no sólo del nuestro) por salvar al gran
capital, caiga quien caiga (empezó Johnson y cayó él en CTI, titubeó Trump
después de un par de meses fanfarroneando y murió uno de sus mejores amigos y
financistas). Entonces escribí sobre los planes de guerra atómica explícitos
por el Pentágono, “La última gran guerra”, 10 de abril, https://joseloolascuaga.blogspot.com/2020/04/la-ultima-gran-guerra.html
Ningún
imperio se entregó en la historia. Todos recurrieron a cuanto tenían para no
caer, pero ninguno tenía arsenal atómico, por eso el mundo siguió andando.
DESPUÉS DE LA PANDEMIA LOS CONFLICTOS
SIGUEN
Trump manda
su flota al Caribe y, a puro tuit, está quedando como un guapo bárbaro con su electorado,
pero los números del COVID y el desempleo, no le dan esperanza.
El liderazgo
demócrata puede establecer una sucesión de Bernie Sanders a Ocasio Cortez y,
por eso, el Estado profundo USA no puede solucionar el mediano plazo liquidando
a Trump, como liquidó a Bob Kennedy, John Fitzgerald y otros. El recambio sería
peor para la elite imperialista. Sería el fin del “excepcionalismo”, que
gustaba blandir Obama, cuyo candidato, Biden, no lo recuerda.
Otros que
van a volver a sus conflictos son los lacayos del Sur (no llegan a aliados de
USA, son cipayos), a quienes les hizo fumarse a Eliot Abrams y después los dejó
colgados de la ayuda de China en la pandemia, con lo que eso les duele al
orgullo y en cualquier campaña electoral futura, plebiscito o general.
Lo más
sofisticado que nos ofrece el Departamento de Estado USA es Pompeo. Lacayito
fue al primero que llamó, pero no me parece que ahora esté para atenderlo.
En Europa
hablan de expropiar propiedades yanquis desde hace más de un año y cuando pasen
raya a la pandemia, ni Neflix los va a convencer de que los aviones rusos y
chinos que les llevaron toneladas de ayuda eran de American Airlines.
De las mascarillas robadas y la oferta por la vacuna en exclusiva les va a recordar DW y la RAI.
De las mascarillas robadas y la oferta por la vacuna en exclusiva les va a recordar DW y la RAI.
En nuestra América, el matón
Trump va seguir apretando a Duque para invadir a Venezuela desde Colombia en
plan TIAR, pero Duque no puede ser contra Venezuela más agresivo de lo que ya
es, ni presionar más de lo que ya presiona a su carne de cañón, mientras el
ejército institucionalmente no le va a la guerra.
La
oligarquía colombiana, dirigida por Uribe, tiene una fractura abajo y enfrenta
movilizaciones en plena pandemia, de ciudadanos que no tienen lo indispensable
para distanciarse socialmente y no se doblegan, aunque les mataron más de un
millar de dirigentes sociales desde 2016.
A los
yanquis les encanta victimizarse con las drogas además de consumirlas. Colombia
produce noventa toneladas de cocaína para cuarenta millones de consumidores
yanquis y para mantener con el lavado a la banca de Wall Street en su parte de
fondos provenientes de algún tipo de economía real, porque el resto es
mayormente flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal. Colombia la
envía por el Pacífico, pero Trump manda la flota al Caribe Atlántico. También
les encanta jugar a la gallinita ciega.
En Brasil
aumentan los caceroleos contra Bolsonaro en grandes ciudades mientras
gobernadores y fuerzas armadas lo aíslan, pero tampoco quieren sacarlo, para que
el costo político lo siga pagando él.
A los cien
días de su bandeirada dijo Bolsonaro: “no nací para ser Presidente; nací para
ser soldado”. El problema es que al soldado lo echaron, pero todavía no echaron
al Presidente. Es el primer Presidente del mundo con semejante crisis
vocacional.
El problema
es de los pueblos y sigue siendo el imperialismo.
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