Ayer el
Sindicato Médico planteó en el Comité Intersectorial de Crisis, integrado por
el PIT-CNT, el gabinete de gobierno y los gremios de la Salud, la necesidad de
entrar en cuarentena general. Fue la primera reunión del Comité y la propuesta
del SMU, a través de su Presidente, doctor Gustavo Grecco, fue recibida por el
Ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, quien no dio respuesta ni puso fecha
para hacerlo, aunque su equipo de médicos asesores y él mismo son partidarios
de ampliar el aislamiento social, en el mismo sentido que lo propone el
sindicato. Quien no está convencido de esta necesidad es el Presidente Lacalle.
El SMU ya
había declarado públicamente el martes pasado que si se demoraba en tomar la
drástica medida podría ser muy tarde.
Uruguay
puede entrar en un crecimiento exponencial del contagio. De hecho ayer, viernes,
se agregaron 16 casos a los noventa que había el jueves, lo que hace que el
factor de crecimiento del contagio, desde que apareció el primer caso, sea a
fecha de hoy, mayor a 2,5. Un dato para tomar conciencia de que debe limitarse
severamente la exposición al contagio y extremarse la precaución higiénica.
El virus no
es una persona, es un arma. Fuimos atacados por un arma con la que se atacó por
segunda vez a China, que estaba preparada para el ataque y aun así, le llevó un mes localizarlo, otro aislarlo y dos meses revertirlo, con cuarentana general, estricto control
social, inversión estatal sin reticencias y disciplina tradicional de su
pueblo. Por cierto, con todas las necesidades del pueblo en cuarentana,
satisfechas por el Estado.
Un país seriamente
comprometido por su extensión fronteriza con China, que por el momento logró
impedir el crecimiento exponencial del contagio fue Rusia. Con cierre total de
la frontera, cuarentena en buena parte de su territorio, con estado de sitio y
toque de queda. Putin decretó cinco años de prisión, no excarcelable, para
quien violase la cuarentena. También, por cierto, con todas las necesidades del
pueblo en cuarentana, satisfechas por el Estado.
CONVENCER A LUIS
Para el
pueblo uruguayo, a diferencia del chino y el ruso, ésta es la primera
experiencia de respuesta colectiva inmediata ante una tragedia de tamaña
envergadura. Ni siquiera ante la dictadura fascista nos preparamos para esto. Y
menos preparados estamos mientras más pasa el tiempo y el Presidente vacila.
Estructuralmente,
tenemos el país mejor preparado de la región para garantizar la vida en
cuarentena, porque tenemos empresas públicas en todos los sectores
estratégicos, defendidas en reiterados plebiscitos y elecciones nacionales por
el pueblo (incluso en la última, porque todos los programas explícitos
descartaban privatizaciones) para que estén al servicio del pueblo.
Pero el
gobierno uruguayo es el único del mundo que no suspende ni baja las tarifas y
el IVA, sino que los sube y que bajó la ejecución del presupuesto de la Salud al 85 %, con el cuento "El costo del Estado", el mismo día
que la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia.
El PIT-CNT y
el Sindicato Médico están siendo desoídos en el Comité Intersectorial de crisis,
donde la central planteó suspender los pagos de las tarifas de servicios
esenciales que respondan a un consumo austero y al teletrabajo, para que la
cuarentena sea efectiva.
Medidas
imprescindibles a efecto de que aquellos que, por el bien de todos, tienen que
estar en su casa, no tengan que salir a ganar el mango. Así de simple.
Los
instrumentos están. Por fortuna, Uruguay no precisa negociar con Edenor ni con
Edesur ni con Pampa Energía ni con Movistar ni con Telefónica ni con Chevrón,
no necesitamos expropiarlos y extenuarnos en volver a ponerlos a funcionar y,
sin embargo, este gobierno de Chicago boys toma por realidad su antiguo sueño
de prvatizarnos todo y así, de poco nos sirve ser el país, históricamente,
mejor preparado, cuando más nos estamos necesitando.
Es esencial
cuidar a los que cuidan, a los que desarrollan bienes y servicios. La manera de
cuidarlos es que se queden en casa los que están obligados a hacerlo y que
puedan hacerlo, porque la infección tiende fácilmente a exponencial si
cuatrocientos mil trabajadores informales que tendrían que estar en cuarentena
no pueden vivir en esas condiciones y otros cientos de miles, aunque formales
están en la misma situación. No se les permite quedarse en casa. que deberían.
Los trabajadores de las empresas estatales y los comercios de alimentación,
están reclamando, a través de sus sindicatos gremiales que se pueda hacer la
cuarentena. Empezando por el Sindicato Médico, la Federación de la Salud y todo
el PIT-CNT.
¿POR QUÉ EL GOBIERNO NO ENTIENDE?
Aparentemente,
está muy contento con los 1.500 millones de dólares del FMI, el puntapié
inicial para cumplir con el plan de negocios. Pierde de vista que la pandemia
en Uruguay recién empieza, que dejó pasar demasiado tiempo sin controlar fronteras
y dando malas señales. La misma noche del anuncio, Lacalle en una selfie
comiendo lemeyún casi abrazado al del carrito. Debería cuidarse y dejarse cuidar.
Es el Presidente de la nación en un momento de crisis.
Tiene que
entender que su declaración de principios neoliberales en la conferencia de
prensa del jueves, es un mercantilismo trasnochado en el preciso momento en que
el protagonismo del estado demuestra en el mundo y también en Uruguay, que, cuando se trata de defender la vida, lo que él llama “los mercados” sólo
sirve para destruir. No le conviene, ni a él mismo, priorizar la defensa de un
relato al que la pandemia le está poniendo fecha de caducidad, antes que
acortar los tiempos de una crisis que va a ser de todos modos larga, económica
además de sanitaria, mutante como el mismo virus y terminal si deja pasar los
tiempos hasta el colapso del sistema.
No va a poder excusarse en que la misa de Sturla fue hackeada por Satanás ni en la mala suerte proverbial de la derecha vernácula; ayer la aftosa, hoy el coronavirus. ¿Qué quieren demostrar? ¿Que son yeta?
El mundo no
va a salir de esto con el capitalismo, al menos tal cual lo conoció hasta hoy.
De la capacidad de adaptación del Presidente depende su futuro político remoto,
pero antes que nada, depende el presente inmediato de la salud de nuestro
pueblo.
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