Para cuando
la legalidad científica demuestre fehacientemente otra cosa, ya va a estar
impuesto el relato oficial imperialista: un chino se comió un murciélago donde
había mutado un virus, China ocultó dos meses la información para que el virus
se propagara por el mundo, se propagó más en Italia, España e Irán porque se
sabe (ya se relató hace tiempo) que los tanos y los gaitas son todos atorrantes
y los iraníes terroristas, la culpa de que Nueva York se haya convertido en el
epicentro de la pandemia, la tiene Venezuela, por su “amenaza inusual y
extraordinaria a la seguridad de EEUU” (relato de Obama), que le hizo gastar a
USA en armamentos y conspiraciones toda la fortuna de la “otra vez primera
potencia del mundo” (relato de Trump), nadie le va a dar bola a la fehaciente
legalidad científica cuando llegue su tiempo, que por futuro va a ser
pretérito.
Salvo que la
revolución les gane de mano, porque los relatos confrontan en el tiempo. Tanto
la solución como la suspensión de la continuidad del tiempo son la muerte y, si
no solucionamos en la continuidad del tiempo los problemas concretos del relato
y de la vida, para la revolución, para la solución de los problemas, es muerte
por contemporización.
Hoy el
relato neoliberal agoniza, pero todavía respira por las orejas. El virus se
llevó puesto a los hacedores del relato que lo pusieron. Domingo 5 abril,
Alberto Fernández, entrevistado por Horacio Verbitsky, busca un ejemplo de
Estado fuerte, afirma “el Estado hoy es el protagonista”. Con lo enormes que
son en el mapa Rusia o China, Fernández encuentra en el mapa a Albania. “Por
ejemplo Albania”, relata. Chau. No hay más ejemplos.
Al gobierno
de USA Fernández le llama “el gobierno americano”, inoculado por la Doctrina Monroe hasta las
papilas gustativas, hasta las glándulas salivales.
A mí me
habían dicho que Argentina era un país americano y que su gobierno era un
gobierno americano. No creo que Fernández sea funcionario del gobierno USA,
pero si él lo dice, así ha de ser. Ha de cobrar en la embajada. Lo que no ha de
ser es Presidente, porque el Presidente de lo que Fernández llama “el gobierno
americano” es Trump. A no ser que Argentina esté en África o en Asia, o en
Europa o en Oceanía. O que Alberto se proclame “Presidente Encargado” de “el
gobierno americano”.
Así es
difícil que los bancos le crean que los va a embestir si no le obedecen. Así es
lógico que no le obedezcan. ¿Qué será de los porteños ocupando el Liberaij?
Algunos
dicen que “América” viene de Américo Vespucio, su primer cartógrafo europeo,
latino, no anglosajón, ni protestante. Católico. En ese caso, en este
continente no es americano el gobierno yanqui, precisamente. Gobierno USA –si
querés usar menos letras –.
Otros afirman,
con documentación más al día, con pruebas históricas científicas fehacientes, que
“América” es el nombre que le daban los mayas al territorio. En este caso los
yanquis son menos americanos todavía, porque exterminaron ciento ochenta
naciones originarias.
Todavía no
es ley científica. Cuando lo sea, Argentina puede estar más
desaparecida que Cleopatra, porque con el relato del enemigo sólo se construye
teoría enemiga.
P.S.: Los
presos políticos son presos políticos, que “el gobierno americano”, por motivos
políticos, los haya “detenido arbitrariamente” no los vuelve “presos
arbitrarios”.
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