Si bien es
verdad que “grandes tradiciones de solidaridad y compromiso social de nuestro
pueblo están permitiendo que la respuesta que se está dando a la pandemia sea
positiva” (Diego Alonso, Resistencia), también lo es que varias pitucas y
pitucos y chetas y chetos, se destacaron por ir contra esas tradiciones y
compromiso desde siempre y con COVID-19 además, pero no faltan los compañeros
que cumplen sin convicción el aislamiento, porque creen que es una trampa del
gobierno. Y el razonamiento es muy lógico, quinestésico y basado en la
experiencia, mientras que el resultado no es decididamente positivo.
¿Cómo
explicarles a los compañeros que el aislamiento que estamos haciendo no sólo es
necesario sino que es insuficiente y cómo explicárselos, digo, si a todas luces
tienen razón en que el gobierno hace trampa precisamente utilizando el
aislamiento?
Hoy todos
los gobiernos de este lado neoliberal del mundo buscan en la pandemia su
“Malvinas” y la encuentran con total exactitud, pero ésa es sólo la primera
fase de una de las trampas, mientras el problema se agrava porque quieren
evitar la solución que acarrea costos económicos y políticos al capital
financierista.
“MALVINAS” EN INVIERNO
Primero
decretan aislamiento. Nos mandan a la guerra por una causa justa con un
escarbadiente y está bien, porque con una 45 aguanta cualquiera; el asunto es
aguantar con un escarbiente y si la causa es justa alcanza.
Pero nos
mandan para distraernos de una causa aún más justa, la causa determinante de la
democracia, que estábamos aguantando con el mismo escarbadiente (los mismos
escasos recursos populares en estos países) contra los gobiernos neoliberales
represores y golpistas. De todos modos la causa de aislamiento para proteger la
salud de la nación ante la pandemia sigue siendo justa.
Teníamos un
plebiscito en Chile, elecciones en Bolivia, a Moreno, Piñera, J. Añez y Duque
cercados por las movilizaciones (Fernández se había instalado en la ilusión del
Purgatorio y allí sigue) y en Uruguay una LUC privatizadora, cercenadora de conquistas populares, que
íbamos a resistir con fuerza, pero todos los gobernantes se transformaron en
Galtieris, cambiaron el sempiterno blindaje mediático por cadenas o
conferencias televisivas y la “unidad nacional” nos marcó la cancha. Todos
menos Bolsonaro que sigue siendo el mismo psicótico trágico.
Por
supuesto, ninguno de estos gobiernos piensa realmente en ganar “Malvinas”, lo
que quieren es seguir con Martínez de Hoz y en eso consiste la similitud con la
historia de Galtieri (aunque Galtieri ya tenía de ministro a Roberto Alemann, otra impostación). La COVID-19 es una enfermedad. No lucha contra nadie. Los conflictos
se razonan en sociedad.
Son iguales a
Leopoldo Galtieri porque ninguno planificó para ganar, todos van contra el
invierno (a quien no le ganó Galtieri ni Hitler ni Napoleón; sólo Moby Dick),
todos esperaban ayuda de USA, que si la causa es justa está siempre a favor del
enemigo.
Y todos
llegan tarde a pedirle ayuda a Rusia, a China, a Keynes y al populismo (¡qué
manera de humillarse después de tanta acusación!).
Pero son
diferentes porque esta vez Malvinas es ganable y la democracia popular también.
Y el motivo
de esta doble posibilidad es el aislamiento imprescindible y las
imprescindibles condiciones socio económicas que lo hagan practicable y
sustentable durante todo el tiempo necesario.
Dos
imprescindibles que en China, Rusia o Venezuela van juntos y hasta Francia,
aunque demasiado, demasiado tarde, quiere juntarlos, pero que estos gobiernos
neoliberales sin gerente de Rochild, no pueden ni siquiera imaginarlos juntos.
Son para ellos simplemente una contradicción insuperable, inabordable e
inconcebible.
Ni a
Fernández ni a lacayito, por poner dos ejemplos contiguos y diversos, se les
pasa por la cabeza hacerse cargo de tarifas, impuestos, alquileres e ingresos
de economía de guerra, bienes y servicios esenciales, de logística de guerra imprescindible
para aislamiento practicable.
Uruguay
tiene todas las de ganar, por el tamaño de su Estado y las grandes tradiciones
de solidaridad y compromiso social de nuestro pueblo, pero su gobierno está
absolutamente decidido a perder. Hoy todo indica que Fernández en Argentina tomó
la misma decisión de Galtieri, con otras palabras, con palabras de izquierda.
Esta “Malvinas”
es ganable porque en el ámbito universal ya está ganada. China abre y abre el
mundo. La democracia es ganable porque el fracaso del neoliberalismo a nivel
global ya es inevitable. USA (“el gobierno americano” le llama Fernández,
inoculado de Doctrina Monroe) se cae y se cae su “los mercados”.
Pongo el
ejemplo “progresista” de Argentina para que los compañeros entiendan. No es una
cuestión de etiquetas. A todos los que “malvinizan” el conflicto les va a llegar
la “desmalvinización” invernal. No hay nada más volátil que lo que dicen las “encuestadoras” que dicen “las encuestas”.
LA FASE 2: MALVINIZACIÓN CON BORIS
JOHNSON
Aquí y allá,
si al gobierno le abrimos la mano pierde la banca especulativa (ya está
perdiendo en todo el planeta; le va a llevar un tiempito reacomodarse), gana el pueblo, ganan los trabajadores, los
obreros y todos los sectores de la burguesía que el imperialismo trasquila
(todos menos el capital financiero imperialista con su aparato industrial
armamentista que todavía es el único respaldo de la divisa dólar).
Si mantiene
la mano cerrada, el gobierno pierde la conducción del Estado, porque los
estados nacionales y populares combaten a las corporaciones diseñadoras de
pandemias (por eso los detestan los neoliberales) y viceversa, quienes combaten
a las corporaciones diseñadores de pandemias conducen en los hechos y en
derecho el Estado Nacional y Popular. Y el Estado ha de ser. “A pesar de
usted…” dijera Chico Buarque.
Nunca había
habido en esta región tanto olor a acorazado Potemkin. La calma chicha, la mar
serena, los más altos dirigentes políticos haciéndose los bobos…. Y hambre. Si
el capital finacierista no se toca, hambre y virus da lo mismo.
Porque es
mentira que “el capital no se toca”. Al capital productivo, de la soja para abajo
lo están confiscando. Especialmente al de la mediana empresa, las PYMES, los
monotributistas y los informales. El gobierno, con la precisión exacta de que
el que no se toca es el capital financierista, está confiscando el ahorro y aumentando
la desigualdad.
No es el
escenario que ningún gobierno hubiese elegido, por supuesto. Está desesperado.
Las presiones plutocráticas son pesadas y no hay la menor convicción para
pensar algo distinto que pueda salir del marco de catástrofe.
Entonces
aparece la fase Boris Johnson. En medio de “Malvinas”, la tesis de un inglés
imitador de Trump, que empezó “por abrir de a poco el grifo para que nos
fuésemos inmunizando” y terminó en CTI por coronavirus y retractándose, pero después
de todo, en la Malvinas literal por ahora están ganando los ingleses, ¿no?
El “poco a
poco” es selectivo. En Uruguay, las zonas rurales, maestras y gurises, los trabajadores
de la construcción, en Chile el área metropolitana, en USA exactamente las mismas
ciudades que en 2019 tuvieron casos atribuidos a “cigarrillos electrónico” que
Robert Redfied, del CDC, dijo que pudieron ser coronavirus, Nueva York, Los
Ángeles, Chicago… aunque en el pandemónium europeo y usamericano todo está
sucediendo con aislamiento rebalsado por las carencias estructurales en
servicios públicos y de capacidad estatal de sustentar cuarentenas.
En China
volvieron a poner una zona de medio millón de personas en cuarentena sólo
porque aparecieron tres casos y asintomáticos. Y aun considerando que en China
sólo se constató una cepa del virus. Medios japoneses y taiwaneses suponen que en
USA se desarrollaron cinco y las de Italia e Irán son diferentes a la que se constató
en China tras los juegos olímpicos militares en Wuham.
A cuidarse y
a obligar a cuidarnos entre todos, de verdad. Si un gerente de Rochild abrió la
mano, no hay que descartar que la abran los de Goldman Sachs de Magneto para
abajo y hacia la banda oriental. La fase
2 lleva rumbo de retractación. La fase 3 es la “desmalvinización”.
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