“Don Juan (Tenorio) o el convidado de piedra”. Así se tituló generalmente un tema clásico del teatro universal en el que incursionaron con variantes notables desde Tirso de Molina, Juan Zorrilla y Jean Baptiste Poquelin (Moliere) hasta el parodismo fontanarrosista.
Cuando me
tocó dirigirlo con un grupo independiente en La Costa de Oro, lo primero que
llamó mi atención fue la oscuridad con que Zorrilla protegía u ocultaba la voz
de Don Juan, en el inicio de su versión. Así lo indiqué a los actores. Hoy no
puedo dejar de asociarlo con el inicio de la coalición de gobierno, con su
génesis: empezó con una queja a oscuras, la de Cabildo Abierto por no salir en
la foto fundacional de la coalición de Luis Alberto Lacalle Pou, pero se diría
sin temor a error, que este ocultaba más que protegía a Cabildo Abierto. Lo
ocultaba abiertamente, tal cual indica el protocolo festivo debe hacerse con un
convidado de piedra.
Vayamos a la
verdadera historia, aunque quede pendiente la ficción teatral: Cabildo abierto vota
junto al Frente Amplio un proyecto cabildante para reformar la ley de suelos
forestales y limitar la plantación de bosques a las tierras definidas como
prioridad forestal.
Luis Lacalle
Pou se niega. Amenaza vetarla.
El Partido
Colorado pide tiempo, postergar la votación para después del referéndum. Todo
va quedando para después del referéndum, la suba de combustibles, la prisión
domiciliaria de los criminales de lesa humanidad, la reforma laboral, la
reforma jubilatoria, todo lo que tenían preparado para este año y tienen que
esperar a después de carnaval. Exactamente la cuaresma.
Y entonces,
¿cómo no dejar de lado y postergar un proyecto que divide al oficialismo justo
antes de la decisiva instancia plebiscitaria?
Pues bien,
parece que Cabildo Abierto no está dispuesto a dejarlo de lado y va a sacar la
ley con los votos del Frente, nomás.
Los motivos
son dos: el forestal es negocio blanquicolorado, sobre todo blanco y no de
Cabildo Abierto ni del Frente. Si en su momento el Frente lo promovió fue
porque estaba condicionado por los contratos, pero recuerdo al Pepe Mujica,
ministro de Ganadería y Agricultura de Tabaré Vázquez, yendo todavía en otoño
de 2005, al programa de Sonia Brescia, con una carpeta donde demostraba que
estábamos por regalar el agua con la patria forestal y ése no era el modelo que
le convenía al país. Después todos lo oímos decir: “perdí con Harvard”, o sea
con Astori o más disciplinariamente con la economía, o con la letra chica de
los contratos.
La derecha
en el gobierno 1999-2004 se preparó para perder (no era ninguna sorpresa, había
estado a punto de perder cinco años antes y si ganó en el 99 fue por el
balotaje, la regla de juego que cambió con anuencia de Seregni y de Astori).
Hoy es un ejercicio de aprendizaje histórico cotejar lo ocurrido con lo
propuesto por Vázquez y Mujica, contrarios al balotaje. Astori y Seregni decían
que si se ganaba sin mayoría el Frente no podría gobernar. Vázquez y Mujica
afirmaban que, si se le daba tiempo a la derecha, menos se podría gobernar,
porque se perdía la sorpresa, no se la agarraba a contrapié y la derecha condicionaría
el escenario para mantener al Frente lejos del proscenio. No lo decían así,
pero hubiese pensado en esos términos si hubiese sido Tirso.
EL
CONVIDADO DE PIEDRA
Oscar
Botinelli, en sus encuestas, detectó en las parlamentarias de 2019, que el24%
por ciento de los votantes de Cabildo Abierto eran votantes del FA en 2014. No
es un dato a despreciar. Especialmente si tenemos en cuenta que los seis
mejores resultados del FA en octubre del 19, no alcanzaron a superar el 70% que
sí superaron en 2014. Tres Ombúes-Pueblo Victoria (67,8%), Casabó-Pajas Blancas
(66,6%), Nuevo París (63,9%), La Paloma-Tomkinson (63,3%), Cerro (62,9%),
Belvedere (62,8%), Conciliación (61%), La Teja (60,5%). Ahí está una clave
electoral para el referéndum. En esta zona el Frente aumentó más su votación en
la interna del domingo pasado, pero está también la clave de la decisión
política de Cabildo Abierto, su segundo motivo. Las encuestas marcan hoy que El
Partido blanco y más precisamente Luis Lacalle Pou, quien está haciendo un
gobierno personal, con apenas consultores y no con coaligados, está depredando
el caudal electoral de Cabildo y del Partido Colorado, especialmente el de
Cabildo. Te imaginás a Lacalle Pou gritandoles, “¡es fácil! ¡Es fácil hacer
proselitismo cuando se tiene el bolsillo de los terratenientes blancos para
meterle mano!”. Ese nicho electoral de aquel 14 %, Manini quiere recuperarlo y
sin esperar a que el gobierno se debilite y lo desgaste demasiado, porque le
haría más difícil la tarea.
Hace décadas
que en el mundo se desdibuja el maniqueísmo entre izquierda y derecha, porque
zigzaguea una izquierda de Wall Street y devienen antiimperialistas algunas
derechas. El mundo actual oscila en una deriva bastante incierta. Las nuevas
derechas en Europa engordaron con antiguos votos de izquierda. Los ejemplos son
muchos, pero pensemos en los más elocuentes de Francia o Alemania o Italia. Los
nuevos bipartidismos en América Latina absorben electorados enteros de partidos
de derecha que entregan sus votos a nuevas formaciones de izquierda. El Partido
Liberal al Partido Libre en Honduras. El liberal de Gaitán a Colombia Humana,
el COPEI al PSUV –de los tres únicos gobernadores electos en Venezuela por la
oposición contra 20 chavistas, dos son viejos adecos que compartieron poder con
Chávez, el APRA a Perú Libre, etc…
LO NUEVO
DE CABILDO
No es
acertado pensar que Cabildo Abierto sólo disputa las derechas de los partidos fundacionales
de la plutocracia censista del siglo XIX y endureció su núcleo de esa forma.
Los hechos matizan, problematizan, complejizan esa percepción.
El
reduccionismo de “todo es la derecha”, igual que “todo es fascismo” nos lleva a
descartar peligros ciertos. Cabildo Abierto no sólo se apresta a disputar el
liderazgo oficialista, sino, más aún, a disputarle al Frente Amplio la
oposición (“vamos a más”, Manini dijo y no fue una postura coyuntural; es
militar y sabe que lo primero a derrengar en el enemigo es la logística, el
financiamiento, el abastecimiento). Si Lacalle lo arregla yendo al Congo y
vistiendo de fajina, la agencia de publicidad que nos gobierna se apunta otro
poroto noventoso. No teme que lo confundamos con el Che Guevara.
Cabildo tiene
bandas impresentables de fascistas corrientes militares retirados, que tienen
que ver con la apreciación que de ellos hacen otros fascistas militares
retirados, pero además servicios, guerra híbrida. Expresamente, Manini Ríos nuca
deseó mimetizarse en la coalición.
En muchos
países de "occidente", la extrema derecha se planteó como alternativa
a la izquierda en oposición a gobiernos de centro-derecha (o derecha seudo
liberal, Temer, Sarkozy…), centro y sedicente centro-izquierda que seguían los
modelos de la Escuela de Chicago.
Y en muchos
el radicalismo de derecha medró del apoyo de la izquierda a gobiernos
“moderados” que decían ser “dique de contención al fascismo”. Nuca lo fueron en
verdad y mucho menos puede serlo el Partido Colorado o el ministro de Trabajo,
pero este último es un buen destino para quien quiera recorrer el “camino del
centro”: ministro de Trabajo sin votos en un gobierno de derecha.
La derecha
estuvo preparada para perder, tal cual vimos. Y en los quince años de gobierno
del FA se preparó para ganar. Y es mentira que no estaba preparada para
gobernar. Lo estaba en todos los aspectos, empezando por la batalla cultural y
terminando por el plan de negocios. No hay que subestimar al enemigo, para
entender sus posibles pasos y saber qué hacer. Tampoco hay que dejar de pesquisar
sus contradicciones y su historia. Lo sorprendimos y le estropeamos la mesa de
arena cuando juntamos las firmas. Esa no se la esperaba. Tampoco se esperaba
que Cabildo se metiera, de primer encontronazo fuerte, con un baluarte de
negocio blanco.
Don Juan
Tenorio era misógeno y mentiroso e ignorante, no pensaba muy distinto que el
diputado Martín Sodano de Cabildo Abierto, aquel que, con crueldad y sexofobia
extremas, dijo: “si te gustó gozar esos cinco minutos, no abortes, bancatelá”.
...pero a
todo Don Juan le llega (no muy tarde, cuarenta minutos, una hora, lo que se
demore el desenlace de una obra de teatro) su convidado de piedra que le da la
mano para conducirlo a su tumba.
La
coalición, con su propio convidado de piedra, tiene un convidado de piedra
mayor: el referéndum y los votos del Frente Amplio.
Y el Frente
es bueno que de Don Juan se cuide y más aún de su convidado de piedra, que
puede llegar a ser el nuestro, si ya empezamos por hacer un silencio a oscuras,
a la manera de Zorrilla. Votar una ley conveniente para el país está muy bien,
dividir al gobierno también, pero sin donjuanismo.
El peligro
mayor siempre es que Luis Lacalle (“blanco barato”, dijera Wilson) con Manini,
desoigan la institucionalidad si oscurece. Ya sabemos que lo hicieron, que
amenazan desde 1985 con volver a hacerlo, que tienen en Sanguinetti un
adversario aliado en el bloque de poder al que los partidos blanco y colorado
se anclaron en el pasado reciente.
El diez por
ciento de los votos fue mucho para un partido de nuevo lema, básicamente
militar, que convirtió en fuerza real aquel intento de Néstor Bolentini, quien
en su momento no alcanzó ni los votos de Edgardo Novick. En el bloque de poder
que apoyó el golpe del “batllista” Terra o el del rabanito Bordaberry, tiene un
techo electoral. Si sale afuera es para romperlo –a su techo y de
paso, al bloque–.
A partir de
un nuevo envión del ajuste de Alfie después del referéndum, podemos ver a Cabildo
en la oposición bastante seguido, porque a más resistencia menos posibilidades
de proselitismo para el Partido Colorado
y Cabildo, pero, además, cuando la movilización social que no necesita
predecirla nadie –es inevitable–, responde a las privatizaciones y a las rebajas de salarios
y jubilaciones por distintas variables, no habría que perder de vista a los
medios hegemónicos que construyen Bolsonaros, porque estructuralmente, por
medio de sus desinformativos, se encargan de golpear a la izquierda creando
clima para la proyección de seudos “antisistema”.
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