Vaticinamos inmediatamente conocido el resultado de primera vuelta, que Gabriel Boric ganaría la segunda, con buen margen. “En mi pronóstico, Boric gana bien la segunda vuelta, aunque los números, este domingo (de la primera vuelta) dieron: la derecha sumada 53% y la izquierda, más centroizquierda, más centro, apenas 47%”, escribimos. Ése era el punto de partida. Boric tenía, tiene, que elegir: las promesas constituyentes de la Convención o la amenaza implícita destituyente del Congreso. Si el 47% de participación de la primera vuelta, crecía significativamente en la segunda, con los votos de quienes votaron constituyente y ahora lo hicieron para evitar el triunfo de Kast, ganaba Boric y eso ocurrió. Votaron nueve millones, para un promedio de 7,5, bajó la abstención a récord desde el plebiscito de 1988 y Boric le sacó un millón de votos de ventaja a Kast. 55,83 % a 44,17%. Más de once puntos.
La consigna
de Boric fue “que la esperanza le gane al miedo”. Por el momento, ganó la
esperanza. La esperanza de todos, de la Convención, del Congreso, de la
izquierda, del centro y de la derecha. Eso es absoluto. Boric no ha dicho nada.
Hizo un buen discurso. No habló de política. La política es la política
internacional, pero en marzo va a tener que hacer política, va a nombrar un
Canciller. La esperanza de todos sigue hasta marzo. Es el título de la novela
del peruano Bryce Echenique, “no me esperen en abril”, pero no perdió el miedo.
Eso es relativo.
La esperanza
de la derecha es haber conseguido otra cara concertacionista para la
continuidad, más débil que las anteriores, incluso más débil que el propio Pedro
Castillo en Perú, si nos atenemos a los números y apoyos institucionales de
cada uno. Piñera rebozaba alegría al anunciar el triunfo de Boric y Kast no
demoró en reconocerlo. Once puntos de diferencia en balotaje es bastante, pero
debió ser más si el gobierno no hubiera sido exitoso en el fraude, al dejar sin
transporte colectivo exactamente a las zonas que votaron por Boric en primera
vuelta, además de demorar selectivamente la votación en esas mesas. Se salvaron
de una aplastante diferencia de 15 o más puntos, porque la clave estaba en la participación.
Ese fraude lo señaló la prensa internacional y tuvo que mencionarlo algún
sector de la chilena. El propio Boric tuvo que decirlo en su discurso de Plaza
Dignidad, o lo dijo porque quiso.
El pueblo
también está esperanzado. El presidente no es un mantra ni es garantía de nada
su programa enunciado, pero en este caso, el gabinete que nombre, tendrá más
peso que él. Boric llega a la presidente con sólo un 25% de votos propios, en
tanto candidato de Apruebo Dignidad, pero la mayoría institucional de Apruebo,
en el conjunto de las distintas instancias parlamentarias y regionales, es del
Partido Comunista de Chile, seguido de Revolución Democrática, de Giorgio
Jackson (otro de los dirigentes estudiantiles más notorios de 2011, junto a
Boric y Camila Vallejo, de la UJC). Convergencia Social, el Partido de Boric,
es minoría. Es menor que Perú libre, que llevó a Pedro Castillo al balotaje en
Perú y hoy está intensamente hostigado por un parlamento derechista que no le
perdona haber querido consolidar en Cancillería a un antiimperialista.
También
votaron mejor Enriquez-Ominami, los verdes y la Unión Patriótica del
antiimperialista Eduardo Artés.
La derrota
de Kast es una victoria de Luis Arce y de Pedro Castillo que en estos días ha
recibido el apoyo contundente del presidente de México, AMLO, para resistir el
intento golpista del congreso peruano, que ya le hizo renunciar al canciller y
al primer ministro, Guido Bellido y va por la vacancia presidencial.
Veamos
atentamente el Congreso chileno: En el Senado tiene mayoría la derecha. En
diputados está enmarañada la correlación de fuerzas. La izquierda creció y la
ex Concertación mermó muchísimo. El Partido Socialista mermó especialmente,
pero la Democracia Cristiana, apoyó a Boric en segunda vuelta con algunas
excepciones, que pueden traducirse a oposición en el Congreso. Todo va a
depender de las definiciones que tome el presidente en marzo, sobre integración
regional, grupo de Lima sin Lima o de Puebla, multilateralismo o gobierno de la
embajada. Si elije la embajada no va a tener problemas con el Congreso, pero
marcha por la senda de la Concertación, derecho al despeñadero y no va a
cumplir, más allá de algún formalismo, ninguna de las abstractas promesas
domésticas de su discurso.
LOS
PRESOS POLÍTICOS
Otras
palabras que evitó Boric, fue “presos políticos”. Los tiene por cientos y
respondió a los cánticos de la muchedumbre contra la impunidad, pero sin ningún
anuncio concreto. El terreno discursivo permitido era el aborto, la diversidad
y los pueblos originarios, pero también sin anuncios concretos. Sólo énfasis
prosódico. Y el obligado alegato contra la desigualdad, aunque en este último
sí fue concreto. Dijo que ve en la contra del Congreso una oportunidad. Esa
frase no tiene dos lecturas. Es la oportunidad de mantener el estatus quo,
compartiendo el costo político. Otra oportunidad no es.
En octubre
de 2019 empezó a caer Piñera. Los estudiantes chilenos salieron a las calles a
partir de una reivindicación por el precio del boleto de subte, pero
definiendo: “no son treinta pesos; son treinta años”. En referencia a la
“transición” engañadora desde Pinochet hasta Bachelet. En la lucha muchos
jóvenes perdieron la vida o los ojos, por disparos de carabineros y cientos
fueron encarcelados por un aparato represivo que no ha cambiado desde la
dictadura fascista, con su doctrina de la Seguridad Nacional para imponer el
“neoliberalismo” (otra palabra que Boric ahora escatimó), anclado hoy día en el
Consenso de Washington (innombrable como el imperialismo).
Boric no
está solo. Hubo casi cinco millones (sin fraude llegaba a cinco) de votos
contra Kast. Tiene al sanguinettista Lagos, quien le dio apoyo apenas vio lo
resultados de primera vuelta (el Frente Amplio, que integra Convergencia
Social, había obtenido en 2016 un millón trecientos cincuenta mil votos a la
presidencia, casi lo mismo que en 2021). La oportunidad de Lagos fue secundada
por Bachelet una semana antes de la segunda vuelta. En ellos puede recostarse
Boric (pese a los magros resultaos del Partido Socialista) para un gabinete
donde ya dijo que no quiere a Daniel Jadue, el candidato del Partido Comunista
que lo secunda en Apruebo Dignidad (el Frente estratégico que ambos integran),
porque dice Boric que Jadue no es “transversal”, “que está bien en la alcaldía
de Recoleta”, pero la votación del Partido Comunista en 2021 es histórica.
Metió dos senadores (que no tenía ni uno desde 1973) y creció más que en
tiempos de Volodia Teintelbaum y de Galo González y Pablo Neruda. Los fundados
por Recabarren cosecharon en votos su presencia en las manifestaciones
callejeras, mientras Boric votaba en Diputados la “ley antibarricadas”, por la
que muchos jóvenes hoy día están presos, pero también recogió el PC el avance
de una estrategia opción de gobierno y de poder, desde la creación de La Nueva
Mayoría. El bloque histórico del poder popular en Chile incluye inexorablemente
todo Apruebo Dignidad, su base Chile Digno y también el PS, en la perspectiva
revolucionaria, más allá del control actual que tenga Washington sobre la
cúpula socialista chilena.
Sin
despreciar, ni mucho menos, el papel testimonial que cumplió el PC de Gladys
Marín, otra historia hubiesen sido los gobiernos de la propia Concertación, con
presión programática desde dentro, desde abajo y también desde arriba. Lo mismo
ocurrió en el proceso político español.
En “La
enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”, Lenin aconseja votar a
los laboristas ingleses, para construir sentido en las mayorías de que “la
dictadura del proletariado es mejor que la dictadura de la burguesía, porque la
democracia de los soviets es mejor que la democracia de los lores”. Este domingo
en Chile el barrio santiaguino cuico de Vitacura votó el 83 % por Kast y el santiaguino
popular La Pintada el 72% por Boric. Todavía los burgueses tienen un 11% más
conciencia de clase que los proletarios, pero los proletarios son más y
hubiesen sido muchísimos más si no hubieran tenido que esperar tres horas un
colectivo, que al final pasó repleto y no paró y se quedaron sin votar.
PEDRO
CASTILLO Y LA GOBERNABILIDAD
Si la gobernabilidad
de Boric está complicada, con todos sus guiños iniciales al sacrosanto
“acuerdo” recomendado por Piñera, ¡qué decir de Pedro Castillo que inició
nombrando canciller nada menos que a Héctor Béjar y acordando planes con
Maduro! Pero en Perú el tiempo corre a favor del presidente, porque la
estructura política del fujimorismo no es fundamentalmente política. La
política la desgasta. Si llega a marzo, Pedro Castillo sigue. Recuerdo la
nostalgia de Brice, cuando en “No me esperen en abril” describe un grafiti, “a
muerte con El Chino” (Velazco Alvarado) y pienso que eso en Chile no ha
existido, pero “la sangre del compañero presidente golpea más fuerte que bombas
y metrallas” (Víctor Jara).
En marzo
vamos a saber quién es Boric y, sobre todo, quien consigue dibujarlo, porque en
las internas, que le ganó por el doble al PC, que luego votó el doble que el
sector de Boric, cuando éste cambió de discurso para la presidencial, cuando Boric
todavía le hablaba a la izquierda dijo: “Las grandes transformaciones”. Nada de
abril, todo en octubre. Habló hasta del carácter “de clase” del Estado y “si
Chile fue la cuna del neoliberalismo, ahora va a ser su tumba”, sentenció.
Ahora
agradece a Sichel y a Kats y los invita a cogobernar. Boric, de 35 años,
proveniente de la sureña Magallanes, es de febrero del 86. Muy formado en las
luchas sociales desde la FECH, muy claro al hablar, muy ilustrado.
“No va a ser
fácil” dijo Gabriel, y no va a ser. Las fuerzas armadas chilenas siguen
demostrando incluso en estos tiempos constitucionalistas de verdad, que están
repletas de garras nazis, pero el pueblo le ganó a Kats, fascista, misógeno,
homófobo, racista, pinochetista explícito, cuya campaña contó con la presencia
estelar de Vargas Llosa, de Leopoldo López y de Vox. Kast prometió “por
principios, romper relaciones con Venezuela, con Cuba… “con China no, porque es
complejo”, dijo. “Estos son mis principios, pero si tenés mucha guita tengo
otros”, dijera Groucho.
Esperar a
marzo a ver quién culminó de dibujar a Boric. Si quiere ser antiimperialista
pero no puede, darle todo el tiempo de poder popular capaz y necesario (caso
Pedro Castillo), pero, si no quiere, si se amolda al marco oenegero del mercado
financiero, o sea: a la Reserva Federal (que no es, por si alguien no lo sabe,
gubernamental) ni un mes más. El proceso revolucionario chileno se sigue
definiendo en la Constituyente y en la movilización.
1 comentario:
Joselo ,ayer lo comentaba con un amigo , sos mi principal referente en política nacional e internacional en este momento.
Objetiva y subjetivamente.
Abrazo grande
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