Así quedó el mapa electoral de Venezuela tras las regionales del domingo
“Arrasó el
chavismo” fue el trending topic del domingo tras las elecciones regionales
venezolanas en las que participó todo el espectro político.
Fueron
avaladas por más de 500 observadores internacionales, entre ellos la Unión
Europea, el Centro Carter y la ONU. “Poca participación en elecciones venezolanas”,
tituló El País (el de Montevideo; es justo reconocer que el título de El País
de Madrid, a su pesar, fue “Arrasó el chavismo”).
Ese mismo
domingo hubo elecciones generales, presidenciales y legislativas en Chile y no
tuvieron más participación que las regionales venezolanas, “42,26 % es un
porcentaje de participación magnífico según estándares internacionales para
elecciones regionales o de medio término no obligatorias”, dictaminó el
observador internacional veedor Héctor Díaz Polanco. Todos los medios en
Uruguay ningunearon los resultados hasta el miércoles de bajada de línea de
Bruselas y muchos medios, nacionales e internacionales, sostuvieron el ninguneo
ad eternum, porque todas las falsedades del desinforme no alcanzaban a opacar la
victoria chavista.
“Solidez,
transparencia, confiabilidad”, son atributos que reconocieron unánimemente los
observadores internacionales del sistema electoral venezolano. “El más
garantista del mudo”, según Carter. La jefa de la comisión de observación
electoral de la Unión Europea, Isabel Santos, sin poder contener el llanto (y “nos
has hecho llorar a todos” le dijo una integrante de su equipo, a micrófono
abierto, enseguida de la conferencia de prensa de la UE), reconoció su derrota,
la de su “presidente” venezolano de la UE, Juan Guaidó –a quien fueron a “acompañar” según
palabras del canciller de la UE, Joseph Borrell–.
Guaidó, a
último momento, viéndosela venir, dejó “en libertad” a sus seguidores “para que
voten por los candidatos que propusimos o se abstengan”. Vistos los números no
hicieron ni lo uno ni lo otro, porque la abstención fue 10 % menos que en las
legislativas y los candidatos del Partido de Guaidó no hicieron mucho más que
molestar a otros opositores, impidiéndole en algún caso alguna gobernación,
para que el PSUV la obtuviese sin mayoría absoluta.
Y los
candidatos del 4G integrado por Guaidó y más ampliamente de la Mesa de Unidad
Democrática, sólo ganaron en dos estados, Cojedes y Zulia. La MUD tenía cuatro
gobernadores desde las elecciones de 2017 y perdieron los cuatro: en Táchira Leidy
Gómez (el Táchira fue recuperado por Freddy Bernal, del Partido Socialista
Unificado-Gran Polo Patriótico Simón Bolívar, chavista). Barreto Sira en
Anzoátegui, quien quedó tercero, detrás del nuevo gobernador del PSUV-GPPSB y
de José Britos, de Alianza Democrática (la oposición que inició el dialogo con
el gobierno en 2018 y obtuvo la gobernación de Nueva Esparta). Precisamente en
Nueva Esparta (donde está Isla Margarita), Alfredo Díaz también perdió su
gobernación, quedando tercero detrás del ganador de Alianza Democrática, Morel
Rodríguez y del PSUV-GPPSV. Finamente, Ramón Guevara, también perdió su
gobernación, en Mérida, a manos del PSUV-GPPSV. Y eso era todo, aparte de Narnia
presidida por Guaidó.
Pero el
penúltimo ridículo de Guaidó jugando al presidente fue en la conferencia de la
noche electoral, cuando se le cayó el escudo venezolano del decorado detrás de
él. La conferencia tiene menos de 200 visualizaciones en YouTube, pero los
memes con el momento del video en que se le cae el escudo se hicieron virales.
De las 24
grandes elecciones regionales (23 estados y el distrito de Caracas), el
chavismo ganó 20 o 21. 19 ya asignados antes del miércoles, Apure asignada el
miércoles a Eduardo Piñate, del PSUV y todavía en disputa Barinas, por menos de
un punto entre Argenis Chávez Frías, del PSUV y Freddy Superlano, de la MUD. De
322 alcaldías asignadas, 205 son chavistas. Quedan 3 por asignar. En Caracas
ganó Carmen Menéndez, del PSUV. De los seis gobernadores que ganaron por mayor
margen, cinco son chavistas, encabezados por Lizeta Hernández en Delta Amacure
con el 60, 53% y el que ganó por menos de los 24 fue Miguel Rodríguez, también
PSUV, en Amazonas, con el 40,23%. El candidato opositor más votado detrás de
Nicolás Maduro en las presidenciales de 2018, Henry Falcón, de Alianza
Democrática, salió segundo en Estado Lara, detrás del PSUV-GPPSV, pero obtuvo
en torno al 40% de los votos, tres puntos debajo del PSUV. Le impidió la gobernación
el candidato guadoísta Florido.
De las once
ciudades más grandes de Venezuela, diez las ganó el chavismo, diez de las once
alcaldías más importantes.
El mundo
mira asombrado, desde Al Jazzera hasta el New York Times, la decisión de un
pueblo cercado, desabastecido por el bloqueo, con largos apagones por el
blackout del imperio, que duró un mes y luego por falta de gasolina, con falta
de agua a causa de los apagones, hostigado por atentados, invasiones, intentos
de magnicidio, de golpes de Estado, agredido por todos los medios de
comunicación masiva del “mundo occidental” y por todos los cuerpos diplomáticos
del ámbito imperialista, un pueblo que sigue resistiendo al grito de “¡Chávez
vive y vive: la patria sigue y sigue!”
LA
OPOSICIÓN QUE NO QUISO GOBERNAR
La oposición
en 2016 ganó la mayoría parlamentaria, pero no quiso ganar todo el gobierno en
2017 y 2018. Comenzó una deriva en la que fue dividiéndose y atomizándose.
Prefirió ir
por todo el poder. Fraguó al mes de instalada la asamblea legislativa de 2016,
un golpe por impeachment al presidente Nicolás Maduro, estilo el brasileño
contra Dilma, inconstitucional en Venezuela, no menos que en Brasil.
Instigada
por EEUU, parte de la oposición se extremó, desconoció al poder constituyente
bolivariano votado en 1999. Forzó una vía violenta. Quemó vivos a militantes
chavistas o que parecían chavistas por su color de piel. Pidió invasión yanqui,
robó los activos en el exterior. Se retiró por propia voluntad durante tres
años de las contiendas electorales (en declaración injerencista, la UE dice que
no había representantes de la oposición en el anterior consejo electoral, pero
los había de la oposición pacífica; de Guaidó no había porque él no quiso).
Contrató
mercenarios ex invasores yanquis en Irak, para intento de desembarco en el
Chuao. Contrató a los mejor pagos del jet set maiamero para concierto previo a
la invasión armada en la batalla de los puentes. Intentó magnicidio con drones…
En 2017, cuando arreciaron las “guarimbas”, escribí, “tenían el gobierno
prácticamente ganado el año próximo, pero cuando vuelvan al cauce electoral
después de fracasar estas aventuras, ¡vamos a ver si llegan al gobierno…!”
El gobierno
no les interesó. Prefirieron los negocios mil multimillonarios con los aportes
de la USAID, la NED y otras agencias gringas.
Arrastraron
a la ridícula autoproclamación presidencial de Guaidó en una plaza, a un Grupo
de Lima ya desaparecido y al alma colonialista de los europeos.
También es
explicable el llanto de la Unión Europea. Al descubrirse la verdad, debe
devolver los miles de millones de dólares que le robaron al pueblo de Venezuela
bancos españoles y portugueses, con la fea excusa de las “sanciones” de
Washington, que debe devolver CITGO desde EEUU y Monómeros desde Colombia. Y
Londres debe devolver el oro. Las del domingo en Venezuela fueron las
elecciones del billón de dólares.
“Curiosa
dictadura la bolivariana”, ironizaba Galeano. Realizó 29 procesos electorales
en 20 años. El chavismo ganó 27 y perdió 2, pero cada una de estas elecciones,
así sean regionales, tienen más importancia que las regionales de cualquier
otro país, porque en ellas se juega la reputación de todas las izquierdas del
mundo. Digamos lo que digamos, somos siempre acusadas de chavistas.
SI VAMOS
A HACERLO…
Cosas que
tiene la vida.
En Chile, Gabriel
Boric, el candidato de izquierda que pasa a segunda vuelta junto al
ultraderechista José Antonio Kast, que lo adelantó por dos puntos en primera
vuelta, puede encontrarse en una situación crítica que deploró en el pasado,
descalificando a Maduro por “dictador”.
Le fue
explicada dicha situación en una carta personal de Pablo Sepúlveda Allende,
nieto del Compañero Presidente, pero, apretado por la agenda antichavista que
impuso Kast con todos los medios a su favor, Boric volvió a recular en
reiteradas entrevistas durante la campaña. Kast es un pinochetista, nazi, al
estilo de Trump y Bolsonaro. Ataca a Boric por “comunista”, “chavista”, ataca
la “ideología de género”, y relaciona todo con el narcotráfico, poniendo hipócritamente
a la “inseguridad” en el centro de su campaña.
En mi
pronóstico, Boric gana bien la segunda vuelta, aunque los números de la derecha
sumada, el domingo dieron 53% y de la izquierda, más centroizquierda, más
centro, apenas 47%. Gana bien porque sabe bailar la cueca como hacía Frei (y si
no sabe, Orsi le enseña).
Si alcanza
la Presidencia, tal cual preveo, Boric va a tener que bailar con el parlamento
opositor surgido del 21-N. Él supone que perdió porque no le prestó suficiente
atención al voto rural, así que a bailar la cueca por el Sur donde no votó
bien, el Bío-bío, Los ríos, e incluso votó poco en Concepción, tradicionalmente
de izquierda, especialmente Lota, en cuya plaza principal el monumento al
prócer es a José Martí (si precisa le mandamos en serio a Orsi, que es bailarín
de danzas folklóricas), pero después de ganar, se va a encontrar en una
situación que, a tenor de Kast y de los devenires y usos de ultraderecha
continentales, muy posiblemente lo pongan en la disyuntiva de jugarse por la
Constituyente ante un parlamento destituyente.
Entonces, si
fuese coherente, tendría que renunciar. Es más, si fuera coherente no se
presentaría a la segunda vuelta, porque al forzar ese enfrentamiento entre
Constituyente y presidencia contra la democrática Asamblea General, ya se está convirtiendo,
según su propio criterio, en un “dictador”.
En su
discurso de noche electoral y de lanzamiento de campaña al balotaje, Boric pareció
retomar la mística allendista, el perfil heroico y la percepción de poder que
le habían dado el triunfo en las internas de Apruebo Dignidad, que, dicho sea
de paso, logró el regreso del Partido Comunista de Chile, con dos senadores,
Claudia Pascual y Daniel Núñez, con más del 16% de los votos, al Senado, donde
no estaba desde el golpe de 1973, cuando era senador Luis Corvalán –cargo que
Pablo Neruda ejerció entre 1945 y 1950–.
Está bien, Boric, dijiste para finalizar tu discurso y a la vez culminarlo, que ante Kast “ni un paso atrás”, pero ¿vos sabés qué quiere decir eso? Preguntáselo a Maduro. Te depara una victoria arrasadora. Si vamo a hacerlo… vamo a hacerlo bien.
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