Para dar el “golpe blando” que Macri anunció, al llamar a
una “transición pacífica” tras las elecciones del domingo, necesitaba ganar por
paliza no menor a la que Juntos por el Cambio dio en las Primarias (PASO) del
12 de septiembre, pero el 14-N JxC no alcanzó ese objetivo en Provincia de
Buenos Aires (37% del padrón electoral) donde el gobernador Axel Kicillof (kirchnerista)
descontó a 1 la ventaja de 5 puntos que la derecha le había sacado en las PASO,
un empate técnico y un empate de bancas en el senado bonaerense, que le
destraba parte de la gestión, porque define las votaciones en el senado la
vicegobernadora Verónica Magario.
La remontada es adjudicable a los militantes, a los
intendentes, al cambio de gabinete provincial tras las PASO, pero, en cualquier
caso, es Axel quien lo representa. También Jorge Capitanich, gobernador
kirchnerista del Chaco revirtió la derrota de las PASO. Los principales
referentes de ese espacio adjudican el repunte oficialista a la carta de
Cristina Kirchner del 17 de setiembre, que ordenó el momento de cambio de rumbo
en el gobierno de Alberto Fernández.
De todos modos, en el ámbito nacional, el voto castigo igual
fue duro. El gobierno ganó por ocho puntos en 2019 y perdió por ocho estas
legislativas. Alberto Fernández, junto a De la Rúa, fueron los únicos
presidentes argentinos que perdieron una elección de medio término y, por
primera vez, desde 1983, el peronismo perdió el quorum en Senado nacional.
Alberto dejó grabado un mensaje, antes de conocerse el resultado electoral,
prometiendo presentar al Congreso la propuesta del gobierno al FMI para acordar
el pago de la deuda que contrajo Macri. Resaltó que lo hacía con el aval de
Cristina Kirchner (después se supo que el aval es sólo a los efectos de dicha
presentación), pero, precisamente, la negociación de la deuda es el tema
central.
El préstamo del FMI a Macri no lo aprobó el Congreso argentino
y el dinero ni siquiera lo tiene Macri. Lo fugaron. Está en banca off shore. El
repudio de esa deuda odiosa e ilegítima por donde se la mire y perversa (e ilegal
según las leyes argentinas e ilegal según las del propio FMI), está instalando
a la izquierda en el escenario político argentino y pasando a la ofensiva al
peronismo consecuente. No va a alcanzarle al imperialismo el poder económico mediático
judicial para desinstalar el repudio de esa deuda en las masas populares. Y
tampoco va a servirle aumentar la confrontación mediática que ya es máxima.
LA TÁCTICA DE ALBERTO FERNÁNDEZ
El golpe de la amenaza macrista es del poder económico mediático
y judicial porque es lo que siempre tuvieron, nada nuevo… En todo el continente
–a excepción de en Cuba, en Nicaragua, en Venezuela, últimamente–, hablan de “la casta
política”, pero los partidos políticos han pasado, los militares también, las
únicas inmutables y permanentes en sus poderes, monárquicas, de casta, son las
oligarquías, sus medios y sus tribunales.
Ha sido siempre las mismas cortes supremas para las
democracias que para las dictaduras, los mismos canales de multimedios, los
mismos apellidos, los poderes fácticos hereditarios que se encargan
directamente de los gobiernos sólo cuando el pueblo se asoma al poder, pero, aun
así, el no pago de esa deuda de Macri, avanza homogéneo desde el Frente de Izquierda
(consolidada tercera fuerza nacional, que el 14-N duplicó sus congresistas) y
fragmentario desde el Frente de Todos. El FdT tiene dos tácticas, pero desde la
carta de Cristina, el discurso de Máximo Kirchner el 7 de octubre en la cancha
de Nueva Chicago y el 17 de octubre, cuando Hebe de Bonafini en Plaza de Mayo
dijo “es hoy, hoy empezamos a movilizarnos contra el pago de esa ‘deuda’”,
Alberto Fernández y SergioTomás Massa, chocaron la táctica 1 contra el movimiento
popular. Este miércoles 17 de noviembre, en el día de la militancia, se vieron
obligados a hacer play back con las promesas de campaña de 2019. “Voy a hacer
lo que prometí hace dos años y no pude hacer por la pandemia”, dijo Alberto.
Fue un acto corset. Fue planeado para resistir un golpe y resultó el anuncio de
internas competitivas.
Es que empezó la táctica 2, la de Cristina. En agosto de
2019 lo dije y lo escribí cada vez que hubo ocasión de escribir sobre
Argentina. “Todos dicen que la jugada de Cristina es brillante y táctica, pero
la creen de táctica 1 y son dos tácticas, la de Alberto y la de Cristina, en
ese orden, presidente y vicepresidenta”. Las llamé respectivamente táctica 1 y
2. La 1 fue misa en Luján para Macri, impunidad para Macri, no auditoría de la
deuda, Santiago Cafiero diciendo “la justicia que se depure sola”, coloquio de Clarín,
Alberto diciendo “Héctor (Clarín) no me deja mentir”, tranzando con CABA, “Mi
Amigo Horacio (Larreta)”, agradeciéndole a “Marcelo” (Midlin), arreglando con
Rocca, cornada de buey a Vicentín, cerrando con Fink y en consecuencia ajuste y
votando con Almagro contra Nicaragua, lejos de Venezuela, México y Bolivia.
Alberto Mi Amigo Horacio, a través de la táctica, incumplió
el contrato electoral punto por punto, hasta que la derrota de las PASO, la
carta de Cristina, el discurso de Hebe y el de Máximo lo hicieron recular, “no
voy a arrodillarne ante el Fondo”, “no voy a firmar en cinco minutos”. La
unidad estratégica es programática. Cuando la táctica vacía el programa, no hay
unidad estratégica. Apenas espacio de cogobierno de momento necesario para no
quedar, en los hechos, con las manos atadas y para atárselas a la minoría.
Lo dijo mejor este lunes Mempo Giardinelli, “en sus primeros
dos años el gobierno del Frente de Todos no gobernó como había prometido. No
afectó ninguno de los resortes económicos del poder real, ladrón y evasor,
cipayo y fugador de divisas. Ninguno. Y es ese poder real el que, organizado
para volver, esta noche de domingo estuvo a punto de dar el zarpazo”.
LA OTRA TÁCTICA
La táctica 2 parte de un principio: soberanía. Es la táctica
de la mayoría (Cristina lo es en el Frente de Todos, y Axel en el Frente de PBA).
Es una táctica que requiere jugar en las dos canchas, la de abajo y la de
arriba, sin caer en ninguna provocación de fractura del FdT. La movilización
por abajo la empezó Hebe el 17-O con la presencia de Axel en la Plaza. El
peronismo todavía no había empezado a movilizarse. La única calle era trotkista
(pilar del FIT). Con todo el pueblo movilizado cambia el escenario y cambia el
modo. Empieza otra historia. La unidad de acción con el trotskismo en el tema
de la deuda también. Por eso Alberto se amparaba en un “consultor externo”
(Antoni Gutiérrez Rubí, catalán) para evitar la calle. Le había “aconsejado no
movilizar”. Las PASO lo obligaron a pautar la plaza del 17-N desde la semana
anterior a las legislativas, más condicionado por el Frente que por el Fondo.
Cristina manejó los tiempos políticos. En 2019 dijo: “puedo
ganar sola pero no gobernar”. Y ya había dicho que el gobierno en Argentina era
menos del 25 % del poder cuando le tocó gobernar a ella. Hoy, después del plan
de negocios Macri, sacá la cuenta…
La situación regional de 2019 era similar a la de marzo de
1976: Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay pronto con gobiernos de
derecha, cercándola, aislando a Argentina. Carta a carta, discurso a discurso,
bien graduados, fue señalando Cristina el contubernio con Clarín, los
funcionarios disciplinados por el lawfafe, la deshonra de Alberto a las
promesas de campaña...
Ahora, para 2023, cabe esperar que, a Bolivia liberada, se
hayan sumado Chile y Brasil. Argentina va a crecer porque no va a pagar por dos
años con perspectiva de más mora. La recuperación económica argentina fue en
default (de 2002, con Duhalde a 2006, cuando tras lograr magnífica quita, pagó
Néstor, gracias a Chávez, y se desembarazó del condicionamiento del FMI).
Entonces hubo inversiones, porque hubo ingreso, mercado interno, sin obligación
de pagos, expectativa de retorno. Con Macri la “lluvia de inversiones” fue de
globos, ¿quién iba a invertir en un mercado exprimido para pagarle a los fondos
buitres? Nadie lo hizo.
En 2023 va a haber PASO competitivas en el Frente de Todos y
por ende una candidata o candidato de verdad popular y nacional (después de
todo, Cristina votó mejor sola en 2017, que ahora con Alberto y Massa). Cristina
no cae en ninguna provocación de fractura del FdT, menos aun cuando las
legislativas consolidaron a Axel en primera fila. Se supone que quien asuma en
2024 deberá pagar 6 mil millones de dólares al FMI, por año, durante diez años,
pero ni en diez ni en diez mil años, puede Argentina pagarle al FMI esa deuda
perversa que requiere mister Stanley, el nuevo Spruille Braden, embajador
yanqui en Buenos Aires.
Propios funcionarios del FMI reconocieron que Macri tomó esa
deuda ilegalmente para fugar en mayor parte y quemar el resto en su campaña
electoral, pero, aunque así no hubiese sido, tampoco podría pagarse, ni con
toda el hambre del pueblo ni en dictadura fascista "libertaria” (de
Cavallo: Milei, Macri, Larreta, De la Rúa, Menem, Bullrich, Videla-Martínez de
hoz).
El protagonismo de Macri para el 14-N fue pernicioso para
JxC, así que Stanley se va a encargar de medir si Larreta o Bullrich o la UCR
puede ser el abanderado del nuevo “Frente Democrático” (el viejo engendro de
Braden contra Perón).
“Clarín miente” sentenció para la posteridad Néstor
Kirchner, Todo lo que dice Alberto Héctor No Me deja Mentir es mentira entonces.
Nada tranquilizador, pero el miércoles en la plaza dijo lo mismo que en 2019
decía. La única táctica que le queda al pueblo argentino es la revolucionaria
democrática, por medios de lucha pacíficos y legales, que, para eso, desde
Chávez, para que hoy se pueda hacer en paz, fue armada la vía fundamental, y la
consigna es la misma que desde 1905, el repudio de la deuda odiosa.
Alberto va a seguir viajando a lo que él llama “Europa”
(Macron Sánchez-Sánchez Macron), cuando el veto en el FMI lo tiene Biden. El
ministro de Economía Guzmán va a seguir ajustando a título de “sustentable” y
el hombre fuerte en la Rosada, Gustavo Béliz, no va a dejar de consultar a
Cavallo, pero, mientras tanto, este momento cierra las legislativas y arranca
la carrera al 2023. Cristina o Macri en propias personas o a través de
respectivos candidatos a presión o en línea. El legado de Evita evitó un golpe.
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