Aristos es una palabra griega; quiere decir “mejores”. Cracia es otra; quiere decir “gobierno”. Aristocracia quiere decir “gobierno de los mejores” y “Aristócratas”, los mejores gobernando. Arbeleche es la Ministra de Economía que envía al parlamento uruguayo un presupuesto que le rebaja los salarios y las jubilaciones a todos menos a los que directamente deja sin ingresos, desempleados, pero a los presidentes de los entes les duplica sus caudalosos salarios (suyos de ellos) porque, dice, “ahí necesitamos a los mejores”.
No le voy a
contestar con Saint Just, que decía que “a los aristócratas tenemos que
guillotinarlos nada más que por serlo”, porque la historia tiene todavía
bastante que decir sobre si es verdad universal la razón de los jacobinos, pero
lo cierto es que les cortaron la cabeza a los señores feudales que, haciéndose
llamar aristócratas, gobernaron durante toda la edad media, desflorando a las niñas
en las chozas de los campesinos, donde a la puerta colocaban una cornamenta para indicar
que estaban haciendo uso del “derecho de pernada” (derecho a desvirgar a toda
hija de siervo de la gleba antes que se casara). De la exhibición de esas
cornamentas salió la expresión “cornudos” para referirse a los esposos de las
campesinas.
Tampoco les
voy a llamar cornudos a esos cientos de miles de compatriotas que votaron este
gobierno y ahora ven las cornamentas de sus ingresos recortados, ajustados a la
baja, mientras “los mejores”, que “necesitamos en las presidencias de los entes”,
esos aristócratas de “María Antonieta” Arbeleche, duplican sus haberes, detrás
y al servicio de los “mejores” financieristas del imperialismo. Voy a llamarles
ignorantes. La ignorancia no es un defecto. Es una desgracia radiotelevisada.
Voy a
decirles que el presupuesto presentado por María Antonieta condena a la fuga de
cerebros de los más formados de nuestros jóvenes que, aun queriendo trabajar en
el país por menos dinero que en el exterior, aquí se quedan sin trabajo. Y lo
hace con el cinismo de sugerir que si no le aumenta un 83 % el sueldo al hijo
de Sanguinetti, nos lo va a captar la NASA, arrebatándonos al mejor.
Aun
suponiendo que fuese el mejor, a criterio salarial, ¿qué puede hacer bien si
todos sus funcionarios y casi todos sus conciudadanos somos los peores, según
ese criterio?
El menos
dotado del equipo campeón en México 86 se llama José Luis Brown, el “Tata”.
Hace dos años contó en entrevista con Víctor Hugo Morales, que, saliendo a la
cancha para jugar la final, se detuvo a subirse las tobilleras y al pasar,
Maradona le tocó un hombro y le dijo, “vamo arriba, Tata, que si vos jugás bien
yo juego bien”.
No le dijo “si
vos jugás bien yo la descoso”. Le dijo la verdad. Porque si Brown o cualquiera
no jugaba bien, no ganaba el equipo y si el equipo no hubiese ganado, Maradona
no hubiese jugado bien por mucho que la descosía. ¿Sorprende que Fidel, el peor
del mundo, el que sacó del bolsillo alto de una guayabera que llevaba puesta, su
mano vacía para mostrarla diciendo “éste es todo mi patrimonio”, haya confiado
tanto en los peores maradonas y en Maradona mismo?
En noviembre,
cuando invadan Venezuela para hacer campaña electoral en USA (ése es el plan de
Trump) tenemos las peores baterías antiaéreas para contrarrestarlos bien.
Terminó el
feudalismo de los aristócratas. También va a terminar el aristocratismo del
Imperio.
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