A efecto de
caracterizar al gobierno electo, puede resultar útil desgrabar parte de una
entrevista al ex Ministro de Economía de Lacalle Herrera, Ignacio De Posadas, declaraciones
que tuvieron bastante tráfico en 2018 cuando Sanguinetti propuso a Lacalle Pou
para encabezar una coalición:
Dice De
Posadas:
“…Sanguinetti
ha sido nefasto para el Uruguay (…) Fue vivo pero eso no quiere decir que haya
sido bueno. Leyó correctamente la política pero desaprovechó el primer período,
con alguna excusa de que era difícil, y desaprovechó el segundo período mal.
(…) A nosotros nos hizo una guerra muy sucia desde el primer día. A la primera
excusa que encontró, le sacó el ministro Lagos a Lacalle y a partir de ahí nos
serruchó las patas todo el período, todo. Nosotros habíamos mandado una
rendición de cuentas con dos artículos y cero gasto y el parlamento empezó a
inflar encabezado por los colorados. Nosotros habíamos cerrado con superávit el
año anterior y nos venían fabricando un déficit brutal. En un momento llamo a
Lacalle y le digo, “mirá, voy a hablar con Sanguinetti para tratar de
convencerlo de que ataje (…) Lo fui a ver a la casa. Ahí, a Punta Carretas. Me
tragué horas de que me hablara de pintura, que me explicara el posmodernismo y
no sé cuántas cosas más. Cuando se le agotó, le dije, “mire, usted cree que va
a ganar las elecciones; yo voy a hacer lo imposible para que las pierda, pero si
usted cree que va a ganar las elecciones no sigan haciendo lo que están
haciendo, porque yo voy a aguantar el gasto todo lo que pueda y lo voy a soltar
al final y se la va a ligar el que viene. Es malo para el país. (…) No vengo a
discutirle, vengo a razonar, no lo haga…”. Entonces me dijo una cosa que no voy
a olvidar jamás, “ustedes no entienden –palabras textuales– ustedes no
entienden el Uruguay. Sólo a dos inmaduros como Jorge Batlle y Luis Alberto
Lacalle se les ocurre cambiar el Uruguay. El Uruguay es así y siempre va a ser
así…”. (…) Sanguinetti no tenía interés en hacer nada de nada… y lo mismo que
nos hizo a nosotros se lo hizo a Jorge Batlle.”.
En puridad,
caracteriza a Sanguinetti de conservador. La declaración de Posadas tiene un
valor científico nulo, salvo como narrativa para evitar un previsto
desplazamiento personal en tanto fuese Sanguinetti el conductor político de un
modelo de coalición (mediado 2018), pero
la tensión entre el pensamiento de Lacalle y el de Sanguinetti existe.
UN PLAN DE NEGOCIOS NO ES PROGRAMA
Un error
nuestro, frenteamplista, en el debate televisivo Martínez-Lacalle para la
segunda vuelta, fue anular nuestro programa (que siempre había sido nuestro
estandarte y nuestra proa, que nos distinguía positivamente de nuestros
oponentes desde el nacimiento mismo del Frente Amplio), minimizando su alcance,
en el momento en que nuestros oponentes exhibían apenas un esbozo de acuerdo
mínimo, el más endeble de los programas de gobierno explícitos que hayamos
enfrentado.
Otro fue
calificar a la reacción de “conservadora”.
La coalición
electa para gobernar tiene un ala muy reducidamente conservadora en Sanguinetti
y en parte en Manini (quien por otra o la misma parte dirige varios elementos
fascistas), pero el Presidente y el Canciller, Lacalle y Talvi, tiene uno un
plan de negocios reaccionario a todas las reformas seculares de Uruguay y a
muchas que agregamos en los quince años de gobierno frenteamplista, mientras el
otro viene con la misión de alinearnos por completo al imperialismo yanqui.
Lo único que
van a conservar es el poder económico duro, cada vez más concentrado y
saqueador, para hacer negocio financiero.
Que puedan
cumplir o no ese plan de negocio, depende fundamentalmente de la respuesta
popular concreta (muy pocas veces hemos tenido la iniciativa estando en el
gobierno y casi nunca desde el gobierno hemos marcado agenda –no tuvimos medios
ni decisión política de tenerlos para hacerlo–, pero no es indefectible que nos
sea aún más difícil desde la oposición), depende del alza de la resistencia al
poder, cuyo sector duro económico imperialista no ha necesitado gobierno para
conservarse y, en definitiva, de que el pueblo vuelva a acumular fuerzas, para
retomar el gobierno, esta vez con vocación de poder.
Debemos recuperar
filosofía de la praxis, como afirma Diego Alonso, tantas veces bastardeada en
pragmatismo.
También
depende de que sepamos trabajar en las contradicciones para aislar al enemigo y
para eso necesitamos definirlo con exactitud. Lo más terrorista del capital
financiero imperialista, las espinas envenenadas de fascismo que no hemos
podido extirpar de nuestra sociedad ni del bloque de poder dominante.
La cuestión
de asumir al enemigo pasa por señalarlo, cuando últimamente ni siquiera lo
hemos nombrado (con palabra, que no hay hecho humano sin palabras porque el
pensamiento es lenguaje. Nuestro slogan de campaña “hechos y no palabras” está
más cerca de Millán Astray que de Unamuno).
Es decir,
cuando ni siquiera hemos construido relato, cuando en el mencionado televisivo
debate (no democrático, como todo lenguaje televisivo), lo más parecido a un
enemigo que nombramos, fue “los privilegiados” y privilegiados de uno u otro
modo somos todos.
Y en el gobierno
del Frente Amplio el pueblo se privilegió.
Un relato es
esencialmente un sujeto que, para lograr objetivos, atraviesa obstáculos
puestos por un enemigo. Se puede complejizar al infinito y agregar infinidad de
elementos para problematizarlo, pero sin enemigo no hay relato y si nuestro enemigo
somos todos y particularmente nosotros, no hay enemigo ni relato ni un ápice de
asidero en la realidad.
REALIZACIONES ACTUALES ADEMÁS DE
MODELOS
Lacalle y
Talvi representan algo más concreto que un modelo de país neoliberal (no
liberal), representan la realización actual de ese modelo en la verdadera
política, que es internacional.
Van a intentar
reproducir la realización de ese modelo. Por eso hablar hoy de confrontación de
“modelos” o de “proyectos” como lo hicimos desde que somos opción de gobierno y
de poder, ya no era plausible en la campaña pasada, cuando teníamos dos
realizaciones cara a cara. La de Macri y la nuestra.
Los De
Posadas y los Alfie (reparemos en que Alfie dirigirá la OPP, las tijeras al “gasto”)
van a querer hacer de golpe, de ley de urgencia, o de primer presupuesto en su
defecto, lo que estiman que Macri demoró en hacer, o sea: lo que Macri hizo
pero ellos quieren hacerlo más rápido desde el comienzo, tal como adelantó el
futuro ministro Uriarte. Es poco probable que puedan lograrlo pero es lo que
van a intentar.
¿QUIEN SE ATA LAS MANOS EN LA
COALICIÓN?
A De
Posadas, en su crítica a Sanguinetti, se le olvidó considerar subsidiario el
juego parlamentario de aquella coalición (más coherente y cohesionada que la
del actual gobierno electo), se le olvidó –o nunca llegó a enterarse– que lo
determinante fue la lucha popular conducida por el PIT-CNT, el plebiscito
contra la privatización de empresas públicas ganado con el Frente Amplio
acumulando fuerzas, el bloque histórico de las reformas seculares que incluye a
militares patriotas e incluso a militares que en dictadura fascista conservaron
alguna de aquellas conquistas públicas debatiendo con Vegh Villegas y Ramón
Díaz (el privatizador maestro y factótum de Talvi).
Si la famosa
“sustitución de importaciones” del segundo batllismo fue una prueba, el error
fue el desmantelamiento productivo, cometido en cumplimiento al FMI
imperialista, desde 1959 y, luego, más que por la dictadura, por los gobiernos
posteriores a la dictadura, especialmente el de Lacalle.
La crisis de
2002, “la debacle”, con o sin default, fue la consecuencia de esa política
yanqui aplicada en Uruguay, durante más de una década con terrorismo de Estado
y luego con Documentos de Santa Fe, sobrevolando invisibles e inaudibles pero
permanentes. Y de la doctrina yanqui de la “seguridad nacional”, intacta como
su aparato represivo.
Hoy el mismo
Comando Sur que dictó e impuso aquellos documentos, boceta un Plan Cóndor II no
convencional, operado por Almagro y compañía, que es el candidato de Lacalle y Talvi
en la OEA. Ser furgones de cola de ese mascarón no paga políticamente. Es ir
mal y a contramano del continente y el mundo. Todo tiene su límite y su plazo.
LICENCIA PARA MATAR
Después de
lanzar hacia la veda electoral del balotaje, sendas señales aterradoras para
que medrara de ellas la militancia frenteamplista movilizada heroica, los
“tenientes de Artigas”, que, sabiendo el efecto que causaban, preferían que
Cabildo Abierto pudiera ir a más contra un gobierno del FA, el lunes siguiente,
a través de Silva en entrevista de VTV, pidieron garantías para salir a
reprimir si el nuevo gobierno lo requiriese. Al estilo de Chile con el indulto
piñerista previo y de Bolivia, cuya autoproclamada presidenta golpista Añez
está imputada en La Haya por firmar esa impunidad para las masacres de Sakaba y
Senkata, pero no es lo que diga Silva sino lo que haga Feola, quien, según El
Observador, está entrenando en guerra urbana.
Cabildo
también “apreta” desde ya al futuro gobierno con el apoyo que pueda dar a las
demandas de “Un solo Uruguay”, que el aumento de tarifas anunciado sea para el
resto de la población, no para los propietarios rurales y que no se concrete
UPM II.
La última
coalición rosada duró tres años. Ésta multicolor pinta más fugaz.
Al
resistirla somos conservadores de las parcelas de poder popular conquistadas,
construidas y defendidas desde hace más de un siglo y de los derechos
conquistados durante nuestro gobierno y somos progresistas por antiimperialistas
desde que el general Seregni planteó el eje patria o imperialismo, el 26 de
marzo de 1971.
CUANDO LOS MEDIOS HEGEMÓNICOS
AUTORIZAN LA PALABRA “OLIGARQUÍA”
La palabra
que sigue estando rigurosamente censurada es “imperialismo”.
Por ejemplo,
en el documental brasileño candidato al Oscar, aparece más de veinte veces la
palabra “oligarquía” para referir a los vínculos de la constructora brasileña
Odebrecht con todos los gobiernos brasileños de Geisel en adelante, pero la
palabra “imperialismo” no se pronuncia ni una sola vez.
En Uruguay
la categoría política “oligarquía” tiene larga tradición de combate cultural.
Batlle y Ordóñez definió al batllismo “el pueblo contra la oligarquía”. “¿Pero
cómo don Pepe? ¿Si oligarquía quiere decir gobierno de pocos y el batllismo es
gobierno?”. “Es la economía, estúpido”, había escrito Lenin para que lo
repitiera e hiciese célebre un finisecular Clinton contra Bush. El último
batllista a quien le oí esgrimir “oligarquía” fue al intendente canario Tabaré
Hackembruch.
Pueblo-oligarquía
es un eje fundacional del Frente Amplio para definir las contradicciones
fundamentales de nuestro sistema político, pero quedó en desuso en tiempos posmodernos
de “pensamiento débil” (y único) que exigía sonidos débiles.
Rescataron
el término “oligarquía” las corporaciones mediáticas para denostar a la elite
rusa. Había “oligarcas rusos” y “oligarcas ucranianos”, sancionados por Wall
Street. Año 2014. Había pasado tanto tiempo vertiginoso, que la palabra parecía
volver directamente de la antigua Grecia que la parió.
El año
pasado Graciela Villar la trajo al recuerdo uruguayo masivo y causó escándalo.
Dicha por una compañera evoca la voz de Eva Perón, que la usaba profusamente.
Sin embargo los medios aceptaron debatirlo. “La rosca” como se llamó
popularmente en los setenta, daba la impresión que aparte de la embajada, la banca
extranjera, el latifundio, los frigoríficos y otros pocos enganchados con sus
medios a la especulación financiera, incluía una burguesía local que se
beneficiaría materialmente de un gobierno neoliberal.
Y es verdad
que los burgueses nacionales, mayoritariamente, no alcanzaron a aprender que del
neoliberalismo salen esquilmados, sin ninguna seguridad jurídica, con prisiones
preventivas para extorsionar delaciones premiadas contra gobernantes
progresistas o, directamente, chantajeados para la caja chica de los servicios.
Así fue en Argentina, en Brasil y va a ser en Uruguay aunque todas las cámaras
empresariales estén controladas por topos oligarcas y la burguesía nacional
como sector de clase, si “aquí ya no existe” como sostenía Vivian Trías, “existe
y es sumable o anulable” como le discutió Arismendi, quien la definía por
hábito y anatomía: “la conciliadora o la entreguista que tiene el bolsillo acá
pero el corazón en Washington”.
Es
importante saber con precisión dónde se corta. Más importante aún es que el
pueblo siga unido y más fuertemente unido en cada lucha porque así determina las
relaciones de fuerzas a medir.
Sacando
cuentas, si hasta corazones de la zona de la coodinadora I, donde abundan los
cuarteles y “boliches del Cerrito”, se perdieron de clase y la cárcel quebró a
un CEO que le había arrebatado contratos a los yanquis, no son motivo ninguno
para abandonar la batalla en todos los frentes, paso a paso, hasta aislar y
derrotar lo más terrorista del capital financiero imperialista. La victoria es
un mundo más justo y en paz.
Nuestro paso
inmediato va a ser resistir a Lacalle y a Talvi y a los coaligados,
respondiendo a la altura del conflicto. Y acumular fuerzas para pasar al
contraataque electoral, tal vez antes de lo previsto, quizá en adelanto de
elecciones. Tabaré Vázquez vaticinó: “no están preparados para gobernar”. Y hasta
pueden ser un estorbo por sus “inmaduras” ilusiones (Sanguinetti dixit) para
sus propias pretensiones de conservación.
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