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Roger Waters le escribió a Zelenska para invitarla a colaborar para alcanzar “la paz en Ucrania”.
Los cuestionamientos fueron enviados en momentos en que siguen resonando los ecos por la particular forma de Zelenska de visibilizar el conflicto: posando para la revista Vogue con su marido al lado de militares que custodian la residencia presidencial. La frivolidad de las imágenes pusieron en primer plano a la mujer que, luego de esto, se dedicó a dar entrevistas para referirse a la guerra.
En una de las últimas entrevistas, Zelenska volvió a hablar del conflicto y, por eso, Waters le escribió e invitó a colaborar para alcanzar “la paz en Ucrania”. Sostuvo que “tal vez tengamos que buscar rutas diferentes” para encontrar una salida a la guerra y resaltó algunas en las que incluyó duras críticas a Zelenski.
Le recordó que en la plataforma electoral que lo llevó a ser elegido Presidente de Ucrania, en 2019, Zelenski había prometido “poner fin a la guerra civil en el Este y traer la paz al Donbas y la autonomía parcial a Donetsk y Lugansk”. Y también “ratificar e implementar los Acuerdos de Minsk 2”.
Sin embargo, hubo “facciones” que “persuadieron a tu marido a cambiar diametralmente ese rumbo”, así como también a “cruzar varias líneas rojas que habían sido fijadas con bastante claridad por sus vecinos de la Federación de Rusia”.
“¿No sería mejor exigir la implementación de las promesas electorales de su marido y poner fin a esta guerra mortal?”, le preguntó. “Si estoy equivocado, por favor ayúdame a entender cómo”, planteó el músico y la invitó a “persuadir a nuestros líderes para detener la matanza”.
LA TRAICIÓN, EL GLAMOUR Y MÁS GUERRA
La misiva de Roger Waters da en la clave de los resultados del actual conflicto en Ucrania. Esas elecciones de 2019 se realizaron con la izquierda proscripta (al candidato del Partido Comunista, que en su última elección obtuvo más del 20% de los votos le fue prohibbido participar; además le fue prohibido participar al del Partido de las Regiones que ganó las últimas elecciones antes del golpe) y Zelenski resultó la opción pacificadora, contra el candidato oficial de la dictadura, el del golpe de Estado del Maidán, Poroshenko. Zelenski obtuvo el 73,24 % y Poroshenko el 24,45. Zelenski ganó en todos los territorios menos en el oeste antiguamente polaco y austrohúngaro. En el 73,24 de Zelenski estuvo el voto comunista, de izquierda, del este y del sur. Zelenski traicionó el pacto electoral, tal cual lo señala Roger Waters: hubo “facciones” que “persuadieron a tu marido a cambiar diametralmente ese rumbo”, así como también a “cruzar varias líneas rojas que habían sido fijadas con bastante claridad por sus vecinos de la Federación de Rusia”. Esas facciones fueron los batallones nazis y neonazis, de Azov y de Aidar, entre otros neofascistas “Sector Derecho”, derivaciones de Svoboda, que nunca alcanzaron más del 15 % de los votos. Tal vez ahora, con la anexión a Rusia de buena parte del este y el sur, lleguen a un tercio, pero, a diferencia de otros países cercanos (bálticos, nórdicos y de Europa central o del este) que sí tienen mayorías de extrema derecha, en Ucrania tiene tradición el antinazismo (leer mi columna Ucrania no cree en nazis, https://joseloolascuaga.blogspot.com/2022/04/ucrania-no-cree-en-nazis.html).
Cabe indicar que lo único que se conocía de Zelenski era ese programa, porque no tenía experiencia política alguna. Aquel resultado electoral no alentaba en absoluto proseguir con la política de Poroshenko de eludir los acuerdos de Minsk (alto el fuego en la línea de contacto y autonomía para el Donbas) y de rearmar pesadamente a la fuerzas armadas, a las que incorporaron el batallón Azov al alto mando, para dar el envión final a la ofensiva contra el Donbas independizado desde la resistencia al golpe de 2014 y defendido por resistentes milicias populares.
Pero hubo un resultado electoral que sí alentó el plan de la OTAN. En Alemania fue desplazada Ángela Dorotea Merkel. Primero de su partido socialcristiano, por su consecuente rival Friedrich Merz y luego del gobierno, porque en 2021 ganó las elecciones el Partido Verde (antirruso y antichino), de impronta yanqui, que le copó la parada al vacilante canciller socialdemócrata Olaf Shollz. Es decir, cayó quien básicamente sostenía los acuerdos de Minsk 2, Merkel, porque en Francia (el otro firmante europeo occidental que garantizaba los acuerdos) los yanquis habían logrado que llegara a la presidencia su ladero más servil, Macron, gerente de anexiones y asociaciones de Rochild and Company.
Pudo haber sido peor. Si no se hubiesen precipitado los acontecimientos con las declaraciones de Zelenski en febrero en Munich, pidiendo armamento nuclear a tres minutos de Moscú y con infraestructura que Ucrania ya tenía desde la época de la URSS, Macron habría partido la OTAN para forzar una nueva guerra de Europa contra Eurasia sin aparente responsabilidad yanqui.
Ahora, el planteo de Merkel, retornada a la política alemana por la profunda crisis del gobierno, es bien distinto: “un acuerdo de seguridad paneuropeo que incluya a Rusia”. Ésa es una línea gaullista, por el general francés Charles De Gaulle, que definía a Europa desde Brest hasta Vladivostok y en su momento sacó a su país de la OTAN.
Unos afirman que el informe Rand, grupo de expertos de Washington, ideó un plan para provocar que Rusia ataque a Ucrania para dañar a Alemania. Otros lo desmienten, pero la realidad dice que la no certificación del Nord Stream 2 del gobierno alemán dominado por los verdes, fue una victoria táctica de EEUU, que está vendiendo su gas licuado a precios desorbitados, según el propio ministro de Economía Alemán, Robert Haveck (y e propio Macron; ambo fingiendo para la tribuna no ser agentes del Imperio).
El atentado a los gasoductos se habría fijado el mismo objetivo, pero una de las ramales de uno de los gasoductos resultó no averiada, la ramal B del Nord Stream 2 y las otras serían recuperables en varios meses si valiese la pena. Se trata de caños de hormigón reforzado con acero, de 12 centímetros de cemento y 4 de acero y cada tramo de los más de 100.000 del gasoducto pesa 74 toneladas. Fue diseñado para que no pueda romperlo ni el anclaje de un portaaviones. Se estima que los explosivos empleados para el sabotaje equivalían a 700 Kg de TNT. (provocaron movimientos telúricos de 2 y 3 en la escala Richter en Dinamarca, Suecia, desde el fondo del mar Báltico y en sismógrafos alemanes.
AHORA SÍ: GUERRA RELÁMPAGO
Al comienzo de la Operación Militar Especial (OME) rusa en Ucrania, la propaganda europea occidental la definió “guerra relámpago fracasada”, pero en La Gaceta de la Marina de Estados Unidos se explicó a los marines que se trató de tres grupos de batallones tácticos, que apenas operativos en el noroeste, obligaron a las fuerzas armadas ucronazis a desconcentrar tropas del Donbas para defender Kiev de una ocupación que, finalmente, no se intentó siquiera, pero logró embolsar en la línea de contacto a los batallones que luego Rusia derrotaría para ocupar el territorio de Jersón, Lugansk, Donestk y Zaporiya, anexadas ahora a la Federación de Rusia por referéndum que reflejó aproximadamente la composición social, étnica, hablante y politizada prorrusa.
Pero tras los atentados terroristas a Darya Duguina en Moscú, a los Nord Stream en el báltico y al puente de Crimea, el mando Ruso cambió la OME por la Operación Antiterrorista (OA), y la narrativa occidental de una 'Rusia perdida' acaba de ser diezmada por una verdadera guerra relámpago de Moscú. El 10 y el 11 de octubre más de cien misiles de crucero de alta precisión rusos, fueron lanzados desde el aire, el mar y la tierra, contra las instalaciones de energía, comando militar y comunicaciones de Ucrania. No fue un "ataque de advertencia", tal cual había pronosticado el MI6 británico, con topos bien ubicados en Moscú, sino que fue una ofensiva masiva en pocas horas. El MI6 también señaló que “el siguiente paso” sería la destrucción completa de la infraestructura energética de Ucrania. Pero eso no es un “próximo paso”: ya está sucediendo. El suministro eléctrico se ha ido por completo en cinco oblats, incluidos Lviv y Jarkov, con interrupciones graves en otros cinco, incluido Kiev. Más del 60 % de Ucrania según unos y el 30 % según otros, quedó sin electricidad.
Pepe Escobar, en The Cradle, agrega “más del 75 por ciento del tráfico de Internet se ha ido. La guerra netcéntrica Starlink de Elon Musk ha sido "desconectada" por el Ministerio de Defensa”. O sea, los satélites de inteligencia occidental que habían proporcionado datos certeros para el contraataque ucronazi (que no contraofensiva, tal explicó Sergio Rodríguez Gelfenstein, en su informe académico militar en conferencia en Mandrágora el lunes 3 de octubre) en Jarkov, que recuperó 6 mil de los 109 mil kilómetros cuadrados que ha ido ocupando Rusia desde el 24 de febrero.
Escobar plantea varias hipótesis: “Ucrania está a punto de abrazar la oscuridad casi total en los próximos días. Políticamente, eso abre un juego de pelota completamente nuevo. Teniendo en cuenta la característica "ambigüedad estratégica" de Moscú, esto podría ser una especie de Tormenta del desierto remezclada (ataques aéreos masivos que preparan una ofensiva terrestre); o, más probablemente, un 'incentivo' para obligar a la OTAN a negociar; o simplemente una ofensiva de misiles sistemática e implacable mezclada con Electronic Warfare (EW) para destruir definitivamente la capacidad de Kiev para hacer la guerra.
O podría ser todo lo anterior”.
En mi opinión, la hipótesis más plausible es un 'incentivo' para obligar a la OTAN a negociar. Es decir, a seguir las órdenes de Kissinger (en Davos dio dos meses para empezar a negociar; eso podía traducirse en los hechos por cuatro meses), y acicalar los argumentos de Biden, quien probablemente ya mantiene negociaciones, por ahora secretas. EEUU Y Rusia nunca cortaron el diálogo. Siempre hubo línea directa entre Jake Sullivan, Secretario de Seguridad del Pentágono y su homólogo del Kremlin NiKolái Patruchev. Y también entre Yang Jiechi (máxima autoridad en política internacional del Buró Político del Partido Comunista de China, ex canciller de Hu Jintao) y Sullivan. El 19 de septiembre, dos días después de finalizada la Cumbre de Samarcanda de la Organización de Cooperación de Shánghai, se reunieron en Beijing, Yang y Patruchev.
Y luego Rusia propició el contexto para que Joe Biden anunciara el viernes: “El armagedón nuclear está más cerca que nunca desde la crisis de los misiles de Cuba… Putin no bromea" (eso mismo había dicho Merkel tres días antes).
El jueven en Astana, Kazajistán, al finalizar la cumbre del CEI (Comunidad de Estados Indepedientes, integrada por on Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Tayikistán, Uzbekistán, Kirguistán, Rusia, Azerbaiyán, Georgia, Moldavia, Turkiye asistió en calidad de observadora; se reunieron aparte Putin con Erdogán) Putin declaró que no había necesidad de negociar con EEUU y ofreció a Europa gas suficiente e inmediato a través de Turkiye (por el Turkstream y el Bluestream); pero yo no descarto que las verdaderas negociaciones se estén dando entre EEUU y Rusia. EEUU sabe que el año próximo Europa va a ser un competidor industrial pauperizado y pienso que Rusia está de acuerdo en que Europa es cara.
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