Algunas veces me pregunto qué se preguntan algunos compañeros
cuando se preguntan por qué el fascismo está medrando de territorios sociales y
políticos de izquierda. ¿Se están preguntando sobre política internacional (“la
única política verdadera”, Perón dixit) o sobre vuelos de cabotaje?
“Si quieren polarizar, lo van a lograr”, advirtió Mujica
acerca de la LUC multirreacción, del gobierno multirreacción de los cinco
fragmentos reaccionarios antifrenteamplistas. Es cierto, aunque ganaron por
nada, van a polarizar porque para eso están dadas las condiciones, empezando
por la verdadera política: a Venezuela, Nicaragua, Cuba (Rusia, China, Irán,
etc) ni invitación al cumpleaños de Luis (bien dijo Gonzalo Civila: “están
confundiendo la transición con el cumpleaños de Lacalle Pou”).
Están dadas las condiciones porque la política es de respuesta,
como el fútbol según Tabárez, como todo desde el big bang y Trump la está
polarizando para ganar la reelección, aún a costa de poner a todo lo más
potente del resto del mundo en el polo opuesto a Washington. Desde que Trump
ganó el reality show, a Brzezinski y a Kissinger se les agotaron los ayes para
expresar sus lamentos por la unipolaridad tan torpemente perdida, por la
oportunidad de dominio de espectro total desperdiciada desde la deriva
finisecular novecentista.
No coincidimos con el cipayo alineamiento del multirreacción,
pero debemos reconocer que va de la mano de la destrucción de lo público que se
propone y es requisito ineludible para ésta. “Lo que no se hace los dos
primeros meses, no se hace más”, dijo el Che y Sanguinetti, el titiritero de la
coalición multirreacción desde su génesis, en las antípodas del Che, igual lo
sabe. Treinta mil votos de escasísima diferencia, a él le alcanzan para venir
por todo. Cuando las fuerzas empiecen a medirse en el terreno, algo de
quinientos artículos va a quedar instalado hasta nuevo gobierno.
En cambio Alberto Fernández no lo sabe y tiene la ventaja de
que su temor al qué dirán (default, presos políticos y otras realidades tan
anteriores a su asunción presidencial como inocultables) le ha impedido empezar
a gobernar. No viene al cumpleaños de Luis (le sobran los motivos). Quizás ésta
sea su señal de arranque, tal vez el primero de marzo sea el día en que empiece
a llamar a las cosas por sus nombres.
La que no parece tener fecha de inicio, sumida en una inercia
difícil de explicar, es Europa “occidental”. Ayer oí un discurso de Sira Rego
(representante de Izquierda Unida de España) en la euro cámara. Me encanta su
lenguaje exclusivo femenino en los plurales, pero ni siguiera ella, de clara
voluntad emancipada, plantea la centralidad de la contradicción de Europa con
el imperialismo yanqui. Se la deja a cierta derecha viejo y centro europea radical
y después se pregunta por qué el neoliberalismo genera fascismo como
alternativa.
CABILDO ABIERTO Y ANCAP
Es como si el Frente Amplio no defendiera el monopolio de
ANCAP (cuestión internacional clave desde su establecimiento, al punto de que
en Uruguay la gasolina se llama nafta, en ruso, porque las cinco petroleras
imperialistas hegemónicas nos boicotearon la refinería, obligándonos a ponerla
en funcionamiento con crudo del Cáucaso) y le entregáramos esa posta a Cabildo
Abierto, sólo porque en plena dictadura fascista hubo un Brigadier al frente
del ente, que defendió el monopolio contra Ramón Díaz.
Por el contrario, a los gorilas se les caen las caretas “patrióticas”
y votan la LUC contra el ente. Aún más al servicio de intereses extranjeros que
cuando gobernaron la dictadura de la embajada de “el gobierno americano” (como
le llama al de USA Fernández, abducido por la Doctrina Monroe).
En Europa “occidental” es al revés. Rego limita los referentes antifascistas a
partisanos franceses e italianos, cuando Zhúkov también era europeo y sin su
ejército, todo bien con “La casa de papel”, pero el “Bella Ciao” estaría tan
olvidado como los propios partisanos italianos.
Se entiende, queda bien referirse a los franceses y a los
italianos, es chic, y silenciar a los serbocroatas que fueron los partisanos
más decisivos y potentes y sobre todo a los partisanos soviéticos, pero sin
estos no habría quedado nada, tierra arrasada por los nazis.
“Partisanos del río Amur” decidió más que el “Bella Ciao”.
Si vamos a decir la verdad, no es según cómo cotice en el mercado de la alta
rotación difusora. No sólo por una cuestión de prestigios (que cuentan) sino de
praxis. La única salida avanzada de
Europa es rompiendo la dependencia del imperialismo yanqui y planteándose, con
De Gaulle, de Brest hasta Vladivostock. Orbán lo dice. Sánchez no, pero por supuesto,
es impertinente pedirle al partido que, con Javier Solanas al frente de la
OTAN, ordenó el bombardeo a Belgrado, que reivindique a los partisanos de Tito.
Aparte que el “Bella ciao” es originario serbocroata, no
italiano. Los partisanos de Josip Broz recuperaron ellos mismos sus
territorios, también por eso ellos y los rumanos pudieron no ser estalinistas
luego, en parte, pero los italianos no hubiesen ocupado el edificio en Roma sin
el quiebre que significó para los fascistas Stalingrado y “el apoyo de Luchy
Luchiano” (USA) desde el sur y terminaron con bases de la OTAN. A los fascistas
nombráles mejor a quienes los derrotaron antes que a los derrotados por el
fascismo. Si no, después, lloran en tu velorio.
Ese discurso usa occidentalista de la izquierda no es una
solución al problema de la economía de Europa, no beneficia a su clase trabajadora
por mucho que se la invoque y a ninguna clase popular del mundo.
EL MEJOR CUENTISTA URUGUAYO Y UN DESFILE MILITAR
Mario Arregui fue el mejor cuentista uruguayo, quizás después
de Onetti. Era de Flores, estanciero como Enrique Amorín, conducía la audición
del Partido Comunista en una radio de Trinidad. Todos lo conocían en el cuartel
de Flores donde lo encarceló en un principio la dictadura fascista. Lo puso en
una celda pequeña con un ventanuco alto abarrotado. Mario tenía que trepar y
colgarse de los barrotes para mirar por el ventanuco. Desde allí veía el patio
del cuartel donde un día las tropas se pasaron ensayando para un desfile.
Desde muy temprano el golpeteo de los pasos de ganso y los
gritos de “¡March…!, ¡Media vuelta, march…!, no lo dejaron dormir, hasta que se
le ocurrió colgarse de los barrotes y gritarles. “Vo, oiganmé, oiganmé, es
importante: ¡cuando lleguen a Stalingrado, paren!”.
¿Vos lo viste a Cristi llorando en el velorio de Mario?
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