La
periodista de película yanqui es superenérgica, avasallante, indómita, sobre
todo indómita. Cate Blanchett en “Truth” pongamos por caso. Te llega al sistema
nervioso periférico.
La verdad es
todo lo contrario. Esos “periodistas de investigación” son mascarones de proa.
Dan la cara por los “servicios de información e inteligencia”, tranquilos,
serenos, obedientes a los dueños de los medios, superobedientes. Son los
últimos en enterarse y los únicos en figurar. Son figuretis.
Ahora
supongamos por un momento que los empleados de los medios corporativos que los
llaman “corporación de periodistas” hicieron algo más que recibir la merca en
una oficina (no se usan más los canutos, está todo a la vista porque nadie mira
detrás del enfocado periodista, la Open Society Foundations de George Soros
financiando la jugada, los propios banqueros de los “paraísos fiscales”
proporcionando la documentación escogida por las agencias del Pentágono para la
opereta “Represtigio”); en el mejor de los casos agregaron un poquito de
redacción.
“Lacalle y
Abdo Benítez no; ya cumplieron en la CELAC; nada, ni del entorno, nada; Lasso
no dio nombres; él va; también los ya quemados y con fecha de vencimiento más
próximo, Piñera, Macri, alguno exótico; no hay que perder el elemento soft”.
Pero los rusos... Eso debería haber sido obvio. Los rusos utilizarían lo que
les servía, señalando las locaciones de los “paraísos” ahora ocultas, porque
ahora no se llama “Panamá Papers”, la intención no es ahora transferir
capitales fugados desde Panamá a USA, para joder a Panamá. Ahora la mayoría de
las locaciones son USA, por eso se llama mitológicamente “Pandora papers”.
Se juega el
represtigio de los medios, Washington Post, New York Times, etc… necesitaban
una pincelada de “anti sistema”. No se juega el prestigio de los países
centrales. El primer Estado “paraíso fiscal” fue y es Suiza, desde tiempos del
lavado del oro nazi, y no hay nada en el mundo occidental más prestigioso que
Suiza. Uruguay mismo fue prestigiado por el mote “la Suiza de América”,
cuarenta años antes de que Sarkozy, hoy procesado en Francia por financiamiento
ilegal de campaña, nos denunciara ante la OCDE por “guarida de evasores”
(denuncia que hoy resurge desde otras fuentes). Se juegan las transferencias
por miedo a retaliaciones. Y otra respuesta rusa pudo haber sido las caídas de
Facebook, Instagram y WhatsApp, negocio para Telegram de Pavel Durov (50
millones de usuarios nuevos) y tremenda demostración de fuerza, o, mejor dicho,
de capacidades, para, sobretodo, cambiar o hacer compartir el título uno de la
jornada. Primero Silicon Valley, recién después Pandora, Tony Blair y su
barakutanga.
En el mismo
lodo todos manoseaos, Macri con Mascherano y el “Fideo” Di María, Piñera con
Julio Iglesias y con Shakira. Ojos así.
LOS RUBIOS Y AMARILLOS
No hay
yanquis en la lista de Pandora Papers. Los políticos de USA no van al paraíso.
Tampoco va un TLC de Lacalle con China a la vez que le hace los mandados a USA.
“Allá ellos, los rubios y amarillos del norte”, dijo Herrera. Podríamos decir
que el fruto cayó a 12 mil kilómetros del árbol de su ilustre bisabuelo.
No lo
decimos, porque es una metáfora un tanto “cachi” diría Aznar, desde el
nacionalismo español, legado de Lacalle abuelo, el que no era Herrera ni muy bien
visto por Herrera o por “lo más granado de” la familia de Herrera. Requeté-Atlas:
una sucesión lógica.
Herrera fue
nazifranquista en tiempos del nazifranquismo exitoso, cuando la Luftwaffe
bombardeaba Guernica a pedido del “Generalísimo”, pero después evolucionó. Votó
a favor de la República Española cuando vino su presidente en el exilio, Diego
Martínez Barrio (ya derrotada Alemania por la URSS) y profundizó su
antiimperialismo yanqui, que lo fue desde 1903, precozmente y lo fue hasta la
muerte. Herrera nos advirtió de los males que causaría el imperio yanqui e
impidió que en Uruguay hubiera bases militares extranjeras (yanquis en
concreto). Cuando el general Jacobo Arbenz, presidente de Guatemala derrocado
en 1954 por un golpe del imperialismo precedido de bombardeos aéreos a la
capital, acusado de comunista, se exilió en Uruguay, Herrara lo recibió en la
Casa del Partido Nacional y dijo “está entrando a nuestra casa la dignidad de
América”.
Luis Alberto
Lacalle Pou Herrera tiene de Luis Alberto de Herrera, dos nombres, un apellido
cada tantos desde el tercero y, por ahora, nada más.
Hasta
Lacalle padre tuvo alguna escaramuza nimia con la embajada por la “hidrovía”.
Lacalle Pou ni siquiera eso, nada. Juega con la embajada a apretar a Alberto
Fernández con un TLC con los comunistas ricos, los que podrían mirar a La
Tahona por arriba del hombro, los que andan en Audi, y a los comunistas que
andan en autos décadas vetustos, como la cachila de Herrera, les hace
injerencia descarada, contra toda la Doctrina Herrera en política exterior.
En política
interna, más pobreza abajo y regocijo arriba. Invirtió un término del saravismo
y perdió el otro por el camino del ajuste.
EL HERRERISMO DE ERRO
No le voy a negar
al herrerismo (ni al riverismo) características que tuvo, por muy batllista que
soy y lo soy leninista igual que el Pepe Batlle. El herrerismo y el riverismo
fueron movimientos populares. El batllismo no fue un partido de ideas surgido
de la victoria militar oficialista de 1903; fue una conversión (política)
dentro del mismo partido que albergaba al riverismo. La vinculación de Pedro
Manini Ríos (el líder riverista de entonces, abuelo de Guido) con estamentos
militares del Partido Colorado, no fue ajena al populismo (jamás uso esta
palabra peyorativamente) guaraní misionero del propio Rivera, ni fue
antipopular el implacable crítico de la “Triple Alianza” Luis Alberto de
Herrera (“El drama del 65”).
Jesualdo, Alberto
Methol Ferré, Carlos Real de Azúa, Washington Reyes Abadie, Roberto Ares Pons,
Carlos Machado y José C Williman, unos más lejanos a mi pensamiento que otros
pero todos críticos, nada maniqueos, sin evasión de complejidades ni
indiferencia ante los matices, profundos en sus conclusiones porque incisivos
en el abordaje histórico para conocer y prever, no construyeron un artiguismo
“revisionista” que invocaba a la “patria grande” y que identificaba a Artigas
con “el campo” y a sus enemigos con “la ciudad” (ahora vista como el refugio de
“la oligarquía”) para hacerlo de sentido común en la izquierda de los 60 y
servir de apoyo al rescate de los perfiles sociales del artiguismo, que sostuvo
el herrerista Enrique Erro. Simplemente lo constataron.
Esa
constatación chocó con el Artigas hasta entonces oficial, que tampoco fue el
del mausoleo de la dictadura fascista, sino que fue una construcción negociada
entre el riverismo, el batllismo, el Partido Nacional y los blancos (Batlle
nunca confundió al Partido Nacional con el blanco), pero si deslindamos los
aportes riveristas y herreristas, de los batllistas, encontramos de este lado
más énfasis en el ideario y del lado de Rodó –desde el espacio mediático
riverista–, la caracterización de clase de la base social de la revolución
artiguista (“indios, negros y gauchos, los pobres del campo”, Rodó). Tema que
retoma con potente desarrollo la izquierda con Rodríguez-Tourón-Fernández,
Vivián Trías y algunos de los ya nombrados, entre otros.
El huevo de
la serpiente y nada menos son los Bordaberry; Domingo, gestor del “ruralismo”
de Nardone y luego, a fines de los 60, Juan María, migrante del Partido blanco
al Colorado; allí, al amparo del pachequismo, se les agregó otro movimiento
político generado en el interior del país, la Juventud Uruguaya de Pie (JUP),
resueltamente golpista. El diario La Mañana ahora era hegemónico porque se
enroscaba con el oligopolio mediático que todavía hoy padecemos, canales
privados de televisión que fueron distribuidos por el gobierno blanco del 59,
entre los dueños de las radios con vocación “panamericanista” (imperialista
yanqui, la base de ANDEBU). Hugo Manini, nieto de Pedro y hermano de Guido,
dirigió el multimedio SEUSA, con El Diario de la noche y La Mañana, hasta que
le fue arrebatado por el pachequismo.
La dictadura
fascista tuvo en Juan María Bordaberry su ejecutor principal y su expresión
programática de ciencia ficción sin partidos políticos, pero con Vegh Villegas
de ministro de Economía. Los Chicago Boys (la escuela económica de Ramón Díaz y
del renunciado Ernesto Talvi, mal llamada “neoliberalismo” porque ni nueva ni
liberal) cumplió su objetivo de endeudar a Uruguay cinco veces más, asegurando nuestra
dependencia del imperialismo, pauperizando al pueblo, eliminando todo lo que
pudieron las fuentes de poder popular. Para eso fue la dictadura (ya montada en
los medios hegemónicos y sus fábricas de subjetividad).
El fascismo
ultramontano de Bordaberry, mutado por los militares en el gobierno, pergeñando
el proyecto de 1980, fue derrotado por el pueblo en el plebiscito. Por eso no
salió la foto de la coalición de Luis, si no trucada en estudio y si pierde el
referéndum, se acaba el truco. Hace 40 años que la resistencia marcó la cancha.
En 2019, El 24%
por ciento de los votantes de Cabildo Abierto fueron votantes del FA en 2014.
Las nuevas derechas engordaron con antiguos votos de izquierda. No tiene
novedad. Es histórico.
El fascismo
y el nacional-socialismo surgen respectivamente con desprendimientos del
Partido Socialista italiano y del Partido Socilaldemócrata alemán. En la dialéctica vertiginosa de nuestra época
las afluencias entre campos políticos suelen darse radicalizadas. Desde siempre
las conversiones se rehusaron a ir a la cola, como timoratas y asumieron las
posiciones más radicales que pudieran ubicarlas en las delanteras.
Ya en
tiempos de las guerras religiosas entre reformistas protestantes y jesuitas de
la contrarreforma, éstos defendieron sus jerarquías con la máxima loyoliana
“los conversos a la cola” (de haberla aplicado el Frente Amplio nos hubiésemos
ahorrado un Almargo y ¿por qué no? un Guido Manini), pero aplicándola a
rajatabla Luis Lacalle Pou, el menos evolucionado de los Herrera, que los
Manini y que Sanguinetti (contra Sanguinetti votó en el BID a un yanqui, contra
Manini desmantela Colonización; es el más reaccionario), está propiciando
nuevas conversiones para el nuevo carácter de época del continente y del mundo.
Podemos
quedarnos en que la coalición de gobierno es el mismo bloque de poder que apoyó
el golpe del rabanito Bordaberry y antes, el del “batllista” Terra, pero no fue
el único bloque de poder que el herrerismo y el riverismo integraron. Hubo en
Herrera una evolución para la gobernabilidad del segundo batllismo y Erro fue
fundador del Frente Amplio en 1971. De sus filas, herreroerristas, surgió Pepe
Mujica.
Bolivia
demostró, desde centro territorial, que un golpe fascista en toda regla no es
sostenible ni en el cortísimo plazo con las correlaciones de fuerza actuales en
el ámbito internacional, el de la verdadera política. La involución del
“herrerismo” presidencial depara más resquebrajamiento en el gobierno.
1 comentario:
Lacalle Pou, gobierna a corto plazo, como eso que dices un TLC con China, para joder al Mercosur y a Fernández.
Todo acto es propio de un milenians ex drogo, inculto que no puede manejar su ansiedad y su propio menosprecio.
Lejos están de aquel Herrera y del propio Erro.
Es para leer varias veces y repensar la historia. Muy buen análisis.
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