Quieren resignarnos a
convivir con el virus y le llaman a eso “libertad”.
Quieren
resignarnos a la vigilancia biopolítica, a la sociedad de la supervivencia,
porque no pueden librarse y librarnos del virus; las contradicciones entre factores de poder
económico se los impide.
Entonces te
dicen que la Covid es una gripe fuerte, que se registran más muertos por
accidentes de tránsito que por Covid. Y te hacen entrar en pánico, pero no en
pánico de la pandemia sino de las restricciones para no colapsar.
Si quisieran meternos miedo a la subsistencia de la Covid nos mostrarían los hospitales, las muertes, la espantosa agonía de estas muertes, igual que nos muestran los videos de seguridad de las rapiñas, asaltos, tomas de rehenes, cien y mil veces cuando quieren que berreemos por “seguridad”.
Igual que mostramos la agonía del SIDA en su momento (de cuarenta años de periodismo puedo recordar cientos de ejemplos, pero el del SIDA es especialmente asociable a esta pandemia), para que el público usase condón.
Los yanquis prohibieron que los medios mostraran
los muertos en Vietnam en cuanto vieron la reacción del público. Pasaron de las
imágenes a los números, mucho más indolentes. Y de la Covid los números son
engañosos, porque los accidentes de tránsito y el cáncer y la gripe común no
tienen la proyección contagiosa exponencial de una pandemia. Los números que deberían mostrar,
si quisieran que exigiésemos liberarnos del virus, son las proyecciones, apuntaladas con imágenes que no están mostrando. Entonces, ¿qué es lo que quieren?, ¿Qué es lo que sí muestran?
Cuando mostraron sus cadáveres en la guerra contra Vietnam, comenzaron los movimientos exigiendo la paz... Luego de eso, los yanquis nunca más mostraron sus muertos. Aprendieron: Cuando pasan videos de las guerras contra Afganistán, Iraq, Libia… siempre es de noche o con imágenes desde un avión que vuela tan alto, que sólo ves una pequeña nubecita de polvo cuando caen las bombas. Nunca más mostraron cadáveres o pedazos de cuerpos ensangrentados volando por el aire. Hasta que apareció Assange y Wikileaks para informarnos de verdad. Por eso van a matar a Assange. Lo están matando.
De la Covid te dan números
congelados, día tras día, lugar por lugar, tantos números sin proyección que al
final nada tiene que ver con la realidad, con el horror de la muerte o con el respirador artificial, al final los números ni siquiera cuentan. Nos inyectan teorías
conspirativas absurdas, protonazis, inconsistentes. ¡Déjense de joder! ¡Si
China, Vietnam y otros pudieron librarse del virus en un par de meses y vivir
normales y crecer económicamente mejor que normales en casi todo el año,
háganlo ustedes, idiotas y no inventen estupideces! Es fácil, basta con parar de arrodillarse ante los poderes
corporativos, ante los “malla oro”, pero no pueden. Entonces quieren que nos
resignemos, que sólo reclamemos por presuntas “libertades individuales”.
En la
película QUEIMADA con Marlon Brando, un revolucionario negro, cuando Brando le
pide que se escape, contesta: "SI EL INGLÉS ME PERSIGUE, YO ME
ESCAPO". "SI EL INGLÉS QUIERE QUE ME ESCAPE, YO ME QUEDO".
De eso se
trata. Quieren que convivamos con el virus porque esta situación de restricciones
tal cual las manejan económicamente, les sirve. Para eso incitan a que nos
enfoquemos contra las restricciones y no contra el virus y contra el manejo
económico de las restricciones.
Están
complicados. El grupo de Hanoi (RCEP), constituido el mes pasado, incluye a
Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Australia, más todo el ASEAN, o sea: toda
Asia oriental. Se plantea 0 arancel para 2040, Van camino a una sola economía
para toda Asia. Porque se suma el Foro de Shangai, que incluye el 16 más 1 de
Europa central y oriental y Eurasia. Sinorrusia es un solo país desde 2014 y
Alemania no acepta que los yanquis le bombardeen los gasoductos de Gasprom. La
ruta de la seda va a llegar hasta Portugal, mientras en el Pacífico el Grupo de
Lima se desmorona. Lo que le queda al Pentágono es publicitar inútiles alianzas militares o de inteligencia, firmadas contra invasiones chinas que nunca van a ocurrir. Por eso las corporaciones mediáticas declararon ganador a
Biden sin esperar los resultados oficiales. Piensan que todo esto se hubiese
dado menos rápido si Obama cumplía su agenda de acuerdo transpacífico (aunque
los chinos entrasen con arancel 0 a USA desde las fábricas que tienen en otros
países del ASEAN; hoy el transpacífico es proyecto chino y se llama Cptpp) y de
acuerdo transatlántico (aunque Europa siguiera garroneando subsidios). Están
bien complicados.
El
primer mes, y antes aún, cuando el virus estaba en China, mostraban la muerte
catastrófica, porque pensaban que el año nuevo chino iba a llegar antes de que los chinos se libraran del virus y se iba a propagar desde el centro, Wuham, con 3 mil millones de viajes en cuarenta días de vacaciones por el fin de año, para el 12 de febrero (año nuevo chino). Era el final
devastador de China. Así lo mostraban, pero pasaron de las imágenes a los
números cuando el virus resultó incontrolable en Occidente. La Covid dejó
de parecerle catastrófica a Trump, a Bolsonaro y a la propia OMS. En las redes, el virus era un invento. O ni siquiera un invento. No existía. Un relato del “comunista
Rockefeller” (¿?).
¿No lo
previeron? Yo pienso que sí. Una vez destruida China, iban a destruir a Trump.
Lo escribí en abril, “es un ataque a China pero es un tiro por elevación a
Trump”. ¿Por qué? Porque Trump estaba aislando a USA por un cálculo
cortoplacista que le estaba dando resultado. Su antiglobalismo perjudicaba a
sus aliados pero recuperaba un poquito la economía yanqui, un 3,5 de
crecimiento le permitía ser reelecto. La posición del imperialismo a mediano
plazo se debilitaba. China había ganado la globalización 2 a 1 (tratado por
tratado), pero la desglobalizacilón estaba ganándola por paliza, encimando a todas las
posiciones económicas de USA fuera de USA (en Europa, en el sudeste asiático,
en Africa, incluso en América Latina…) e incluso en USA. Ni que decir en China, donde el Estado
compró a precio de quiebra varias transnacionales en febrero-marzo.
Los números
no mienten. Mienten los que hacen los números. Un millón de muertos no
impresiona porque es similar al número del cáncer, menos al de los accidentes
del tránsito, pero si contra la Covid no se hiciese nada, sus números treparían
rápidamente a cientos de millones (precisamente porque la mortandad es sólo del
5 % o menos; una enfermedad de alta mortandad mata al huésped virósico y se
autodestruye. Esos números y sobre todo, sus imágenes, son lo que esconden,
para que no les exijamos que la terminen. Ellos quieren aplanar la curva con el
sacrificio de la economía del pueblo y de las libertades del pueblo. No quieren, porque no pueden, librarse del virus, pero China ya lo eliminó en su país y Sinorrusia va a
eliminarlo en el mundo. Puede llevarle un par de años, pero va a haber vacunas
accesibles, aunque es probable que en un sólo año el número de muertos llegue a tres millones.
En Uruguay
se vino el brote (que se hubiese evitado fácilmente siguiendo el plan estricto
de Vázquez-Erlich-Fernández Galeano, con ingreso universal durante las
cuarentenas que fuesen necesarias; porque aquí los recursos estratégicos
todavía están en manos del pueblo. El Sistema Nacional de Salud que legó el FA
es muy fuerte y la densidad de población es bajísima; además teníamos acceso pleno a los fondos de contingencia internacionales, que nuestro gobierno está reservando para cuando haya una pandemia o una crisis (¿?). Prohibieron todos los
espectáculos públicos y todas las actividades donde la transmisión de la
epidemia es baja, mientras siguen abiertas aquellas donde según los propios
expertos asesores del gobierno, la transmición es alta
La hicieron
con la pega. El teatro los jode y los recontrajode el carnaval. Está muy pero
muy jodida la situación de las salas y este gobierno (que de las vacunas no ha
hecho ningún anuncio en concreto) apuesta a que se fundan, bajando a la mitad
el subsidio a FUTI de épocas normales. También confiscó en los hechos el ahorro de
capas medias, siendo el gobierno uruguayo, entre todos los gobiernos del mundo, el que menos asistió económicamente en la
emergencia, y el que encima aumentó tarifas e impuesto, bajando
el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones y dejando a la buena de
Dios a los trabajadores informales.
Si no quiere
empezar el año resignando, firme contra la LUC. Porque va a ser necesario
protestar y a las leyes represivas y antisindicales de la LUC, que ya colmaron
de arbitrariedades la actuación policial, se suma ahora la discrecionalidad, en
el mismo sentido, del artículo 38 de la Constitución reglamentado.
Y recuerde.
Si el inglés quiere que me queje de las consecuencias, voy a atacar las causas.
Estamos en un estado de guerra permanente, híbrida (convencional e irregular,
especialmente irregular y, sin duda, además biológica). Baste ver los
presupuestos que se dedican a todos los factores de esta guerra, pero… ¡cuidado
con las imprudencias de la prudencia!... el que sacrifica el placer pierde esta
guerra. Es una de las características de su irregularidad. Se combate
decisivamente en el terreno de los mapas deseantes. El capital concentrado está
condenándonos a una sociedad de la supervivencia. El capital está perdiendo. Y
no soy optimista. Cuando se ve perdido se lleva el planeta entero a su tumba.
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