“La lealtad
es a dos puntas” dijo Cristina en Plaza de Mayo. “Algunos la entienden mal, la
entienden como seguidismo, pero el pueblo no es sonso ni tonto, es leal y está siempre cuando el
dirigente lo defiende y lo representa… No te preocupes por las tapas de los
diarios. Preocupáte por estar en el corazón del pueblo”, le dijo a Alberto.
Y Alberto
apuntó principal y directamente a los medios y a la justicia. No lo amedrentó
el linchamiento mediático, por el contrario: lo denunció. Y fue muy categórico
con la vergüenza en que la embajada yanqui transformó a la Justicia argentina
para perseguir a los políticos populares y nacionales.
Los yanquis
se enojaron. Retiraron a su enviado en cuanto vieron –aunque ya sabían que iban
a estar– que también habían sido invitados, Jorge Rodríguez –Ministro de
Comunicación de la República Bolivariana de Venezuela–, Rafael Correa, Miguel
Díaz Canel y sobre todo, que Cristina se había reunido el mismo 10 de diciembre
con los delegados chinos y rusos. Finalmente quedó solo el embajador de USA
chantajeando a Alberto el 11, recién después de que Alberto se reuniera con
Díaz Canel (eso fue lo que ganaron los yanquis con el berrinche). A la salida
el embajador de USA dijo que iban a ayudar a Argentina en las negociaciones con
el FMI.
Funciona
así. Te respetan cuando no te arrodillás, como ha comprobado de Trump, Manuel
López Obrador, quien nunca se burló del Presidente yanqui pero siempre le puso
el límite infranqueable de la soberanía mexicana.
Al día
siguiente que Alberto y Cistina, el 11 de diciembre asumió Axel Kicillof la Gobernación de Buenos Aires. Otro acierto enorme
–inversamente proporcional a la estatura física de Axel– de Cristina. Un cuadro
muy bien elegido entre los del gobierno nacional y popular más reciente
experimentado. Ex Ministro de Economía, el licenciado Axel Kicillof –Kicilove
para sus fans– asumió con mayoría absoluta de votos en primera vuelta, con
desafíos tan enormes como los de Alberto en Presidencia.
Terminar con
el hambre es la prioridad y poner a Argentina nuevamente de pie.
Nada más
realmente republicano que el Frente de Todos y la coalición que pueda hacer en
el parlamento con peronistas de Lavagna e izquierdistas de Del Caño. ¿O de veras cree Luis Brandoni que es
republicano entregar las empresas públicas (la “res pública”) como lo hizo
Macri, gobernar con la oligarquía para el imperialismo en toda la línea,
imponer jueces a dedo, armar causas, sobre pautar en la plutocracia mediática…?
En fin, los
uruguayos somos lo bastante menos en volumen de población que los argentinos
como para que entre nosotros no haya surgido un zurdo más habilidoso que
Maradona o Messi, o un periodista tan execrable como Lanata ni un ciudadano tan
aparentemente choto como Brandoni. Básicamente ellos son más, pero en
republicanismo, hoy, sólo se nos comparan desde los peronistas hasta los
trotkistas, sin pasar por ningún partido integrante de “Cambiemos” (y no
olvidemos a los pioneros de los bombardeos aéreos a las poblaciones civiles, la
luftwaffe a Durango y a Guernica en el mundo y en nuestro continente Castillo
Armas a la capital guatemalteca en 1954 e Isaac Rojas a la Plaza de Mayo en
1955; esa plaza que fue estos días y noches el escenario de la fiestas de medio
millón de argentinos emocionados y jubilosos porque definitivamente –así lo
creo– echaron a los falsos republicanos del gobierno).
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