Nunca un atentado fallido resultó tan eficaz para sus perpetradores. El 1 de septiembre de 2022, le gatillaron dos veces en la cara a Cristina Kirchner, la bala no salió de milagro y la movilización popular por la candidatura de Cristina, que había juntado pocos días antes dos millones de manifestantes, se frenó en la cresta de la ola. Fue la cresta de la ola para definir de modo plebeyo (Marx, “La guerra civil en Francia”, 1871*) las elecciones 2023. Quedó el modo palaciego.
Por supuesto que los perpetradores hubiesen logrado su objetivo mayor si el magnicidio no hubiese fallado, hundir a Argentina en un caos de difícil retorno, pero probablemente no esperaban, aquel 1 de septiembre cuando se enteraron de que el autor material había fallado, que el peronismo desmovilizara ante la falta de seguridad que daba el ministro de seguridad Aníbal Fernández, y que en respuesta a la sentencia en primera instancia del “juicio vialidad” que la condenó a cárcel y proscripción política, Cristina iba a declararse proscripta de hecho.
El motivo concreto de la proscripción (que Cristina ya sufría en potencia desde hace una década, desde el comienzo del lawfare y hacía ya tres años que ella había denunciado cuál sería la sentencia de ese juicio trucho a todas luces) era que si Cristina aceptaba su candidatura, casación primero y la Suprema Corte de Justicia enseguida, “dictan sentencia en firme en un, dos, tres...”. Así lo resumió el dirigente de la agrupación Cámpora Máximo Kirchner en enero.
Este motivo se vio aún más claro la semana pasada cuando a 62 horas de la veda electoral, la corte suspendió las elecciones provinciales en Tucumán y en parte en San Juan. Fue una advertencia por elevación a Cristina de que esa corte del partido judicial pondría en firme la sentencia contra ella, pocos días antes de las elecciones nacionales, si ella fuese candidata.
El martes, mientras el congreso del PJ (sus trescientos dirigentes congresales) cantaba a viva voz y por largos minutos “Cristina Presidenta” e iban a proclamarla (precipitadamente para el cronograma de Cristina), ella, en una carta dirigida “a compañeros y compañeras”, ratificó su no candidatura a nada por proscripción de hecho.
DESPUÉS DE MEDIR
Desde el 6 de diciembre, cuando Cristina declaró no se postularía a ninguna candidatura electoral, tras el dictamen de sentencia en primera instancia, hasta este martes 16 de mayo, las encuestas midieron a otros posibles candidatos del Frente de Todos y Cristina estaba, en las menos alentadoras, diez puntos por encima de cualquiera de ellos. En las más, duplicaba a todos juntos. Eso fue haciendo crecer la operación clamor por su candidatura, a la vez que crecía también la épica con perspectiva de retomar la tendencia de la movilización.
Para el 25 de mayo está convocada una concentración en la avenida 9 de julio, por la fecha patria pero, además, para escuchar definiciones sobre candidaturas del peronismo. Cristina se bajó, pero eso no quiere decir que el 25 no le levante el brazo a alguno de sus compañeros. Su conducción sigue vigente, aunque después del acto electoral, no tenga una atalaya institucional desde donde dirigirse a sus leales.
Tampoco va a tener la misma épica. Si la Corte actúa por persecución política al servicio de la derecha, tal cual hace, una vez fuera de las instituciones, Cristina no va a ser condenada en firme hasta bien pasadas las elecciones. No lo fue entre diciembre de 2015 y 2017, cuando estaba a la intemperie, y sí lo fue a partir de que asumió como senadora tras las elecciones intermedias de ese año, en causas que luego se cayeron por inconsistentes. Esta causa también es inconsistente y también puede caer si a la Corte (a la derecha) le conviene.
Evitado el peligro que significa para el poder concentrado Cristina Presidenta, se evita además cualquier lugar desde donde ella pueda pronunciarse con mayor peso político y épico. Hoy habla desde la Presidencia del Senado. Mañana desde la legitimidad que le otorgan sus leales. Cristina, de hecho proscripta, renuncia, de hecho, en su carta, a la cárcel o el exilio y a la proscripción formal, tres extremos que Juan Domingo Perón padeció.
Se asume proscripta para que no proscriban con ella al peronismo, pero sin ella en las boletas de votación, le va a ser muy difícil transferir sus votos a quien ella decida, sin un imprescindible y enorme esfuerzo militante de su parte.
DOS FECHAS
Todavía no está todo dicho, aunque ya nadie lo diga. La presentación de listas a la Corte Electoral se cierra el 24 de junio.
Néstor Kirchner, igual que Tabaré y Lula, se sacaron el FMI de encima. Ganaron en soberanía. Con Macri volvió la coyunda de los saqueadores del FMI, que las vacilaciones de Alberto Fernández, terminaron avalando en un acuerdo de sometimiento.
La única salida real para Argentina en un sentido antimperialista, de progreso social se llama: Cristina Fernández de Kirchner.
Cristina dijo que no piensa dedicarse al cuidado de los nietos. Cuanto más demora en decir que va a ser candidata, más aumenta la necesidad de su liderazgo indiscutible en el bloque nacional y popular.
Es la única que puede evitar el triunfo de la derecha y la ultraderecha en Argentina. Es la única que les puede ganar a los que dicen que hay que dinamitar todo o casi todo.
A prepararse porque el 25 de mayo próximo millones de argentinos se movilizan para escuchar a Cristina. Esta compañera perseguida, sabe de los tiempos políticos y de lo simbólico, como pocos. El 25 de mayo de 2003, Néstor asumía la presidencia. Se cumplen 20 años. En igual fecha pero de 1973 asumía la presidencia de lArgentina, Héctor Cámpora. Se cumple medio siglo.
Cristina anunció su candidatura a senadora en 2005 desde el Teatro Argentino de La Plata, ciudad donde nació, hija de un colectivero. En el mismo lugar, anunció en 2007 su candidatura a presidenta de su país. En 2009 habló Néstor en el cierre de campaña, en el mismo teatro, en las elecciones de medio término.
Luego anuncia Cristina desde Casa Rosada, el 21 de junio de 2011, su candidatura a un segundo mandato. Ella misma, dice en la página 273 de su libro, “Sinceramente”: “Decidí esperar hasta unos días antes del vencimiento del plazo electoral de inscripción para anunciar mi candidatura.”
Pienso que:
El 25 de mayo habla ante un acto de masas, más allá de lo que diga en televisión en estos días.
Y el miércoles 21 de junio unos días antes del sábado 24, fecha límite para presentar candidatura, anuncia su candidatura para su tercer mandato como presidenta, desde el histórico Teatro Argentino de la ciudad de La Plata.
Y más allá de los improbables resultados de posibles arduas negociaciones con el partido judicial (no descartables), Cristina se va a presentar. Lo que dice al respecto en la carta, ya lo había dicho en diciembre. Lo nuevo es un mayor marcaje al ministro de economía Sergio Tomás Massa con el tema del Fondo, que es el tema de fondo.
Mario Santucho, de la revista Crisis, afirma que el de la carta de Cristina es un análisis marxista*, que parte de la economía para ir a lo social y a lo político con una fuerte crítica a “la democracia realmente existente”.
Es verdad la de Santucho y es verdad la de Cristina, pero allí donde tenés elecciones, tenés que ganarlas. Estamos todavía en “el reino de la necesidad”.
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