Cada país es dos países. Ya lo dijo Lenin en 1905 viendo a uno y otro lado del Támesis desde el puente: “two countries”. El de los judíos también.
Dice la historia que fueron esclavos en Egipto, en Babilonia, del imperio romano, parias de la edad media en Europa, el proletariado de Rusia, Lituania, Polonia, Europa Oriental y Central, perseguidos por la burguesía financiera y su aparato más terrorista hasta casi exterminarlos.
Pero ese fue uno de los dos países, el del pueblo judío, el que inventó el bolchevismo dándole la mayoría a Lenin en el congreso de 1903 (“bolchevique” en ruso quiere decir mayoría; el 70% de los congresales eran judíos organizados en el BUND –acrónimo de los principales sindicatos proletarios de la región), el de los judíos y sus hermanos de todas las culturas que murieron en las cámaras de gas (noventa por ciento comunistas o filocomunistas), los que murieron en el ejército rojo, luchando contra las potencias imperialistas interventoras y luego contra los nazis, los de Europa Central y Oriental que pudieron refugiarse en China, en Irán, en América…los que fundaron el Partido Comunista en Palestina, con cuatro judíos por cada árabe, los que murieron defendiendo voluntarios la República Española…
En 1917 Churchill escribió que había que luchar contra ellos y en su arenga pública los nombraba por sus apellidos, Bronstein, Kamenev, Zinóviev, Sverdlov, Uritski, Sokolnikov, entre tantísimos, y no nombraba a Marx porque ya había muerto.
Decía Churchill que había un país judío que estaba a favor del imperio inglés, el de los banqueros neoyorquinos y alemanes (los Rockefeller, los Rothschild y luego casi toda la reserva privada federal) el de los grandes comerciantes e industriales que medraron del proletariado judío, que junto a Rockefeller y Rothschild financiaron, armaron, transfirieron tecnología, científicos e infraestructura al nazismo y el de los ortivas, tipo Soros, que vendieron a sus vecinos del barrio.
A ese país envió la carta Balfour, el canciller de la Reina, dirigida directamente a Rothschild, para crear un “hogar judío en Palestina” ya en 1917 en contraposición a la decisión de Lenin de propiciar un Estado autodeterminado judío en Crimea, luego en Birobishan (que se creó y todavía existe) cuando los imperialistas invadieron Crimea en 1918.
Ante la posibilidad de un Estado judío en Palestina, Lenin pronosticó que sería “un enclave colonial del imperialismo inglés” (tomo 40, obras completas, ediciones de Fondo de Cultura).
Los sionistas originales, mayormente ateos y seculares, no consideraban Palestina sino una posibilidad entre otras y siempre dentro de territorios no poblados “una tierra sin pueblo para un pueblo si tierra”, pero Palestina era una tierra con pueblo palestino, al que los sionistas imperialistas desalojaron violentamente y están tratando de exterminar desde entonces con múltiples masacres y un genocidio que alcanza hoy el zenit de la abyección.
Hoy voy a marchar por el pueblo palestino y por el país judío, por Arafat y por Trotsky (judío que en nombre de los judíos vapuleó al sionismo imperialista) y por los millones de palestinos que resisten heroicamente y por los millones de judíos que gritan a Israel (y algunos desde Israel) “no en mi nombre”, por Einstein, por Rabín, por Rosa Luxemburgo y por Sahar Emani.
Voy a marchar hasta la Torre Ejecutiva contra el país del acuerdo de Havara que pobló de nazis Israel, contra los instructores de las SS que entrenaron al Irgún, contra Jabotinsky, el gran referente político de Netanyahu, según él mismo, mussoliniano fundador del eje nazi-fascista (porque los fascistas en Italia llegaron al poder una década antes que sus epígonos nazis en Alemania), contra las doctrinas nazis del “espacio vital” y de la “solución final genocida” (que es su corolario). Contra la doctrina Amelec que esgrimió Hitler lo mismo que Netanyahu (ambos del mismo libro), y voy a marchar a favor de la propuesta de paz de Beijing, que no la va a autoboicotear a la manera yanqui y ya juntó a todos los partidos populares palestinos, incluyendo a Hamas, para un acuerdo de dos Estados con las fronteras de 1967, las de la resolución 3236 de la ONU. Y por supuesto voy a exigirle rectificación al gobierno cipayo de Lubetkin, Orsi y el silencio de Carolina Cosse, que coinciden en los hechos con los objetivos de la OTAN, del Mossad y de la CIA.
SOMOS DECENAS DE MILLONES EN EL MUNDO MANIFESTÁNDONOS, PRESIONANDO Y DETERMINANDO QUE ASIA OCCIDENTAL SEA UNA REGIÓN PARA LA PAZ Y RUTAS COMERCIALES COMO LA DE LA SEDA, QUE SUPERE EL CAOS Y LA DEVASTACIÓN QUE EL IMPERIALISMO IMPONE PARA QUE SUBAN LAS ACCIONES DE LAS ARMAMENTÍSTICAS EN WALL STREET.
¡VIVA PALESTINA LIBRE, DETENGAN EL GENOCIDIO, BASTA DE APARTHEID Y DE OCUPACIÓN MILITAR DE TERRITORIOS PALESTINOS, LIBANESES Y SIRIOS POR EL EJÉRCITO ISRAELÍ Y BASTA DE ATAQUES GUERRERISTAS A LOS PAÍSES DEL EJE DE LA RESISTENCIA ENCOLUMNADA POR IRÁN!
¡FUERA TROPAS YANQUIS Y OTANISTAS DE ASIA OCCIDENTAL!
EL MUNDO MULTIPOLAR SE ABRE PASO PESE A QUIEN PESE, DESDE EL DEMOCRISTIANO DERECHISTA MERZ EN ALEMANIA, PASANDO POR MACRON HASTA TRUMP, TODOS AL BORDE DEL COLAPSO.