lunes, 28 de abril de 2014

¿Qué de "nuevo" vamos de nuevo?

Entre nosotros, los que, refugiados en la vida, podemos tomar distancia, ya se sabe que los medios masivos de comunicación -toda la TV abierta, los diarios y radios que sus canales amplifican-, están actuando como máquinas de producción de subjetividad hacia la derecha. Las "lecturas" que hicieron de las últimas encuestas electorales son, simplemente, una muestra más.

Desde Canal 4 hasta TNU, los "analistas" hicieron pasar por lecturas sus clásicas campañas proselitistas para la construcción ideológica de un marco que condicione el tercer gobierno del Frente Amplio, ya no sólo a los medios masivos sino, además -si lo consiguen-, a eventuales acuerdos restauradores neoliberales con la fuerte bancada que, dicen ellos, lanzados en campaña, tendrá el Partido Independiente.

EL SLOGAN Y LOS HECHOS

La verdad es, como de costumbre, lo opuesto a lo que pregonan esos medios en sus construcciones ideológicas. Los votos que el Frente Amplio puede perder, a los que debería dirigir su atención, no van al Partido Independiente, por mucha subjetividad hacia la derecha que ellos mismos se dedican a producir (el PI puede llegar a ser, en todo caso, un lugar más cómodo para votos colorados y blancos).

Los votos que el Frente puede perder, que está perdiendo, van a ese cinco por ciento (mayor al cuatro que Factum adjudicó al PI) que se pronuncia por el voto en blanco o anulado -en su inmensa mayoría frenteamplistas-, al uno por ciento que hace crecer a la Unidad Popular (con posibilidad parlamentaria que ningún "analista" televisivo señala), aunque está totalmente marginada de los medios masivos (en relación inversamente proporcional al PI, que, desde su formación germinal, el Nuevo Espacio, con veinte años de trabajo muerto -que es un capital publicitario enorme-, aparece en la TV como un cuarto partido a la par, mientras que por la UP ni siquiera preguntaban en las encuestas). Va a la abstención que empieza a pronunciarse como "intención de voto", abstención que es frenteamplista como es de izquierda la abstención en todos los países que tuvieron gobiernos de "izquierda" meros administradores del imperialismo -casi todos los europeos, por ejemplo- y va, eventualmente, a ese once por ciento que anuncia su voto a Constanza, con el apoyo de tres sectores mínimos, que por sí mismos no representan ni el dos por ciento de la coalición y que en parte no es seguro que después vote a Tabaré.

El voto que el Frente puede perder no es un voto converso al "centro" que el trabajo ideológico de esos medios pretende colocar a la derecha. En los hechos que hasta las encuestas registran (alcanza con leerlas sin la mirada sesgada de esos medios): el voto que el Frente puede perder es un voto desertor por decepción de izquierda.

¿CON LA GENTE ÍBAMOS MAL?

Entre el slogan central del Frente en 2004, el de Pepe en 2009 y el actual de Tabaré, lo más significativo que cambió este último es que ya no está "la gente". "Vamos Frente con la gente, es tu tiempo Uruguay" fue el 2004. "Vamos Pepe, Pepe con la gente" fue en 2009. "Vamos de nuevo, que vamos bien", es ahora.

Una de las reglas básicas de la publicidad es que debe conocer el producto que publicita para ofrecerlo por sus verdaderas cualidades. Eso se cumple en este slogan actual, al menos al no mencionar a la gente.

Así como la gente era la gran diferencia del Frente Amplio, histórica y concreta, tanto en 2004 como en la campaña del Pepe, la participación de la gente en nuestra fuerza política hoy ha mermado, porque estamos en una sociedad tendiente a despolitizarse, tendiente a la ideología de la no participación y también el Frente Amplio padece esa tendencia (los motivos tienen anclajes en condiciones objetivas pero además, en decisiones de gobierno de dirigentes de nuestra fuerza política, determinantes de la producción de subjetividad, como el cableado único para el oligopolio en 1994 y la refinanciación a el diario El País en 2005, inolvidables sino imperdonables). Lo que ya no está tan probado en publicidad política, es la utilidad de la abstracción de la propia bondad.

En rigor, Tabaré no tiene que demostrar que es bueno, porque eso, en sí mismo, es refutable como planteaba Sabina ante el slogan perdedor de Aznar "España va bien": "será para él". Lo que tiene que demostrar Tabaré (tan fácil como categórico, contundente e irrefutable) es que, por malo que fuese, los demás candidatos con opción de gobierno son peores que él.

Es cierto que la primera movida de Lacalle Pou marcó cancha, "por la positiva", sabiendo que Tabaré ya hablaba, como es lógico, de la inevitable restauración neoliberal si el Frente Amplio no gana, recordando que "la motosierra" de Lacalle afianzó el triunfo popular en 2009, pero toda pérdida de agenda es pérdida de iniciativa.

Aceptarle el "por la positiva" con el "vamos bien" es entrar en su juego.

VAMOS OTRA VEZ NO ES LO MISMO QUE VAMOS DE NUEVO

Los publicistas de Larrañaga saben cuáles son los votos que el Frente puede llegar a perder -o que les conviene consolidar en definitiva neutrales, en blanco, anulados, indiferenciadores- y hacen jingles con murgas y apelan a cierta subjetividad de centro izquierda, que parte del partido blanco supo tener, con discursos emotivos de Ferreira Aldunate.

El mayor problema de los publicistas de Larrañaga -el drama- empieza cuando Larrañaga tiene que entrar él en la campaña, pero tampoco debemos subestimar. Hasta Jorge Batlle aprendió algo de tantas derrotas y llegó a ser Presidente de la República. Larrañaga podría serlo peor, como también caer al abismo de ese "centro" ficticio.

Confío en Tabaré en el mano a mano pueblo a pueblo y en el debate, sin restricciones mediáticas, con los demás candidatos. También confío en Claudio Invernizzi, más allá de estas preguntas iniciales, como diseñador de campaña. La cuestión de fondo que hago es política.

Percibo que lo nuevo que nuestros dirigentes pretenden con riesgo de perder por ello el gobierno, está a la derecha de la participación y de la construcción del poder de la gente.

También yo temo un escenario donde se cuestione el crecimiento económico por el crecimiento en sí, pero es más probable caer en ese escenario si no aceptamos que las famosas coyunturas internacionales que según blancos y colorados favorecieron a los gobiernos del FA caídas del cielo, nos favorecieron porque hubo confrontación, de izquierda, de gobiernos progresistas que avanzaron el continente en bloque, desde Chávez hasta Kirchner, pasando por el más decisivo, Lula Da Silva, Correa, Evo y ahora Bachelet. Y, peor aún, no es imposible que caigamos en un escenario donde el crecimiento sea usado contra el pueblo y rápidamente neutralizado por un gobierno de blancos, colorados e "independientes" proyanquis y viejoeuropeos.

Precisamente, a cierta retórica proyanqui y viejoeuropea que, en distintos momentos, han compartido discursos de Tabaré, Astori y el Partido Independiente, antes que a un impracticable TLC, interpeló Pedro Bordaberry cuando le "exigió" al gobierno hacia Estados Unidos, la misma actitud que tuvo Juan María Bordaberry para mayor gloria del imperialismo.

¡Vaya novedad! ¡Vaya renovación!

jueves, 17 de abril de 2014

Cristina, Artigas y el maximalismo

Cristina Kirchner ha vuelto a referirse al testamento de Artigas: "Yo, Gervasio Artigas, argentino" y a manifestar su contrariedad por el rechazo de los porteños al ingreso de los representantes de Artigas al congreso argentino, cuando recién se estaba moldeando la Independencia de la región.

Con esas declaraciones ha vuelto a suscitar el freno, el recelo y prevención de muchos uruguayos. Entre ellos, la historiadora Marcia Collazo escribió:

“CRISTINA, ARTIGAS Y LA LÓGICA.

Artigas no quería ser argentino. Por más que canse tener que repetirlo, hay que repetirlo: Artigas no quería ser argentino. Artigas quería, en todo caso, seguir siendo lo que era: un oriental, nacido en una Provincia llamada Banda Oriental (primero) y luego Provincia Oriental. Además, Artigas quería una Federación o Confederación de Provincias dentro de las cuales se hallaba SU Provincia, la Provincia Oriental, actual Uruguay, DESDE la cual hablaba, sin desmedro del pacto o liga con las otras. Veamos qué dice al respecto el INDISCUTIBLE documento de las Instrucciones del Año XIII (entre centenares de los que podríamos citar sobre el pensamiento de nuestro Prócer):

Artículo 1º: "Que ESTA Provincia (refiriéndose a SU Provincia Oriental) entra SEPARADAMENTE en una firme liga de amistad con cada una de las OTRAS" (es decir, con las provincias que HOY forman la Argentina, y con otras que hoy NO forman la Argentina, todas las cuales eran OTRAS, o sea, NO eran SU propia provincia, por más pacto federal que hubiera). Perdón si suena muy obvio... continúo.

Artículo 2º: "No se admitirá otro pacto que el de la CONFEDERACIÓN para el pacto recíproco con las provincias que formen nuestro Estado". O sea: nuestro Estado (la Confederación) nace de un Pacto de la Provincia Oriental (a la que llama ESTA Provincia, porque es SU Provincia) y las OTRAS Provincias. En ningún lugar dice que esa Confederación deba llamarse Argentina, y mucho menos que él quiera ser argentino... Perdón de nuevo si suena demasiado obvio... y sigamos.
Artículo 16: "Que ESTA Provincia (o sea la Provincia Oriental) tendrá su Constitución territorial; y que ella tendrá el derecho de sancionar la GENERAL de las Provincias Unidas". O sea: el sistema de Confederación se llamará las PROVINCIAS UNIDAS, y a ese sistema concurre en pie de IGUALDAD la Provincia Oriental, conjuntamente con las otras. En ningún lugar dice que las Provincias Unidas se llamarán Argentina, y menos que él quiera pertenecer a otra provincia o conjunto de provincias. ¿Demasiado obvio? Sigo...

Artículo 12º. CAPITAL DE LA CONFEDERACIÓN: "Que precisa e indispensablemente, sea FUERA de Buenos Aires donde resida el sitio del Gobierno de las Provincias Unidas".
¿Por qué el sitio (o sea, la capital) de las Provincias Unidas debía estar F-U-E-R-A de Buenos Aires? Sencillamente porque Artigas conocía perfectamente bien (como lo conocieron sus padres y sus abuelos) las veleidades centralistas y dominadoras de Buenos Aires, que habiendo sido cabeza de virreinato se creía con el derecho natural de extender su mando sobre todas las otras provincias que habían formado parte de ese Virreinato. En los hechos, NADA de esto se cumplió: no existió la Liga Federal (obviamente Argentina no es más que un pálido remedo de lo que pudo haber sido la tal liga), y el final de este capítulo (y no digo historia, porque la historia no termina nunca) es de todos conocido: algunas provincias se nuclearon y formaron la actual Argentina; la Provincia Oriental pasó a ser, menguada y recortada, el actual Uruguay, etc, etc, etc. Pero de ahí a concluir que Artigas quería ser argentino, hay una distancia muy grande. El problema, como siempre, no es el término "argentino" (que sufrió una decantación histórica paralela a la conformación de las mentalidades nacionales) sino la despreciable MANIPULACIÓN que hoy se pretende hacer desde el gobierno del país vecino, respecto de ese término. Manipulación tan descabellada, y tan prevalecida de la ignorancia de las multitudes de allende el Plata, que no solamente se insulta la inteligencia de cualquiera que tenga dos dedos de frente y que haya leído algo de historia, sino que además viene a refrendar el freno, el recelo y la prevención que Artigas tenía contra Buenos Aires. Es decir que si la señora K pretende torcer el rumbo de la historia para donde a ella le sirve, que empiece primero por disolver la República Argentina, ver si puede crear la Liga Federal, en la que también deberá entrar Paraguay (bestialmente atacado por los argentinos en la guerra de la Triple Alianza, con la complicidad genocida del Uruguay), crear una nueva Constitución en la que deberán tener voz y voto TODOS los integrantes, ingeniarse para devolverle a Uruguay el pedacito de tierra que Brasil le robó (ya que para hacerlo, vamos a hacerlo bien, como decía el Negro Olmedo), y además MUDAR la capital de ese conglomerado político FUERA de Buenos Aires, a algún sitio como por ejemplo, Paysandú, que era donde Artigas tenía su cuartel general: Purificación. Ahí, recién ahí, señora K, podríamos empezar a hablar...”

La lógica maximalista siempre termina en un sofisma, porque “todo o nada” jamás es ni todo ni nada, siempre termina siendo “algo nuevo –de avance o de retroceso- o lo mismo que ya había, que nunca era nada”. Cuando Collazo dice “podríamos empezar a hablar” en realidad ya está hablando y está hablando en concreto de Cristina, Artigas y la lógica porque Kirchner empezó a hablar. Y si como Collazo propone, la Presidenta argentina disuelve la República Argentina, crea la Liga Federal, en la que también entra Paraguay (no entró en aquel momento porque no quiso, aún contra las recomendaciones de Artigas), crea una nueva Constitución con voz y voto de todos los integrantes de la liga, le devuelve a Uruguay el “pedacito” de tierra que Brasil le robó (no sé cómo, porque es la Presidenta de Argentina, no de Brasil y si es la Liga Federal de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en todo caso podría conseguir que Brasil se lo devolviera a la Provincia Oriental, no ya a Uruguay, pero pongamos por caso que sí lo consigue), y muda (o, digámoslo bien, establece, porque previamente no hay ninguna liga ni tiene capital que pueda mudarse) la capital de la liga a (en) Paysandú, no sólo no podríamos empezar a hablar porque ya lo estamos haciendo, sino que tampoco podríamos porque con el cumplimiento de ese programa maximalista no habría más nada de qué hablar. Quedaría el tema resuelto.

Lo que Collazo está diciendo con ese “podríamos empezar a hablar” es, en verdad, “que no se hable más” y es lo mismo que están diciendo los porteños a los que por primera vez en la vida desde la Presidencia de la República Argentina se les está contrariando la historia oficial mitrista y sarmientista.

Todos los anteriores presidentes de Argentina, TODOS, refrendaron con silencios el antiartiguismo de esa historia: "Artigas: bárbaro, incivilizado, segregador funesto" (presidente Mitre). "Artigas: Padre de la hidra de la montonera y del desquicio universal, patriarca de los caudillos del degüello y de la barbarie, fascinado por el genio del mal que le dice: os daré todos estos países si me adoráis" (Sarmiento). La primera que lo cuestiona, lo contraría, lo expresa reiteradamente y confronta, es Cristina Kirchner. No soy maximalista, valoro los avances, en este y en cualquier otro rubro. Tampoco Artigas era maximalista, por el contrario, era principista. El principismo es opuesto al maximalismo. Sus Instrucciones del año 13 fueron al Congreso para ser debatidas. Los maximalistas resultaron los porteños que le dijeron: “nada”. Aún cuando Artigas tuvo, tiempo después, cercada a Buenos Aires y pudo imponerle por la fuerza un planteo de “todo o nada”, su planteo, principista, fue el diálogo con otra provincia autodeterminada. Supo además medir correlaciones de fuerza para hacer y deshacer compromisos. También en las Provincias Unidas del Río de la Plata, que integró y en buen tiempo y medida dirigió (se le llamaba argentina por platense –“argento”, “plata”-). Se dijo -nos dijo- argentinos en más de una oportunidad, no porque quisiera serlo, no podía querer ser lo que por naturaleza ya era. Artigas ERA argentino. Argentino y, ante todo, ORIENTAL, no uruguayo. Lo que Artigas no quiso ser, no porque no haya podido sino porque NO QUISO –pudo serlo perfectamente, porque en varias ocasiones fueron a buscarlo al Paraguay para que volviese, aceptase la independencia del Uruguay y lo fuera; en una le contestó al general Paz, que lo que aquí había no era lo que él quería, precisamente eso, no lo que él quería-, no quiso ser uruguayo. Nos guste o no nos guste, les guste o no les guste a los blancos y a los colorados que lo traicionaron.

Eso importa, pero no es lo más importante. Importa más lo que queremos nosotros, ahora que ya no nos rige la constitución oligárquica de 1830 donde sólo podía votar el nueve por ciento de la población, la propietaria de hacienda, ahora que avanzamos una democracia un poco más parecida a la que Artigas quería, importa lo que quisieron quienes tras un siglo de leyenda negra lo pusieron de prócer (porque hubo reinvindicaciones desde la cultura –Ramírez-, desde la resistencia –los Gómez- y en parte desde las dictaduras militares de Tajes y de Santos, pero éstas, ignominiosas, derrotadas a fines del siglo XIX, no legitimaban nada ni a nadie. El que legitimó desde el poder democrático hacia el futuro la figura de Artigas como prócer de los uruguayos, fue José Batlle y Ordóñez, sabiendo que lo que más importa es que los uruguayos seamos artiguistas. Y aunque lo hizo transando, componiendo, ejecutando sin detenerse en maximalismos paralizantes, lo hizo sabiendo que -es verdad- la historia no termina nunca.

No me extraña que Cristina Kirchner tenga el valor de cuestionar la historia oficial del
Estado que preside, como ningún Presidente nuestro ha cuestionado, confrontándola directa, expresamente, la de nuestro Estado. Ni siquiera Batlle y Ordóñez. Después de todo, ella tuvo el valor de juzgar y castigar a militares fascistas que estuvieron y están en las antípodas del general José Gervasio Artigas. No es todo, pero es algo, como su reivindicación artiguista en sintonía con la de los más avanzados historiadores argentinos.

Si Marcia Collazo no quiere seguir hablando, que se calle. Nosotros seguimos, porque queda bastante por decir.

sábado, 5 de abril de 2014

Lorenzo y Calloia: la corrupción de los otros

El caso Pluna nos dejó, entre muchas cosas, muchas palabras. Entre éstas, las que revelan el alma de los hechos, son las de Pablo Ferreri: “en la izquierda no podemos tener gobernantes con miedo, que floten como corchos por no enfrentar responsabilidades”.

El problema, el verdadero problema del FA es que los hemos tenido en abundancia. No sólo porque han flotado como corchos sin hacer cosas que había que hacer, por miedo a terminar enchastrados en la tele (¡qué poco comparado a los riesgos que se corrieron y los costos que se pagaron para que el FA estuviera, como estuvo, en el centro de la derrota de la dictadura, para que llegase al gobierno!), sino aún más, porque en varios casos, por ganar tres votos sectoriales, se han sumado a los peores lugares comunes del "panamericanismo" mediático, de septuagenaria construcción.

LA PELOTA VOLANDO

En estos diez años de gobierno hubo gobernantes que se la jugaron y, seguramente, se la jugaron con más tino que Fernando Lorenzo y que Fernando Calloia (a Lorenzo lo conozco personalmente y sé que se la jugó siempre, también contra la dictadura; no me extraña que sea una de las insuficientes excepciones a la corrupción), pero, a juzgar por el poder absoluto que mantiene la derecha en los medios masivos de comunicación, Lorenzo y Calloia son dos tardíos ejemplos de lo que debió haber sido en todos estos años la anticorrupción del Frente Amplio.

Pongamos de muestra el propio caso Pluna. La empresa estaba fundida, necesitaba una inversión muy cuantiosa, había sido estafada por una transnacional (Varig, en “buen" negocio de la concertación) y era necesario sacarla adelante con capitales frescos. Los del Estado estaban comprometidos en políticas sociales y otros objetivos prioritarios. Entonces había dos posibilidades que implicaban la confrontación con el poder (con los medios masivos). Una, exponer la situación tal cual era, explicar que el Estado uruguayo es demasiado vulnerable para asociarse con una multinacional “panamericanista”, como los hechos acababan de demostrar y acordar con los vecinos gobiernos progresistas (ya estaba Lula en la Presidencia de Brasil y Kirchner en la de Argentina, desde antes que el nuestro), una salida mercosuriana al problema. Otra –a la que apostaron Lorenzo y Calloia, demasiado después y sin cambio de correlación de medios-, recurrir a alguno de los pocos y ya controvertidos socios capitalistas nacionales del FA.

En cualquiera de los dos casos, Tabaré Vázquez y Danilo Astori hubieran pagado en pantalla y al contado el atrevimiento. Entonces trajeron a Matías Campiani, en consonancia con el embajador que había puesto Tabaré en Buenos Aires (ni que lo hubiese soñado el Departamento de Estado, un blanco de segunda fila, ni siquiera del riñón del Presidente, aunque tuvo el contrapeso de Reynaldo Gargano en Cancillería). Se sabía que esa historia iba a terminar como había terminado la anterior, porque era la misma historia, pero ante los formadores de opinión y la tribuna, se tiró la pelota ocho años para adelante.

NO TODOS FLOTARON POR MIEDO

El Pepe Mujica es intachable –por ejemplo (y Eduardo Bonomi y León Lev, entre tantos gobernantes frenteamplistas austeros que conozco)-. “Yo con treinta mil pesos me arreglo; el resto lo doy”, dice y hace el Pepe. Lucía Topolansky también y nadie puede decir que sean miedosos. Sin embargo, Lucía se equivocó de fondo –no por miedo ni por interés personal, sino por inercia sistémica- cuando pensó que “en este país no hay medios de derecha ni de izquierda; sólo medios que operan algunas veces para la derecha y otras para la izquierda”. Eso es mentira.

Que Búsqueda, El País o El Observador, te lleven de vez en cuando algún chiquitaje sectorial y se lo lleven a algún otro sector contra el tuyo y que los canales les den existencia masiva, no quiere decir que no sean de derecha. Lo son. Y cuando se les confronta (aunque sea sin querer ni imaginar, como el Pepe contra Fox) o cuando ven la gran oportunidad para la derecha (como en el caso Pluna), te tiran con todos los misiles.

Porque son los dueños de las bases misilísticas y en este país, Lucía, a la hora de los hornos, la izquierda tiene cuatro escarbadientes (uno, La República, 7ª en el ranking), La Diaria, Brecha, Voces y Caras y Caretas que son dos escarbadientes partidos en cuatro y un cuarto escarbadientes: una red de medios virtuales, entre ellos Laondadigital. TNU se declaró neutral (“somos el Estado, no el gobierno”); declararse neutral en la lucha del león contra el cervatillo es llevar la parte del león. Adinet Noticias es France Press sobrevolando África en el globo de Julio Verne. Los cables no compiten con la televisión abierta (salvo por el fútbol) y si el Pepe se animó a cambiar ese panorama, incluyendo otros tres canales abiertos para el próximo período, es porque en el fondo sabe que Melchor, Gaspar y Papá Noel no existen.

Los verdaderos reyes magos fueron Federico de Prusia, José Alfredo Jiménez y Baltasar.

SENDIC SE LA CORTÓ

Cuando Matías Campiani, que ya nos había hecho un agujero multimillonario, entró al despacho de Raúl Sendic en Ancap, a meterle la pesada, apretándolo en su escritorio, “en este país a mí nadie me corta la nafta”, no nos enteramos en vivo y en directo como de cada llamada de López Mena o de Paco Casal. Vinimos a saber, cuando ya todo estaba en el juzgado, que Sendic le dijo: “Yo te la corto”. (todavía lo está pagando, incluso en la interna del FA, donde, como denunció Gerardo Caetano, el Frente Líber Seregni y el MPP lo están vetando).

Hace años recorté unas declaraciones del capo de la cámara industrial argentina, en TV Pública, defendiendo su adhesión a Kirchner: “Nosotros antes estábamos con el liberalismo (ese fue el término que empleó, Arismendi le hubiese contestado “eso no es liberalismo, ese es el capital financiero”), pero vimos que salíamos trasquilados y comprendimos que nuestro principal aliado es la clase obrera”. Si cuando Lorenzo y Calloia recurrieron a López Mena hubiesen tenido algún medio como tenía Kirchner para defenderlo, o para que él se defendiera solo, seguramente las diferencias con el sindicato de Pluna se hubieran superado, los medios hubiesen sido confrontados sin riesgos legales y no hubiese sido necesario el aval de Cosmo para intentar solucionar el problema.
Los medios masivos ya estaban bombardeando a López Mena antes de que llegara a un acuerdo y éste, viendo que la mano venía de linchamiento y quedaba más indefenso que Caperusita, se abrió. Lo bueno de todo el asunto es que finalmente no hubo más remedio que aceptar la vulnerabilidad de este Estado y crear Alas. ¿Pudo haberse hecho desde un principio?

Si Tabaré, Pepe, Danilo y los otros dirigentes del FA, hubiesen estado dispuestos a hacerse tajear la cara a tiritas en pantalla (como se la tajearon al Paco porque les quitó el fútbol) diciendo la verdad como un puño: “más del cincuenta por ciento del Pueblo es del Frente Amplio; no puede ser que los tres canales sean de colorados y blancos. No es libertad de prensa. Es censura masiva”.

El Che Guevara los hubiera entendido. Decía que lo que no se hace los dos primeros meses no hace nunca más y nosotros, a quienes estos tardíos, demasiado tardíos sacrificios al Dios de la verdad nos hacen sentir un poquitos dignos del Che, no tendríamos que estar agradeciéndoles ahora el coraje a Lorenzo y a Calloia, pero nunca está de más ser agradecidos: gracias Lorenzo, gracias Calloia.

viernes, 4 de abril de 2014

La coherencia de Astori

Desde el comienzo del gobierno del FA y aún desde antes, desde su lamento “¡la debacle, la debacle!”, en consonancia con Jorge Batlle ante el default argentino de 2002, a Danilo Astori apuesta, sin ambigüedades, la televisión abierta. Cuando a fines de junio de 2006, Tabaré Vázquez dijo de tales y cuales medios que son opositores, ya estaba planteada la contradicción.

Con esas declaraciones, era la segunda vez, desde que inició su mandato, que Tabaré Vázquez me recordaba a Eduardo Víctor Haedo. La primera fue cuando anunció la composición de su gabinete, sin poder contrarrestar el peso de Astori en Economía. El otro ministro que podía competir en incidencia con Astori era el de Ganadería y Agricultura, José Mujica (si lograba la llave del Banco República), pero no la logró.
Así que Tabaré tuvo que pasarse todo ese tiempo diciendo de mil modos, “Astori es el gobierno”, parafraseando al ilustre integrante del primer colegiado nacional (1958–1962), que lució banda presidencial y bastón de mando en Mercedes, don Eduardo Víctor Haedo, cuando en medio de la reforma cambiaria y monetaria se refirió a su ministro de Economía en estos términos: “Azzini es el gobierno”.

No hizo Haedo otra cosa que constatar la realidad, en momentos en que Juan Eduardo Azzini firmaba la primera carta intención de Uruguay con el Fondo Monetario Internacional. Entonces el genial caricaturista bolche Julio Suárez (Peloduro), en su viñeta editorial de El Diario de la noche (opositor), hizo un chiste de tremenda actualidad ante el acuerdo con el FMI. “No, el ‘Presidente’ no dijo que Azzini es el gobierno; lo que dijo es que: “Así ni gobierno es”.

Cada vez que Peloduro no lo caricaturizaba en portada o editoriales (ya fuese porque empezaba a preferir “pegarle” al nuevo “hombre fuerte” del Partido Nacional, Titito Heber, o porque se dedicaba a hacer bromas sobre cómo cambia el tiempo), Haedo llamaba por teléfono al dibujante opositor y lo conminaba: “Vos sacame –le decía el “Presidente”–, igual sacame mal pero sacame”. Así fue que Haedo salió repentinamente de la política apenas ocho años después, como si no hubiese decidido por su propia voluntad, conminarse en la exquisita vida intelectual de cadáver político. Le cadavre exquis boira le vin nouveau.

La diferencia del muy posterior requerimiento de Tabaré a los medios opositores, “ustedes son opositores y está muy bien que me hagan oposición” es que, en todo caso, eran opositores –aunque lo eran de un modo subjuntivo– a Tabaré (y en presente del indicativo a Eduardo Bonomi -entonces Ministro de Trabajo-, a Gargano -Canciller- y a José Díaz -Ministro del Interior); ninguno era opositor a Danilo Astori, es decir “al gobierno”.
Esos medíos podían demostrar (y muchos lo hacieron) que nunca fueron opositores al “gobierno Astori”.

Peloduro en cambio era opositor al “Presidente” Haedo, a Titito y al “gobierno Azzini”. Aunque jamás podrán convencerme de que aquel chiste de Peloduro sobre “Así ni gobierno es”, no se lo dictó el propio Haedo por teléfono.

EL ESTILO CONFRONTATIVO

En Julio del año siguiente, esperé a que Astori las rectificara para escribir sobre sus declaraciones en Buenos Aires a propósito de Venezuela, porque sabía que las iba a rectificar.

Antes de rectificarlas las negó en parte. Puntualizó que no se refirió en ningún momento a Chávez, sino a Venezuela y fue la prensa la que intercaló los términos (que a los efectos políticos son intercambiables, pero no es literalmente lo mismo decir que “el estilo de Chávez es confrontativo” a decir que "ese estilo confrontativo del gobierno de Venezuela, le puede originar problemas al Mercosur, le puede causar dificultades para vincularse con otros bloques y otros países, lo cual no sólo para Uruguay sino para el Mercosur es fundamental. El Mercosur tiene que concretar de una vez por todas su acuerdo con la Unión Europea. Y a veces el estilo del gobierno venezolano genera dificultades y resistencias”.
Está bien, es cierto. El “Pancho” Rodríguez Camuzzo tenía una máxima de parlamentario viejo, “cuando ofenda no nombre y cuando nombre no ofenda”. Astori no nombró a Chávez. Pudo haber dicho, oblicuamente, “cierto estilo confrontativo”, “un originador de problemas”, “de dificultades para vincularnos”, “provocador de resistencias”, pero cuando agregó por más señas “el gobierno de Venezuela”, no lo nombró a Chávez, pero me cago en la diferencia. No fue lo mismo pero fue igual.

Al día siguiente las rectificó. Abundó en las bondades que Venezuela ofrece al MERCOSUR y no volvió a referirse al estilo confrontativo, pero estábamos a pocos meses de que Europa estallara en una crisis de la que todavía no ha salido y Astori, muy inoportuno, eligió confrontar (eso mismo) con Venezuela y con el Mercosur, clamando por un pacto con la UE que nos hubiese hundido con ella. O no tuvo la menor capacidad de preverlo o seguía actuando para que la televisión, la oligarquía, el imperialismo y la alta burguesía nacional entreguista siguieran apostando a él en la interna del gobierno.

En los hechos, Tabaré Vázquez, mientras tanto, diversificaba mercados y llevaba adelante una política internacional (episodio argentino aparte) bastante progresista, que el Pepe después profundizó. Cuando éste aprobó con el Mercosur el ingreso de Venezuela y la sanción al golpe de Estado en Paraguay, Astori volvió al gesto de “¡la debacle, la debacle!” con palabras de obituario para el Mercosur, que nunca se cumplieron.

LLEGÓ EL COMANDANTE Y MANDÓ REPARTIR UN POCO

Ahora, Astori afirma que “el problema del fútbol uruguayo es la posición dominante de Tenfield y Paco Casal” y que “no hay que hacer política partidaria en el fútbol”.

Naturalmente, confrontar y hacer política partidaria es defender a Venezuela o no cargar con toda la animosidad de los canales contra Casal (desde que les sustrajo el fútbol al que le pagaban 0 peso). Por el contrario, auspiciar la posición dominante que tendrá Fox (y Grondona-Clarín-La Nación) porque Astori y los canales al aire le entregarán los derechos y estos son monopólicos para ser rentables (posición a medir, de todos modos, con las fuerzas productivas del fútbol), o atacar al Mercosur, no es hacer política partidaria ni confrontar. Como decía un viejo del siglo pasado: “yo nunca hice política; yo siempre fui colorado”.

Es que la piedra de toque de éste y el próximo gobierno es la adjudicación de nuevos canales, la que estuvo casi diez años encajonada. Astori quería que aún hoy todo siguiera como estaba. Mujica adjudicó tres, que estarán operativos en el próximo gobierno, uno al PIT-CNT, otro a VTV y otro a La Diaria.

Tabaré asumirá su segunda presidencia; Astori su segundo Ministerio de Economía con un pequeño cambio latente en la correlación de medios. Acaso algún día el gobierno sea gobierno.

jueves, 3 de abril de 2014

Avenida Brasil y la AUF

Cuando oigo las amenazas –no de la FIFA , que dice que todavía no se le presentó el caso, sino de los grandes medios uruguayos- de que la FIFA nos “castigará (Bardanca)” con peligro de que Uruguay no juegue el Mundial, me pregunto si lo pensaron.
En el Mundial en que la propia FIFA está más controvertida que nunca (vale la pena echar una ojeada al artículo de Andrew Jennings, Por qué la FIFA es el Crimen Organizado, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=162230 y a las noticias sobre las manifestaciones en Brasil), sería un escándalo de proporciones que difundiría la denuncia penal contra la Conmebol -que han ninguneado los medios internacionales y hasta la propia Conmebol, que no fundamentó la suspensión política de la AUF, para no divulgar la denuncia- ¿Dejará afuera del evento a la verdadera gran sensación del Mundial precedente, porque el líder más popular del mundo y de mayor talante democrático -no sólo en su país; también en la opinión ecuménica-, tomó medidas para terminar con la violencia en las tribunas? No, definitivamente no lo pensaron.
Entonces procede preguntarme ¿por qué no lo pensaron? Y sin darle mucha vuelta concluyo:
Por lo mismo que en toda la cobertura de “análisis” del caso, hacen de cuenta que la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales ni siquiera existe o la despachan sin más con un par de adjetivos peyorativos. Miran el mundo como si estuviesen viendo Solamente vos, con Francisco Casal en el papel de Felix, Sebastián Bauzá en el de Juan y sin Natalia Oreiro. Puro e ignorado platonismo filosófico.
Estaré pasado de moda, pero insisto con el papel de las fuerzas sociales. En el muro Facebook de un amigo leí que el lema de Sebastián Bauzá para intendente capitalino será: “no pude con Casal, pero con ADEOM puedo”. Es previsor: Cuando se manejó el nombre de Bauzá como candidato del Partido de la Concertación a la Intendencia, Montevideo.com tituló “quieren volver a clasificar” y es cierto, pero no lo es que no haya podido con Casal. Sebastián llevaba bastante bien sus diferencias con Paco y tenía el apoyo unánime para terminar su mandato, aún de los siete clubes que no defendió ante la Conmebol tras ser sancionados por presentar una denuncia penal contra ésta, aún de Nacional, que desde hacía un año no confiaba en él pero se comprometía a bancarlo hasta el final del mandato. Si hubo un complot como teorizan esos medios, tampoco Sebastián improvisó. Su papel fue no reparar siquiera en la existencia de la Mutual, pedir seguridad sólo para jueces y recaudadores, suspender -ante lógica medida de los jugadores- el partido Miramar Misiones-Peñarol, perjudicando a Nacional, para que entonces Nacional lo declarara “persona no grata”. Si no hubo ese complot, Sebastián es a su tocayo Piñera y al también heredero de otro conspicuo dirigente de club, Mauricio Macri, un émulo bastante atrasado, felizmente.

ASTORI-VALENTI Y LA NO PARTIDAZACIÓN

Publiqué varios libros explicando la dirección de los futbolistas en el fútbol uruguayo, desde los momentos claves de inflexión hegemónica de las generaciones del 10, del 40, la huega del 48, la generación del 80, la huelga del 92 y el proceso de selecciones que hizo a la segunda era Tabárez, cualitativamente distinta, en posibilidades e infraestructura, de la primera (el más reciente De Schiaffino a Forlán, distribuidora Gussi Libros). Desde que Tenfield es dueña de los derechos televisivos del fútbol uruguayo, ha habido muchas negociaciones, como de costumbre, partiendo de posiciones encontradas para llegar a acuerdos, pero hubo solamente una imposición, la de la Mutual a Tenfield por el “ordenamiento económico”.
Tenfield acató sin más la resolución del gremio, porque es consciente de su papel de agente social (en un caso bastante atípico, sus directivos son de origen proletario, de situación burguesa alta nacional –esa que Arismendi, en otros tiempos, caracterizaba como “la que tiene el bolsillo en Uruguay pero el corazón en Washington, a la que tratamos de sumar al proyecto antioligárquico y antiimperialista o, en todo caso, neutralizarla”; éstos tienen el bolsillo en Uruguay y el corazón en Bella Italia, Arroyo Seco, Capurro…-, pero saben que lo que define es la toma de partido, precisamente eso que hoy el Vicepresidente Danilo Astori dice querer evitar).
El Presidente José Mujica, en cambio, no pierde de vista el valor político y simbólico (no menos importante), de los futbolistas profesionales, tampoco cuando lo acompañan al exterior a regalar a un Presidente amigo una camiseta de Ghiggia.

DESDE BATLLE PACHECO HASTA BAUZÁ, TODOS HICIERON Y HACEN POLÍTICA PARTIDARIA

Oscar Andrade, Secretario General del SUNCA (Sindicato Único Nacional de la Construcción y Afines) dice algo muy cierto: “uno de los principales objetivos y prácticas constantes de la derecha es desvincular las conquistas de quienes las lograron”. En el fútbol igual, fue la organización y la lucha de los futbolistas y de los trabajadores políticamente partidizados, la que logró las condiciones para que Oscar Tabárez demostrara en la selección lo que siempre supimos, que es el gran hito de la dirección técnica del fútbol uruguayo en su época (pero también lo fue el Profe De León en la suya, sin poder dirigir la Selección por comunista en tiempos de dictadura fascista). Sin embargo, los medios nos han vendido la imagen de que Sebastián Bauzá fue poco menos que el factótum de Sudáfrica 2010, la Copa América y la Clasificación a Brasil 2014, cuando Sebastián Bauzá (uno de los cuatro Presidentes de la AUF que pasaron por la segunda era Tabárez), en realidad, le quitó a Tabárez sus potestades como Coordinador de todas las selecciones al no aceptar al técnico que éste había designado para la sub-20, no lo destituyó porque la actuación en el Mundial fue de una relevancia que él no esperaba. Después, incluso, en plena reciente eliminatoria, dijo públicamente que debía poner o no a un jugador, según qué condiciones futbolísticas y, casualmente, no se trataba de un jugador identificado con su espectro político partidario.
Cuando el compañero Danilo dice que no hay que politizar partidariamente el fútbol (y su asesor Esteban Valenti con términos de teoría conspirativa) parecen olvidar que el fútbol está, que estuvo siempre, políticamente partidizado, desde los tiempos del batllista Atilio Narancio, pasando por el hijo de Batlle y Ordóñez, César Batlle Pacheco, hasta el propio Bauzá. Hoy escucho a un periodista radial decir que se siente “azorado” de que el Presidente de la Mutual, Enrique Saravia, sea candidato a diputado del Movimiento de Participación Popular-Frente Amplio. ¿Cuál es el azoramiento? ¿Cuántos gremialistas ocuparon y ocupan bancas parlamentarias? Un montón. ¿Y por qué se supone que los dirigentes pueden y los jugadores no?

LOS DERECHOS TELEVISIVOS

“La misma desembozada vulgaridad con la que la multinacional FOX (vinculada a grupos de poder económico que financian al Tea Party, la más guerrerista derecha de EEUU) realizó una campaña contra la reforma de la salud promovida por Obama (que quitaba privilegios a los privados en beneficio de los servicios públicos y los derechos de los ciudadanos) se está usando ahora, (ahora mismo) en FOX SPORTS contra la capacidad de autonomía del Uruguay en relación a los capitales extranjeros que dominan casi todo el fútbol sudamericano.
(…) En todo negocio con lógica monopólica, y los derechos televisivos del fútbol lo son, porque se le concede siempre a un único grupo económico pues en caso contrario no sería rentable, lo que ocurre es una disputa de grupos poderosos por su control, reitero, monopólico.
¿Si el fútbol uruguayo queda en manos de capitales no nacionales, alguien cree que se promoverá en el mundo (un país sin mercado) como lo promueve la empresa Tenfield o podría promoverlo otro grupo económico de capitales nacionales?
¿Alguien cree que una empresa multinacional buscaría acuerdos con ANTEL (como ha hecho Tenfield) o priorizaría sus acuerdos con otras multinacionales globales?
Francamente, mi capacidad de asombro ante el deterioro político y moral de algunos dirigentes de izquierda ya se trastoca, ahora me dan vergüenza ajena.
Si aparece un grupo económico de capitales nacionales, que invierte en el fútbol, en el apoyo a los clubes de barrio que difícilmente puedan sobrevivir sin un apoyo no mercantil, si aparece un grupo económico de capitales nacionales que busca acuerdos con otras empresas nacionales para desarrollar proyectos rentables de apoyo a todas las manifestaciones populares como el Carnaval o el Basquetbol, a mi me parecería muy bien que se estimule un modelo competitivo para conceder los derechos de televisación, pero únicamente en ese caso. En caso contrario es crear una ficción de modelo competitivo para darle los derechos a un grupo multinacional”.
Hago mías las palabras de Gerardo Bleier, uno de los bastantes compañeros que, todavía, no confunden la historia con la trama de Félix contra Juan.
¿Qué cómo sé de los personajes de Solamente vos si a esa hora suelo estar viajando? Muy fácil. Se lo pregunté al Cholo Iguini. La última vez que pasé por la sede no me dejó hablar del club más de lo que dura la tanda televisiva. “Callate, loco, que sigue la comedia”. Yo miro Avenida Brasil. Estoy aclimatándome para el Mundial. Capaz que tienen razón los teorizadores de la conspiración: acá no se improvisa nada.